Hola mis fieles seguidores!! Voy a contarles mi primera historia de amor, desde su comienzo hasta su final. Será en varias partes para que no se cansen de leer y para que puedan disfrutar de cada vivencia. Como dije antes, soy bisexual pero no frecuento la noche y nunca estuve con un gay, siempre fueron "héteros flexibles" con novia o casados.
Todo comenzó cuando conocí a Leandro, morocho, 1.90 m, pelilargo y un aspecto bien macho. Era empleado de un comercio el cual frecuentaba. Siempre me atendía con una sonrisa, mostrando sus dientes super blancos. Pero todo era relación cliente-vendedor hasta que un día me dice: "no tenés un pucho, muero por fumar", "no fumo respondí", deseando ser fumador en ese momento. A la semana volví al local, y habiéndome acordado de los cigarrillos, el muy putito (o sea yo) compré un atado. Llego y le digo:"esto es para vos por la buena atención de siempre", mentira, tenía más ganas de chuparle todo que de respirar. "Voy a tener que retribuirtelo", me dijo. "Cuando quieras", atiné a decir, ya que en mi cabeza se me habían ocurrido miles de cosas.
Y así rompimos el hielo, ahora cada vez que iba al negocio, charlábamos, me contaba alguna aventura y yo solo escuchaba. Un día me animé y lo invité a cenar. "Queres venir a comer unas pizzas a casa", le dije, y sin darle tiempo a que responda agregué:"no sabes lo bien que amaso". "Habrá que comprobarlo", me dijo, "mañana te parece?", yo no tenía planes, así que quedamos para el otro día.
Llegó, impecable, con el pelo mojado y bien perfumado. Yo ya estaba alzado pero muy nervioso. Puse la mesa, había comprado cerveza aunque yo no tomo y empezamos a cenar. Charlamos de la vida, me contó que estaba de novio y de las cosas que hacía, y yo lo miraba como embobado. Una vez que terminamos la cena, me dice: "mi jefa me dice que me tenes ganas, por eso estoy acá", sin anestesia lo largó y a mí si me corres no me asusto así que le respondí: "desde el primer día". "Pero sabías que yo cobro" me dijo, y medio me frenó pero quería probarlo así que no me iba a ser el santito: "no hay problema, plata hay. Eso sí, si te gusta, me cobras la mitad", y me reí, soy muy bueno negociando.
Sin mediar palabra, se desprendió el cinto, se bajó el jean y dejó ver su gran bulto que se marcaba en su boxer azul. Me prendí a su pija como si tuviera un helado frente mío. Le recorría la pija desde los huevos hasta la cabeza, pero todo arriba del boxer, cuando vi que se estaba humedeciendo la saqué y me la puse de una dentro de la boca. Era gruesa, un rico olor a limpia y unos huevos bien gordos. Recorría ese mástil desde la base hasta la punta de la cabeza que ya estaba largando juguito y se mezclaba con mi saliva. Mirándolo le digo: "¿qué incluye el precio?", "todo lo que quieras", me dijo. Así que me bajé todo, me ensalivé el agujero y apoyé la punta de ese pedazo de carne en la entrada de mi orto. Él recostado contra la pared y yo apoyado sobre la mesa, fui empujando despacio para que entrara esa cabeza roja dentro mío, quería disfrutar cm a cm esa pija. Suerte a mi buena lubricación, mi ano fue cediendo y y se fue comiendo toda esa verga. Cuando hizo tope, empezó a bombearme y ahí sentí todo su instrumento dentro mío. Qué placer fue tener sus huevos golpeando contra los cachetes de mi culo, acariciárselos mientras me cogía. Estuvo como media hora entrando y saliendo de mi culo, cuando estaba por acabar me preguntó donde quería la lechita y le dije: "la quiero probar", así que la sacó, me arrodillé y abrí la boca y descargó todo su semen caliente en mi boca, aunque algo salpicó en mi cara. Limpié todo bien, mi cara y su pija, nos vestimos y cuando le iba a pagar me dice: "No es nada, nunca disfruté tanto con un tipo como lo hice con vos. Eso sí, quiero que se repita". Y así comenzó una historia con Leandro.
