Luego de 4 años teniendosexo con Diego (ver relatos anteriores), el conoció a una chica y me planteó dedejar de vernos. Recuerdo que yo estaba a punto de cumplir 21 años.
Dos años después merecibí, me puse a trabajar y me fui a vivir solo a un pequeño apartamento. Dealguna forma aún estaba de duelo. Unos meses después entró a trabajar en misector un compañero nuevo llamado Nicolás. Era mayor que yo (luego supe quetenía 41 años) y al comienzo me pareció como un poco tímido. Al tiempo entramosen confianza y generamos una buena relación de trabajo. Un día le pregunté siestaba casado o tenía hijos y muy abiertamente me dijo que era gay. Alprincipio pensé que estaba bromeando pero luego me di cuenta que era verdad. Mesorprendió bastante ya que no lo hubiera imaginado. Si bien hasta ese momentoni me había fijado en el, algo cambió en mi en ese momento. Por primera vez lomiré desde un punto de vista físico imaginando si me darían ganas de tener sexocon el. El era aprox. de mi altura (1.80 cm), delgado, pelo oscuro corto y uncuerpo armonioso. El gran problema es que éramos compañeros de trabajo. Todo siguióigual en nuestra relación hasta que llegó la fiesta de fin de año del trabajo. Habíaalcohol a discreción con baile incluido. En mi mesa éramos 8 y entre ellosestaba Nicolás. Luego de un par dehoras, ya todos estábamos animados por el alcohol. De alguna forma “misdefensas” bajaron y me puse a buscar donde estaba. Vi que estaba pidiendo untrago en una barra así que me acerqué y pedí una cerveza. El me miró y se rió,un poco por la borrachera y otro poco porque ya nos teníamos confianza. Lepregunté “En que andás?” Y el me contestó “En esa extraña mezcla de borracheray excitación” Y se rió. Ese comentario me descolocó. Recuerdo que mi verga sepuso “bobona”. Entonces decidí jugármela y decirle: “Sabías que yo salí muchotiempo con un chico?” El me quedó mirando petrificado. No me creía. Mepreguntó: “Por qué nunca me dijiste?” Yo le respondí que no me gusta que se sepaeso y menos en el trabajo. Definitivamente estaban echadas todas las cartas. Ahífue que me dijo: “Nos podríamos encontrar afuera en 15 minutos” Yo asentí conla cabeza sin emitir palabra y el siguió: “Mi auto es un VW blanco que está ala vuelta. Te espero ahí y vemos que hacemos”. Y se fue. Mi corazón latía amil. Estaba muy nervioso. Me tomé una cerveza más y disimuladamente fui haciala puerta de salida sin que nadie me viera. Llegué hasta el auto y me subírápidamente. El arrancó y me dijo: “Teparece si vamos a tomar unas cervezas a mi apartamento?” Le dije “Dale” con lavoz temblorosa. Yo estaba tan nervioso como, si fuera mi primera vez. Llegamosa su apartamento, entró el auto en el garaje del edificio y de ahí subimosdirecto hasta su apartamento. Mi corazón latía con fuerza. Me senté en un zofáy el trajo 2 cervezas. Tomamos algo y charlamos hasta que se me acercó e hizoalgo que yo no estaba acostumbrado. Me besó. Yo casi nunca me besaba con Diego.El noto algo y cuando me preguntó si todo estaba bien. Le dije que si y agarrésu verga mientras le besé el cuello. Le saqué la camisa y abrí sus pantalones. Loprimero que me sorprendió es que estaba rasurado, por lo que tanto en su pechocomo en su parte baja tenía apenas una sobra de bello. El rápidamente metió susmanos por dentro de mis pantalones tocándome las caderas. Guió una mano hastami cola y la otra hasta mi verga, que estaba blanda aún por los nervios. En esemomento me dijo: “Me moría de ganas de cogerme un pendejo como vos”. Ahí meempezó a besar nuevamente mientras abría mis pantalones y los bajaba. Poco apoco ese rechazo del beso fue desapareciendo. El se paró y sacó la camisadejándome su verga a la altura de mi cara. Le bajé sus pantalones y calzonesacariciando su verga. Si bien no era enorme, tenía un buen tamaño y sobretodo eracabezona. La acerqué a mi boca y suavemente empecé a pasar mi lengua por sucabeza, recogiendo el