Hola a todos:
Me encanta recibirlos en mi post y compartir esta historia con ustedes. Los créditos aparecerán al final del post. Espero que lo disfruten tanto como yo. Besos.
Mi primera aventura con un camionero.
Mi primera vez en el sexo ya había pasado hace poco, pero esta historia habla sobre mi primera vez, pero con un conductor de camiones. Parece que mucha gente tiene fantasías con los camioneros, y eso me generaba curiosidad.
Después de mi primera vez, no pasó mucho tiempo y yo ya quería repetir aquella experiencia, aunque todavía estaba sintiendo algunos dolores causados debido al sexo que tuve. Y yo era consciente de que no sería tan fácil encontrar a alguien para cogerme, hasta hoy yo considero que tuve mucha suerte de haber encontrado aquel vaquero delicioso y pocos pueden decir que tuvieron su primera vez con un peón de campo como aquel. Nunca más miré de la misma manera a un hombre maduro, si es que ustedes me entienden. Simplemente descubrí un morbo por los maduros, era sólo ver un hombre más viejo que yo, y ya me sentía muy excitado, - y claro, escondido detrás de mi farsa de hombre perfecto que las chicas adoran-.
Yo no soy flaco, mucho menos gordo, al contrario, soy un privilegiado y maldecido por el poder de comer de todo y nunca engordar. Pero no por eso soy abandonado de mi cuerpo, o por lo menos, intento no serlo. Al menos una vez por semana me gusta poner el cuerpo en movimiento haciendo una caminata, y fue en una de esas caminatas que se me dio bien.
Sábado, 17:00 y nada para hacer. Tomé el celular, auriculares y salí. En donde vivo no tenemos una pista propia para caminar, entonces la gente usa las carreteras cercanas para caminar. Por suerte, nuestras carreteras no son muy concurridas, así que tenemos una cierta seguridad en lo que hacemos.
Ya me había alejado poco más de un kilómetro de la ciudad, y el sol comenzaba a ponerse. Había un camión parado en la banquina, unos 300 metros delante de mí. Sí, lo vi y pensé que sería una buena idea intentar suerte, y ciertamente valió la pena. Me estaba acercando al camión y mi corazón se empezaba a acelerar, miré hacia los lados y hacia atrás, para no ser sorprendido por otras personas que pudieran presenciar mi encarada.
¡Bien, no había nadie más!
Vi una imagen que me hizo vibrar de alegría. A algunos pasos de mí un hombre moreno, alto, y con aquella típica barriga de conductor. La de él era bastante prominente, lo que lo hacía más sexy en mi opinión, tenía bazos fuertes, pecho ancho y usaba pantalones vaqueros desabrochados, sucios, zapatillas y una gorra, no tenía camisa. Me gustó, ¡me encantó! Ver su cuerpo y su apariencia me excitaba. Para completar, él estaba de pie escondiéndose mientras meaba. Soy nuevo en estos términos gays, pero en una investigación en Internet su tipo era de oso. ¡Y qué oso!
Fingí mirar el celular mientras me acercaba, y levanté la cabeza para analizar mejor la situación. Él me miraba. Todo lo que yo podía pensar era "cógeme, cógeme", en mi cabeza no parecía tan descabellado. Él hizo una señal con la cabeza para saludarme, paré y devolví el gesto.
- Buenas tardes, ¿todo bien?
- Muy bien, ¿y vos?
- Tranquilo, medio cansado del viaje, pero todo bien.
- ¿Algún problema con el camión?
- No, todo bien, sólo paré para estirar las piernas. ¿Falta mucho para llegar a la ciudad?
- Nada, al otro lado del cerro- Le contesté.
El camionero se movió como cuando lo hacen los hombres para sacudir la verga después del piss. Cerró la cremallera y vino en mi dirección estirando la mano para saludarme.
- ¿Qué ciudad es esa? No he visto ningún cartel.
Yo dije el nombre de la ciudad y estreché su mano. Él aparentaba tener unos 50 años, viéndolo más de cerca pude percibir que él era medio calvo, un encanto más.
- ¿De dónde vienes?- Le pregunté con el fin de prolongar nuestra conversación.
- Soy de Entre Ríos, hago transporte de contenedores.
- Genial.
- Pues sí. Lo bueno es que estoy conociendo la región.
- Eso es bueno.
Me di cuenta de que la conversación no estaba progresando mucho, y ya no tenía mucho que decir. ¿Qué podía hacer? Me sentí avergonzado y, aunque yo quisiera al tipo, no tenía idea de cómo coquetear con un hombre.
- ¿Tienes agua ahí? Salí a caminar pero no traje agua.
- ¡Si tengo!
Él fue hacia la cabina del camión, abrió la puerta, se trepó y se sentó en el aciento del conductor, lo seguí hasta la puerta. Al acercarme, me entregó la botella con agua. Entonces tuve una sorpresa mientras bebía agua. En el compartimiento de la puerta, pude notar varias revistas porno, y pensé: "Eso es bueno. Si al hombre le gusta mucho el sexo, tengo esperanzas". Bajé la botella y mientras cerraba la tapa para devolverla al camionero, fijé mis ojos en las revistas y le comenté:
- Tienes una verdadera colección contigo.
- Sí. Paso bastante tiempo lejos de casa, es bueno para pasar el rato.
Dijo el conductor con una sonrisita vacía. Me gustó eso. Entonces pensé que podría tener una oportunidad, y ese era el momento, ¡última carta!
- ¿Podríamos pasar este tiempo juntos, que te parece? ...
Yo pude ver que él no se esperaba eso por la cara que él puso, y pensé: "¡Lo arruiné todo!". Él se reía y sacudía la cabeza con gesto de negación, como si no creyera en mi propuesta.
- ¡Hablo en serio! ...
Él continuaba mirándome sin decir nada, con una sonrisa dibujada en la cara.
- Sin ofensas, ¿ok? Fue sólo una idea.
El conductor seguía sin decir nada, había un cierto suspenso en el aire.
- ¿Cómo está el "aujero"? ¿Está limpio?
¡Mi sonrisa fue inmediata! Supe en aquel momento lo que iba a pasar, y empecé a pensar en el palo de él. ¿Será grande? ¿Proporcional al cuerpazo que tenía? Bueno, no necesité esperar mucho para saberlo. Él todavía estaba sentado, y se volvió hacia mí con las piernas abiertas. ¡El volumen era increíble!.
- Siempre estoy limpio, me he bañado antes de salir de casa.
Él hizo una cara mirándome a los ojos, parecía que me iba a comer con los ojos, y se pasó la mano en la barbilla haciendo un gesto pensativo. La barba naciente le daba un aire salvaje, y completaba lo que ya era perfecto, hasta podía oír el sonido de su mano raspando en la barba. Me preguntó:
- ¿Dónde hay un puesto por aquí? No puedo quedarme parado en el costado mucho tiempo y ya está anocheciendo... Quiero follar un buen rato, no hago nada a las apuradas ...
Me gustó la idea, sonreí y expliqué dónde podía ser nuestro punto de encuentro. En la entrada de la ciudad había un puesto donde generalmente los camioneros paran para pasar la noche.
- Perfecto... Entra, te llevo ahora.
- ¿Ahora?
- Sí... Vamos.
- ¡Bien! Vamos allá.
- Entra por aquí, la puerta del acompañante está cerrada.
Subí, y entonces, él me exprimía entre el volante y su cuerpo al entrar en el camión. En ese momento él apretó mi culo con la mano, y yo no podía evitarlo, fingí perder el equilibrio y apoyé la mano en su pecho. ¡Era duro hecho de piedra, qué hombre! Me volví de espaldas a él y fui siguiendo hacia el asiento del acompañante frotando mi culo en la bragueta del conductor.
- Ciertamente ... ¿Quieres pija, no?
- Sí, mucho.
Me senté en el asiento del acompañante y oí el ronquido del motor, miré alrededor y vi más revistas repartidas por el lugar, miré hacia atrás y vi otra revista en la cama de él, estaba abierta. Me levanté y me fui a la cama. Era bastante espaciosa y suave, ahí empecé a ojear la revista.
- ¡Quítate la ropa vagabunda!
Levanté la cabeza asustada hacia el retrovisor para ver a los ojos al conductor, yo no esperaba eso. Él había hablado tan serio que llegaba a asustar, un poco más y sólo faltaba que me golpeara. ¡Qué masculino era él!
- ¡Vamos! Quítate la ropa, no te voy a dar un paseo de gracia ... ¡Te voy a coger! Te voy a coger delicioso...
Entonces me mira por el retrovisor.
- Te voy a hacer mi putita, mi mujercita. ¿Quieres un macho, lo quieres? Dime lo que quieres.
