¡Buenas noches Poringuer@s! Hoy les traigo el final de mi historia con Beto...
Para quien no haya leído los relatos anteriores, les dejo los últimos 2, por política no puedo linkear más de 2 posts míos.. Ahí encontrarán los anteriores:
Relato IV - La sorpresita
Relato V - La oficina
Hasta que un día, llego a la panchería y, como de costumbre, Beto estaba esperándome con mi almuerzo y el "postre"
- Beto: Lo de siempre ¿no?
- Yo: Cómo decirle que no a ese culito hermoso
- Beto: Quería pedirte algo especial hoy, ¿puedo?
- Yo: Claro que sí, lo que vos quieras putito
- Beto: Hoy no quiero que me rompas el culo, quiero que me hagas el amor, ¿me entendés?
Sinceramente, era algo que no me esperaba... Ese pedido... viniendo de él... pero bueno, accedí. Le escribí por whatsapp a uno de mis compañeros avisándole que me iba a demorar en mis trámites, que no me esperen.
- Yo: Bueno lindo. Ya avisé que llego tarde a la oficina. Soy todo tuyo.
- Beto: Almorzá tranquilo y después no tiramos en el fondo... Yo termino de cerrar y limpiar todo.
- Yo: Ok bebé
Tal cómo me pidió Beto, me senté y almorcé. Entre besos, manoseos y caricias, lo ayudé a terminar de ordenar y limpiar. Debo admitir que me había empezado a copar la idea de que no sólo sea mi putito...
Una vez que terminamos, me senté en la banqueta que tenía en la cocina, se sentó arriba mío y empezamos a tranzar... Me abrazó, y metió su lengua hasta que se encontró con la mía y empezaron el hermoso forcejeo...
Me besaba, me acariciaba, mientras yo, metía mi mano por debajo de su remera y acariciaba su espalda. Me sacó mi corbata, me desprendió la camisa y empezó a besarme el cuello mientras me acariciaba el pecho. Sentía sus manos recorrer cada cm de mi pecho desnudo, acariciando mis bellos y lamiendo mi cuello.
Le saqué muy lentamente la remera, dejando al descubierto ese cuerpito hermoso que tanto me gusta.
Para el que no recordaba cómo es Beto
Seguimos apretando y manoseándonos, se paró, y se arrodilló adelante mío. Yo a esa altura, tenía la verga al palo ya, dura como una roca. Desabrochó mi cinto, luego mi pantalón. Lo bajó muy lentamente, acompañando la caída con sus manos. Cuando llegó a mis pies, me sacó los zapatos y las medias.
Me terminó de sacar el pantalón, dejándome sólo con mi boxer negro y mi camisa blanca abierta. Empezó a besarme, desde los pies. Se detuvo en cada dedo y los chupó muy lentamente. Mi pija estaba a punto de rasgar el boxer... Siguió subiendo por mis piernas, mezclando entre besos y lamidas. Yo mientras tanto, le acariciaba la cabeza y me pellizcaba los pezones...
- Yo: Uy mi amor.. me estás volviendo loco!!! Mirá como me pusiste la chota!
- Beto: Disfrutalo papito, quiero que esta tarde goces como nunca...
- Yo: Entonces seguí así que venís bárbaro bebé
Siguió subiendo... empezo a frotar sus labios por encima de mi boxer.. Sentía cómo salía el líquido preseminal y se mezclaba con la saliba de mi Betito. Siguió así, jugando con mi pija a punto de explotar, todo por arriba del bóxer.
- Beto: Ayudame mi amor, levantate un poquito..
Fue la señal que me dió para que levante mi cola de la silla y lo deje bajarme el boxer. Dicho y hecho. Hizo lo mismo que con el pantalón, lo acompañó hasta abajo y volvió a subir, recorriendo cada cm de mi cuerpo con su lengua.
Llegó a los huevos y ahí se frenó. Primero, empezó a lamerlos, luego a chuparlos muy suavemente. ¡Me estaba haciendo gozar como nunca el pendejo! Los lamía, se los metía adentro de la boca, me los soplaba y los volvía a lamer.
Después siguió por la cabeza de mi pija, cabeza que ya estaba bien roja y dura, con el mismo trato. Lamía, chupaba, soplaba y hasta jugaba con sus manos. Lo mismo hizo con toda mi pija hasta que empezó a chuparla entera.
Se la metía toda en la boca y me la chupaba, mientras que con la lengua me iba haciendo ver las estrellas. Nunca había pensado que el pendejo tuviera tanta habilidad para comerse una poronga.
Seguimos un rato así hasta que lo freno, lo hago levantarse y le como la boca. El sabor saladito de mi precum en su boca, era excelente. Me lo tranzé un rato y me paré delante de él, sintiendo su cuerpo bien pegado al mío. Empecé a bajar lentamente, besando su cuello, su pecho, sus abdominales...
Cuando llegué a la cintura, desabroché el pantalón, lo dejé caer e hice lo mismo que él. Le pedí que se siente, le saqué las zapatillas, las medias y los pantalones, hasta dejarlo en ese bóxer rojo que tanto me calienta. Lo miré, y le dije:
- Yo: Es mi turno bebé
Arqueó la espalda para despegar la cola de la silla, le bajé el boxer y me encontré de nuevo con su pija. Ya estaba completamente parada y con la cabecita bien hinchada.
Acá les presento la pija de Beto...
