Hola, esto me pasó el año pasado en invierno y bueno, para recordar.
Por razones que no me acuerdo quería eliminar mi perfil de Manhunt (todos saben lo qué es, supongo), pero solo pude sacar las fotos. Tratando de saber cómo eliminarlo me puse a pispiar por última vez. Había perfiles que no vi antes y me dio por mandar un par de mensajes. La mayoría quería garchar de una y en ese momento prefería salir y charlar antes, así que ni cabida les di.
Luego uno me responde y parecía buen tipo, 28 años, grandote, no muy agraciado de cara, pero en los mensajes era agradable, y coger no era lo que buscaba y se lo aclaré. No le molestó y le pasé mi número, y enseguida recibí un mensaje.
- Hola ¿tenés Movistar?
- Sí ¿por? – No respondió, pero entendí por qué preguntó cuando me llamó al celular.
Me dijo que se llamaba Damian y trabajaba en un despacho, charlamos un rato y quedamos en vernos un día.
El salía a trabajar a las 7 y tenía que hacer cosas después así que volvía tarde. Me decía de ir a las 6 y desayunar juntos, pero me daba cosa salir a esa hora y que mis viejos me pregunten qué iba a hacer.
Una semana después me escribe diciendo que tenía que ir a la casa de una amiga a la noche, y que salía del trabajo a las 18, inmediatamente acordamos vernos.
Quedamos en vernos donde en la estación donde está la estatua de Olmedo y Porcel. Llegó una hora tarde, y de estar enojado me calmé un poco al verlo, era mucho más atractivo en persona, debía medir 180/190, algo relleno, con barba, llevaba un buzo tejido y pantalón de vestir. Fuimos a tomar un café y nos sentamos en una mesa al fondo. Charlando me contó que era muy devoto (cómo no notarlo, había llevado cartel con el rostro de Jesús) y me dijo que iba a ver a una compañera de su grupo católico. Mientras hablábamos él con la mano que estaba al lado de la pared acariciaba la mía, y yo con mi pierna hacía lo mismo con la de él. También descubrimos que nos pudimos haber conocido antes, que fuimos a la misma escuela y que su amiga y compañera es hermana de una compañera mía que siempre nos invitaba a los cumpleaños, obvio, él estaba con la familia y yo con los amigos, y que va muchas veces a una iglesia a dos cuadras de mi casa.
Antes de verlo me había clavado dos pajas para no andar de caliente. No sirvió de nada. Charlábamos de cosas típicas y nada íntimas, pero en su cara le veía las ganas, y seguro que la mía no era diferente. Pero estaba ese compromiso de él.
Pasó una hora y salimos, él pagó, y fuimos a caminar, seguíamos charlando, intentando no ser directos, pero bueno…
- ¿Querés ir a un lugar para estar juntos?- le dije.
- Bueno, pero no tenemos mucho tiempo.
Perdimos media hora entre decidir si sí o no y llamó a su amiga para decirle que iba a llegar tarde.
Él conocía un telo cerca así que me guió. No sé por qué me quedé caminando detrás de él, pero me tenté y pasé mi mano entre sus piernas, subiéndola pasando entre las nalgas. Dio un salto y miró para atrás, no dijo nada, pero se puso a mi lado cuando vimos a una persona. En el telo seguía acariciándole la cola mientras el sacaba la billetera y le pagaba al encargado, el paraba la cola, y yo miraba al frente como si nada, también en el ascensor, mirando los dos al frente, como si no le pasara la mano y parte del brazo entre las piernas y por la cola.
Después de quitarnos los abrigos nos besamos, era suave, como me lo esperaba de un religioso. Nos quedamos en boxer, y fue como pensé, un oso gordito, bien peludo, brazos, torso, piernas, blanquito. Lo tiré a la cama y me puse encima de él. No podía soltarle la boca, le acariciaba la cabeza y con la otra mano bajé y le agarré la chota por encima del boxer. Él me acariciaba la espalda, y una mano suya se fue a mi cola, me agarró un glúteo y lo apretó muy fuerte. Me sorprendió, me daba mordiscos en los labios, me apretó contra él y me giró quedando encima de mío. Me miró y besándome el cuello bajaba poco a poco, pasándome los labios, con la boca mordió despacio mi pija con el boxer, subí la cadera y lo sacó rápido. Me empezó a chupar la pija y se me fue el aliento en un suspiro. No paraba de mirarme mientras se la metía y la sacaba. Me miraba tanto que no pude evitar agarrarle la cabeza con las dos manos a los lados e hice que se metiera hasta dónde podía, se ahogó un poco, pero más que disgustado se le veía ansioso cuando se la sacó de la boca y se comió mis huevos “qué ricos, grandes” dijo, me lo dicen algo seguido, jaja. Muy atento, no paraba de pajearme mientras se metía una bola y luego la otra. Volvió a besarme y nos franeleávamos a lo bestia, arrastraba la cara y los labios por mi pecho y me mordía, los pezones. Me sienta en la cama y caigo de cara a su boxer. No pude hacer menos que restregar la cara por ahí. Ya la quería ver y se lo saqué. Linda, blanca como él y de cabeza rosada. Mis ganas pudieron más, y ni lo ví a la cara antes de metérmela en la boca. Subía y bajaba con ganas y él acariciaba mi cabeza y guiaba el ritmo. Lo miró y me indicó para hacer un 69. Me subí encima de el. Con su mano me bajó la espalda para que siga chupándosela. Me pajeaba con la otra mano, me chupaba los huevos, y me acariciaba la cola. Él estaba a full.
- ¡Vení para acá!- Me dice y me empieza a comer la boca – ¡Pajeame!- Y lo hago.
Se pone a bufar mientras lo beso y acaba sobre su estomago de oso. Cuatro, cinco chorros.
Como él era el ocupado la cortamos ahí.
Nos seguimos escribiendo. Me contaba como al volver del trabajo se pajeaba pensando en mí, me ponía la pija al palo y le empezaba escribir todo lo que le iba a hacer, a comerle la cola rosadita con él en cuatro y más, que ya quería verlo. Me comentaba que estaba inseguro para entregar la cola con alguien con quien no tuviera una conexión duradera y que se debía a su fe, eso siempre después de pararme la pija. Pasaban las semanas y nada. 3 semanas o 4 me tenía harto y le dije que deje de chamullarme y dejarme con la pija dura, que me escriba cuando quiera verme.
18 de octubre, día de la madre. Estaba preparándome para un almuerzo familiar cuando recibo un mensaje de Dammián.
“Hola, lindo día para festejar”
“Sí, pasala lindo con tu mamá :)”
“Gracias, ¿más tarde nos vemos?”
“Dale, llego a casa y te escribo”
Todo normal. Después de comer mi mamá siguió festejando a parte con mi viejo y mi tía. Al llegar a casa le escribo.
“Hola osito, ¿listo para vernos? ;)”
“Ay no sé”
“Por ¿Qué pasó?”
“No me siento con ganas”
“Uuuh, bueno”
“Motivame”
“Jajaja, sabés que no, amigo, eso ya lo hablamos, o tenés ganas o no”
“Bueno, entonces bloqueame”
Esperé dos minutos y enseguida escribió.
“¿No me venís a ver?” – Con caritas llorando.
Sin histerisqueo le pregunté cómo llegar a la casa. Preparé aceite y una toalla para jugar un poco. Ya estaba caliente de las dos formas.
Me abre la puerta y ve si no hay nadie. Pasamos por un pasillo y entramos. Yendo a su cuarto lo detengo agarrándolo de la cadera y lo pongo contra una ventanita cerrada que da al pasillo. Hago que abra las piernas y doble las rodillas, empiezo a frotarle el bulto y le digo:
-¿Tan complicado es hacer esto?- Empezaba a jadear el osito me pedía perdón.
Fuimos a su cuarto. Me quiso besar, pero le dije que se quite la ropa. Nos quedamos sin nada. Me agarra y me empieza a besar. No le respondo los besos y lo desespera, me da gracia.
-¿Por qué sos tan malo?- Me rio.
