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Vuelvo a las pistas de los relatos

Después de mucho tiempo fuera, vuelvo a mis relatos.

Si lo necesitan pueden ver mis relatos anteriores para que se pongan al día.

La última vez quedamos en que mi relación con Nicolás terminó abruptamente cuando tuvo que optar entre continuar su doble vida o asumir ser padre y formar una familia con su pareja, Daniela. En el intertanto, Jorge -primo de Nicolás, con quien habíamos tenido experiencias sexuales muy placenteras- me fue a dar una noticia muy impactante.

Sigamos entonces:

Eran las 9 de la noche de un viernes. El día había estado lluvioso, y yo extrañaba a Nicolás. A esta hora siempre estábamos teniendo sexo desenfrenado después de su partido de fútbol. Extrañaba lamer sus testículos con sabor a hombre y sentir su leche tibia en mi garganta y en mi culo. Tuve la tarde libre, así que estuve viendo horas y horas de porno, pero nada ni nadie podía saciar mis apetitos sexuales.

Me levanté de la cama a medio hacer en la que estuve tumbado por largas horas, masturbando mi pene semi erecto, y decidí ordenar un poco. Mientras estaba en eso, el timbre sonó. Me acerqué corriendo a la puerta; una parte de mí pensó que era Nicolás, que venía de nuevo a mis brazos, pero al mirar por el ojal de la puerta, la sorpresa fue mayor: era Jorge, su primo, a quien no veía hace algún tiempo. Abrí la puerta y lo invité a pasar.

-Cuánto tiempo -le dije.
-Sí, bastante, he estado un poco alejado -replicó.

Hubo un silencio incómodo, hasta que rompió el hielo diciendo:

-Supe lo de Nicolás, ¿cómo estás?
-¿Para eso viniste? -respondí- No estoy muy bien, como podrás imaginar...
-Perdón, tranquilo, de hecho, vine por otra cosa - me dijo.
-¿Y qué sería? -le pregunté secamente y algo molesto.
-Tengo que contarte algo, siéntate.
-Espera, deja traer algo para beber -le dije con mejor disposición.

Destapé una botella de Carmenere que tenía guardada hace algún tiempo, y nos pusimos a hablar. Él comenzó a decirme que de un tiempo a esta parte se sentía cada día más como una puta, que en los últimos meses se había hecho romper el culo por cuanto hombre había conocido, pero que se sentía incompleto, insatisfecho, que necesitaba algo más.

-¿Y qué sería eso? -le pregunté.
-Siento que mi cuerpo no es capaz de contener todo el placer que necesito -me respondió.
-¿Qué quieres decir? -dije confundido.

Me explicó que se sentía atrapado en su cuerpo, que en realidad quería ser una puta en celo hecha y derecha y que, para ello, iría a Argentina a operarse para convertirse en mujer. En una primera instancia, operaría su trasero, sus pechos y se angostaría la cintura, conversando su pequeño y delicado pene. Ya había empezado un tratamiento hormonal -el cual se notaba bastante- y había reunido el dinero suficiente. En estos meses ya había tomado la decisión, sólo me la estaba comunicando.

-¿Y qué necesitas de mí? -interrogué aún confundido con la noticia.
-Sólo quería contarte, has sido alguien relevante en mi vida y, por eso, quiero pedirte algo especial: quiero que seas el último con quien tenga sexo siendo Jorge...

Cuando pronunció esa frase mi pene se erectó de forma instantánea, arrojé mi copa de vino lejos, quebrándola en el suelo de la cocina, me puse de pie con celeridad y, mientras él seguía sentado, mirándome, bajé mis pantalones y puse al descubierto mi verga palpitante. Apoyé mi glande en sus carnosos labios, y tomé con suavidad su mentón con la mano derecha y su nuca con mi mano izquierda, empujando con fuerza mi pene hacia adentro de su boca. Estaba tan caliente garchando su boca que le pedía que me diera pequeños mordiscos en la verga, a lo que él accedió, mirándome con una cara de pervertido, que a mí me excitaba más y más.

Metí todo mi pene en su boca, viendo cómo se hinchaba su garganta y hacía arcadas cuando trataba de meter mi miembro hasta lo más profundo; empujé con fuerza un par de veces más y me vine en su boca con una cantidad increíble de semen...

Con el pene a medio erectar después de esa tremenda sacudida, Jorge me tomó de la mano y me empujó al sillón de la sala, se bajó los pantalones y comenzó a dar sentones sobre mi pija. Su ano estaba exquisitamente dilatado, y producto del frío de la noche sentía la piel de gallina de sus nalgas reposar sobre mi pelvis mientras se movía con rapidez gritando "soy tu puta, soy tu puta".

El orgasmo de él llegó antes que el mío, pues vi delante de mí un chorro de semen que cayó directo en la alfombra, y al rato después yo hice lo propio dentro de su culo, ante lo que él exclamó con un gemido increíble.

Habiendo terminado el acto, nos duchamos juntos, donde nos besamos y manoseamos por todos lados, masturbándonos mutuamente y metiéndonos los dedos en el ano del otro, alcanzando una nueva eyaculación cada uno. Para terminar, lamí su culo lampiño y nos fuimos a vestir, ya que tenía prisa, su avión despegaba en la madrugada.

Cogí las llaves del auto y lo llevé al aeropuerto, donde nos despedimos con un beso. Al despedirse, me dijo:

-Cuando vuelva te visitaré, y así como despediste a Jorge, recibirás a la puta que seré cuando regrese. No lo olvides.

Me dio un agarrón en la pija mientras me besó por última vez y se marchó.

¿Qué creen que pasó después?

Esperen el siguiente relato.

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