Ni una sola palabra (relato)

Una noche caminando por el centro de Rosario, hace ya bastante, me paré en una esquina (una vez mas) a contemplar las travestis, prostitutas y chicos que le hacían señas a los autos. Quise probar y me sumé a esa marea ávida de sexo. 
Tras unos diez minutos, pasó una Fiorino (vehículo utilitario), conducida por un tipo de entre unos 40 y 50 años (yo tenía 22 años) Dio un par de vueltas y yo lo miraba y me llevaba la mano a mi entrepierna, me daba vuelta y mostraba mi cola (bah, mi pantalon).
En eso da otra vuelta más y se detiene. Me abre la puerta y subo. Marchamos y nos alejamos del centro hacia las inmediaciones de la Terminal de Omnibus, que en aquella época era un lugar de calles oscuras. En el trayecto me tocaba disimuladamente la pierna, pero fui a mas y saqué mi pija. Suavemente empezó a masturbarme. Paramos y me hizo una seña con la cabeza hacia la parte trasera de la Fiorino, donde pude ver, gracias a la tenue luz de la calle que se colaba por la ventanilla. una colchoneta. Allí fui y me fui desnudando pero no terminé que ya tenía al tipo encima, jadeando y también quedando desnudo, con una verga hermosa.
Me puse boca arriba y fue casi instantáneo el momento en que la boca de mi ocasional amante se comó con mi sexo excitado y duro. Yo extendí mi mano para llegar a su poronga y pajearlo. Luego me incorporé para que pudiera agarrarme de atrás fuerte, me tocara la cola con su verga (no había sido penetrado aun por nadie, pero esas arrimadas calientan mucho de los dos lados). Me di vuelta y nos quedamos frente a frente, frotando nuestras pijas, y el metiendo su dedo en mi boca. Yo jadeaba y le acariciaba los testículos que sobresalían de su abundante vello. Acabó y sentí su semen corriendo por mi piel, cuando yo estaba por acabar, acercó su cara para que eyaculara allí. Luego me dio vuelta con sensual violencia y me besó la cola. Se empezó a vestir pero yo me quedé desnudo, arrodillado, acariciándome, sientiéndome tan sensual que había decidido ir por otra aventura cuando me dejara de vuelta en el centro. Mientras conducía de vuelta, me vestí y me bajé de su vehículo, como los chicos y chicas que estaban allí.