Yo entré en el juego, me gustaba la forma en que iban las cosas.
- Quiero tu pedazo atascado en mi culo.
- Hummm. Te voy a enterrar mi mandioca, tú, vagabunda.
- ¡Me encantaaa!
Le respondí abriendo las piernas.
- ¡Eso maricón! Abre el cuenco a tu hombre, ábrelo.
- Está hummm ... Palpitando.
- Eso ... Así es como me gusta. Métete los dedos. Te voy a arrebatar todo.
Mis dedos son magros, pensé. "Mira", y mostré los dos dedos.
- ¡No! Tus dedos no, los míos.
Él hizo el gesto y mostró sus dos dedos ... Yo no lo podía creer, ¡él tenía la mano muy grande! Y los dedos eran gordos, creo que algunos hombres tienen el pito del grosor del dedo índice de él. Yo estaba literalmente jodido, o mejor, yo iba a estar jodido. Los dos dedos de él eran casi tres de los míos.
- Es muy grueso, tendrás que pasar de eso.
- ¿Por qué? No tienes por qué pasar, ¿querías follar? Y te voy a follar...
No tuve argumentos para eso, él me asustaba y me gustaba.
- Ahora siéntate ahí que ya cuido de ti.
Él no dijo nada más, y yo tampoco. Entonces llegamos al puesto. Él estacionó, miró a los lados, y bajó las cortinas. Ya estaba oscuro y salió del camión.
- Quédate ahí que voy a chequear los neumáticos.
- Ok.
Yo ya estaba muy animado, lleno de calentura, me acosté sin ropa en la cama, boca abajo, y sentí el olor de macho impregnado. El colchón estaba marcado, más profundo en el medio debido al peso del hombre. Me di cuenta que ni siquiera sabía su nombre. ¡Uff!
- ¿Cómo está mi putita?
Él entró, cerró la puerta y se acercó a la cama ... Pasó por encima de mí apretándome contra la cama y se sentó contra el costado de la cabina. Él me miró de una manera intimidante y acogedora, y empezó a abrir el cierre bien despacio mientras mantenía el contacto visual conmigo, yo no parpadeaba. Todavía acostado comencé a gatear hacia él.
- ¡No sé su nombre todavía!
- ¡Cállate! ¡Habla cuando termine!
"¡Por favor!" Pensé para mí, cuando me acerqué podía sentir el olor de esa pija sudorosa. Él tomó mi cabeza y la forzó contra su ingle, él era fuerte casi no podía respirar. Pero empecé a dar besos por encima de la ropa interior, mientras sentía que su polla estaba dormida.
- ¿Quieres chupar?
- ¡Ufff!
- ¡Chupa el palo de tu varón! Y si me muerdes te voy a golpear en la cara.
Él comenzó a quitarse los pantalones y me impresionó. El palo de él no era muy grande, pero era grueso, y aquello empezó a asustarme y dejarme con más ganas de abordarlo, y después de la amenaza de golpearme si lo mordía, no podía quitar esa idea de la cabeza, parecía un desafío y yo estaba tentado a probar al tipo. Las bolas de él eran enormes, y la primera cosa que hice fue lamerlas, después con voluntad puse ambas bolas en la boca. Él comenzó a acariciar mi cabeza y eso sólo me alentaba más en todo.
- Hummm, ¡chupa mi polla, vamos!
Él se contorsionó todo. Era una señal de que yo iba bien, y empecé a besar el palo de él. Lamí la cabeza roja que parecía un hongo, el palo de él estaba todo lleno de venas, ¡era hermoso! Y empecé a chupar. Entonces él dejó de acariciarme y ahora él usaba las manos para forzarme a ir hasta abajo. Apenas podía respirar y él me empujaba de nuevo, era muy grueso, y yo comenzaba a sentir dolor para mantener la boca abierta.
- ¡Qué dulce!- Dije...
- ¿Te gusta, no? ¡Calentón, chupa más! Vaya, chupa a tu macho.
Y volví a satisfacer a aquel semental ... Un tiempo después me hizo chupar su dedo, y se estiró para incrustarlo en mi culito, mientras tanto, yo continuaba mamando, ¡qué bueno! Sentí el dedo de él resbalando dentro de mí, y gemí de placer.
- ¡Hummm!
- ¿Te gusta, no? Perra.
