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Experiencias en la calle - Parte 1 (Relato gay)

La calle es mi nuevo hogar y mi primer amante.

Hola me llamo Lucas, esto me pasó cuando tenía 12 años.

Allá por el 2001 tenía 10 años, no era muy alto para mi edad, pelo corto, morocho de piel por parte de mi mamá y de ojos verdes por parte de mi papá. Practiqué deporte desde muy chico, hice natación y futbol, tenía un cuerpo atlético. Por aquel entonces vivía con mi mamá y mi padrastro en Buenos Aires Capital Federal, mi padre biológico nos había dejado bastante plata cuando falleció pero mi madre se casó con Javier, así se llama mi padrastro, cuando yo tenía 8 años. Era un hombre con vicios, negocios sucios, tranzas y otras cosas. Era agresivo y mal educado. Con el tiempo y la crisis de esa época fuimos perdiendo todo.

Yo cuando tenia 13 (dejo links, no puedo subir las fotos): https://78.media.tumblr.com/a3f2a171a33d699e189e5f4f2585fbd5/tumblr_pc8zu3mNTP1s5fjp3o4_1280.jpg
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Javier tenía 35, media alrededor de 185 cm, blanco rubio, de aspecto rustico. Nunca me cogió pero si me tocó, en algunas ocasiones cuando se emborrachaba en casa se ponía mimoso conmigo y actuaba como “buen padre” pero con otras intenciones, me hacía sentar arriba de el y me hablaba bien pero cuando nadie veía me apoyaba su pija parada por arriba de la ropa, me sentaba justo en el medio de sus piernas y refregaba mi culo contra su verga. Si andaba con pantalón corto, que era la mayoría de las veces porque volvía del club con short de futbol, me metía la mano por debajo y me acariciaba las piernas, me tocaba todas las piernas sin tocarme el pene pero llegaban sus dedos hasta mi culo y ahí jugaba un rato. Sus abusos no pasaban más de eso y a veces me daba plata, supongo que buscando algo de silencio. A veces me sentía excitado, solo por sentir el rose de un cuerpo con el mío y otras me sentía mal porque lo odiaba. Cuando cumplí 11 subí de división en el club de futbol y empecé a interesarme por las chicas de mi edad. El juego que teníamos con mi padrastro me dejó de gustar y me negaba a sentarme arriba de él, fue ahí cuando empezaron golpes y los maltratos. Fue un año entero de hostigamientos, me espiaba cuando me bañaba, lo volvía loco mi culo, una vez estábamos solos en casa y entró al baño a hacer pis mientras yo me bañaba, abrió las cortinas y me miraba, yo me quede de espaldas debajo de la ducha sin hacer mucho y esperando a que no me pegara ni se violentara, se acercó y me besó las nalgas, me las abrió y metió su lengua, en ese momento no me gustaba pero lo dejé un rato, cuando me puse incómodo le dije que se vaya, me agarró de la cintura mientras se masturbaba y mordía mis nalgas, me decía “callate puto”. Intenté soltarme y me mordió fuerte una nalga, grité del dolor y escuché como su respiración se aceleró y acabó, se subió los pantalones y me dio un golpe en la cabeza, en la bañadera se veía un chorro de sangre, me había apretado tan fuerte con los dientes que me lastimó.
Mi mamá no colaboraba mucho a la situación, cada vez que le contaba que me pegaba se ponía de su parte.

