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Arturo [Relato]

Hablar de Arturo es hablar al aire. Un macho de 1.75 metros de altura y de piel morena, cuerpo torneado y lo mejor, una linda verga de unos 20-22 centímetros de longitud. Coger con Arturo es toda una odisea digna de un relato pues el chico tiene un problema o virtud como quieran verlo y es que eyacula tanta leche que es imposible no quedarse embarazada de él y no miento, su miembro es capaz de expulsar tanto líquido que podría jurar que es casi medio litro, él dice que se debe a un problema genético y que no es nada malo, salvo la cantidad exorbitante de semen que llega a sacar.

En fin, Arturo es de mi clientes frecuentes, solemos tener sexo dos o tres veces por mes, cuando mucho hemos llegado a vernos una vez a la semana y disfrutarnos mutuamente en algún lugar de la ciudad a base de besos y caricias en un lindo antro. Hace un par de días me llamó para vernos, quedamos en el hotel de siempre y me dijo que esta ocasión sería especial pues no había cogido en una semana, lo cual significaba solo algo, seguramente buscaba darme toda su leche. Hice los preparativos necesarios y me vestí como a él le gusta, un vestido negro cortito, ligueros del mismo color y un abrigo de piel para cubrir mi cuerpo, sin más, acudí a la cita.

Llegué un poquito tarde debido al tráfico pero al verme pasar por el umbral del motel me agarró las nalgas con sus grandes manos, las apretó, separó y me clavó un beso de lengua muy rico.

— ¿Cómo está mi puta favorita?
—Mejor ahora que tengo a mi puto favorito, tengo ganas de montarte toda la noche. — Dijé de forma pícara insinuando que quería el rol de activa aunque no fuera cierto.
—Pues eso tendrá que esperar a otra sesión que esta noche el macho soy yo.

Me clavó un segundo beso y no pude evitar reírme, nos tomamos de la mano, alquilamos la habitación por 6 horas y subimos a nuestro cuarto juntitos a eso de las 12 de la noche. Estaba extremadamente caliente, la verdad es que aunque me daba un poco de cosas tener que aguantar tanto semen no podía evitar en lo bien que me la pasaba con Arturo. Al entrar me quité el abrigo sin pensarlo dos veces, solté mi cabello y me acerqué lentamente a su boca para besarlo, tardamos algunos segundos en dejarnos ir y mientras yo iba al baño para los preparativos finales él se dedicó a servir dos copas de vino y prender el televisor.

Cuando salí del aseo lo vi sentado en el filo de la cama viendo una peli porno, en la pantalla se veía a una rubia siendo perforada por un miembro negro por el culo, la rubia gritaba y gritaba mientras se aferraba a las cobijas de su cama y el negro embestía como queriendo dejarla inválida, una escena caliente que hizo repercusión en el pene de Arturo quien por debajo de su pantalón se había puesto lo bastante duro como para tener acción. Me acerqué sin hacer mucho ruido y me puse frente a él que asombrado me tomó por la cadera, ya iba yo en ligueros y mi verga hacía un pequeño bulto entre mis bragas.

— ¿Te gusto?
—Andy, claro que me gustas.
—Entonces ayudemos a tu amiguito a salir de su cueva.

Reí un poco poniéndome de rodillas, se abrió de piernas y me dejó hacer lo que quisiera, desabroché su pantalón y pasé la lengua por encima de sus boxér sometiendo del otro lado a ese trozo de carne en mis encantos femeninos. Levantó el trasero y retiré la ropa que estorbaba para ver a esa verga venuda esperando ser mimada y cuidada como se debía, con la mano izquierda comencé a hacer movimiento de arriba a abajo mientras la derecha masajeaba sus pelotas, mi lengua amenazaba con tocar la punta en ocasiones pero me resistía con una mirada pícara intentando llevarlo al punto más caliente posible.

Cuando vi que estaba completamente dura dejé las bolas en paz y con mi mano recogí mi cabello para hacerlo a un lado, pase la lengua por todo el tronco y terminé en su glande para finalmente empezar a darle una mamada, iba lento pero segura, mi pene hizo reacción con el olor de su miembro y no pude evitar la erección mucho más, estaba prendida y el sentir mi saliva saliendo por los bordes de mi labio me dejaban al borde de un orgasmo mental. Al cabo de unos minutos mamando el líquido preseminal me había dejado fundida, me separó de su verga y se puso de pie ayudándome a levantarme.

