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caminando por la calle

SI hay algo que siempre me gustó, fue usar calzas.
Esa sensación de que se me marque bien la cola, de mostrarme, sentirme desead@, hacía que tantas veces saliera a la calle de esa manera para que me vieran.
Lo que voy a contar me sucedió hace unos años. Es real.
Estaba en mi casa, caliente, con muchas ganas de recibir una buena verga. Obviamente no me gusta quemar en mi barrio, entonces salí tranquilamente con un jean común y corriente y unas calzas negras largas abajo. Las calzas tenían una franja de color verde fluorescente. También me había puesto una colaless blanca.

Me tomé un ómnibus y me fui hasta Las Piedras, una localidad cercana a Montevideo. EL ómnibus tenía ese destino, así que me senté en la última fila.
A medida que se fue vaciando el bus, quedando la parte de atrás libre, me saqué el jean y me quedé con las calzas puestas, dos paradas antes de llegar al destino, me bajé por la puerta de atrás para que el chofer no me viera.
Era una zona tranquila, así que decidí caminar un poco, sin rumbo, a ver que se veía. De vez en cuando cruzaba alguien, alguno me miraba y yo lo provocaba meneando la cola. El primero que me paró, quería que yo le pagara para cogerme, cosa que rechacé enseguida.
Como a la hora de caminar a la deriva, veo en un techito de una parada de ómnibus un muchacho de unos 20 años aproximadamente, bien vestido, lindo, paso por al lado y me inundó el olor a marihuana, él era el único que había, así que estaba fumando.
Paso de largo, miro para atrás y veo que me mira, sigo caminando vuelvo a mirar y el me miraba, llego hasta la esquina y me seguía mirando.
Me gustó tanto la idea de volver, que volví. Llegué a la parada, y le digo:
- Iba a seguir hasta la otra parada pero no la veo, ¿Dónde queda?
- Es re lejos me dice
- ¿Sabés si demora mucho en pasar el ómnibus? (le decía mientras me movía un poco)
- Hasta las cinco y pico
- ¿Vos lo estás esperando?
- No, me estoy fumando uno ¿querés una pitada?
- Dale si
Y nos pusimos a fumar el porro que tenía, yo lo miraba con unas ganas que no podía más.
Me pregunta:
- Vos ¿Qué andas haciendo?
- Caminando un poco ¿por?
- ¿Salís siempre a caminar así?
- ¿Así como? (entre que el porro me estaba dejando sonriente y la calentura, yo casí bailaba ahí)
- Así, tan sexy
- No, solo a veces
Y me daba vueltas para mirar como si esperara el omnibus, pero parando la cola hacia él. Seguimos conversando un poco.
En un momento me da el porro, le doy una pitada y se lo doy, yo estando de espaldas,, giro solo la mano y la cabeza para dárselo, y quedo con la cola parada. El se acerca lo agarra y (creo que quiso hacer eso, me toca como apoyandome) y me muevo y le sonrío. Enseguida fuma un poco y me da otra pitada, acercándose nuevamente y tocándome. Me vuelvo a dar vuelta y a sonreírle.

- ¿En qué andas realmente?
- En lo que venga (le digo con voz de deseo)
- Así nomas lo decís, (se me acerca y ya e una me toma de la cintura apoyándome) sos un hijo de puta, mirá como me estás poniendo
- Ahh no tengo ni idea
- Tocá (le toco la verga y la tenía re dura) vivo a dos casas de acá vení, en silencio porque mis viejos duermen
Ahí fuimos, entramos por el costado y me lleva al galpón. Enseguida me empieza a tocar y a refregar, me estaba encantando, mientras me tocaba, yo le iba bajando la bragueta y desabrochando el cinto, le bajo el pantalón y me doy vuelta, poniéndome de rodillas delante de él y le empecé a chupar la pija, como una puta desesperada. Estuve como 10 minutos chupándosela, me encantaba, además bien limpita.

Al rato me agarra como diciendo “ya basta”, me baja la calza, me corre la colaless. Fue algo que los dos dijimos a la vez.
El dijo “que linda cola” y yo agarrándole la pija le decía, “Esa carne es mía”.
Con la pija de él en la mano bien ensalivada yo mismo me la llevo al culo y ahí me entró a bombear, y a bombear y a bombear, el me agarraba de la cintura y me daba tranqui, manteniendo el ritmo. Y cambiamos de posición yo en cuatro haciendo el perrito, después el se sentó en una silla y yo le cabalgaba arriba, estuvimos un buen rato hasta que estando yo sentado arriba me empezó a agarrar más fuerte, y se vino adentro mío. ¡Qué felicidad sentía!
El decía
- No puedo creer lo bueno que estuvo, es la primera vez que me cojo a un puto, que divino, que cola divina
- Y yo no puedo creer lo bueno que estás, que bien que la ponés, me encantaste, papito.
YO tenía papel higiénico en la mochila, me limpié, el también. Me subí la colaless, las calzas y el me seguía tomando por atrás refregándome y yo todavía disfrutando de ese polvo espectacular.

5 comentarios - caminando por la calle

Insfix
El relato me paro la pija a full. Imaginándote en calzas y una colaless por debajo.
tato112233
muy buena historia que rico me pusiste la verga ha reventar.