Cuando me pongo a pensar es inevitable un suspiro, era magia pura lo que nacía de sus ojos e infierno lo que provocaba su cuerpo.
Ayelen cumplía 24 años, 4 como mujer, así me lo había explicado después.
Yo había terminado en ese boliche por casualidad, casi sin ganas, pero adentro todo cambio, al ruido de la música y el aroma a fiesta se le sumo la presencia de esta chica que estaba a pocos metros míos rodeada de un grupo de amigos. La mire porque era imposible no hacerlo pero la desee porque era obligación, así que intente de varias formas acercarme con mis amigos hasta que alguien de su grupo mencionó que era el cumpleaños.
Después de invitar algo de tomar, entre baile un poco improvisado de mi parte, me puse a hablarla, mis amigos a esta altura ya se integraban a su grupo y yo me sentía mas confiado puesto que Ayelen era simpatiquísima. Esa noche termino con nuevas amistades y con un número telefónico que valía oro para mí.
- hola, como estas, seguís mareada? Encontraste tu casa? – le escribí por mensaje
- hola, recién me levanto, vos estabas mas mareado no te hagas el fresco – me contesto
- ok, no me hago, pero si te sentís con resaca habría que matarla tomando algo hoy a la noche, que decís? – nesecitaba verla nuevamente
- dudo de tus intenciones de tomar algo, mira que no me conoces bien – me contesto, sin decir ni si ni no.
- Bueno, lo que conozco de vos me lleva a invitarte, que me faltaría por conocer?
- Tal vez algo que te haga salir corriendo, como mi nombre, el verdadero.
- Ok, decime tu nombre verdadero y probamos queres?
- Fabián es mi nombre- me contesto y fue una terrible sorpresa. No porque me desagradaba, sino porque estaba perplejo ante la belleza de aquella persona que me confesaba ser un hombre, a todo esto solo pude contestar con los dibujos de aquella personita corriendo.
- Jajaja, si te parece tan terrible podes venir, si es que todavía perdura la invitación – me contesto. La respuesta fue un SI rotundo, y le pedí su dirección.
Sin moto tuve que cruzar la ciudad en colectivo, demorándome bastante, y todo ese tiempo trataba de encajar en la realidad que me brindaba aquella mina que había nacido vago y ahora me descalabraba la cabeza. No existía un conflicto marcado, siempre en situaciones similares jugaba solo el deseo y la lujuria, pero en esta ocasión conversaba el corazón.
Cuando llegue a su casa estaba nervioso, rompía unas hojas de sauce que había arrancado cuando baje del colectivo, como para calmar los nervios. También pensé en la posibilidad de que me preparen algún estilo de broma pero todo eso ya no importo cuando vi salir por la puerta a ese ángel con vestido morado.
No importaba por donde vieras, nunca podría, sospechar siquiera que era un hombre, y saberlo, me ponía muy caliente a la vez. No pude evitar mencionarlo.
- sos terriblemente divina – le dije y agregue – en algún momento te puede decepcionar tu cuerpo?
- Si, cuando me desnudo y veo esa cosa colgando – me dijo con total confianza – pasa que ya compre algo para la matar la resaca como decís vos.
No quiero detenerme mucho en como era la casa, solo que era de los padres que vivían en la ciudad de Rafaela, además nada me importo teniendo semejante cuerpo sentado a centímetros de mi. Luego de una charla un poco extensa de la verdadera sexualidad, de los sueños y amores no correspondidos, de ahuyentar pretendientes y de las tres cervezas que habíamos tomado ya no podía contenerme más y le tome la mano con la excusa de ver un anillo.
- que suaves que son tus manos – le dije mirándola a los ojos. Ella sonrió y era como si esperara un cumplido por mas mínimo que sea porque acto seguido me beso.
- Sos un tierno, de verdad, algunos piensan que como soy un vago pueden olvidarse de seducir o tratar de enamorar. Vos sos distinto – me dijo
- Pero eso no me importa, porque sos la persona mas linda que vi, de verdad te digo – le dije, era toda dulzura el momento.