Espero que les haya gustado, y si quieren seguiré contando como se fue desarrollando esta historia... Saludos!!
Todo comenzó cuando conocí a Leandro, morocho, 1.90 m, pelilargo y un aspecto bien macho. Era empleado de un comercio el cual frecuentaba. Siempre me atendía con una sonrisa, mostrando sus dientes super blancos. Pero todo era relación cliente-vendedor hasta que un día me dice: "no tenés un pucho, muero por fumar", "no fumo respondí", deseando ser fumador en ese momento. A la semana volví al local, y habiéndome acordado de los cigarrillos, el muy putito (o sea yo) compré un atado. Llego y le digo:"esto es para vos por la buena atención de siempre", mentira, tenía más ganas de chuparle todo que de respirar. "Voy a tener que retribuirtelo", me dijo. "Cuando quieras", atiné a decir, ya que en mi cabeza se me habían ocurrido miles de cosas.
Y así rompimos el hielo, ahora cada vez que iba al negocio, charlábamos, me contaba alguna aventura y yo solo escuchaba. Un día me animé y lo invité a cenar. "Queres venir a comer unas pizzas a casa", le dije, y sin darle tiempo a que responda agregué:"no sabes lo bien que amaso". "Habrá que comprobarlo", me dijo, "mañana te parece?", yo no tenía planes, así que quedamos para el otro día.
Llegó, impecable, con el pelo mojado y bien perfumado. Yo ya estaba alzado pero muy nervioso. Puse la mesa, había comprado cerveza aunque yo no tomo y empezamos a cenar. Charlamos de la vida, me contó que estaba de novio y de las cosas que hacía, y yo lo miraba como embobado. Una vez que terminamos la cena, me dice: "mi jefa me dice que me tenes ganas, por eso estoy acá", sin anestesia lo largó y a mí si me corres no me asusto así que le respondí: "desde el primer día". "Pero sabías que yo cobro" me dijo, y medio me frenó pero quería probarlo así que no me iba a ser el santito: "no hay problema, plata hay. Eso sí, si te gusta, me cobras la mitad", y me reí, soy muy bueno negociando.
Sin mediar palabra, se desprendió el cinto, se bajó el jean y dejó ver su gran bulto que se marcaba en su boxer azul. Me prendí a su pija como si tuviera un helado frente mío. Le recorría la pija desde los huevos hasta la cabeza, pero todo arriba del boxer, cuando vi que se estaba humedeciendo la saqué y me la puse de una dentro de la boca. Era gruesa, un rico olor a limpia y unos huevos bien gordos. Recorría ese mástil desde la base hasta la punta de la cabeza que ya estaba largando juguito y se mezclaba con mi saliva. Mirándolo le digo: "¿qué incluye el precio?", "todo lo que quieras", me dijo. Así que me bajé todo, me ensalivé el agujero y apoyé la punta de ese pedazo de carne en la entrada de mi orto. Él recostado contra la pared y yo apoyado sobre la mesa, fui empujando despacio para que entrara esa cabeza roja dentro mío, quería disfrutar cm a cm esa pija. Suerte a mi buena lubricación, mi ano fue cediendo y y se fue comiendo toda esa verga. Cuando hizo tope, empezó a bombearme y ahí sentí todo su instrumento dentro mío. Qué placer fue tener sus huevos golpeando contra los cachetes de mi culo, acariciárselos mientras me cogía. Estuvo como media hora entrando y saliendo de mi culo, cuando estaba por acabar me preguntó donde quería la lechita y le dije: "la quiero probar", así que la sacó, me arrodillé y abrí la boca y descargó todo su semen caliente en mi boca, aunque algo salpicó en mi cara. Limpié todo bien, mi cara y su pija, nos vestimos y cuando le iba a pagar me dice: "No es nada, nunca disfruté tanto con un tipo como lo hice con vos. Eso sí, quiero que se repita". Y así comenzó una historia con Leandro.
Espero que les haya gustado, y si quieren seguiré contando como se fue desarrollando esta historia... Saludos!!
9 comentarios - Leandro