Como les he contado en otro relatos, estudié abogacía. Hoy, ya ejerzo como cuervo y es común verme por la zona judicial de La Plata, a veces alternando por los Tribunales de calle 8 y otras veces por el Poder Judicial de calle 13. Zona de mucho bogas. Imposible identificar que cada tanto me gusta comerme un pibito... Soy muy discreto. Vivo la sexualidad muy puertas adentro. Lo llamativo, es que esta vez, fue la primera vez que me sentí atraído por un, digamos, veterano.
En ese momento tenía escasos 22 años. Estaba bastante avanzado en la carrera de abogacía y tenía una excelente relación con un profe, que tenía un estudio de abogados por la zona de los Tribunales de Avenida 13 y me invitó a empezar a empaparme de la cuestión. Asique muy felizmente, andaba de camisita y pantalón de gabardina todas las mañana por esa zona, mientras estudiaba por las tardes-noche.
Sobre fin de año, un diciembre hiper caluroso platense, me invitaron, junto al resto del estudio a un "brindis" de fin de año del colegio de abogados. Fui, muy felizmente, con mis compañeros de estudio y con algún compañero de la facu, que también estaba en la movida. Éramos muy jóvenes, posiblemente los más jóvenes de esa velada.
Había un abogado, secretario en Tribunales, llamemosle Sebastián, que solía frecuentar el estudio y al que yo solía frecuentar con papeles de causas, honorarios, etc, etc, etc. En fin, nos conocíamos del ambiente. Era un tipo cuarentón (luego supe que 43), no muy alto, 1,68m, flaco, pero de espalda ancha. Siempre super elegante, con sacos entallados, pantalones achupinados y zapatos de punta de alto nivel. Tenía estilo. Corte de pelo moderno, rubio oscuro, y siempre perfectamente afeitado y un color de piel envidiablemente tostado.
En el brindis, no podía faltar. Se acercó con una copa de vino, siempre elegante y con presencia y me saludó a mi y a otros compañeros de la facu que conocía también del ambiente. Nos elogió la presencia, saludos, etc, se fue.
Esa noche, tuve una sensación rara. Sentí que quería comerme a ese veterano que casi me doblaba en edad, pero no tenía forma de saber que onda.
Más tarde, un poco entrado en copas, me acerqué a saludarlo. Nos pusimos a charlar de boludeces, cosas cotidianas, lugares para veranear, vinos, la facu, el estudio, etc. A él se lo notaba algo pasado en copas también. Y de pasado en copas, se puso algo preguntón. Que si dónde vivía, si vivía solo, que si tenía novia, que porqué no tenía novia con esa facha, que seguro me garchaba todas las minitas, que si alguna vez me había garchado una compañera, que cuántas, que si en casa, que si en las de ellas, y así. Cada vez más caliente se iba poniendo. Yo trataba de corresponderle también algunas preguntas a él. Sabía que era soltero, que estaba con una mina hacía como 5 años, bastante más joven que él (30 años) pero que tenía una relación muy eventual y de hecho no vivía juntos. Hasta que Seba, de tantas copas de vinos, se soltó y largó:
-A vos no te gustaran los pibes, no?
-Y si me gustan, qué? - Le respondí. Su sonrisa confirmó mis sospechas. Teníamos un pacto.
No sé con que otra boludez salió, pero lo que teníamos que saber, ambos ya lo sabíamos. Seguimos charlando un poco más, y se fue a saludar a otros colegas. Pero antes de irse, me tiró:
-Avisame cuando te vayas, te llevo a tu casa.
-Dale, joya - Le contesté
El brindis siguió un rato más. Como a la hora, me llega un whatsapp de Seba, diciendome que se iba, si quería que me lleve. Le dije que si, y me dijo que lo esperara en la esquina, mientras él sacaba el autazo que tiene de la cochera.
Eso hice. Lo esperé y me pasó a buscar. Cuando subí, me preguntó si quería ir directo a casa.
A lo que pregunté:
-Y si no, a dónde me querés llevar?
Se notó que se le movieron todos los ratones, porque se me abalanzó y me comió la boca. Chapamos unos segundos, me soltó, se acomodó para manejar, visiblemente caliente y me dijo:
-Te voy a descoser el orto, por pendejo atrevido.
Puso segunda, y salió quemando gomas. Nunca me había sentido tan puto. Juro que tenía la cola húmeda. Lo miré y me mordí los labios. Me miró, con cara de estar muuy caliente y me dijo, agarrándose el bulto:
-Hace rato que te vengo fichando el orto, ésta entera te vas a comer.
Me subía la adrenalina a mil. El chabon estaba re escabio y eso le hacía subir la calentura. No faltaban muchas cuadras, y le metí mano por encima del bulto. Se notaba dura, caliente y con buen tamaño. Gozaba por el roce de mi mano sobre el pantalón. Mi cola ardía, sentía que me dilataba sin tocarme. Era todo muy caliente. Cuando llegamos, entró el auto a la cochera, subimos, muy decentemente por el ascensor nos metimos a su depto, casi corriendo. Al entrar, me comió la boca de un beso, mientras me franeleaba todo el orto.
Seba estaba a full, y yo no me quedaba atrás. Chapamos contra la pared, me apretaba la cola, me tocaba el bulto, yo le hacía lo mismo, hasta que explotó de calentura. Me tiró contra el sillón que tenía, me hizo ponerme en 4, me bajó el pantalón muy bruscamente, casi me arrancó el boxer, se paró frente a mi cola, totalmente depilada, y me dijo:
-Ahora sí....
