(...)
Ni bien le di a Candela el visto bueno por su idea (que en realidad era la mía), comenzamos a cumplir nuestra fantasía. Me dio su ropa interior para que me la pruebe: me quedaba bastante bien, verme en el espejo así vestido me excitó demasiado. La tanga bien metida en la cola y apretando mi pija que se escapaba de tan dura que estaba; las medias me cubrían las piernas apenas por encima de las rodillas y su corpiño ajustándose fuerte a mi espalda pero sin tetas para ser rellenado. Así todo, me sentía una rica puta.
Cande me tomó de la mano y, dándome la vuelta, me dijo lo divina que estaba. Me sentó sobre un banquito que había en una esquina de la habitación y de inmediato se agarró con una mano la pija y con la otra mi nuca. Estaba claro lo que debía hacer.
Metí casi media verga en mi boca, Entraba y salía. Estaba deliciosa. Puse mis dos manos en sus nalgas mientras me la seguía comiendo cada vez más adentro. No logré tragarla por completo pero estuve cerca. Tenía ganas de devorarla.
Luego se dio media vuelta y puso su culo contra mi cara. Abrí sus cachetes y le di la punta de mi lengua en su agujerito. Ella guió una de mis manos hasta su miembro: quería una pajita. Estuvimos así un buen rato mientras Cande gemía a los gritos. Me decía que la puta era yo y que ahora me lo iba a demostrar. Agarrándome de los pelos me llevó hasta la cama y me tiró ahí, quedando con mi culito para arriba. Insistió en chupármelo, luego me metió un dedo entero mientas yo gemía tal como ella me exigía.
En seguida estuvo encima mío,cogiéndome suave por el culo. Sabía como hacerlo. Por los espejos podía ver cómo se bamboleaban sus tetas cada vez que me penetraba. Me excitó más aún esa imagen. Cuando me nalgueaba e insultaba, mi calentura llegaba al extremo. Luego de un rato repitiendo esta escena, me avisó que iba a darme toda la lechita. Sacó su pija, me dio la vuelta de un empujón y se subió encima mió, sentándose sobre mi pecho que aún conservaba el corpiño puesto. Se dio una pequeña ayudar para llegar a la eyaculación y ahí largó todo su semen sobre mi cara. A mí me dio un poco de impresión así que cerré los ojos y la boca pero Cande me dijo que los abriera y que probara su lechita. Como siempre, le hice caso.
Pensé que me iba a desagradar pero en realidad me gustó probar su semen. Para cuando largó su última gota, mi cara estaba completamente enchastrada. Era un asco pero estaba feliz. Lo último que me dijo antes de bajarse de encima mío fue "puta sucia" y se fue al baño a asearse. Yo quedé tendido sobre la cama, con mi pija dura, mi culo abierto y aún latiendo, y mi cara toda enlechada.
Las horas que nos quedaban las pasamos de igual manera. Por supuesto que Cande me hizo acabar varias veces pero siempre manteniendo los roles que habíamos fijado: ella era mi ama y yo su esclavo.
Mi presentimiento acerca de la noche única e inolvidable se había hecho realidad.
Ni bien le di a Candela el visto bueno por su idea (que en realidad era la mía), comenzamos a cumplir nuestra fantasía. Me dio su ropa interior para que me la pruebe: me quedaba bastante bien, verme en el espejo así vestido me excitó demasiado. La tanga bien metida en la cola y apretando mi pija que se escapaba de tan dura que estaba; las medias me cubrían las piernas apenas por encima de las rodillas y su corpiño ajustándose fuerte a mi espalda pero sin tetas para ser rellenado. Así todo, me sentía una rica puta.
Cande me tomó de la mano y, dándome la vuelta, me dijo lo divina que estaba. Me sentó sobre un banquito que había en una esquina de la habitación y de inmediato se agarró con una mano la pija y con la otra mi nuca. Estaba claro lo que debía hacer.
Metí casi media verga en mi boca, Entraba y salía. Estaba deliciosa. Puse mis dos manos en sus nalgas mientras me la seguía comiendo cada vez más adentro. No logré tragarla por completo pero estuve cerca. Tenía ganas de devorarla.
Luego se dio media vuelta y puso su culo contra mi cara. Abrí sus cachetes y le di la punta de mi lengua en su agujerito. Ella guió una de mis manos hasta su miembro: quería una pajita. Estuvimos así un buen rato mientras Cande gemía a los gritos. Me decía que la puta era yo y que ahora me lo iba a demostrar. Agarrándome de los pelos me llevó hasta la cama y me tiró ahí, quedando con mi culito para arriba. Insistió en chupármelo, luego me metió un dedo entero mientas yo gemía tal como ella me exigía.
En seguida estuvo encima mío,cogiéndome suave por el culo. Sabía como hacerlo. Por los espejos podía ver cómo se bamboleaban sus tetas cada vez que me penetraba. Me excitó más aún esa imagen. Cuando me nalgueaba e insultaba, mi calentura llegaba al extremo. Luego de un rato repitiendo esta escena, me avisó que iba a darme toda la lechita. Sacó su pija, me dio la vuelta de un empujón y se subió encima mió, sentándose sobre mi pecho que aún conservaba el corpiño puesto. Se dio una pequeña ayudar para llegar a la eyaculación y ahí largó todo su semen sobre mi cara. A mí me dio un poco de impresión así que cerré los ojos y la boca pero Cande me dijo que los abriera y que probara su lechita. Como siempre, le hice caso.
Pensé que me iba a desagradar pero en realidad me gustó probar su semen. Para cuando largó su última gota, mi cara estaba completamente enchastrada. Era un asco pero estaba feliz. Lo último que me dijo antes de bajarse de encima mío fue "puta sucia" y se fue al baño a asearse. Yo quedé tendido sobre la cama, con mi pija dura, mi culo abierto y aún latiendo, y mi cara toda enlechada.
Las horas que nos quedaban las pasamos de igual manera. Por supuesto que Cande me hizo acabar varias veces pero siempre manteniendo los roles que habíamos fijado: ella era mi ama y yo su esclavo.
Mi presentimiento acerca de la noche única e inolvidable se había hecho realidad.
8 comentarios - [Relato] La sorpresa de Candela (parte II)
Muy excitante, me encantó esta historia 🔥
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...
De nada @FantasiaRealidad
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos..