Pampa

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(la imagen es illustrativa)



Dentro de mi actividad como biólogo, he encontrado un nicho de mercado a la hora de trabajar. Es la asesoría. Al principio costo mucho pero de a poco me fuí haciendo de mis clientes. Suelen llamarme para que los acompañe a comprar las plantas que luego irán en sus patios y jardines.

Hace una semana me llama Luisa, una señora de unos cuarenta y largos años. Luisa tiene un pelo corte carré rubio ceniza inigualable. Habla de manera sofisticada pero debo reconocer que tiene una manera muy pragmática de dirigirse. Nunca jamás me peleó un precio y es muy consciente de su lugar en la sociedad, "la señora de" que gasta dinero para ser feliz. Vive en un country en Pilas (Buenos Aires) y hace dos semanas me llama:

- Juanito.
- Hola Luisa ¿cómo le va?
- Muy bien querido, ¿Qué estás haciendo?
- Justamente estoy volviendo de campamento, llegando a Córdoba.
- Largá todo que te necesito.
- Cuenteme.
- Resulta Aldito (el marido) se quedo con la quinta de Pilar, en la que vivían sus padres y quiero que vayas a ver y des una recorrida para ver que dejar y que sacar. Quiero sacarle la mufa de la vieja y te necesito (se refería a su suegra).
- Bueno, déjeme ver como organizar mis tiempos para ver cuando ir.
- (cambiando de tono a maestra ciruela y un poco caprichosa) ¿Quién es la mejor clienta que tenés?
- Usted señora
- ¿A quién hay que cumplirle los deseos?
- A usted señora.
- ¿Por qué querido?
- Porque usted es muy generosa.
- Me gusta que nos entendamos. Te llamo en dos horas así nos organizamos.
- Bueno.
Llamé a mi compañera para avisarle la oportunidad que se me presentaba, luego de un poco de celos por falta de tiempo me dijo que me preparaba ropa y que no me preocupe, que de todas maneras nos venía bien el dinero.
Llegué a casa y me llamó Luisa.
- Esta noche tenés vuelo a las 5 de la mañana, llegás a Ezeiza desayunamos y te lleva Oscar a Pilar. Allá hay donde hospedarse y tenés todo, te están esperando los caseros aprovechá para ir viendo yo voy en dos días y compramos todo lo que haga falta.
- Bueno, le agradezco la confianza.
- Por favor mi querido, usted se lo merece.
Me bañe, me puse ropa cómoda para viajar y me hice llevar por un amigo al aeropuerto, fiel a lo que me tiene acostumbrado Luisa, todo estaba reservado y como se puede pedir. En mi casa dejé un panorama bastante frío pero sinceramente el dinero es bueno.
Llegué a Ezeiza estaba ella y Oscar (su “asistente”) esperándome, desayunamos me explicó un poco todo y me dijo que ella no podía ir conmigo por que tenía que solucionar unos problemas con “Pipito” (Pipo) Su hijo. Que me sienta como en casa y que estaban los caseros “Cholito, Elena” y su hijo “Cachi” que te van a atender como un rey.
Oscar me llevó a pilar a lo que le sumamos unas horitas más de viaje. Cuando llegamos me encontré con una casa colonial alejada de vecinos. Un espacio increíble, el casco de estancia tenía ponedoras, un pequeño establo y una gran huerta. Una casa de aberturas altas, piso de parqué, griferías de plata, realmente era entrar al 1810.
Cuando llegué a la casona, estaba Cholito y Elena esperando en la puerta, Elena una señora un tanto chiquita y sumisa. Me saludaron con la mano y habló Cholito:
- Buenos días señor, lo estábamos esperando.
- Buenos días ¿usted es Cholo?
- Cholito señor, lo estamos esperando para que se instale en la casa, y nos diga que necesita de nosotros.
- No mucho, no quiero molestas
- (de manera muy simpática me dice) Esperamos que llegue gente, así que no molesta.
- Estoy un poco cansado, me gustaría acostarme un ratito.
- Elena mi señora le esta preparando comida, milanesas. ¿Le gusta?
- Si claro, en veinte minutos puedo comer si quiere.
- Bueno muchas gracias.
El diálogo fue mucho más largo me preguntaron si tomaba mate, si quería que me despierte, si manejaba y un montón de preguntas más que no entendían de que venían. Debo reconocer que es muy lindo que te atiendan así. Ya estaban al tanto de lo que iba a hacer, de cómo lo iba a hacer, todo. Solo tenía que pedir.
Me levanté de la siesta y tenía en el comedor una mesa con una canasta, mate en un juego de plata y pan casero. Me dijeron que tenía un auto a disposición (Un Ford Falcon impecable), tomé unos mates y arranqué. Me presentaron a Cachi que estaba a disposición para guiarme y llevarme inclusive. Le aclaré que quería ver de tarde un poco pero que a la mañana del día siguiente iba a recorrer más. Chachi un chico de unos 19 años, muy bonito y parco se ofreció con un poco de recelo a acompañarme.