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Continuará!
En ese momento tenía escasos 22 años. Estaba bastante avanzado en la carrera de abogacía y tenía una excelente relación con un profe, que tenía un estudio de abogados por la zona de los Tribunales de Avenida 13 y me invitó a empezar a empaparme de la cuestión. Asique muy felizmente, andaba de camisita y pantalón de gabardina todas las mañana por esa zona, mientras estudiaba por las tardes-noche.
Sobre fin de año, un diciembre hiper caluroso platense, me invitaron, junto al resto del estudio a un "brindis" de fin de año del colegio de abogados. Fui, muy felizmente, con mis compañeros de estudio y con algún compañero de la facu, que también estaba en la movida. Éramos muy jóvenes, posiblemente los más jóvenes de esa velada.
Había un abogado, secretario en Tribunales, llamemosle Sebastián, que solía frecuentar el estudio y al que yo solía frecuentar con papeles de causas, honorarios, etc, etc, etc. En fin, nos conocíamos del ambiente. Era un tipo cuarentón (luego supe que 43), no muy alto, 1,68m, flaco, pero de espalda ancha. Siempre super elegante, con sacos entallados, pantalones achupinados y zapatos de punta de alto nivel. Tenía estilo. Corte de pelo moderno, rubio oscuro, y siempre perfectamente afeitado y un color de piel envidiablemente tostado.
En el brindis, no podía faltar. Se acercó con una copa de vino, siempre elegante y con presencia y me saludó a mi y a otros compañeros de la facu que conocía también del ambiente. Nos elogió la presencia, saludos, etc, se fue.
Esa noche, tuve una sensación rara. Sentí que quería comerme a ese veterano que casi me doblaba en edad, pero no tenía forma de saber que onda.
Más tarde, un poco entrado en copas, me acerqué a saludarlo. Nos pusimos a charlar de boludeces, cosas cotidianas, lugares para veranear, vinos, la facu, el estudio, etc. A él se lo notaba algo pasado en copas también. Y de pasado en copas, se puso algo preguntón. Que si dónde vivía, si vivía solo, que si tenía novia, que porqué no tenía novia con esa facha, que seguro me garchaba todas las minitas, que si alguna vez me había garchado una compañera, que cuántas, que si en casa, que si en las de ellas, y así. Cada vez más caliente se iba poniendo. Yo trataba de corresponderle también algunas preguntas a él. Sabía que era soltero, que estaba con una mina hacía como 5 años, bastante más joven que él (30 años) pero que tenía una relación muy eventual y de hecho no vivía juntos. Hasta que Seba, de tantas copas de vinos, se soltó y largó:
-A vos no te gustaran los pibes, no?
-Y si me gustan, qué? - Le respondí. Su sonrisa confirmó mis sospechas. Teníamos un pacto.
No sé con que otra boludez salió, pero lo que teníamos que saber, ambos ya lo sabíamos. Seguimos charlando un poco más, y se fue a saludar a otros colegas. Pero antes de irse, me tiró:
-Avisame cuando te vayas, te llevo a tu casa.
-Dale, joya - Le contesté
El brindis siguió un rato más. Como a la hora, me llega un whatsapp de Seba, diciendome que se iba, si quería que me lleve. Le dije que si, y me dijo que lo esperara en la esquina, mientras él sacaba el autazo que tiene de la cochera.
Eso hice. Lo esperé y me pasó a buscar. Cuando subí, me preguntó si quería ir directo a casa.
A lo que pregunté:
-Y si no, a dónde me querés llevar?
Se notó que se le movieron todos los ratones, porque se me abalanzó y me comió la boca. Chapamos unos segundos, me soltó, se acomodó para manejar, visiblemente caliente y me dijo:
-Te voy a descoser el orto, por pendejo atrevido.
Puso segunda, y salió quemando gomas. Nunca me había sentido tan puto. Juro que tenía la cola húmeda. Lo miré y me mordí los labios. Me miró, con cara de estar muuy caliente y me dijo, agarrándose el bulto:
-Hace rato que te vengo fichando el orto, ésta entera te vas a comer.
Me subía la adrenalina a mil. El chabon estaba re escabio y eso le hacía subir la calentura. No faltaban muchas cuadras, y le metí mano por encima del bulto. Se notaba dura, caliente y con buen tamaño. Gozaba por el roce de mi mano sobre el pantalón. Mi cola ardía, sentía que me dilataba sin tocarme. Era todo muy caliente. Cuando llegamos, entró el auto a la cochera, subimos, muy decentemente por el ascensor nos metimos a su depto, casi corriendo. Al entrar, me comió la boca de un beso, mientras me franeleaba todo el orto.
Seba estaba a full, y yo no me quedaba atrás. Chapamos contra la pared, me apretaba la cola, me tocaba el bulto, yo le hacía lo mismo, hasta que explotó de calentura. Me tiró contra el sillón que tenía, me hizo ponerme en 4, me bajó el pantalón muy bruscamente, casi me arrancó el boxer, se paró frente a mi cola, totalmente depilada, y me dijo:
-Ahora sí....
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Continuará!
11 comentarios - El abogado veterano (Relato)
Espero la otra parte!
Buenísimo