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Damian [Relato]

Tiene bastante que no escribo y es que en verdad he estado ocupada haciendo algunas otras tantas cosas con mi vida, pero hoy quiero hablarles de algo que me pasó relativamente hace poco. Este último mes rompí con un chavo con quien estaba saliendo y es que estoy algo insegura sobre mi cambio de sexo, por una parte quiero ser una mujer completa y por otra, la simple idea de quitarme el miembro me saca de quicio, me encanta, de algún modo siento que es parte de mi cuerpo y lo que me hace ser única como persona, además claro de que disfruto mucho mi sexualidad así, en fin, el tema salió a flote y rompimos.

Los días venideros fueron difíciles, de verdad me gustaba pero con ayuda de un par de amigos salí adelante, dos semanas después de romper con él asistí a una fiesta de trabajo, una cena donde se cerraría un negocio importante para la empresa y debía asistir acompañada, invité a una amiga y fuimos juntas, a pesar de que no tenía intenciones de buscarme un compañero para el resto de la noche, tenía ganas de vestirme como toda una puta, presumir al mundo mi cuerpo y dejar que alguno que otro me viera con ganas de reventarme el trasero con su verga, con aquel pensamiento tomé el vestido más corto que encontré, apenas cubría mi trasero, me puse una medias negras y tacones altos, era bastante escotado y podía lucir bien mis senos, me veía elegante y bastante puta también.

Mi amiga por su parte optó por algo menos llamativo, un vestido rojo largo y nada llamativo pero resaltaba bien su figura, así, ambas listas partimos a la cita. Al llegar nos asignaron una mesa al fondo donde estaban 4 personas más, 3 hombres y una mujer, dos de ellos eran ya maduros, unos 60 años como mínimo y parecía que la mujer era esposa de uno de ellos pues era bastante cariñosa con el más grande, se tomaban de la mano y reían. Mi principal problema fue el hombre en solitario, contaba con un cuerpo espectacular, el traje apenas le quedaba de lo grande que era, se veía bastante ejercitado, su tez era morena, pero no de ese moreno oscuro, un moreno más claro y su cabello negro y corto resaltaban sus perfectos dientes blancos, un par de ojos negros como la noche y sus grandes manos. Mi mente echó a volar y no pude evitar verme recorriendo su abdomen con la lengua, probar el sabor de su piel y morder sus pezones, bajar lento y llegar a un miembro de 40 centímetros, si, estaba exagerando, pero vamos, después de casi dos semanas sin sexo llega un chico así y me dan ganas de volverme su perra.

La cena transcurrió normal e incluso le hice la plática, su nombre era Damian y era un nuevo socio de la empresa, nos llevamos bien y reímos mucho durante el evento, al terminar nos invitó a la fiesta que tendría lugar en el hotel de enfrente para todos los socios que habían estado dispuesto, parecía ser que la pareja y el otro hombre ya sabían de esto y le dijeron a Damian que se iban a adelantar, mi amiga no quería ir pero al final la convencí de hacerlo con la promesa de que si podía coger con Damian le debería un favor enorme o en algún caso especial podíamos compartirlo, comenzó a reír la descarada y aceptó.

Salimos del salón y nos encaminamos al hotel, nos registramos como invitadas de Damian y para no verme tan mal decidí comprar una botella de vino, le pedí a Damian que se adelantara y finalmente me quedé esperando en una fila larguísima, me arrepentí al instante pero iba a verme peor si llegaba sin la botella, mi amiga se quedó conmigo y empecé a contarle que de verdad le traía ganas al moreno, ella me confesó que también le gustaba y al final coincidimos en que haríamos todo lo posible por tener un trío con él, al final no sería la primera vez que estaríamos juntas en la cama, con ella ya había tenido alguna que otra experiencia, anteriormente cuando recién nos conocimos le encantaba hacerme mamadas un par de veces al día.

Pasaron algunos minutos que parecieron horas, mínimo 30 minutos diría yo pero al final subimos, estaba caliente, mis labios iban mojados por mi lengua y mi verga exigía salir a jugar, al llegar toqué la puerta y el corazón se me aceleró, un hombre abrió la puerta de la suit y nos dejó entrar, era como una casa más, entregué la botella y pregunté por Damian, el hombre sonrió por lo bajo y me señaló una puerta, caminé entre la gente junto a Mariana, mi amiga, y llegamos hasta la puerta, giré la perilla y fue ahí donde todo comenzó.

Al entrar me quedé pasmada con lo que veía, seguramente muchos ya sabrán que era y otros tanto se acercaran a la escena, la habitación tenía una cama grande, en ella dos parejas cogían sin parar, la primera era el hombre mayor y su esposa y la otra era Damian, pero el no estaba dando, estaba desnudo en cuatro recibiendo la verga de un hombre de piel blanca, vaya decepción me llevé, el chico era gay.

Al verme entrar Damian se sorprendió y de inmediato se puso de pie, pude ver su perfecto cuerpo, su perfecto abdomen y sus perfectas piernas, y entre ellas una verga hermosa completamente erecta, venuda y limpia, con líquido preseminal escurriendo de la punta, me calenté de inmediato y no lo pude evitar, bien, no podría cogerme, pero quien me negaba la idea de cogermelo yo a él.