Él me quitó el dedo y lo llevó hacia mi boca. Hice cara de asco, pero creo que no podía resistirme mucho y babeé de nuevo su dedo. De nuevo él metió el dedo en mi cuenco. Esta vez no me aguanté, no podía resistir la tentación y mordí de su verga.
- ¿Qué había hablado de morder? ¡Perra!
Él sostenía mi barbilla y me dio un golpe en la cara. Me ardía y me quedé duro sin moverme ... Él simplemente me forzó contra su palo de nuevo, y yo continué chupando, empecé a sentir que él estaba babeando, me vino un gusto salado en la boca, y yo sabía lo que estaba por venir. Él se levantó, y me atrajo hacia él, alistó mi culo y empiezo a lamer.
- Te voy a dejar mojadita para mí.
- Eso, lo haces muy rico.
El camionero, separó mis piernas mientras yo continuaba acostado, y empezaba a frotar la verga en la puerta de la felicidad.
- ¿Tienes condón?- Pregunté
- ¡¿Forros en el culo?!- Exclamó
- ¡Sin condón, no!- Le supliqué.
- ¡Cállate la boca, sé que te gusta! ¡No hables!
Él comenzó a deslizarse dentro de mí, y yo instintivamente fui tratando de huir de la situación, pues empezaba a doler, era muy grueso...
- ¡No huyas!
El conductor me agarra por la cintura y me presionaba contra la cama.
- Tengo una cosa que te va a gustar.
¡Él tomó un pote de lubricante! Tal vez eso ayudará. ¡Listo! ¡Ahora el bicho entra!
Él comenzó de nuevo, despacio fue desgarrando mis entrañas y domando el espacio de mi interior. Fue gentil, y no me lastimó mucho. Después de meterlo todo, él suspiró, y comenzó a bombear. Yo gemía y él golpeaba mi culo con su pelvis mientras sus bolas castigaban contra mí. Así continuó por algunos minutos. Entre un gemido y otro yo oía que él me llamaba su putita, su perra, y mucho más. Yo estaba loco y empezaba a sentir mucho placer.
- ¿Te gusta, no? ¿Quieres la lechita? Voy a llenar tu agujero con mis hijos. Querías sentirla en el culo, (me apretó contra su cuerpo). ¡Hecho, sólo para ti! ¡Ahhhh! ¿Te gusta mi verga, te gusta tu macho?
- ¡Sí, usted tiene un palo mágico!
- ¡Eso, un palo mágico!
El hombre enorme acostado sobre mí, con un brazo me abrazaba y con el otro me tapaba la boca ... y comenzó a bombear con fuerza. Yo sentía una mezcla de dolor y placer y pedía más, la cabina comenzó a sacudirse y todo se volvió un desorden de placeres, el dolor ya no existía y yo no intentaba escapar ... Mi placer estaba en el máximo, y mi palo se frotaba contra el colchón. ¡No tardó mucho y yo gozaba sin tocarme! ¡Ayy! Fue la mejor sensación que tuve en mucho tiempo.
- ¡Carajo! ¡Qué delicioso, por favor!
El Conductor percibió que yo había acabado porque mi culo se estrechaba y mordía el palo de él. Él bombeaba más fuerte.
- ¡Vaya, goza para mí, me llenas de mierda!
Él me coge rico, frota su verga dentro de mí, ¡me hace su putita!
- ¡Carajo! ¡Voy a acabar!
- Vaya, mi varón, ¡Goza para mí! ¡Acabame mi macho camionero! ¡Sí, acabame!
El gemido de su deseo cuando gozaba estremeció el camión. ¡Era tan bueno!. Acabó, acabó y acabó. Él me llenó de leche y después rodó hacia un lado, me abrazó y jadeaba en mi oreja. Nos quedamos así por un rato, y luego me fui.
Nosotros intercambiamos números, e incluso conversamos por un tiempo. A pesar de ese polvo que nos echamos, él era un tipo legal, a propósito, su apellido es Araujo. Es todo lo que sé sobre él, además de ser conductor de camión. Con el tiempo perdimos contacto, él nunca más estuvo en la región. Estoy seguro de que debe estar haciendo felices a algunos chicos por ahí.
Con mucha insistencia él me envió algunas fotos.
Voy siempre a echar en falta a aquel superhombre.
Todos los derechos reservados al usuario Frank_28 de XHamster.
Las traducciones desde la versión original en portugués y las correcciones fueron hechas por mí.