glande mientras lo hacía. El comenzó a gemir suavementelo cual me daba mas ganas de seguir. Se sentó en el zofá y se la estuvechupando como si fuera un helado por varios minutos, jugando hasta que me lametí en la boca. Tenía un olor fuerte, estaba caliente y mojadita. El agarrabasuavemente mi cabeza y me guiaba. En un momento se para y mientras me besa mebaja los calzones y me sienta en el zofá. Se arrodilla frente a mi y se pone achupármela de una forma en que nunca me lo habían hecho. Me besaba los huevosmientras me masturbaba. Yo ya estaba muy caliente y el lo notaba. Siguióbajando hasta que llegó a mi ano y lo empezó a chupar mientras me siguiómasturbando. Yo empecé a gemir bien fuerte ya que no podía más. En un momentosentí que no aguantaba más la eyaculación y el debió notarlo. Rápidamente sepuso mi verga en su boca y empecé a largar varios chorros de semen que elrecibía sin inmutarse. Cuando ya no quedaba ni una gota el sacó su boca y me dícuenta que no se había tragado mi leche. En ese momento me da vuelta y me acuestaa lo largo del zofá con mi cola hacia arriba. Yo no sabía que iba a hacer. Sientoque abre mi cola y un líquido caliente que cae sobre mi ano. Recién ahí me dicuenta que había escupido todo mi semen sobre mi ano. Mientras empieza a jugarcon el semen en mi ano me dice: “Qué culo que tenés por Dios!”. En ese momentoempieza a jugar con el semen metiendo sus dedos suavemente en mi ano, forzandoa que mi propio semen entre en mi cola. Mientras jugaba veo que toma un condón(no se donde lo tenía) y se lo pone. Ahí me doy cuenta que quiere cogerme perola verdad es que yo recién había acabado y estaba muy sensible como para que mecoja. Le dije “esperame un poquito asi entro en calor de nuevo” a lo que merespondió “OK, pero mientras juego un poco”. Ahí se acostó arriba mío apoyandosu verga sobre mi cola. La movía como si me estuviera cogiendo. Yo sentía unasensación muy particular, sintiendo el peso de su cuerpo apoyado plenamente alo largo del mio y ese bulto frotándose sobre mi raya. Parecía estar muylubricado entre el gel del condón y mi semen. Me di cuenta que el se estabacalentando cada vez más. Me hubiera gustado estar más excitado para disfrutarmás en ese momento pero mi orgasmo aún estaba cerca. Ahí siento que se agarrasu pija y la apoya en mi cola. Instintivamente grité “Ay!!” y el me dijo “Pará quetodavía no te la puse”. Ambos nos reímos. Ahí sentí como suavemente apoyaba suverga en mi ano y empujaba. Iba entrando con dificultad. Yo hacía años que noera penetrado y me costaba. Realmente me dolía mucho pero el me fue acompañandocon suavidad. En un momento sentí quealgo se iba abriendo en mi y realmente sentí que su verga entraba muy profundodentro mio. Yo apretaba el zofá del dolor. El empezó a bombear muy suavemente yen cada embestida sentía que me dolía más y más. El seguía perforando mi cola.Le pedí para cambiar de posición, asi que me dio vuelta y nos quedamos frente afrente, el acostado arriba mío. Me pidió que levante algo mis piernas e intentóponérmela asi pero sentí que me lastimaba hasta que me paré y apoyé contra unapared. El vino por atrás mio y me la metió “de parado”. Por alguna razón ahí memolestaba algo menos. Yo deseaba que el acabara. Mientras me cogía el me apretabami verga y huevos. Sentía mis nalgas mojadas por mi propio semen, el cualcorría en un hilito por mis piernas. De pronto sentí que su verga se agrandabae iba poniendo más dura. Me empezó a decir: “Te voy a llenar de leche pendejo”mientras empezaba a embestir más fuerte. Yo pensé que no iba a poder sentarmepor años y le dije “Dame tu lechita”. Ahí empezó a dar embestidas fuertes quefueron respondidos con gritos mios de dolor y empecé a sentir sus espasmosdentro mio. Pese a que el tenía condón, sentía claramente cada vez que su pijalanzaba chorros de semen en mi cola. Un minuto después sacó su pija de dentromio. Mis piernas temblaban.