-Yo no soy el calientapijas.- Lo tiro a su cama.
Me subo en él y le beso el cuello. Le explico, mientras le beso y le lamo el cuello hasta el pecho cómo me calentaba, cómo me daban ganas de romperle el ojete, que quería ser de su confianza para que me lo permitiera, y que él era una frustración.
-¿Ahora entendés osito?- Me hacía puchero como un nene.
Me levanto y le digo que se pare. Me siento en la cama y le digo “la cola acá” y le hago entender que le voy a dar unos chirlitos. Calladito se acuesta en mis piernas. Le acaricio una nalga peludita. La agarro un poco y la separo para ver, y el chirlo. Salta un poco y me mira.
- Entendés por qué te hago esto ¿no?- No me dice nada y se queda en posición.
-¿Vas a aprender?- Y le doy otro chirlo. Me siento muy agitado, cómo cuando sos chico y vas a ver porno a escondidas, quiero hacerlo más. Le sigo dando.
- Papi, me duele- Lo miro y veo su cara de pobrecito, cómo me tienta. Lo dejo sentado y me levanto. Mi pija queda a la altura de su cara. Ya se la iba a meter cuando lo detuve. Me agacho a la altura de su cara y se hace para atrás. Le digo.
- No vas a comportarte más como un histérico ¿no?
- Es que me sale ser así- Me dice aniñado contra la pared, con los pies en la cama y las piernas abiertas, él en frente mío, con un dedo en la boca y mirando a un costado ¡qué putito!
No aguanté y le comí la boca, subiéndome en la cama, acariciándole las piernas, los muslos, los hombros, la cara. Lo acuesto sin dejar de besarlo y bajo directo a sus gomas. Como es gordito la aprieto y se la chupo con todas las ganas. “¿te gustan mis tetas?”, ni le respondo, me quedé loco con una y luego con la otra. Damián apretaba con fuerza la cabecera y yo junté mis manos con las de él, entre el franeleo le digo “bajá”. Me acuesto, agarra mi pija como obsesionado y se la come. ¡Qué bien lo hace! Me relajo y me pongo a mirarlo tranqui, mientras me la chupa desesperado.
-¿Te gusta?- Le pregunto. Afirma con la cabeza sin sacarla- Eso es osito. No tenés que portarte mal- le poso las manos en la cabeza- Deberías preguntarle a tu cura, seguro que te va a decir que está mal ser un calientapijas- Ya tenía un gusto perverso al decirle todo eso- Bueno, vamos a la ducha, jugamos un poco ahí y a la cama ¿sí, bebé?.
-Si, papi- me respondo con la pija en mano.
Al pararme noté mucho pelo de él encima de mí, por tanto franeleo. Entramos en la ducha y nos besábamos. No podía parar de restregarme contra él mientras no mojábamos, me encanta esa sensación. Se puso de espaldas mí para quitarse en jabón en la ducha. De un abrazo le apoyé la pija puenteándolo, y le agarré la chota. Empecé a pajearlo con todo hasta que me dice.
-¡No aguanto!- Y siento en mi mano como está lanzando leche contra la pared. Unos besos más y me empieza a contar de cosas de su iglesia y que tenía que irse enseguida porque lo esperaba su familia para cenar. Se me acabó la fiesta.
Nos quedamos en boxer y se puso en la compu a descargar un documental de una monja española. Yo me senté en la silla y le dije que se sentara. Obvio se me puso dura. Me daba mucho morbo que me contara sobre esa monja mientras yo lo movía para que se frotara en mi pija. Me quedó muy mojado el boxer. Se terminó la descarga y nos seguimos vistiendo. Le dije viera Game of Thrones (gran serie mejor libro) y me sorprendió que antes se lo aconsejara un profesor, jeje. Nos despedimos y fuimos por caminos diferentes.
Hablamos un poco más pero ni me gasto ahora. A él lo invité antes ir al apartamento para que una noche se quedara a dormir, saben lo que pasó, y si no lean mi primer relato.
Espero que les haya gustado, que no se les haya hecho largo. Un beso, y hasta la próxima.