Me encanta recibirlos en mi post y compartir esta historia con ustedes. Los créditos aparecerán al final del post. Espero que lo disfruten tanto como yo. Besos.
Mi primera aventura con un camionero.
Mi primera vez en el sexo ya había pasado hace poco, pero esta historia habla sobre mi primera vez, pero con un conductor de camiones. Parece que mucha gente tiene fantasías con los camioneros, y eso me generaba curiosidad.
Después de mi primera vez, no pasó mucho tiempo y yo ya quería repetir aquella experiencia, aunque todavía estaba sintiendo algunos dolores causados debido al sexo que tuve. Y yo era consciente de que no sería tan fácil encontrar a alguien para cogerme, hasta hoy yo considero que tuve mucha suerte de haber encontrado aquel vaquero delicioso y pocos pueden decir que tuvieron su primera vez con un peón de campo como aquel. Nunca más miré de la misma manera a un hombre maduro, si es que ustedes me entienden. Simplemente descubrí un morbo por los maduros, era sólo ver un hombre más viejo que yo, y ya me sentía muy excitado, - y claro, escondido detrás de mi farsa de hombre perfecto que las chicas adoran-.
Yo no soy flaco, mucho menos gordo, al contrario, soy un privilegiado y maldecido por el poder de comer de todo y nunca engordar. Pero no por eso soy abandonado de mi cuerpo, o por lo menos, intento no serlo. Al menos una vez por semana me gusta poner el cuerpo en movimiento haciendo una caminata, y fue en una de esas caminatas que se me dio bien.
Sábado, 17:00 y nada para hacer. Tomé el celular, auriculares y salí. En donde vivo no tenemos una pista propia para caminar, entonces la gente usa las carreteras cercanas para caminar. Por suerte, nuestras carreteras no son muy concurridas, así que tenemos una cierta seguridad en lo que hacemos.
Ya me había alejado poco más de un kilómetro de la ciudad, y el sol comenzaba a ponerse. Había un camión parado en la banquina, unos 300 metros delante de mí. Sí, lo vi y pensé que sería una buena idea intentar suerte, y ciertamente valió la pena. Me estaba acercando al camión y mi corazón se empezaba a acelerar, miré hacia los lados y hacia atrás, para no ser sorprendido por otras personas que pudieran presenciar mi encarada.
¡Bien, no había nadie más!
Vi una imagen que me hizo vibrar de alegría. A algunos pasos de mí un hombre moreno, alto, y con aquella típica barriga de conductor. La de él era bastante prominente, lo que lo hacía más sexy en mi opinión, tenía bazos fuertes, pecho ancho y usaba pantalones vaqueros desabrochados, sucios, zapatillas y una gorra, no tenía camisa. Me gustó, ¡me encantó! Ver su cuerpo y su apariencia me excitaba. Para completar, él estaba de pie escondiéndose mientras meaba. Soy nuevo en estos términos gays, pero en una investigación en Internet su tipo era de oso. ¡Y qué oso!
Fingí mirar el celular mientras me acercaba, y levanté la cabeza para analizar mejor la situación. Él me miraba. Todo lo que yo podía pensar era "cógeme, cógeme", en mi cabeza no parecía tan descabellado. Él hizo una señal con la cabeza para saludarme, paré y devolví el gesto.
- Buenas tardes, ¿todo bien?
- Muy bien, ¿y vos?
- Tranquilo, medio cansado del viaje, pero todo bien.
- ¿Algún problema con el camión?
- No, todo bien, sólo paré para estirar las piernas. ¿Falta mucho para llegar a la ciudad?
- Nada, al otro lado del cerro- Le contesté.
El camionero se movió como cuando lo hacen los hombres para sacudir la verga después del piss. Cerró la cremallera y vino en mi dirección estirando la mano para saludarme.
- ¿Qué ciudad es esa? No he visto ningún cartel.
Yo dije el nombre de la ciudad y estreché su mano. Él aparentaba tener unos 50 años, viéndolo más de cerca pude percibir que él era medio calvo, un encanto más.
- ¿De dónde vienes?- Le pregunté con el fin de prolongar nuestra conversación.
- Soy de Entre Ríos, hago transporte de contenedores.
- Genial.
- Pues sí. Lo bueno es que estoy conociendo la región.
- Eso es bueno.
