[Relato Gay] Mi primer garche del año

Hola, díganme Leo. Es la primera vez que cuento algo así, jeje. Lo que me pasó fue muy peculiar para mí y también muy bueno. Fue el primero de enero y espero les guste.

Tengo 22 y un cuerpo promedio, mido 1.70, blanco de pelo negro.
El último domingo del año pasado estuve cuidando un departamento en Urquiza, debía hacerlo hasta el sábado. Mi tía, la dueña, me lo pidió para que cuidara a su perro, y me dio permiso de llevar amigos o a “alguien” para no estar tan solo. Desde antes de ir ya estaba arreglando con unos amigos y “conocidos” para que vengan a joder y pasar la noche, jeje.
La semana pasó tranquila, algo cansado por el trabajo de por medio y al final nadie vino, me quedé re caliente. El 31 me preparé para ir a San Miguel, donde pasé el año nuevo con familia. Me levanté a las 8, había dormido como cuatro horas y tomé algo de más, no me entorpece pero me hace sentir que tengo la presión baja.
Llegué a Urquiza a las 12 en tren y en el subte vi a dos personas durmiendo. Uno en la fila de asientos de al lado, un tipo de la calle. El otro en la fila en frente mío, un chabón con barba, remera negra rota, morochito flaco, con un bolso y un short negro cortito y ajustado, se le marcaba buen bulto. Estaba bueno, y con verlo tirado ahí noté que se la comía
El pibe se despierta y me ve. Yo le digo “Feliz Año Nuevo”, se incorpora y me empieza a decir cosas, como no lo escuchaba me levanté y me senté a su lado, bien cerca para rozarle la pierna porque yo llevaba un short de baño. Al ver que no alejaba su pierna supuse que me confirmaba que le iban los pibes. Me contó que estaba desde hace una hora yendo y viniendo en el subte y que había tomado mucho. Yo le ofrecí de mi botella de agua y se la tragó a morir. También me contó que al intentar encontrar la estación de subte en pedo se desesperó y tiró su celular rompiéndolo. Que venía de la casa de una amiga. Era de los chicos que van a las fiestas electrónicas donde te convidan pastillas y otras cosas en todo el lugar.
- ¿No te habrán puesto algo en tu bebida?- Le dije.
- ¡No! Me tomé 6 champañas, nada más. Es que no soy de tomar.
- ¿Cómo te llamas?
- Sebastian ¿vos?
-Leo. Si querés podés venir a mi depa y llamás a alguien para avisar que estás bien.
- Es que no me sé el número de nadie.
-Entonces mandás un mensaje por la compu. – Me lo quería llevar, ya me había pasado de mi estación por hablar con él y no quería que fuera al pedo, no me pajeaba hace días.
-¿A quién?
- A tu amiga, seguro está preocupada.
-Dale ¡Ay sos tan lindo!
Me le acerco a la cara para decirle “vos también” y le encajo un beso. Nos bajamos en la siguiente estación para tomar el subte del otro lado y él me dice "Ay, ¡¿te pasaste de estación por mí?! Qué lindo.", "No, es que te quiero coger" le respondo, por suerte yo tenía un chaleco impermeable por si llovía porque tenía que cubrirme para que no me vieran la pija dura. Al salir del subte me di cuenta que del pedo él repetía tres veces las mismas preguntas y no controlaba su tono de voz y gritaba, a veces la gente en la calle miraba. Tenía 25, medía un poco más que yo, bastante más flaco, con carita de pobrecito.
Al llegar al depa prendí el aire acondicionado y me empezó a besar. El perro se acercó.
-Ay, tu perro me quiere garchar.
-No, es que lo tengo que pasear. – Le ofrecí más agua. La verdad es que ese perro tiene algo raro ¿todos los perros le huelen el bulto a la gente?
