Siempre disfruté la eyaculación de Antonio dentro mío.
Algo tibio y veloz en mí me hacía notar que su semen ya era mío.
El latido de su glande en mi interior lo anunciaba.
Sus brazos fuertes y negros se cruzaban por mi pecho y sus manos se aferraban a mis hombros.
Y el galope de su corazón pegado a mi espalda confirmaba el desenlace exitoso.
Algo tibio y veloz en mí me hacía notar que su semen ya era mío.
El latido de su glande en mi interior lo anunciaba.
Sus brazos fuertes y negros se cruzaban por mi pecho y sus manos se aferraban a mis hombros.
Y el galope de su corazón pegado a mi espalda confirmaba el desenlace exitoso.
3 comentarios - Semen en mí