Me di cuenta de que la conversación no estaba progresando mucho, y ya no tenía mucho que decir. ¿Qué podía hacer? Me sentí avergonzado y, aunque yo quisiera al tipo, no tenía idea de cómo coquetear con un hombre.
- ¿Tienes agua ahí? Salí a caminar pero no traje agua.
- ¡Si tengo!
Él fue hacia la cabina del camión, abrió la puerta, se trepó y se sentó en el aciento del conductor, lo seguí hasta la puerta. Al acercarme, me entregó la botella con agua. Entonces tuve una sorpresa mientras bebía agua. En el compartimiento de la puerta, pude notar varias revistas porno, y pensé: "Eso es bueno. Si al hombre le gusta mucho el sexo, tengo esperanzas". Bajé la botella y mientras cerraba la tapa para devolverla al camionero, fijé mis ojos en las revistas y le comenté:
- Tienes una verdadera colección contigo.
- Sí. Paso bastante tiempo lejos de casa, es bueno para pasar el rato.
Dijo el conductor con una sonrisita vacía. Me gustó eso. Entonces pensé que podría tener una oportunidad, y ese era el momento, ¡última carta!
- ¿Podríamos pasar este tiempo juntos, que te parece? ...
Yo pude ver que él no se esperaba eso por la cara que él puso, y pensé: "¡Lo arruiné todo!". Él se reía y sacudía la cabeza con gesto de negación, como si no creyera en mi propuesta.
- ¡Hablo en serio! ...
Él continuaba mirándome sin decir nada, con una sonrisa dibujada en la cara.
- Sin ofensas, ¿ok? Fue sólo una idea.
El conductor seguía sin decir nada, había un cierto suspenso en el aire.
- ¿Cómo está el "aujero"? ¿Está limpio?
¡Mi sonrisa fue inmediata! Supe en aquel momento lo que iba a pasar, y empecé a pensar en el palo de él. ¿Será grande? ¿Proporcional al cuerpazo que tenía? Bueno, no necesité esperar mucho para saberlo. Él todavía estaba sentado, y se volvió hacia mí con las piernas abiertas. ¡El volumen era increíble!.
- Siempre estoy limpio, me he bañado antes de salir de casa.
Él hizo una cara mirándome a los ojos, parecía que me iba a comer con los ojos, y se pasó la mano en la barbilla haciendo un gesto pensativo. La barba naciente le daba un aire salvaje, y completaba lo que ya era perfecto, hasta podía oír el sonido de su mano raspando en la barba. Me preguntó:
- ¿Dónde hay un puesto por aquí? No puedo quedarme parado en el costado mucho tiempo y ya está anocheciendo... Quiero follar un buen rato, no hago nada a las apuradas ...
Me gustó la idea, sonreí y expliqué dónde podía ser nuestro punto de encuentro. En la entrada de la ciudad había un puesto donde generalmente los camioneros paran para pasar la noche.
- Perfecto... Entra, te llevo ahora.
- ¿Ahora?
- Sí... Vamos.
- ¡Bien! Vamos allá.
- Entra por aquí, la puerta del acompañante está cerrada.
Subí, y entonces, él me exprimía entre el volante y su cuerpo al entrar en el camión. En ese momento él apretó mi culo con la mano, y yo no podía evitarlo, fingí perder el equilibrio y apoyé la mano en su pecho. ¡Era duro hecho de piedra, qué hombre! Me volví de espaldas a él y fui siguiendo hacia el asiento del acompañante frotando mi culo en la bragueta del conductor.
- Ciertamente ... ¿Quieres pija, no?
- Sí, mucho.
Me senté en el asiento del acompañante y oí el ronquido del motor, miré alrededor y vi más revistas repartidas por el lugar, miré hacia atrás y vi otra revista en la cama de él, estaba abierta. Me levanté y me fui a la cama. Era bastante espaciosa y suave, ahí empecé a ojear la revista.
- ¡Quítate la ropa vagabunda!
Levanté la cabeza asustada hacia el retrovisor para ver a los ojos al conductor, yo no esperaba eso. Él había hablado tan serio que llegaba a asustar, un poco más y sólo faltaba que me golpeara. ¡Qué masculino era él!
- ¡Vamos! Quítate la ropa, no te voy a dar un paseo de gracia ... ¡Te voy a coger! Te voy a coger delicioso...
Entonces me mira por el retrovisor.
- Te voy a hacer mi putita, mi mujercita. ¿Quieres un macho, lo quieres? Dime lo que quieres.