La chupé muy suave, escuchando gemir a Beto en cada lamida. Bajaba a sus huevos, subía a su tronco. Lamia, chupaba y hasta daba pequeños mordiscos a sus huevos, cosa que al parecer lo ponía a mil.
Me levanté, lo abrazé y le pedí que me abrazara con sus piernas. Ahí nomas, aproveché que es delgado y liviano, lo levanté y lo llevé hasta la mesada. Lo bajé ahí y seguí mi trabajo.
Aprovechando la mesada, en una de mis bajada a sus huevos, puse sus piernas sobre mis hombros y al levantar, lo hice recostarse sobre la mesada, quedando así bien descubierto su culito rosado.
En la próxima baja a los huevos, seguí de largo y empecé a chuparle bien el culito. Después de la segunda lamida, ya estaba súper dilatado. Metía mi lengua hasta el fondo, la sacaba, rodeaba el hoyito, y la volvía a meter. Así lo tuve un buen rato hasta que escucho:
- Beto: Haceme tuyo, no aguanto más.
Y obedecí. Me puse un forro, me bañé la pija de saliva y muy lentamente empecé a penetrarlo. Mi pija entró sin ningún problema hasta el fondo. Sentía mis huevos apoyarse contra sus cachetes mientras terminaba de metérsela.
- Beto: Aj.. cómo la tenés!
- Yo: Así me la pusiste vos mi amor...
Después de un rato mete y ponga así, de escuchar sus gemidos y que mi pija se ponga más dura aún, la saqué y le pedí que se baje de la mesada.
Me senté en el piso en canastita (o a lo indio) y le pedí que se suba encima. Se bajó de un salto y se sentó en mi pija de un golpe. El gemido de dolor/placer que largo, se debe haber escuchado hasta la esquina.
Seguimos así un buen rato, mientras él subía y bajaba por mi pija, yo lo empecé a pajear. Nuestros cuerpos se movían al unísono y nuestra transpiración se fundía en una sola. A los minutos de estar así, me dice:
- Beto: Papi, me acabo...
- Yo: Largala toda mi bebé
- Beto: Uff sí... haceme la cola así, quiero acabar con tu pija adentro... ahh... ahhh... ahhhhhhhh
- Yo: Así pibito... dale.. toda...
Y largó todo su leche encima de sus abdominales marcaditos.
- Beto: Ahora te toca a vos mi amor, quiero que acabes así como estamos
Me abrazó bien fuerte y empezó a moverse cada vez más rápido sobre mi pija. No me importó sentir como su leche se quedaba en mi panza también, sólo quería sentir como salía toda mi guasca en el culito de ese pibito hermoso.
- Yo: Me acabo...
Me abrazó más fuerte aún y de una sentada me hizo largar toda la leche en el forro.. Nos quedamos así unos minutos, abrazados, llenos de leche. Las vergas seguían duras todavía, tranquilamente podríamos haber cogido de nuevo.
Okey, hasta acá es la parte "hot" del relato. Lo que viene a continuación es cómo terminó mi relación con Beto. Si viniste hasta este post solo para pajearte es el momento de que dejes de leer. Sino, seguí nomás
Nos limpiamos con servilletas, y nos vestimos. Cuando termino de juntar mis cosas, me agarra de la mano y me dice
- Beto: Tincho, pará. Quiero decirte algo..
- Yo: ¿Qué pasa Betito?
- Beto: La verdad es que me gustás mucho. Y lo de hoy significó algo para mí...
En ese momento mil cosas cruzaron por mi cabeza. No sabía ni qué decir, ni qué hacer. Admito que me encantaba garchar con el pendejo este, y que la idea de algo más no me desagradaba. Pero a la vez, después de lo de la vez pasada en la Oficina, tenía mis serias dudas si se podía confiar en él como para una relación estable (porque así como garchaba conmigo, garchaba con otros).
- Yo: Vos también me gustás mucho bebé
- Beto: Me da mucha vergüenza preguntarte esto...
- Yo: ¿Que pasa lindo?
- Beto: Quiero comprarme un celu y no me alcanza la guita... ¿A vos te jode darme algo de plata?
- Yo: La verdad es que ando flojo este mes, si querés hablamos el mes que viene.
- Beto: Dale, gracias.
Seguimos chateando algunas veces más por whatsapp y empezó a ponerme excusas para no vernos. Ahí me cayó la ficha... el pendejo debería hacer siempre lo mismo. Buscaba alguno, lo enganchaba y después le sacaba guita.
Como no le dí un mango, se empezó a alejar hasta que no me escribió más y, por consiguiente, yo dejé de hacerlo también.
Nunca más lo ví, al mes se fué de la panchería y me bloqueó del whatsapp. Un final patético para una muy buena aventura...
Bueno gente.. Hasta acá la sexta y última entrega.. Gracias a todos por sus comentarios en las partes anteriores. Tengo otra historia para contarles, ya con tiempo la publicaré
Besitos en la chota/cola (lo que prefieran) y espero sus comentarios![/size]
7 comentarios - Pancho boy - Relato VI - ¿Me hacés el amor?
Muy buena historia, muy bien relatado y detallado el garche.
En cuanto al final, no es abrupto como dice Tsukuru, es un final de mierda, doloroso y real.
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...
@KaluraCD mil gracias por tus comentarios!!!
De nada @martincho-g, un placer comentar tu post.
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los mios.