(Relato dedicado al oso que casi mata a Dicaprio en la peli)
Por razones que no me acuerdo quería eliminar mi perfil de Manhunt (todos saben lo qué es, supongo), pero solo pude sacar las fotos. Tratando de saber cómo eliminarlo me puse a pispiar por última vez. Había perfiles que no vi antes y me dio por mandar un par de mensajes. La mayoría quería garchar de una y en ese momento prefería salir y charlar antes, así que ni cabida les di.
Luego uno me responde y parecía buen tipo, 28 años, grandote, no muy agraciado de cara, pero en los mensajes era agradable, y coger no era lo que buscaba y se lo aclaré. No le molestó y le pasé mi número, y enseguida recibí un mensaje.
- Hola ¿tenés Movistar?
- Sí ¿por? – No respondió, pero entendí por qué preguntó cuando me llamó al celular.
Me dijo que se llamaba Damian y trabajaba en un despacho, charlamos un rato y quedamos en vernos un día.
El salía a trabajar a las 7 y tenía que hacer cosas después así que volvía tarde. Me decía de ir a las 6 y desayunar juntos, pero me daba cosa salir a esa hora y que mis viejos me pregunten qué iba a hacer.
Una semana después me escribe diciendo que tenía que ir a la casa de una amiga a la noche, y que salía del trabajo a las 18, inmediatamente acordamos vernos.
Quedamos en vernos donde en la estación donde está la estatua de Olmedo y Porcel. Llegó una hora tarde, y de estar enojado me calmé un poco al verlo, era mucho más atractivo en persona, debía medir 180/190, algo relleno, con barba, llevaba un buzo tejido y pantalón de vestir. Fuimos a tomar un café y nos sentamos en una mesa al fondo. Charlando me contó que era muy devoto (cómo no notarlo, había llevado cartel con el rostro de Jesús) y me dijo que iba a ver a una compañera de su grupo católico. Mientras hablábamos él con la mano que estaba al lado de la pared acariciaba la mía, y yo con mi pierna hacía lo mismo con la de él. También descubrimos que nos pudimos haber conocido antes, que fuimos a la misma escuela y que su amiga y compañera es hermana de una compañera mía que siempre nos invitaba a los cumpleaños, obvio, él estaba con la familia y yo con los amigos, y que va muchas veces a una iglesia a dos cuadras de mi casa.
Antes de verlo me había clavado dos pajas para no andar de caliente. No sirvió de nada. Charlábamos de cosas típicas y nada íntimas, pero en su cara le veía las ganas, y seguro que la mía no era diferente. Pero estaba ese compromiso de él.
Pasó una hora y salimos, él pagó, y fuimos a caminar, seguíamos charlando, intentando no ser directos, pero bueno…
- ¿Querés ir a un lugar para estar juntos?- le dije.
- Bueno, pero no tenemos mucho tiempo.
Perdimos media hora entre decidir si sí o no y llamó a su amiga para decirle que iba a llegar tarde.
Él conocía un telo cerca así que me guió. No sé por qué me quedé caminando detrás de él, pero me tenté y pasé mi mano entre sus piernas, subiéndola pasando entre las nalgas. Dio un salto y miró para atrás, no dijo nada, pero se puso a mi lado cuando vimos a una persona. En el telo seguía acariciándole la cola mientras el sacaba la billetera y le pagaba al encargado, el paraba la cola, y yo miraba al frente como si nada, también en el ascensor, mirando los dos al frente, como si no le pasara la mano y parte del brazo entre las piernas y por la cola.