Yo entré en el juego, me gustaba la forma en que iban las cosas.
- Quiero tu pedazo atascado en mi culo.
- Hummm. Te voy a enterrar mi mandioca, tú, vagabunda.
- ¡Me encantaaa!
Le respondí abriendo las piernas.
- ¡Eso maricón! Abre el cuenco a tu hombre, ábrelo.
- Está hummm ... Palpitando.
- Eso ... Así es como me gusta. Métete los dedos. Te voy a arrebatar todo.
Mis dedos son magros, pensé. "Mira", y mostré los dos dedos.
- ¡No! Tus dedos no, los míos.
Él hizo el gesto y mostró sus dos dedos ... Yo no lo podía creer, ¡él tenía la mano muy grande! Y los dedos eran gordos, creo que algunos hombres tienen el pito del grosor del dedo índice de él. Yo estaba literalmente jodido, o mejor, yo iba a estar jodido. Los dos dedos de él eran casi tres de los míos.
- Es muy grueso, tendrás que pasar de eso.
- ¿Por qué? No tienes por qué pasar, ¿querías follar? Y te voy a follar...
No tuve argumentos para eso, él me asustaba y me gustaba.
- Ahora siéntate ahí que ya cuido de ti.
Él no dijo nada más, y yo tampoco. Entonces llegamos al puesto. Él estacionó, miró a los lados, y bajó las cortinas. Ya estaba oscuro y salió del camión.
- Quédate ahí que voy a chequear los neumáticos.
- Ok.
Yo ya estaba muy animado, lleno de calentura, me acosté sin ropa en la cama, boca abajo, y sentí el olor de macho impregnado. El colchón estaba marcado, más profundo en el medio debido al peso del hombre. Me di cuenta que ni siquiera sabía su nombre. ¡Uff!
- ¿Cómo está mi putita?
Él entró, cerró la puerta y se acercó a la cama ... Pasó por encima de mí apretándome contra la cama y se sentó contra el costado de la cabina. Él me miró de una manera intimidante y acogedora, y empezó a abrir el cierre bien despacio mientras mantenía el contacto visual conmigo, yo no parpadeaba. Todavía acostado comencé a gatear hacia él.
- ¡No sé su nombre todavía!
- ¡Cállate! ¡Habla cuando termine!
"¡Por favor!" Pensé para mí, cuando me acerqué podía sentir el olor de esa pija sudorosa. Él tomó mi cabeza y la forzó contra su ingle, él era fuerte casi no podía respirar. Pero empecé a dar besos por encima de la ropa interior, mientras sentía que su polla estaba dormida.
- ¿Quieres chupar?
- ¡Ufff!
- ¡Chupa el palo de tu varón! Y si me muerdes te voy a golpear en la cara.
Él comenzó a quitarse los pantalones y me impresionó. El palo de él no era muy grande, pero era grueso, y aquello empezó a asustarme y dejarme con más ganas de abordarlo, y después de la amenaza de golpearme si lo mordía, no podía quitar esa idea de la cabeza, parecía un desafío y yo estaba tentado a probar al tipo. Las bolas de él eran enormes, y la primera cosa que hice fue lamerlas, después con voluntad puse ambas bolas en la boca. Él comenzó a acariciar mi cabeza y eso sólo me alentaba más en todo.
- Hummm, ¡chupa mi polla, vamos!
Él se contorsionó todo. Era una señal de que yo iba bien, y empecé a besar el palo de él. Lamí la cabeza roja que parecía un hongo, el palo de él estaba todo lleno de venas, ¡era hermoso! Y empecé a chupar. Entonces él dejó de acariciarme y ahora él usaba las manos para forzarme a ir hasta abajo. Apenas podía respirar y él me empujaba de nuevo, era muy grueso, y yo comenzaba a sentir dolor para mantener la boca abierta.
- ¡Qué dulce!- Dije...
- ¿Te gusta, no? ¡Calentón, chupa más! Vaya, chupa a tu macho.
Y volví a satisfacer a aquel semental ... Un tiempo después me hizo chupar su dedo, y se estiró para incrustarlo en mi culito, mientras tanto, yo continuaba mamando, ¡qué bueno! Sentí el dedo de él resbalando dentro de mí, y gemí de placer.
- ¡Hummm!
- ¿Te gusta, no? Perra.
