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Con los amiguitos del barrio II

Hola. Hace tiempo que les conté mi experiencia con los amiguitos del barrio.
Por si no se acuerdan, uno de ellos tenía mi edad y el otro tres años más. El mayor, que no era del grupo, era ya un hombre adulto.
Les había contado que, viendo las revistas del hermano mayor, éste nos descubrió y todo terminó en un incipiente pete.

La verdad es que después de esa experiencia quedé un poco confundido. Yo era muy chico, así que estuve unos días con culpa, pensando que había hecho algo muy malo pero, en el fondo, me había gustado mucho.

Unos días después de eso vinieron mis amigos a buscarme a casa para ir a "jugar". Yo sinceramente lo estaba esperando. Ellos me habían dicho que eso que hicimos "jugando" era coger, una palabra que a esa edad era prohibidísima.
Íbamos otra vez a la casa de mis amigos. En el camino el del medio me dice "Y? Estuvo bueno la vez pasada, no?". No me resistí mucho. Se ve que estaba entusiasmado con el tema y respondí "Sí, la verdad que me encantó coger".

Ese día no hubo preámbulo. Generalmente la cosa arrancaba con algún juego y finalmente derivaba en un buen manoseo entre los tres. Siempre yo le "daba" al que tenía mi edad y el del medio me "daba" a mí. En esa época "coger" era transar, ponerse el pito del otro en la boca y apretárselo entre las nalgas. Me acuerdo que así fue como le agarré el gustito a ponerme una pija sabrosa en la boca y sentir su olor y sabor.
Como les decía. Ese día fuimos a los bifes enseguida. Entre los dos hermanos empezaron a besarme. Eso sí que lo hacíamos posta y nos ponía a full. El menor me la chupaba y el del medio me ponía su pijita entre las nalgas. Mientras tanto yo sentía cómo se le iba poniendo más durita entre mis nalgas. Era una cosquilla agradable.

Estábamos en nuestro juego cuando, una vez más, llegó el hermano mayor. Esta vez no fue un accidente. El flaco ya había especulado con que los tres pendejos íbamos a estar en la misma en algún momento.

- Ah, les gusta en serio...

Yo me asusté e inmediatamente me subí los pantalones. Mientras tanto, mis amigos empezaron a reírse. Eso me dio la pauta de que estaba todo bien.

- Querés probarla de nuevo? - me dijo el mayor. Sólo me animé a asentir con la cabeza.

Inmediatamente Juan -así se llama el mayor de los tres hermanos- se desabrochó el pantalón y dejó salir esa hermosa verga morocha que tiene.

- Tomala. Es tuya.

Y así fue que se la empecé a chupar, como él me había enseñado. No como un chupetín. Se la empecé a bombear con la boca. Sentir ese suave sabor a meo, mezclado con el olor a verga que sus hermanos nunca tuvieron, hizo que mi pequeño pitito se pusiera bien tenso.

En un momento Juan escupió su mano, se agachó y me levantó. Yo estaba de rodillas. Quedé agachado, sacando culo. Él me ensalivó el culo y empezó a jugar con un dedo. Nunca había sentido eso. Luego intentó meterme un dedo, pero me dolió mucho y me corrí. Fue entonces cuando Juan hizo algo espectacular. Me puso en cuatro, levantó mi cola y MUY lentamente, de forma muy suave, empezó a recorrer mis nalgas con su lengua.
Mientras todo esto sucedía, mis amigos miraban la situación, pero todo esto ya estaba pasando a otro nivel así que pasó algo que me puso a mil. Los dos hermanos menores empezaron a besarse y tocarse entre ellos. El del medio comenzó a imitar a su hermano mayor. Hacía exactamente lo mismo.

Como les decía, esa sensación de la lengua caliente recorriendo mis nalgas me volvió loco. Juan se alejó un poco y subió hasta mi oreja. Me la empezó a chupar y bajó hasta mi nuca. Mientras tanto me apoyó la verga en mi hoyito y apretó fuerte. Eso sólo alcanzó para que yo estallara en un temblor irrefrenable. De mi pijita empezó a salir un líquido que yo desconocía.

- Epa, Seba! Qué pasó? Tan rápido? - e inmediatamente me abrazó de una manera muy contenedora.

Me tuvo así un rato. Abrazándome desde atrás y sin dejar de apretar su pija gorda contra mí. Yo pensaba que me estaba "cogiendo", sin saber todo lo que todavía faltaba.

Juan empezó a bajar con su lengua caliente a lo largo de mi espalda. Me volvía loco. Yo ya no entendía más nada, pero lo estaba pasando increíble. Juan me estaba desvirgando y yo estaba entregadísimo.
La lengua de Juan llegó hasta mi agujerito bien caliente y húmeda. Él dejó caer un hilo de baba espesa, lo sentí. Su lengua se centró en mi ano. Ahí empezó a jugar con una calidad que todavía recuerdo.
El placer subió nuevamente hasta mis amígdalas, me cerró la garganta y, en un gemido cerrado, me estremecí nuevamente de placer. Estaba teniendo mi segundo orgasmo.