Después de quitarnos los abrigos nos besamos, era suave, como me lo esperaba de un religioso. Nos quedamos en boxer, y fue como pensé, un oso gordito, bien peludo, brazos, torso, piernas, blanquito. Lo tiré a la cama y me puse encima de él. No podía soltarle la boca, le acariciaba la cabeza y con la otra mano bajé y le agarré la chota por encima del boxer. Él me acariciaba la espalda, y una mano suya se fue a mi cola, me agarró un glúteo y lo apretó muy fuerte. Me sorprendió, me daba mordiscos en los labios, me apretó contra él y me giró quedando encima de mío. Me miró y besándome el cuello bajaba poco a poco, pasándome los labios, con la boca mordió despacio mi pija con el boxer, subí la cadera y lo sacó rápido. Me empezó a chupar la pija y se me fue el aliento en un suspiro. No paraba de mirarme mientras se la metía y la sacaba. Me miraba tanto que no pude evitar agarrarle la cabeza con las dos manos a los lados e hice que se metiera hasta dónde podía, se ahogó un poco, pero más que disgustado se le veía ansioso cuando se la sacó de la boca y se comió mis huevos “qué ricos, grandes” dijo, me lo dicen algo seguido, jaja. Muy atento, no paraba de pajearme mientras se metía una bola y luego la otra. Volvió a besarme y nos franeleávamos a lo bestia, arrastraba la cara y los labios por mi pecho y me mordía, los pezones. Me sienta en la cama y caigo de cara a su boxer. No pude hacer menos que restregar la cara por ahí. Ya la quería ver y se lo saqué. Linda, blanca como él y de cabeza rosada. Mis ganas pudieron más, y ni lo ví a la cara antes de metérmela en la boca. Subía y bajaba con ganas y él acariciaba mi cabeza y guiaba el ritmo. Lo miró y me indicó para hacer un 69. Me subí encima de el. Con su mano me bajó la espalda para que siga chupándosela. Me pajeaba con la otra mano, me chupaba los huevos, y me acariciaba la cola. Él estaba a full.
- ¡Vení para acá!- Me dice y me empieza a comer la boca – ¡Pajeame!- Y lo hago.
Se pone a bufar mientras lo beso y acaba sobre su estomago de oso. Cuatro, cinco chorros.
Como él era el ocupado la cortamos ahí.
Nos seguimos escribiendo. Me contaba como al volver del trabajo se pajeaba pensando en mí, me ponía la pija al palo y le empezaba escribir todo lo que le iba a hacer, a comerle la cola rosadita con él en cuatro y más, que ya quería verlo. Me comentaba que estaba inseguro para entregar la cola con alguien con quien no tuviera una conexión duradera y que se debía a su fe, eso siempre después de pararme la pija. Pasaban las semanas y nada. 3 semanas o 4 me tenía harto y le dije que deje de chamullarme y dejarme con la pija dura, que me escriba cuando quiera verme.
18 de octubre, día de la madre. Estaba preparándome para un almuerzo familiar cuando recibo un mensaje de Dammián.
“Hola, lindo día para festejar”
“Sí, pasala lindo con tu mamá :)”
“Gracias, ¿más tarde nos vemos?”
“Dale, llego a casa y te escribo”
Todo normal. Después de comer mi mamá siguió festejando a parte con mi viejo y mi tía. Al llegar a casa le escribo.
“Hola osito, ¿listo para vernos? ;)”
“Ay no sé”
“Por ¿Qué pasó?”
“No me siento con ganas”
“Uuuh, bueno”
“Motivame”
“Jajaja, sabés que no, amigo, eso ya lo hablamos, o tenés ganas o no”
“Bueno, entonces bloqueame”
Esperé dos minutos y enseguida escribió.
“¿No me venís a ver?” – Con caritas llorando.
Sin histerisqueo le pregunté cómo llegar a la casa. Preparé aceite y una toalla para jugar un poco. Ya estaba caliente de las dos formas.
Me abre la puerta y ve si no hay nadie. Pasamos por un pasillo y entramos. Yendo a su cuarto lo detengo agarrándolo de la cadera y lo pongo contra una ventanita cerrada que da al pasillo. Hago que abra las piernas y doble las rodillas, empiezo a frotarle el bulto y le digo:
-¿Tan complicado es hacer esto?- Empezaba a jadear el osito me pedía perdón.
Fuimos a su cuarto. Me quiso besar, pero le dije que se quite la ropa. Nos quedamos sin nada. Me agarra y me empieza a besar. No le respondo los besos y lo desespera, me da gracia.
-¿Por qué sos tan malo?- Me rio.
-Yo no soy el calientapijas.- Lo tiro a su cama.