Al volver del paseo de la mascota lo dejé en la cocina, le dije que ducharnos iba a hacer que se sienta mejor y con Sebas nos empezamos a besar de nuevo. Enseguida me metió mano en el bulto, se me puso dura al instante. Yo sentía su verga por encima de la ropa frotarse en mi cadera, era más grande que la mía y solo estaba algo morcillona. Le dije que se siente y me quitó el short, me mordisqueó la pija por encima del boxer. Me lo bajó y cuando empezó a metérsela en la boca fue lo mejor, la forma en que me chupaba la cabeza me volvía loco, le quité la remera, le acariciaba la cabeza y la espalda mientras seguía comiéndome la chota. Lo puse de pie y lo ayudé a quitarse todo, le vi el abdomen bien plano y se le marcaban los oblicuos, la pija era de 18 semidura y bastante gruesa.
- Amor, ¿qué vamos a hacer?- Dijo.
- Te la voy a meter ¿tenés forro?
- ¡Ay no me jodas! – dijo fuerte y le dije que más bajo, vive mucha gente. – No traje.
- Yo tampoco – Si, muy boludo de mi parte. Le dije que desde mi último examen no había cogido y que él se cuidó todas las veces desde que se los hizo.
Nos metimos en la ducha y empecé a enjabonarlo, prestando más atención a su culo, al que le notaba algo curioso. Él me lamía los pezones y yo le chupaba el cuello mientras lo pajeaba y él a mí. Me encantaba refregarme con él mojados, a veces le pajeaba su verga con la mía pegada.
Salimos y seguimos el franeleo en la cama. Me pidió que apague la luz y la baje las persianas y que le pase su bolso. Sacó una crema que se pasó por el cuerpo y el culo mientras lo besaba encima de él.
Quedé entre sus piernas, enseguida las levantó y me rodeó la cadera. Me agarró la pija y la acomodó en la entrada de su culo. Le entró fácil, no pude evitar sonreír y seguir besándolo mientras lo bombeaba despacio. Había entrado bien por la crema, pero igual estaba algo apretado. Se pajeaba fuerte y eso me calentaba más para garcharlo con todo. Gemía mucho y muy fuerte, y le tapé la boca mientras lo seguía cogiendo. Le besaba el cuello y sentía en mi mano cómo gemía mientras le daba con todo.
Le saqué la mano puse sus piernas en mis hombros. Le seguí dando hasta que le dije que no podía más y llené el culo de leche. No se me bajaba así que lo bombeaba mientras el se pajeaba. Le chupaba el pecho y empezó a acabar. Estábamos cansados y luego de limpiarnos nos quedamos en la cama con boxer y remera, con la tele y la luz prendida, era muy cariñoso.
Empezamos a charlar y el muy puto apoyaba su cabeza en mi bulto. Me enteré que tenía que haber ido a coger con otro tipo y que por eso iba a tomar el subte.
- ¿Luego me das tu colita?- Me preguntó.
- No. Acá pijas normales. Con una mano cuento las veces que lo hice.
Nos reímos y seguimos charlando. Me enteré que pesaba 60, y antes había pesado 120 y le dije que algo así había notado, que yo hago masajes. Le presté la tablet para que pudiera darle un mensaje a su amiga, le dijo que lo esperaba luego en su casa y aproveché para dejarle un recordatorio de mi número en su face. Le empecé a contar de un tipo que no me cogí por “buenudo” y se calentó de nuevo. Empezó a refregar su cara en mi bulto y se me empezaba a poner dura. Se puso a chuparla con más ganas que antes.
-¿Te pica la cola?- Le pregunté.
-Sí.
- Móntate si querés.
Se puso en frente mío y podía verle la chota bien parada como mástil mientras se acomodaba la mía para que le entre en el culo. Se sentaba como loco mientras no dejaba de pajearse. Acabo muy rápido pero no se le bajaba. Yo lo seguí cogiendo hasta que no pude más por lo cansado del viaje y terminamos ahí.
Me preguntó de nuevo mi nombre y le regalé una botella de agua y lo despedí, eran casi las cuatro de la tarde.

Espero que les haya gustado y que hayan empezado bien el año.