Dos años después merecibí, me puse a trabajar y me fui a vivir solo a un pequeño apartamento. Dealguna forma aún estaba de duelo. Unos meses después entró a trabajar en misector un compañero nuevo llamado Nicolás. Era mayor que yo (luego supe quetenía 41 años) y al comienzo me pareció como un poco tímido. Al tiempo entramosen confianza y generamos una buena relación de trabajo. Un día le pregunté siestaba casado o tenía hijos y muy abiertamente me dijo que era gay. Alprincipio pensé que estaba bromeando pero luego me di cuenta que era verdad. Mesorprendió bastante ya que no lo hubiera imaginado. Si bien hasta ese momentoni me había fijado en el, algo cambió en mi en ese momento. Por primera vez lomiré desde un punto de vista físico imaginando si me darían ganas de tener sexocon el. El era aprox. de mi altura (1.80 cm), delgado, pelo oscuro corto y uncuerpo armonioso. El gran problema es que éramos compañeros de trabajo. Todo siguióigual en nuestra relación hasta que llegó la fiesta de fin de año del trabajo. Habíaalcohol a discreción con baile incluido. En mi mesa éramos 8 y entre ellosestaba Nicolás. Luego de un par dehoras, ya todos estábamos animados por el alcohol. De alguna forma “misdefensas” bajaron y me puse a buscar donde estaba. Vi que estaba pidiendo untrago en una barra así que me acerqué y pedí una cerveza. El me miró y se rió,un poco por la borrachera y otro poco porque ya nos teníamos confianza. Lepregunté “En que andás?” Y el me contestó “En esa extraña mezcla de borracheray excitación” Y se rió. Ese comentario me descolocó. Recuerdo que mi verga sepuso “bobona”. Entonces decidí jugármela y decirle: “Sabías que yo salí muchotiempo con un chico?” El me quedó mirando petrificado. No me creía. Mepreguntó: “Por qué nunca me dijiste?” Yo le respondí que no me gusta que se sepaeso y menos en el trabajo. Definitivamente estaban echadas todas las cartas. Ahífue que me dijo: “Nos podríamos encontrar afuera en 15 minutos” Yo asentí conla cabeza sin emitir palabra y el siguió: “Mi auto es un VW blanco que está ala vuelta. Te espero ahí y vemos que hacemos”. Y se fue. Mi corazón latía amil. Estaba muy nervioso. Me tomé una cerveza más y disimuladamente fui haciala puerta de salida sin que nadie me viera. Llegué hasta el auto y me subírápidamente. El arrancó y me dijo: “Teparece si vamos a tomar unas cervezas a mi apartamento?” Le dije “Dale” con lavoz temblorosa. Yo estaba tan nervioso como, si fuera mi primera vez. Llegamosa su apartamento, entró el auto en el garaje del edificio y de ahí subimosdirecto hasta su apartamento. Mi corazón latía con fuerza. Me senté en un zofáy el trajo 2 cervezas. Tomamos algo y charlamos hasta que se me acercó e hizoalgo que yo no estaba acostumbrado. Me besó. Yo casi nunca me besaba con Diego.El noto algo y cuando me preguntó si todo estaba bien. Le dije que si y agarrésu verga mientras le besé el cuello. Le saqué la camisa y abrí sus pantalones. Loprimero que me sorprendió es que estaba rasurado, por lo que tanto en su pechocomo en su parte baja tenía apenas una sobra de bello. El rápidamente metió susmanos por dentro de mis pantalones tocándome las caderas. Guió una mano hastami cola y la otra hasta mi verga, que estaba blanda aún por los nervios. En esemomento me dijo: “Me moría de ganas de cogerme un pendejo como vos”. Ahí meempezó a besar nuevamente mientras abría mis pantalones y los bajaba. Poco apoco ese rechazo del beso fue desapareciendo. El se paró y sacó la camisadejándome su verga a la altura de mi cara. Le bajé sus pantalones y calzonesacariciando su verga. Si bien no era enorme, tenía un buen tamaño y sobretodo eracabezona. La acerqué a mi boca y suavemente empecé a pasar mi lengua por sucabeza, recogiendo el glande mientras lo hacía. El comenzó a gemir suavementelo cual me daba mas ganas de seguir. Se sentó en el zofá