—Mamas tan bien que podría jurar que naciste con un don.

Nos reímos y besamos más tiempo para terminar en la cama acurrucados, entre tanto juego me desvistió y besó todo el cuerpo, hizo especial incapie en mis tetas que devoró como un niño y en mi verga que no dudó en atender, a diferencia de él yo aguante apenas unos 5 minutos en descargar por completo mi semen, se limpió los labios con los dedos y untó el resto en mi ano, se paró una vez más y sacó lo que necesitaba de la cajonera del hotel, lubricante. La paso por todo mi ano y al final estaba tan abierta que tres de sus dedos resbalaban sin problema alguno en mi interior, de su cartera retiró un condón que se puso en el pene y me hizo abrirme de piernas, nuestras miradas estaban siempre atentas a la mirada del otro, el se reía y yo simplemente pasaba la lengua alrededor de mis labios.

Se movió lento y puso la punta de su miembro en la entrada de mi culo, creí que la iba a clavar y desistió paseándola simplemente por ahí.

—Clavame ya, por favor.

Se volvió a reír y sin avisar me penetró, ahogué un grito de dolor y satisfacción pues la acción fue desprevenida y mis pezones se pusieron más duros que nunca, hacía movimientos lentos, lindos y bastante enérgicos que hacían a la cama rechinar un poco, yo me aferraba a las almohadas y trataba de disimular cuanto estaba disfrutando el sexo con él, quería decirle que nunca parara pero me vería muy necesitada. Tratando de ocultar mi estado de calentura empecé a masturbarme mientras él me cogía, quería pensar en otra que cosa que no fuera su carne arrebatandome los suspiros, pronto no pude ocultarlo más y arqueando mi espalda empecé a gemir desconsolada de placer, sus manos habían estado todo el tiempo sobre mis piernas pero pronto aprovechando su largo cuerpo una de ellas empezó a apretarme un seno, un seno que parecía querer arrancarme pues lo hacía con tal brusquesa que me lograba tumbar de un dolor tremendamente placentero.

No podía distinguir cuanto tiempo había pasado pero me vi en la necesidad de cambiar de posición, como pude me puse en cuatro temblando y él sin piedad volvió a cogerme, sus embestidas me recordaban a la película porno y entre gritos y súplicas por que no se detuviera comenzó a darme nalgadas que me calentaban aún más.

—Ahora va sin condón.

Retiró su miembro de mi cuerpo y se quitó el forro de látex para meter su verga sin problema, el lubricante había hecho ya mucho trabajo por lo que resbalar no era especialmente difícil. Ciertas gotas de semen se resbalaban de la punta de mi miembro y caían a las cobijas mientras yo mordía una almohada buscando dejar de hacer tanto ruido por el acto sexual. Volvimos a cambiar de pose un par de veces, me tocó montar y después de misionero donde terminó todo.

Recuerdo bien como sacó su miembro de mi y jadeando lo puso en mi boca donde al cabo de una mamada corta dejó salir todo su semen, inundó literalmente mi boca, era tanto que salió de ella y se escurrió por mi cuerpo, el cuello se vio afectado y cayó hasta las sabanas, tragué cuanto pude y aunque estaba medio ahogada limpié lo que había caído a la cama con mi lengua, dejándole mi culo abierto que no dudó en devorar con la lengua.

Ambos estábamos cansados, nos metimos a las cobijas y dormimos como si nada el resto del tiempo, al día siguiente me desperté sola con el dinero en el buró y mi copa llena de semen, al lado una nota.

“Tu desayuno, con cariño, Arturo. “

2 comentarios - Arturo [Relato]

JODIE_F
Oh!!! me pusiste a hervir con tan candente relato, eres formidable narrando, senti cada arremetida en mi cola y el semen escurriendome a mi tambien gracias
IvanTanner
Increíble!, ya extrañaba tus relatos