Los otros hermanos mientras tanto seguían imitando a su maestro y me sonreían cómplices.

- Se está desperdiciando mucho en el piso... - me dijo Juan, e inmediatamente empezó a limpiarme la pija con su lengua. Se la llevó a la boca mientras seguía jugando ahora con sus dedos en mi culo. Lo hizo muy bien, tan bien que en muy poco tiempo ya tenía dos de los dedos de Juan moviéndose adentro mío.
Una vez más el temblor se apoderó de mí. Esta vez precedido por un jadeo intenso. El orgasmo me duró mucho, fue el más intenso de los tres. Juan entonces me apretó fuerte las nalgas y se quedó con mi pija en su boca. Así todo el contenido de mis huevos, que ya no era mucho, se vació en su boca.
No pude ver ese líquido. Juan lo bebió todo y noté que él ya estaba en un estado en el que no podía controlarse tanto. Hoy sé que en ese momento Juan estaba extasiado con el placer que ambos estábamos sintiendo.

No me dijo nada. Volvió a ponerme en cuatro. Me ensalivó bien el orto y apoyó la cabeza de su pija, que estaba durísima. Yo me preguntaba qué quería inventar esta vez ¿Acaso había algo más por hacer? Claro que sí.
Juan empezó a empujar con mucho cuidado. No entraba. Me apoyaba firme y la alejaba. Ese vaivén empezó a hacerme sentir una necesidad que nunca había tenido. Fue la primera vez que le hablé en esa tarde.

- Cogeme, Juan. Por favor...

- Uy, pendejo...

Juan apoyó nuevamente su verga y esta vez empujó con más insistencia. Así fue que entró su cabeza. Ahí se quedó. El calor de su pija y la firmeza de su cabeza, me volvían loco.
Juan la sacó y volvió. Lo hizo un par de veces.
Luego de entrar una vez más ese glande gordo y oscuro, lo dejó adentro y empezó a empujar.
Debo confesar que lo sufrí. Culo estrecho, primera vez y una pija más que nada gruesa. Combinación complicada.
Sin embargo Juan fue muy cuidadoso y logró meterla toda. de a poco empezó a bombear. Entraba y salía haciéndome ver las estrellas.
Los hermanos de Juan ya no hacían más que mirar y se pajeaban.
Juan empezó a bombear más fuerte. Ahí fue cuando sentí por primera vez esa mezcla incomprensible de dolor y placer en simultáneo. Cómo me estaba gustando sentir la pija dura de Juan adentro mío. La sentía con lujo de detalles, como si la estuviera tocando con mis manos. Me volvía loco!

Juan estuvo corto tiempo cogiéndome. por primera vez un macho me estaba cogiendo en serio. Como debía ser.
En un momento la sacó, me acostó boca arriba y, mientras sostenía mis piernas me la volvió a poner. Esta vez entró como si nada. Ya me había dilatado de manera impecable. Así sentía esa pija completamente dentro mío. Ahora podía verle la cara a Juan, esa cara de pajero morboso que siempre me había atraído, nunca sabía por qué y en ese momento, estaba entendiendo muchas cosas de golpe.
Juan empezó a bombear más fuerte. Estaba bañado en transpiración. Estaba muy agitado...

- Ahora la vas a sentir toda, pendejo. Vas a sentir la leche de un macho alzado adentro tuyo...

Juan soltó mis piernas, apoyó su pecho contra el mío mientras me rodeaba fuerte con sus brazos y dio una última embestida hacia mi interior. Su pija estaba completamente adentro mío.
Yo podía sentir cómo la verga de Juan latía adentro mío. Juan emitió un gemido casi silencioso y los espasmos de su cuerpo seguían el ritmo de su verga. Esos espasmos eran los que inyectaban su semen caliente adentro mío. Yo lo podía sentir. Sentía esos chorros empujando y bañando mi interior. Lo recuerdo y se me moja la verga en este preciso momento.

Juan se quedó un instante así, adentro mío, descansando. Demasiado poco tiempo para mi gusto.
El descanso duró poco. El morbo de Juan seguía a full.

- Limpialo bien. - le dijo a su hermano menor.

Mi amigo no desobedeció a su hermano. Inmediatamente lo tenía agachado libando con su lengua el jugo que había dejado su hermano dentro mío.

Una tarde inolvidable. Fue la primera tarde con Juan y sus hermanos.
La historia siguió. Mucho tiempo después nos seguimos encontrando. Las cosas han cambiado. Juan está casado y ya tiene un hijo adolescente, pero de vez en cuando, nos damos permiso para recordar juntos aquellas tardes.

Espero que les haya gustado mi historia. Como siempre, espero sus comentarios... y puntos, claro.

9 comentarios - Con los amiguitos del barrio II

javgon0005 +1
tener amigos como los tuyos puntos
serendipityar +2
me dejaste la verha duraza. segui contanto. van puntos
1980seba +2
Gracias por compartirlo!
GIEGUI +1
A mi me paso algo muy parecido y también me encantó
GloryHolenqn +1
uhhh! me encanto papaa! la historia con excelentes detalles y sin perder el hilo!
XicoUY
buena historia