Rompiéndonos en besos apretaba fuerte sus caderas, haciéndole saber que me moría de deseo. Ella me tomo el mentón y lo llevo directamente a su cuello, mis manos subieron acariciando sus pechos, no muy grandes pero extremadamente sensuales.
- para – me dijo – queres que estemos mas cómodos?
- Como quieras – le dije, y sin dejar de besarnos llegamos a la oscuridad de su habitación.
Me empujo directamente hacia la cama, se subió arriba mío como los felinos cazadores hacen y su mano me acariciaba la verga por encima del pantalón, no paraba un segundo, le gustaba que me queme de ganas. Mi boca estaba decididamente en sus pechos, acompañada de mis manos que no dejaban de acariciarla, era un sabor dulce, adictivo, y me llenaba la lengua de todo su pecho, sus manos ahora comenzaban a desabrocharme el pantalón.
- que tetas tan ricas que tenes Aye, como me gustan.
- Chupalas todas si te gustan. Tocamelas también que eso me calienta muchísimo, estas re duro mi amor – me dijo, y comenzó a pajearme lenta pero decidida, era brutal ver que esas manos tan suaves me agarraban la pija de manera tan decidida.
- Claro que te las voy a chupar- le dije – y no va a ser lo único.
- Siii, como vos me digas mi amor – me decía, y siguió – me dejar chupar a mi también?
Sin esperar una respuesta arremetió de forma golosa a mi verga, su lengua me provocaban espasmos sobre todo porque no dejaba de acariciarme los huevos, jugaba de una manera placentera y dejaba ver la curva de su cola, lo que fue una indirecta invitación.
- seguí chupándola así divina, no pares, me volves loco- le dije, entregado al poder de su boca y su lengua
- mmmm que rica que esta mi amor, tenes una verga muy rica, será muy jugosa cuando acabes? – yo la escuchaba, moría y vivía por ella. Metí mi mano por debajo del vestido, a mi entender la mejor manera de comenzar a tocar una cola como aquella
- te gusta mi cola? – me dijo, yo puramente perdido ante esa hermosa cola, solo asentí
Y cuando noto que mis dedos ya jugaban en las puertas del paraíso, se coloco en un explosivo 69 poniendo a disposición mía aquella candente cola que sin pensarlo ya recorría mi lengua
- ahhhh, mi aaaammmor, que lengua traviesa tenes, mordeme todaaa – decía ella, yo volaba en una nube, me quemaba en la pasión aun sintiendo que su propio miembro tocaba mi pecho.
Y después de un buen rato de besos y lenguas gastadas, se acomodo en una esquina de la cama con su cola, brillante por mi propia saliva, preparada para recibir mi pija, brillante por la saliva de ella.
- cogeme, cogeme, cogeme, cogeme….- repetía cada vez que entraba y salía dentro de ella
La tomaba de la cintura y entraba en acciones cada vez mas fuertes, ella me agarraba la cintura con una mano y con la otra se apoyaba. Pasando unos muchos minutos me dijo: quiero que seas solo para mí, y me acosté boca arriba mientras ella se sentaba en lo que, yo calcule, era su posición preferida.
La excitación en todos sus movimientos, el fuego que cada parte de ella ardía, y sus gemidos de placer me tenían extasiado.
- acabame, acabame y dame lechita - dijo estas palabras con tanta necesidad que no pude negarme, no quería negarme
- toma divina, abrí la boca – le dije, me saque el preservativo, y explote en un chorro de leche con dirección a sus labios.
Luego siguió chupando hasta asegurarse que me había sacado hasta la última gota, de semen y de voluntad.
En la despedida éramos como novios, yo la miraba y la acariciaba, ella se preocupaba y me abrazaba. No me animaba a preguntar si había un mañana en todo esto. Cuando me fui solo podía recordar su mirada, quería escribirle pero no quería ser un cargoso.
