La primera parte:
http://www.poringa.net/posts/gay/2805077/Capitulo-01---Con-mi-jefe-militar.html
La segunda parte:
http://www.poringa.net/posts/gay/2805538/Capitulo-02---Con-mi-jefe-militar.html
¡Gracias por leer, comentar y puntuar! ¡Son cracks!
Si les queda un segundo de su tiempo, pueden compartirlo también 😃
Ahora sí:
Estaba en el subte.
No me animé. No tuve valor de quedarme a obedecer mis instintos.
Mientras iban pasando las estaciones traté de entender por qué me encontraba en esta situación y por qué casi cometía una locura en el lugar donde trabajaba. Llegué a casa. No había nadie. Me dirigí a mi habitación y no pude evitarlo:
Me hice una furiosa paja.
Necesitaba descargarme. Estaba muy a full. No se imaginan como acabé pensando. Mi cabeza voló mucho y luego, cuando me vi toda la mano enlechada y todos mis vellos púbicos salpicados de semen, me di cuenta de algo más: ese hombre me volvía loco. Quería chuparlo todo. Quería que me posea. Quería ser su putito de turno.
Estaba despertando mis más bajos instintos.
La mañana siguiente había sido tranquila hasta más ó menos las 11hs. Hora en la que todos se toman su descanso informal y desayunan. Allí suele aparecer mi jefe y suele agarrársela con alguien con el fin de incomodarlo.
—¿Jorge te enteraste?—le tiró el más oxidado y molesto de mis compañeros, su secuaz.
—¿De qué? —preguntó mi jefe. Parecía un sketch del que temía cómo podía terminar.
—Por los pasillos se comenta que hay un putito entre nosotros, que se hace el machito pero de la boca para afuera nomás. —lanzó entre risas burlonas.
—¿Me jodés? Esos son los peores, ¡andá a saber cómo llegaron a entrar a trabajar! Uno no se lo quiere ni imaginar. Encima deben acosar a todos.
Los demás se empezaron a reír. Obvio. Solo para evitar ser agarrados como el boludo de turno.
Yo traté pero no me lo pude tomar a chiste. Estaba incómodo.
—Igual, con lo nervioso que se ponen cuando uno habla de estos temas, no hace falta ni preguntar de quién hablás—sentenció mi jefe señalándole a los presentes con los ojos, mi presencia.
Se dió media vuelta para ser más obvio y me miró: —¿No es así Ramirez?
Sentí que una multitud clavó su mirada en mi esperando una respuesta. Supuse que la idea de su pregunta fue para quemarme. Lo que no entendí es con qué fin. Él me había acariciado la mano y mirado el culo cuando estábamos solos. Tranquilamente ese podía ser mi escudo.
—Así es, jefe—contesté con la idea de terminar la charla molesta ahí.
Me dio una palmada en la espalda, como si fuésemos camaradas. Se rió y se metió en su despacho.
El rechazo hacia su persona me vino fugazmente pero esta vez, dos segundos después me encontré mirando como le sobresalían los vellos del pecho sobre la camisa color bage. Disimulé. Me pedí autocontrol en mi cabeza.
Después de esa escena y en el momento que salieron de la oficina el milico y mi molesto viejo compañero tuve que bancarme a los demás preguntándome cosas, y comentando que me puse nervioso. Yo no era de hablar mucho sobre mi vida y mis quéhaceres diarios en mi casa ó en lo cotidiano. Fue un bocadillo justo el de Jorge para que me molestaran para charlar lo que restó del día.
Odié a los dos en ese momento. Y pensé seriamente en tomar venganza. Más del jefe. ¿Pero cómo?
Casi al terminar el día, estaba por guardar mis cosas con la intención de irme a la mierda lo más rápido posible. Aprovechando que él no estaba. Pero no zafé.
Llamó y pidió hablar conmigo.
Lejos de alegrarme, atendí con ganas de desaparecer.
—¿Hola?
Su vozarrón molesto y agrio como sus chistes me fue indicando que en la computadora tenía un archivo que necesitaba con urgencia, que se lo pase a un pendrive, etc, etc. Indicaciones de mierda y un laburo de mierda que podía hacer él si no fuese tan cómodo.
Me senté totalmente desganado frente a la pc de su oficina, encontré el archivo rápidamente, pero me costó que reconozca el pendrive. Ahí me di cuenta que su pc no era un detalle menor, también estaba super enquilombada. Con mil cosas en el escritorio y lenta, entre otras cosas.
Si bien era una boludez, era un archivo de 3gb casi y tardó un ratito en pasarse. Mi cabeza empezó a darme ideas, y así en un instante había abierto su navegador a internet y apretado la opción “HISTORIAL”
Queriendo llegar más lejos y queriendo alimentar más mis dudas y mi calentura, tipié la palabra “GAY” y le di ENTER. Parecía que no terminaba más de buscar. Lo lenta que era me ponía nervioso.
Mi cara de perverso, asombro y morbosidad era para la foto. No podía creer que hayan saltado tantos resultados en los últimos días y meses.
En 3 minutos supe que le gustaba el porno con pendejos, que era amante de xtube y los videos amateur. Supe que había entrado a chats gay. Y lo más importante y que era un hecho:
A mi jefe le llamaban la atención los hombres y eso me daba un 50% de posibilidades con él.
Sonreí mientras desconecté el pendrive y apagué todo. Un poco asustado también.
Tenía que alcanzarle lo que me pidió a una oficina donde estaba solo y en una hora tenía una reunión. En ese momento pensé que si no hacía nada ese día me arrepentiría.