Por el 2003 cuando tenía 12 años, de vez en cuando me escapaba de casa cuando las cosas se ponían muy tensas. Javier tenía tranzas con la policía, con algunas villas, y cada vez la situación empeoraba más. Una noche de Junio de ese mismo año, por una mala movida de Javier cayó la policía con una orden de allanamiento, entraron a los golpes tirando la puerta, en casa había mucha gente y hubo una situación de gritos, forcejeos y gente corriendo por todos lados, aproveché la situación y me escapé con lo que llevaba puesto esa noche. No tenía donde ir y eran las dos de la mañana, como vivíamos cerca de Congreso, caminé tranquilo unas cuadras hasta que llegué a un cyber, tenía algo de plata en mano y me quedé en una cabina durmiendo. Por la mañana fui a casa, estaba todo vallado con cinta policial. Decidí pasar el día en otro lugar, caminé hasta llegar a Once, un barrio comercial y de marginalidad centrado en la capital de Buenos Aires, en aquella época con más indigentes y familias viviendo en la calle de los alrededores del barrio. Llegada la noche estaba en la plaza solo sin saber a dónde ir y sin plata. Era pleno invierno y estaba casi sin abrigo, sin saber qué hacer, me largué a llorar sentado en un banco un rato hasta que se acercó un señor, Walter se llamaba, de cuerpo robusto, barba, con panza y muy alto, unos guantes negros y un abrigo largo. Me preguntó que me pasó, si estaba solo y por qué lloraba. Le conté mas o menos mi situación y le dije que no podía volver a mi casa, me ofreció dormir en la suya por esa noche y mañana íbamos a ver como estaba mi mamá y donde. Me dijo que no vivía muy lejos de la plaza así que lo acompañé, vivía a la vuelta de la estación de tren, en un huequito cerca de las vías, corrió un par de cartones grandes y me dijo es acá, esto es mi casa y si querés te podes quedar a dormir al menos por hoy, es lo que tengo. Dudé pero no había otra opción, me invitó algo de comer que guardaba en una bolsa y luego me acosté sobre un colchón roto que tenía y me tapé con unas frazadas, el se acostó al lado y se tapó con lo mismo, así que esa noche dormimos juntos, estaba un poco asustado por lo que me podía pasar, entendía lo que hizo Javier conmigo y tenía miedo de eso. A mitad de la noche Walter me abrazo por detrás y se acercó bien, me apoyó su verga parada en el culo por arriba de la ropa y se quedó un rato así respirándome en el cuello. Me dormí sin querer pensar en eso. A esa edad y por los deportes que practicaba tenía muy buenas piernas, era flaco y marcado, con una buena cola y muy lindo de cara, la tentación de muchos hombres, entendí después.
Esa noche no pasó nada mas, al menos de eso me di cuenta cuando me levanté. Fuimos a casa a ver si ya habían vuelto pero todo seguía igual, Walter se acercó a la casa de una vecina y me dijo que me esconda, le pregunto qué paso en la casa de al lado que él era amigo de la familia, mi vecina le dijo que ambos fueron detenidos por tenencia de drogas, que no creía que vayan a volver y que tenían un hijo que desapareció esa noche, que esperaba que este bien y que se quede lejos, que cualquier cosa era mejor a que lo lleven a un instituto de menores o peor, que la gente con la que tuvo problemas Javier se desquite conmigo.

