Desde que me separé de mi esposa (junto a quien me siguen garchando varios de sus amantes), me fui a vivir a un departamento que tiene sus años. Y sus problemas. Una mañana, me despertó el timbre, que sonaba incesantemente. Al bajar de la cama, noté que había agua en el piso y, al atender, era mi vecina de abajo, desesperada porque le había inundado su departamento. Se había roto un caño en mi baño.
Cerré la llave de paso y le avisé al dueño, que me dijo que me quedara, que me enviaba a unos plomeros de su confianza.
Un par de horas más tarde, estaba abriéndoles la puerta a tres muchachos de no más de 23 años. Entraron y fueron directo al baño. Yo me senté en el living a dejarlos trabajar tranquilos.
Uno de ellos me pidió permiso para revisar un armario bajo el cual pasaba el caño, distraído en la lectura de los diarios en internet, le respondí que sí. No me dí cuenta de qué armario hablaba.
Un par de minutos después escuché unas risas y comentarios por lo bajo y caí en la cuenta. Se habían topado con mis consoladores y mi lencería…
Fui hacia ellos con toda la intención de reprenderlos por revisar mis cosas, pero la escena que encontré me hizo cambiar de opinión. Uno de ellos tenía su pija afuera, emparejada con uno de mis consoladores, midiéndola… y le ganaba.
Otro tenía un par de tangas mías en sus manos.
- ¿Quieren ver cómo me quedan?.
- Disculpe, don. Dijo el único que estaba serio.
- Nada que disculpar. ¿Alguna vez te la chupó un hombre?.
- A veces vamos al cine porno de Liniers, y hay tipos que la chupan…
- ¿Y te gusta?.
- La verdad… si.
Me arrodillé delante del muchachito, le puse mi mano izquierda en el bulto, mientras con la otra me desabrochaba el jean y me lo comenzaba a bajar junto con el bóxer, dejando mi culo apuntando a sus amigos.
El de las tangas me puso su pija al alcance y lo empecé a pajear mientras lograba sacar la del primero y comenzar a chupársela.
En un par de minutos tenía tres pijas frente a mí, y las chupaba por turnos. Dos eran normales, pero el del consolador tenía una verga descomunal. Y eran oscuras, amo las vergas oscuras.
Uno de ellos me levantó suavemente y, abrazándome entre los tres, me fueron llevando hasta el dormitorio, yo los iba pajeando.
Me acostaron panza para arriba, ya estábamos todos desnudos, y el más tímido se puso entre mis piernas, me las levantó, me untó el ojete con el lubricante que habíamos sacado del armario, y me la puso, mientras los otros se pusieron a cada lado para que se las chupe y los pajee, alternativamente.
El pibe me bombeaba el orto hasta el final de su pija, y me pajeaba con la mano. No duró mucho, unos cinco minutos, y me llenó de leche. El pijudo me puso en cuatro, se puso detrás de mí y me empalmó exquisitamente, mientras se la mamaba al tercero.
Se siguieron turnando para cojerme el culo y la boca por dos horas, me llenaron tanto de leche que casi me empachan.
Ahora, cuando les sale algún trabajo en la zona, me llaman, yo los espero con una linda tanga y pasan a garcharme o para que se las chupe…
¿Quién me habrá hecho tan puta?
Cerré la llave de paso y le avisé al dueño, que me dijo que me quedara, que me enviaba a unos plomeros de su confianza.
Un par de horas más tarde, estaba abriéndoles la puerta a tres muchachos de no más de 23 años. Entraron y fueron directo al baño. Yo me senté en el living a dejarlos trabajar tranquilos.
Uno de ellos me pidió permiso para revisar un armario bajo el cual pasaba el caño, distraído en la lectura de los diarios en internet, le respondí que sí. No me dí cuenta de qué armario hablaba.
Un par de minutos después escuché unas risas y comentarios por lo bajo y caí en la cuenta. Se habían topado con mis consoladores y mi lencería…
Fui hacia ellos con toda la intención de reprenderlos por revisar mis cosas, pero la escena que encontré me hizo cambiar de opinión. Uno de ellos tenía su pija afuera, emparejada con uno de mis consoladores, midiéndola… y le ganaba.
Otro tenía un par de tangas mías en sus manos.
- ¿Quieren ver cómo me quedan?.
- Disculpe, don. Dijo el único que estaba serio.
- Nada que disculpar. ¿Alguna vez te la chupó un hombre?.
- A veces vamos al cine porno de Liniers, y hay tipos que la chupan…
- ¿Y te gusta?.
- La verdad… si.
Me arrodillé delante del muchachito, le puse mi mano izquierda en el bulto, mientras con la otra me desabrochaba el jean y me lo comenzaba a bajar junto con el bóxer, dejando mi culo apuntando a sus amigos.
El de las tangas me puso su pija al alcance y lo empecé a pajear mientras lograba sacar la del primero y comenzar a chupársela.
En un par de minutos tenía tres pijas frente a mí, y las chupaba por turnos. Dos eran normales, pero el del consolador tenía una verga descomunal. Y eran oscuras, amo las vergas oscuras.
Uno de ellos me levantó suavemente y, abrazándome entre los tres, me fueron llevando hasta el dormitorio, yo los iba pajeando.
Me acostaron panza para arriba, ya estábamos todos desnudos, y el más tímido se puso entre mis piernas, me las levantó, me untó el ojete con el lubricante que habíamos sacado del armario, y me la puso, mientras los otros se pusieron a cada lado para que se las chupe y los pajee, alternativamente.
El pibe me bombeaba el orto hasta el final de su pija, y me pajeaba con la mano. No duró mucho, unos cinco minutos, y me llenó de leche. El pijudo me puso en cuatro, se puso detrás de mí y me empalmó exquisitamente, mientras se la mamaba al tercero.
Se siguieron turnando para cojerme el culo y la boca por dos horas, me llenaron tanto de leche que casi me empachan.
Ahora, cuando les sale algún trabajo en la zona, me llaman, yo los espero con una linda tanga y pasan a garcharme o para que se las chupe…
¿Quién me habrá hecho tan puta?
11 comentarios - Tres Plomeritos, tres.
Buenísima historia, que afortunado !!!
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...