y se la estuvechupando como si fuera un helado por varios minutos, jugando hasta que me lametí en la boca. Tenía un olor fuerte, estaba caliente y mojadita. El agarrabasuavemente mi cabeza y me guiaba. En un momento se para y mientras me besa mebaja los calzones y me sienta en el zofá. Se arrodilla frente a mi y se pone achupármela de una forma en que nunca me lo habían hecho. Me besaba los huevosmientras me masturbaba. Yo ya estaba muy caliente y el lo notaba. Siguióbajando hasta que llegó a mi ano y lo empezó a chupar mientras me siguiómasturbando. Yo empecé a gemir bien fuerte ya que no podía más. En un momentosentí que no aguantaba más la eyaculación y el debió notarlo. Rápidamente sepuso mi verga en su boca y empecé a largar varios chorros de semen que elrecibía sin inmutarse. Cuando ya no quedaba ni una gota el sacó su boca y me dícuenta que no se había tragado mi leche. En ese momento me da vuelta y me acuestaa lo largo del zofá con mi cola hacia arriba. Yo no sabía que iba a hacer. Sientoque abre mi cola y un líquido caliente que cae sobre mi ano. Recién ahí me dicuenta que había escupido todo mi semen sobre mi ano. Mientras empieza a jugarcon el semen en mi ano me dice: “Qué culo que tenés por Dios!”. En ese momentoempieza a jugar con el semen metiendo sus dedos suavemente en mi ano, forzandoa que mi propio semen entre en mi cola. Mientras jugaba veo que toma un condón(no se donde lo tenía) y se lo pone. Ahí me doy cuenta que quiere cogerme perola verdad es que yo recién había acabado y estaba muy sensible como para que mecoja. Le dije “esperame un poquito asi entro en calor de nuevo” a lo que merespondió “OK, pero mientras juego un poco”. Ahí se acostó arriba mío apoyandosu verga sobre mi cola. La movía como si me estuviera cogiendo. Yo sentía unasensación muy particular, sintiendo el peso de su cuerpo apoyado plenamente alo largo del mio y ese bulto frotándose sobre mi raya. Parecía estar muylubricado entre el gel del condón y mi semen. Me di cuenta que el se estabacalentando cada vez más. Me hubiera gustado estar más excitado para disfrutarmás en ese momento pero mi orgasmo aún estaba cerca. Ahí siento que se agarrasu pija y la apoya en mi cola. Instintivamente grité “Ay!!” y el me dijo “Pará quetodavía no te la puse”. Ambos nos reímos. Ahí sentí como suavemente apoyaba suverga en mi ano y empujaba. Iba entrando con dificultad. Yo hacía años que noera penetrado y me costaba. Realmente me dolía mucho pero el me fue acompañandocon suavidad. En un momento sentí quealgo se iba abriendo en mi y realmente sentí que su verga entraba muy profundodentro mio. Yo apretaba el zofá del dolor. El empezó a bombear muy suavemente yen cada embestida sentía que me dolía más y más. El seguía perforando mi cola.Le pedí para cambiar de posición, asi que me dio vuelta y nos quedamos frente afrente, el acostado arriba mío. Me pidió que levante algo mis piernas e intentóponérmela asi pero sentí que me lastimaba hasta que me paré y apoyé contra unapared. El vino por atrás mio y me la metió “de parado”. Por alguna razón ahí memolestaba algo menos. Yo deseaba que el acabara. Mientras me cogía el me apretabami verga y huevos. Sentía mis nalgas mojadas por mi propio semen, el cualcorría en un hilito por mis piernas. De pronto sentí que su verga se agrandabae iba poniendo más dura. Me empezó a decir: “Te voy a llenar de leche pendejo”mientras empezaba a embestir más fuerte. Yo pensé que no iba a poder sentarmepor años y le dije “Dame tu lechita”. Ahí empezó a dar embestidas fuertes quefueron respondidos con gritos mios de dolor y empecé a sentir sus espasmosdentro mio. Pese a que el tenía condón, sentía claramente cada vez que su pijalanzaba chorros de semen en mi cola. Un minuto después sacó su pija de dentromio. Mis piernas temblaban.
4 comentarios - Mi primera experiencia luego de Diego