En el ascensor. Marqué el piso en el que estaba. Me encontré temblando nuevamente pero esta vez, tenia más confianza y ventaja. Ya estaba jugado.
http://www.poringa.net/posts/gay/2805077/Capitulo-01---Con-mi-jefe-militar.html
La segunda parte:
http://www.poringa.net/posts/gay/2805538/Capitulo-02---Con-mi-jefe-militar.html
¡Gracias por leer, comentar y puntuar! ¡Son cracks!
Si les queda un segundo de su tiempo, pueden compartirlo también 😃
Ahora sí:
Estaba en el subte.
No me animé. No tuve valor de quedarme a obedecer mis instintos.
Mientras iban pasando las estaciones traté de entender por qué me encontraba en esta situación y por qué casi cometía una locura en el lugar donde trabajaba. Llegué a casa. No había nadie. Me dirigí a mi habitación y no pude evitarlo:
Me hice una furiosa paja.
Necesitaba descargarme. Estaba muy a full. No se imaginan como acabé pensando. Mi cabeza voló mucho y luego, cuando me vi toda la mano enlechada y todos mis vellos púbicos salpicados de semen, me di cuenta de algo más: ese hombre me volvía loco. Quería chuparlo todo. Quería que me posea. Quería ser su putito de turno.
Estaba despertando mis más bajos instintos.
La mañana siguiente había sido tranquila hasta más ó menos las 11hs. Hora en la que todos se toman su descanso informal y desayunan. Allí suele aparecer mi jefe y suele agarrársela con alguien con el fin de incomodarlo.
—¿Jorge te enteraste?—le tiró el más oxidado y molesto de mis compañeros, su secuaz.
—¿De qué? —preguntó mi jefe. Parecía un sketch del que temía cómo podía terminar.
—Por los pasillos se comenta que hay un putito entre nosotros, que se hace el machito pero de la boca para afuera nomás. —lanzó entre risas burlonas.
—¿Me jodés? Esos son los peores, ¡andá a saber cómo llegaron a entrar a trabajar! Uno no se lo quiere ni imaginar. Encima deben acosar a todos.
Los demás se empezaron a reír. Obvio. Solo para evitar ser agarrados como el boludo de turno.
Yo traté pero no me lo pude tomar a chiste. Estaba incómodo.
—Igual, con lo nervioso que se ponen cuando uno habla de estos temas, no hace falta ni preguntar de quién hablás—sentenció mi jefe señalándole a los presentes con los ojos, mi presencia.
Se dió media vuelta para ser más obvio y me miró: —¿No es así Ramirez?
Sentí que una multitud clavó su mirada en mi esperando una respuesta. Supuse que la idea de su pregunta fue para quemarme. Lo que no entendí es con qué fin. Él me había acariciado la mano y mirado el culo cuando estábamos solos. Tranquilamente ese podía ser mi escudo.
—Así es, jefe—contesté con la idea de terminar la charla molesta ahí.
Me dio una palmada en la espalda, como si fuésemos camaradas. Se rió y se metió en su despacho.
El rechazo hacia su persona me vino fugazmente pero esta vez, dos segundos después me encontré mirando como le sobresalían los vellos del pecho sobre la camisa color bage. Disimulé. Me pedí autocontrol en mi cabeza.
Después de esa escena y en el momento que salieron de la oficina el milico y mi molesto viejo compañero tuve que bancarme a los demás preguntándome cosas, y comentando que me puse nervioso. Yo no era de hablar mucho sobre mi vida y mis quéhaceres diarios en mi casa ó en lo cotidiano. Fue un bocadillo justo el de Jorge para que me molestaran para charlar lo que restó del día.
Odié a los dos en ese momento. Y pensé seriamente en tomar venganza. Más del jefe. ¿Pero cómo?
Casi al terminar el día, estaba por guardar mis cosas con la intención de irme a la mierda lo más rápido posible. Aprovechando que él no estaba. Pero no zafé.
Llamó y pidió hablar conmigo.
Lejos de alegrarme, atendí con ganas de desaparecer.
—¿Hola?
Su vozarrón molesto y agrio como sus chistes me fue indicando que en la computadora tenía un archivo que necesitaba con urgencia, que se lo pase a un pendrive, etc, etc. Indicaciones de mierda y un laburo de mierda que podía hacer él si no fuese tan cómodo.
Me senté totalmente desganado frente a la pc de su oficina, encontré el archivo rápidamente, pero me costó que reconozca el pendrive. Ahí me di cuenta que su pc no era un detalle menor, también estaba super enquilombada. Con mil cosas en el escritorio y lenta, entre otras cosas.
Si bien era una boludez, era un archivo de 3gb casi y tardó un ratito en pasarse. Mi cabeza empezó a darme ideas, y así en un instante había abierto su navegador a internet y apretado la opción “HISTORIAL”
Queriendo llegar más lejos y queriendo alimentar más mis dudas y mi calentura, tipié la palabra “GAY” y le di ENTER. Parecía que no terminaba más de buscar. Lo lenta que era me ponía nervioso.
Mi cara de perverso, asombro y morbosidad era para la foto. No podía creer que hayan saltado tantos resultados en los últimos días y meses.
En 3 minutos supe que le gustaba el porno con pendejos, que era amante de xtube y los videos amateur. Supe que había entrado a chats gay. Y lo más importante y que era un hecho:
A mi jefe le llamaban la atención los hombres y eso me daba un 50% de posibilidades con él.
Sonreí mientras desconecté el pendrive y apagué todo. Un poco asustado también.
Tenía que alcanzarle lo que me pidió a una oficina donde estaba solo y en una hora tenía una reunión. En ese momento pensé que si no hacía nada ese día me arrepentiría.
En el ascensor. Marqué el piso en el que estaba. Me encontré temblando nuevamente pero esta vez, tenia más confianza y ventaja. Ya estaba jugado.
2 comentarios - Capitulo 03 - Con mi jefe militar