Él me quitó el dedo y lo llevó hacia mi boca. Hice cara de asco, pero creo que no podía resistirme mucho y babeé de nuevo su dedo. De nuevo él metió el dedo en mi cuenco. Esta vez no me aguanté, no podía resistir la tentación y mordí de su verga.
- ¿Qué había hablado de morder? ¡Perra!
Él sostenía mi barbilla y me dio un golpe en la cara. Me ardía y me quedé duro sin moverme ... Él simplemente me forzó contra su palo de nuevo, y yo continué chupando, empecé a sentir que él estaba babeando, me vino un gusto salado en la boca, y yo sabía lo que estaba por venir. Él se levantó, y me atrajo hacia él, alistó mi culo y empiezo a lamer.
- Te voy a dejar mojadita para mí.
- Eso, lo haces muy rico.
El camionero, separó mis piernas mientras yo continuaba acostado, y empezaba a frotar la verga en la puerta de la felicidad.
- ¿Tienes condón?- Pregunté
- ¡¿Forros en el culo?!- Exclamó
- ¡Sin condón, no!- Le supliqué.
- ¡Cállate la boca, sé que te gusta! ¡No hables!
Él comenzó a deslizarse dentro de mí, y yo instintivamente fui tratando de huir de la situación, pues empezaba a doler, era muy grueso...
- ¡No huyas!
El conductor me agarra por la cintura y me presionaba contra la cama.
- Tengo una cosa que te va a gustar.
¡Él tomó un pote de lubricante! Tal vez eso ayudará. ¡Listo! ¡Ahora el bicho entra!
Él comenzó de nuevo, despacio fue desgarrando mis entrañas y domando el espacio de mi interior. Fue gentil, y no me lastimó mucho. Después de meterlo todo, él suspiró, y comenzó a bombear. Yo gemía y él golpeaba mi culo con su pelvis mientras sus bolas castigaban contra mí. Así continuó por algunos minutos. Entre un gemido y otro yo oía que él me llamaba su putita, su perra, y mucho más. Yo estaba loco y empezaba a sentir mucho placer.
- ¿Te gusta, no? ¿Quieres la lechita? Voy a llenar tu agujero con mis hijos. Querías sentirla en el culo, (me apretó contra su cuerpo). ¡Hecho, sólo para ti! ¡Ahhhh! ¿Te gusta mi verga, te gusta tu macho?
- ¡Sí, usted tiene un palo mágico!
- ¡Eso, un palo mágico!
El hombre enorme acostado sobre mí, con un brazo me abrazaba y con el otro me tapaba la boca ... y comenzó a bombear con fuerza. Yo sentía una mezcla de dolor y placer y pedía más, la cabina comenzó a sacudirse y todo se volvió un desorden de placeres, el dolor ya no existía y yo no intentaba escapar ... Mi placer estaba en el máximo, y mi palo se frotaba contra el colchón. ¡No tardó mucho y yo gozaba sin tocarme! ¡Ayy! Fue la mejor sensación que tuve en mucho tiempo.
- ¡Carajo! ¡Qué delicioso, por favor!
El Conductor percibió que yo había acabado porque mi culo se estrechaba y mordía el palo de él. Él bombeaba más fuerte.
- ¡Vaya, goza para mí, me llenas de mierda!
Él me coge rico, frota su verga dentro de mí, ¡me hace su putita!
- ¡Carajo! ¡Voy a acabar!
- Vaya, mi varón, ¡Goza para mí! ¡Acabame mi macho camionero! ¡Sí, acabame!
El gemido de su deseo cuando gozaba estremeció el camión. ¡Era tan bueno!. Acabó, acabó y acabó. Él me llenó de leche y después rodó hacia un lado, me abrazó y jadeaba en mi oreja. Nos quedamos así por un rato, y luego me fui.
Nosotros intercambiamos números, e incluso conversamos por un tiempo. A pesar de ese polvo que nos echamos, él era un tipo legal, a propósito, su apellido es Araujo. Es todo lo que sé sobre él, además de ser conductor de camión. Con el tiempo perdimos contacto, él nunca más estuvo en la región. Estoy seguro de que debe estar haciendo felices a algunos chicos por ahí.
Con mucha insistencia él me envió algunas fotos.
Voy siempre a echar en falta a aquel superhombre.
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Las traducciones desde la versión original en portugués y las correcciones fueron hechas por mí.
9 comentarios - Mi primera aventura con un camionero