Intenté sacarle charla todo el viaje, solo respondía con monosílabos y me marca lugares referenciales para que sepa donde estaba. En un momento veo un Molle de unos cien años y le pedí que frene por favor, me bajé lo miré fascinado, y le saqué fotos. Ahí Cachi rompió el monosílabo.
- ¿A usted le pagan para sacarle fotos a los árboles?
- Si, en realidad hago una mirada de todo para saber que poner y que sacar. Hay que ver que animales viven, que necesitan… y esas cosas.
- Ah, yo lo podría hacer también se mucho de esto. Sobre todo de animales.
- Seguramente, pero no me quites el trabajo. (con ese comentario le dejé en claro que no era un enemigo)
- No, igual a mi me conviene.
- ¿Por qué?
- Porque trabajo menos en el establo.
- (en ese momento me caigo y me golpeo el hombre)
- ¿Esta bien?
- Si.
Volvimos a la casa, y fiel a la vida de campo a las 8 de la noche ya estaba lista la comida. En la casa solo estaba yo, ellos vivían en una casa contigua y solo entraban a la cocina y de ahí a la casa si era necesario. Me preguntaron si quería comer y tuve que acceder, no quería molestar. Les pregunté donde comían ellos y me dijeron que en la cocina cuando había gente sino en su casa. Les dije que no me gustaba comer solo que si los podía acompañar a ellos en la cocina y accedieron dudosos.
La comida fue en silencio, se los veía bastante incómodo y en silencio. Y me percaté de algo, no me había bañado.
- Yo - ¿Cómo hago para bañarme?
- Cholito - ¿Cómo no se bañó?
- Yo - Pensaba bañarme después de comer.
- Cholito - ¿No le avisó Cachi?
- Yo - No, ¿Qué? (se miraron muy incómodos y Cachi bajó la cabeza)
- Cachi - Disculpemé, me olvidé. Yo ahora le prendo la caldera de nuevo
- Yo - Si es mucho problema no te hagas drama.
- Cachi - No hay problema.
- Yo - ¿Ustedes donde duermen?
- Cholito - En la casa de al lado.
- Yo - ¿Y yo tengo que dormir solo acá?
- Cachi desafiando - ¿No tendrá miedo no?
- Ponele la firma que sí. Quedate Cachi.
- Cholito – No, nunca dormimos acá, para eso tenemos nuestra casa.
- Yo - Bueno, cualquier cosa grito. Una cosa más ¿No tendrá algo para el dolor?
- Tengo una crema para los caballos nos ponemos esa.
- ¿Átomo desinflante?
- Esa anaranjada, ah genial.
Se rieron todos, Elena levanto la mesa Cholito se despidió preguntando los horarios de mañana y Cachi se fue a prender la caldera. Me fui a la habitación, me descambié y me propuse bañarme. El agua estaba helada, así que le grité a Cachi, el cual abrió la puerta pensando que me había pasado algo y me dijo:
- ¿Qué le pasó?
- ¿Cuánto tarda en salir el agua?
- Espere un rato, es un poco lento.
- Ah pensé que ya estaba.
- La caldera es grande, tarda un poco más de lo normal.
- Uh.
- ¿Quiere que le avise?
- Bueno (debo reconocer que el morbo me podía) pero no te vayas. ¿Vos te ofendés si yo te doy un par de pantalones que ya no uso?
- (Muy tímido) No, por favor.
- Es que ví que vos te bañaste pero tenes los mismos que hoy…
- Tengo dos para trabajar y uno para alguna fiesta, pasa que uso uno por día por que en el día mi mamá me los lava para el otro día.
- Esperá no te vayas.
Con la toalla anudada, subí el bolso a la cama, lo abrí y saqué los pantalones que uso para laburar (llevo varios siempre porque estoy en el barro y la tierra casi todo el día).
- Probátelos, fíjate cual te anda. Y si te van elegite dos.
- Muchas gracias, están buenísimos.
- Dale, fíjate si te quedan.
- ¿Ahora?
- Dale Cachi, no te vas a ir a probártelos a la otra casa… De una, probatelo
- (dudo casi con miedo) Bueno.
Los agarró, y empezó a mirar como desconfiado, no de segundas intenciones… era más no incomodarme que otra cosa.
- Si querés no te miro.
- No es eso, es que no se…
- Dale, no seas gil.
Se desabrochó el pantalón, y se bajó tímidamente el pantalón, y ahí se activó mas el morbo. Tenía unos slips desgastados, con elástico flojos y un bulto tremendo. Se probó uno, le quedaba bien. Le dije que se pruebe otro y accedió. Cada vez que se bajaba el pantalón se veía piel blanca del elástico estirado que dejaba ver. El segundo también le quedó bien. Un cuerpo envidiable y yo con el morbo instalado.