Llego un mensaje en mi teléfono: Nos vemos mañana?
Ayelen cumplía 24 años, 4 como mujer, así me lo había explicado después.
Yo había terminado en ese boliche por casualidad, casi sin ganas, pero adentro todo cambio, al ruido de la música y el aroma a fiesta se le sumo la presencia de esta chica que estaba a pocos metros míos rodeada de un grupo de amigos. La mire porque era imposible no hacerlo pero la desee porque era obligación, así que intente de varias formas acercarme con mis amigos hasta que alguien de su grupo mencionó que era el cumpleaños.
Después de invitar algo de tomar, entre baile un poco improvisado de mi parte, me puse a hablarla, mis amigos a esta altura ya se integraban a su grupo y yo me sentía mas confiado puesto que Ayelen era simpatiquísima. Esa noche termino con nuevas amistades y con un número telefónico que valía oro para mí.
- hola, como estas, seguís mareada? Encontraste tu casa? – le escribí por mensaje
- hola, recién me levanto, vos estabas mas mareado no te hagas el fresco – me contesto
- ok, no me hago, pero si te sentís con resaca habría que matarla tomando algo hoy a la noche, que decís? – nesecitaba verla nuevamente
- dudo de tus intenciones de tomar algo, mira que no me conoces bien – me contesto, sin decir ni si ni no.
- Bueno, lo que conozco de vos me lleva a invitarte, que me faltaría por conocer?
- Tal vez algo que te haga salir corriendo, como mi nombre, el verdadero.
- Ok, decime tu nombre verdadero y probamos queres?
- Fabián es mi nombre- me contesto y fue una terrible sorpresa. No porque me desagradaba, sino porque estaba perplejo ante la belleza de aquella persona que me confesaba ser un hombre, a todo esto solo pude contestar con los dibujos de aquella personita corriendo.
- Jajaja, si te parece tan terrible podes venir, si es que todavía perdura la invitación – me contesto. La respuesta fue un SI rotundo, y le pedí su dirección.
Sin moto tuve que cruzar la ciudad en colectivo, demorándome bastante, y todo ese tiempo trataba de encajar en la realidad que me brindaba aquella mina que había nacido vago y ahora me descalabraba la cabeza. No existía un conflicto marcado, siempre en situaciones similares jugaba solo el deseo y la lujuria, pero en esta ocasión conversaba el corazón.
Cuando llegue a su casa estaba nervioso, rompía unas hojas de sauce que había arrancado cuando baje del colectivo, como para calmar los nervios. También pensé en la posibilidad de que me preparen algún estilo de broma pero todo eso ya no importo cuando vi salir por la puerta a ese ángel con vestido morado.
No importaba por donde vieras, nunca podría, sospechar siquiera que era un hombre, y saberlo, me ponía muy caliente a la vez. No pude evitar mencionarlo.
- sos terriblemente divina – le dije y agregue – en algún momento te puede decepcionar tu cuerpo?
- Si, cuando me desnudo y veo esa cosa colgando – me dijo con total confianza – pasa que ya compre algo para la matar la resaca como decís vos.
No quiero detenerme mucho en como era la casa, solo que era de los padres que vivían en la ciudad de Rafaela, además nada me importo teniendo semejante cuerpo sentado a centímetros de mi. Luego de una charla un poco extensa de la verdadera sexualidad, de los sueños y amores no correspondidos, de ahuyentar pretendientes y de las tres cervezas que habíamos tomado ya no podía contenerme más y le tome la mano con la excusa de ver un anillo.
- que suaves que son tus manos – le dije mirándola a los ojos. Ella sonrió y era como si esperara un cumplido por mas mínimo que sea porque acto seguido me beso.
- Sos un tierno, de verdad, algunos piensan que como soy un vago pueden olvidarse de seducir o tratar de enamorar. Vos sos distinto – me dijo
- Pero eso no me importa, porque sos la persona mas linda que vi, de verdad te digo – le dije, era toda dulzura el momento.