Mariana por su parte solamente comenzó a reír y finalmente cerró la puerta, evité hacerle caso a Damian de momento y me centré en mi amiga, de lo absurdo y enojada que estaba le clavé un beso, las otras parejas seguían en lo suyo, algunos estaban prendidos en una esquina mientras el chico que se estaba cogiendo a mi hombre ideal se centraba en hacer que él volviera a la cama. Mariana respondió a mi beso y comenzó a tomarme de la cadera, estábamos calientes y con ganas de tener acción, la dejé acariciar mi cuerpo, algunos de los presentes nos miraban besarnos y tocarnos, finalmente la despojé de su vestido dejándola simplemente en su tanga negra y su brasier del mismo color, la llevé a la cama donde nos hicieron espacio todos y comencé a arrancarle la ropa que le quedaba con los dientes, ella gemía y gemía con cada movimiento de mi lengua, cuando logré que se viniera se rió y comenzó a quitarme la ropa, quedé en lencería y dos hombres se acercaron queriendo unirse a mí pequeña fiesta, entonces Mariana hizo el movimiento y liberó mi miembro para empezar a mamarlo, los que nos veían quedaron sorprendidos, algunos para bien y otros decepcionados, quizás creían que esta noche podrían tener sexo con una mujer, estúpidos.

Por mi mente solo pasaba algo, Damian. Lo busqué con la mirada y conectamos, el me miró fijamente y entendió lo que quería, poco a poco se acercó temeroso y empezó a ayudar a Mariana con mi miembro, la simple sensación de su lengua recorriendo la punta de mi verga me prendió lo suficiente como para eyacular, manché su cara con el líquido blanco que Mariana no tardó en empezar a tragar, le pedí a Damian que se pusiera en cuatro y obedeció, mi amiga por su parte se hizo a un lado y comenzó a ser cogida por otro hombre.

Lo tenía ahí, abierto de culo, con sus nalgas morenas paradas frente a mi, la entrada de su ano abierto y su cuerpo invitándome a coger, tomé mi verga con la mano izquierda para buscar recuperarme, escuché su voz, la voz de un macho, "cogeme" y como si fuera una palabra mágica me puse a escasos centímetros de él y pasé la lengua por su esfínter, lamí sus testículos y con un poco de mi saliva lubriqué mi miembro, lo tomé por la cadera y dejé ir lentamente mi pene hacia dentro, escuché como soltó un gemido y eso solamente me prendió más, era como si dentro de esa orgía no importara nada más, solo él y yo, aceleré, me dejé llevar, estaba dándole a quien quería que me diera aquella noche y parecía ser que le encantaba, era un puto con ganas, tenía coraje y a la vez satisfacción, hacía mucho que no me cogía a alguien, me había centrado simplemente en recibir y el placer de dar se me había olvidado, era como si un monstruo se hubiera liberado en mi.

Escuchaba sus gemidos de hombre, su voz pidiendo que no parara y mi verga exigiendo acabar ya, pronto sentí las caricias de alguien más, el sostén se cayó y liberó mis senos, al sentir el contacto de unas manos contra mis pezones dejé salir mi carga de semen, estaba mareada y sin sentido, me dejé llevar, la lengua de alguien encontró la mía y correspondí su atrevimientos, era un señor maduro, de unos 40 años pero con manos firmes acariciando mis senos, veía de reojo a Damian tratando de recuperarse de nuestro reciente encuentro, el señor me estaba dando lo que él no había podido y entre tanto placer ya nada importaba, sentí su verga queriendo entrar en mi culo, me separé de él y lo aventé contra la cama, su verga erecta me esperaba, me subí a él y comencé a cabalgar a ese hermoso y maduro corcel, el sonido de mi trasero pegando contra sus muslos era hipnotizante, resonaba en mi cabeza mientras su trozo de carne estimulaba mi cuerpo entero, sentía como mi verga chocaba contra su abdomen y como mis tetas iban de arriba para abajo, era un movimiento continuo, entraba y salía, entraba y salía, pronto Mariana apareció y se sentó sobre la boca de mi pareja, él sin dudarlo empezó a darle placer con su lengua, minutos después me estremecí y empecé a gemir como la puta que era aquella noche, me recosté en la cama satisfecha y Mariana comenzó a cabalgar mi verga, el hombre entendió la oportunidad frente a él y clavo su verga en el trasero de Mariana, yo le daba por la vagina mientras él se la cogía por el culo.

Finalmente me vine dentro de ella y entendí que no podía dar más, me puse en cuatro y dejé que un par de hombres me cogieran mientras yo hacía que mi maduro terminara en mi boca, tragué su semen y esperé a que los otros dos dejaran mi trasero en paz, sentí el líquido escurriendo de mis entrañas, me recosté y abracé a Mariana para quedarnos dormidas, al día siguiente desperté entre personas desnudas, algunos ya estaban dándose el mañanero, me despedí con una mamada del hombre que me había cogido y Mariana me hizo oral a mi, nos vestimos y abandonamos el lugar, apenas podía caminar, no supe ni cuantas vergas tuve dentro aquella noche pero si sabía algo, Damian me debía un palo.

2 comentarios - Damian [Relato]

dantraloco
Buen post, van 4 puntos
No te quites el pene. Muchas que lo han hecho luego no han vuelto a experimentar un orgasmo. Además, como dices en el relato, tu disfrutas siendo activa.
Jessco
Hacia un buen rato que no leía un relato tuyo y como siempre es excelente.
Ay mi niña, creo que poder recibir y dar es un placer que tienen pocos y pocas.