Acá arranca una parte de mi vida que no me la voy a olvidar, nunca pensé que algo así le podía pasar a un chico de mi edad, fuerte y a veces lindo, experiencias sexuales muy tempranas.
Me quedé con Walter por unos meses, los primeros días no salía mucho de su casa, de a poco fui a ayudándolo a juntar cartones y trabajábamos juntos. Empecé a conocer a los chicos que vivían en la estación, aprendí a robar y a moverme por Once como si todo el barrio fuera mi casa. No tenía noticias de mi familia y no las necesitaba. Walter era un hombre solo, tenía 45 años y era viudo, me trataba muy bien y me consentía en lo que podía. Los primeros meses no me hizo nada. Seguíamos durmiendo juntos porque no había más lugar. Cuando entramos en confianza a modo de “juego” me agarraba las nalgas o me decía cosas.
Una noche estaba acostado y el llegó borracho, llego muy pasado pero no le preste atención y trate de dormir, era normal que llegase así pero por lo general se tiraba vestido y roncaba sin molestar. Esa noche entró murmurando cosas que no se entendían, se acostó al lado mío y se tapó, yo estaba de costado dándole la espalda, sentía un olor fuerte a vino y a cigarrillo, empezó a putear sin modular mucho por lo borracho que estaba, se notaba que estaba enojado, escuché como se desabrochó el cinturón y empezó a pajearse y respirar fuerte, yo estaba de espalda así que le fue fácil bajarme el jogging y me tocó el culo con una mano y con la otra se masturbaba, tenía las manos muy curtidas y ásperas, dedos largos y gruesos. Se escupió un dedo y me lo puso en el medio del culo, me toco el agujero y empezó a frotarlo, lo único que escuchaba era “uf que lindo”. Su mano era tan grande que con un dedo me masajeaba el agujerito y con el resto me agarraba las nalgas. Yo me sentía excitado pero a la vez era desagradable el olor a alcohol que tenía. Sacó su mano y me bajó entero los pantalones, se bajó los suyos y me apoyó su verga en el medio de la cola, yo seguía sin moverme fingiendo estar dormido mirando a la pared (chapas y cartón), se refregó un rato respirándome en la oreja, sentía como su barba me rosaba todo el cuello y parte de la cara, como de su boca salía un aliento fuerte a vino, cuando se dio cuenta que estaba despierto me preguntó muy bajito "¿te gusta?”, no intentó metérmela solo estaba así refregándose y escupiendo de vez en cuando. Me abrazó muy fuerte por detrás y como si fuese un perro alzado empezó a moverse rápido, y seguía preguntándome “¿te gusta?”, yo estaba muy excitado y tenía el pene parado, le contesté, le dije que “si” muy despacito, paró un segundo y me dio vuelta, me miró y notó en mi cara que estaba igual de excitado que él, me dio un beso sin dudar mucho, fuerte, me mordió los labios y abrió mi boca con la suya metiéndome la lengua de una manera bestial, reaccioné y le respondí el beso moviéndome igual que él, muy desesperado y caliente Walter me sacó toda la ropa y el también se quedó completamente desnudo, estaba lleno de bellos por todo el cuerpo y con algunas canas, me volvió a besar y estaba totalmente fuera de sí, se frotaba contra mi cuerpo me tocaba la cola con las dos manos, se escupió un dedo e intentó metérmelo pero no podía, me dolía mucho, me pasó la lengua por toda la cara, me mordió el cuello y me lo chupó, me lo dejó lleno de marcas, me besó y me chupo las tetillas hasta bajar a mi pene y me hizo mi primer sexo oral, yo estaba totalmente extasiado, estaba volando de la calentura, acabé en su boca, vi su barba llena de semen y me dio un beso con todo eso. Yo seguía igual de caliente. Me dio vuelta y se puso atrás mío tipo cucharita, poniéndome su verga entre las piernas y moviéndose fuerte, me agarró de la cintura tocándome los abdominales diciéndome que tenía un cuerpo muy lindo, con una mano me agarró de la cintura y con la otra me tapó la boca, pegó su cuerpo contra el mío y así acabó, sentí como si fuese a darle algo, pegó toda su panza grande, peluda y transpirada a mi espalda, me dio varias embestidas como si me estuviese cogiendo, gritó fuerte y me llenó las piernas de semen, literal, sentía todo mojado casi hasta los pies. Se mojó uno de los dedos con semen y me lo metió en el agujero, intentó meter toda la leche que mi culo podía recibir en ese entonces. Nos limpiamos y esa misma noche dormí arriba del pecho peludo de Walter con su mano en una de mis nalgas, apoyando una de mis piernas arriba de la suya, me besaba la cabeza y me decía que fue muy lindo, que era muy lindo y que quería que me quede con él.

Durante uno o dos meses seguimos haciendo de las nuestras, trabajábamos juntos y teníamos sexo, pero eso no terminaba ahí, no sabía que ser lindo y tener un cuerpo atlético me iba a traer problemas y a la vez me iba a abrir puertas y muy buenas oportunidades. Que podía vender mi cuerpo o que podían abusar de mi. Once no solo era un lugar peligroso, escondía un mundillo de perversiones sexuales y droga.

Segunda parte: http://m.poringa.net/posts/gay/3220184/Experiencias-en-la-calle---2da-parte-relato-gay.html

6 comentarios - Experiencias en la calle - Parte 1 (Relato gay)

Nulobes
SEGUÍ CONTANDO EXPERIECIAS EXCITANTES COMO ESTE, QUE ME PARAN LA PIJA.
Nulobes
UN RELATO MUY EXCITANTE, SIGUE CONTANDO TUS EXPERIENCIAS...
ChiboP
Wow lo siento mucho por ti
cebollita74
muy fuerte , y dura tu vida.....todo una experiencia ...ufff abrazos cumpa
Vergas4231
Me dejaste la pija explotada espero mas 😘
ffll22
tremendo relato