Rompiéndonos en besos apretaba fuerte sus caderas, haciéndole saber que me moría de deseo. Ella me tomo el mentón y lo llevo directamente a su cuello, mis manos subieron acariciando sus pechos, no muy grandes pero extremadamente sensuales.
- para – me dijo – queres que estemos mas cómodos?
- Como quieras – le dije, y sin dejar de besarnos llegamos a la oscuridad de su habitación.
Me empujo directamente hacia la cama, se subió arriba mío como los felinos cazadores hacen y su mano me acariciaba la verga por encima del pantalón, no paraba un segundo, le gustaba que me queme de ganas. Mi boca estaba decididamente en sus pechos, acompañada de mis manos que no dejaban de acariciarla, era un sabor dulce, adictivo, y me llenaba la lengua de todo su pecho, sus manos ahora comenzaban a desabrocharme el pantalón.
- que tetas tan ricas que tenes Aye, como me gustan.
- Chupalas todas si te gustan. Tocamelas también que eso me calienta muchísimo, estas re duro mi amor – me dijo, y comenzó a pajearme lenta pero decidida, era brutal ver que esas manos tan suaves me agarraban la pija de manera tan decidida.
- Claro que te las voy a chupar- le dije – y no va a ser lo único.
- Siii, como vos me digas mi amor – me decía, y siguió – me dejar chupar a mi también?
Sin esperar una respuesta arremetió de forma golosa a mi verga, su lengua me provocaban espasmos sobre todo porque no dejaba de acariciarme los huevos, jugaba de una manera placentera y dejaba ver la curva de su cola, lo que fue una indirecta invitación.
- seguí chupándola así divina, no pares, me volves loco- le dije, entregado al poder de su boca y su lengua
- mmmm que rica que esta mi amor, tenes una verga muy rica, será muy jugosa cuando acabes? – yo la escuchaba, moría y vivía por ella. Metí mi mano por debajo del vestido, a mi entender la mejor manera de comenzar a tocar una cola como aquella
- te gusta mi cola? – me dijo, yo puramente perdido ante esa hermosa cola, solo asentí
Y cuando noto que mis dedos ya jugaban en las puertas del paraíso, se coloco en un explosivo 69 poniendo a disposición mía aquella candente cola que sin pensarlo ya recorría mi lengua
- ahhhh, mi aaaammmor, que lengua traviesa tenes, mordeme todaaa – decía ella, yo volaba en una nube, me quemaba en la pasión aun sintiendo que su propio miembro tocaba mi pecho.
Y después de un buen rato de besos y lenguas gastadas, se acomodo en una esquina de la cama con su cola, brillante por mi propia saliva, preparada para recibir mi pija, brillante por la saliva de ella.
- cogeme, cogeme, cogeme, cogeme….- repetía cada vez que entraba y salía dentro de ella
La tomaba de la cintura y entraba en acciones cada vez mas fuertes, ella me agarraba la cintura con una mano y con la otra se apoyaba. Pasando unos muchos minutos me dijo: quiero que seas solo para mí, y me acosté boca arriba mientras ella se sentaba en lo que, yo calcule, era su posición preferida.
La excitación en todos sus movimientos, el fuego que cada parte de ella ardía, y sus gemidos de placer me tenían extasiado.
- acabame, acabame y dame lechita - dijo estas palabras con tanta necesidad que no pude negarme, no quería negarme
- toma divina, abrí la boca – le dije, me saque el preservativo, y explote en un chorro de leche con dirección a sus labios.
Luego siguió chupando hasta asegurarse que me había sacado hasta la última gota, de semen y de voluntad.
En la despedida éramos como novios, yo la miraba y la acariciaba, ella se preocupaba y me abrazaba. No me animaba a preguntar si había un mañana en todo esto. Cuando me fui solo podía recordar su mirada, quería escribirle pero no quería ser un cargoso.
Llego un mensaje en mi teléfono: Nos vemos mañana?
3 comentarios - La cumpleañera/o
van p