Me subo en él y le beso el cuello. Le explico, mientras le beso y le lamo el cuello hasta el pecho cómo me calentaba, cómo me daban ganas de romperle el ojete, que quería ser de su confianza para que me lo permitiera, y que él era una frustración.
-¿Ahora entendés osito?- Me hacía puchero como un nene.
Me levanto y le digo que se pare. Me siento en la cama y le digo “la cola acá” y le hago entender que le voy a dar unos chirlitos. Calladito se acuesta en mis piernas. Le acaricio una nalga peludita. La agarro un poco y la separo para ver, y el chirlo. Salta un poco y me mira.
- Entendés por qué te hago esto ¿no?- No me dice nada y se queda en posición.
-¿Vas a aprender?- Y le doy otro chirlo. Me siento muy agitado, cómo cuando sos chico y vas a ver porno a escondidas, quiero hacerlo más. Le sigo dando.
- Papi, me duele- Lo miro y veo su cara de pobrecito, cómo me tienta. Lo dejo sentado y me levanto. Mi pija queda a la altura de su cara. Ya se la iba a meter cuando lo detuve. Me agacho a la altura de su cara y se hace para atrás. Le digo.
- No vas a comportarte más como un histérico ¿no?
- Es que me sale ser así- Me dice aniñado contra la pared, con los pies en la cama y las piernas abiertas, él en frente mío, con un dedo en la boca y mirando a un costado ¡qué putito!
No aguanté y le comí la boca, subiéndome en la cama, acariciándole las piernas, los muslos, los hombros, la cara. Lo acuesto sin dejar de besarlo y bajo directo a sus gomas. Como es gordito la aprieto y se la chupo con todas las ganas. “¿te gustan mis tetas?”, ni le respondo, me quedé loco con una y luego con la otra. Damián apretaba con fuerza la cabecera y yo junté mis manos con las de él, entre el franeleo le digo “bajá”. Me acuesto, agarra mi pija como obsesionado y se la come. ¡Qué bien lo hace! Me relajo y me pongo a mirarlo tranqui, mientras me la chupa desesperado.
-¿Te gusta?- Le pregunto. Afirma con la cabeza sin sacarla- Eso es osito. No tenés que portarte mal- le poso las manos en la cabeza- Deberías preguntarle a tu cura, seguro que te va a decir que está mal ser un calientapijas- Ya tenía un gusto perverso al decirle todo eso- Bueno, vamos a la ducha, jugamos un poco ahí y a la cama ¿sí, bebé?.
-Si, papi- me respondo con la pija en mano.
Al pararme noté mucho pelo de él encima de mí, por tanto franeleo. Entramos en la ducha y nos besábamos. No podía parar de restregarme contra él mientras no mojábamos, me encanta esa sensación. Se puso de espaldas mí para quitarse en jabón en la ducha. De un abrazo le apoyé la pija puenteándolo, y le agarré la chota. Empecé a pajearlo con todo hasta que me dice.
-¡No aguanto!- Y siento en mi mano como está lanzando leche contra la pared. Unos besos más y me empieza a contar de cosas de su iglesia y que tenía que irse enseguida porque lo esperaba su familia para cenar. Se me acabó la fiesta.
Nos quedamos en boxer y se puso en la compu a descargar un documental de una monja española. Yo me senté en la silla y le dije que se sentara. Obvio se me puso dura. Me daba mucho morbo que me contara sobre esa monja mientras yo lo movía para que se frotara en mi pija. Me quedó muy mojado el boxer. Se terminó la descarga y nos seguimos vistiendo. Le dije viera Game of Thrones (gran serie mejor libro) y me sorprendió que antes se lo aconsejara un profesor, jeje. Nos despedimos y fuimos por caminos diferentes.
Hablamos un poco más pero ni me gasto ahora. A él lo invité antes ir al apartamento para que una noche se quedara a dormir, saben lo que pasó, y si no lean mi primer relato.
Espero que les haya gustado, que no se les haya hecho largo. Un beso, y hasta la próxima.
(Relato dedicado al oso que casi mata a Dicaprio en la peli)
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