- Tenemos el mismo talle, tengo unos chupines que te van a servir para salir o para alguna fiesta.
- ¿Qué es un chupin?
- Estos mirá. Probátelos.
- No, esta bien… Con estos estoy bien.
- Dale, probalos. Son un poco estatizados te van a quedar bien.
Se los probó, y le quedan tremendos, linda colita pero un bulto increíble. Cuando se bajó los pantalones para cambiarse con los suyos. El elastizado jugó una mala jugada, le bajó la mitad del boxer y pude ver algo de lo que escondía.
- Esperá, probate estos boxer, no podés andar con esos calsones.
- No esta bien, asi ya es mucho.
- Dale no seas tímido
- No es por tímido, es que no se como le voy a decir a mi mamá que usted me dio esto.
- ¿Qué problema hay?
- Si se entera que lo acepté, se va a enojar. Y ni le cuento si se entera que me lo probé.
- Vos quédate tranquilo, probate todo, si te queda bien lo dejamos en una bolsa acá y mañana se lo doy a ella yo para vos.
- Me da mucha vergüenza…
- Ponetelos encima de esos.
- No eso, me da vergüenza recibir ropa de usted.
- Dale, relájate en serio. Es más es la ropa que siempre me gustó pasa que esta me la compra ella cuando baja a Pilar.
- ¿Tenés Boxers?
- No, es más uso estos porque me los compra chicos y me da vergüenza decirle. Me compra los mismos desde los quince años.
- Ahora entiendo, ni se imagina que te creció todo ¿no? (y me largué a reir)
- (se puso muy incómodo) me da mucha vergüenza…
- Dale sacate esos y probate estos.
Se bajó los slips y los puso en la cama, hice una jugada maestra…
- No esperá, mejor probate estos que tengo acá (y empecé a buscar lentamente otros) en ese momento me tiró mucho el brazo. Estaba un poco dolorido.
Ahí veo que se inclina como para no mostrar y me pregunta como estaba del brazo, y yo sabía que tenía que llegar al tacto si o si, era mi pasaporte. Se los calza y le quedaban geniales. Le dije que estaba un poco molesto del brazo y para cortar el silencio…
- ¿Te puedo decir algo?
- ¿Qué?
- No quise ver, pero te quiero hacer una pregunta…
- Si… (desconfiado, pero había que ir muy despacito, evidentemente no tenía mucho mambo con la desnudes pero se mantenía tímido)
- ¿Vos te cortás de vez en cuando?
- ¿Los pelos?
- Los de ahí ( y le señale el bulto)
- ¿Se cortan?
- Claro, es más no siempre pero podés recortarlo para que quede prolijo así las chicas no se asustan, como cuando uno se afeita.
- (se empezó a poner rápido su ropa y descubrí el talón de Aquiles) Ya sé no estuviste con chicas.
- Ya debe estar la caldera.
- Dale contame si querés, no hay problemas.
- No no estuve.
Saque mi máquina de cortar pelos, con la que me arreglo la barba y se la ofrecí.
- No, esta bien en serio.
- Dale, haceme caso.
- ¿Pero que hago?
- Cortate. En un toque queda bien y después lo mantenés con una tijera.
- No, esta bien.
- Dale, si tu vieja no va a venir y ni si quiera sabe lo que tenés ahí, haceme caso. Es mas lindo.
- Es que no sé, yo aprendí a afeitarme solo por que me mando mi papá, eso no lo se usar. No es por que venga por que ya están durmiendo…
- No te enseño. Sacate dale.
Busqué un enchufe y me senté en la cama. Cerca de la mesita de luz.
- Vení, parate acá.
- ¿Y que hago?
Le bajé los pantalones y en un acto reflejo se tapó. Tenía una pija gorda ylarga, huevos chicos y mucho pelo.
- Sentate ahí, déjame ver.
- Me da mucha vergüenza, en serio.
- No pasa nada es un ratito. A ver…
Sacó las manos, y accioné.
- ¿No corta eso?
- Solo te da sensación pero no haca nada (y me lo apreté contra el brazo para que vea)
Le empecé a cortar arriba, hasta abajo.
- Correme el pito para el costado.
- ¿Así?
- Estiralo asi te corto bien
- (con la voz entre cortada) No se como.
Le agarre el pito, y se lo empecé a mover, para cortarle bien. Estaba muy nervioso. Pero no había señales de que siga. Pero en ese momento me di cuenta que latia muy lento, no se paraba pero muy lento había un cambio.
- ¿Ya está?
- No ahora andá a lavarte. ¿Ya estará la caldera?
- No señor…
- Nada de señor ya, decime Juani
- Dale andá, (y lo empujé para el baño cariñosamente)
Fue y salió rápido…
- ¿Ya está?
- Si, ya me lavé
- Dale vamos, con jabón para que no te pique.
Prendí la ducha y cuando miré ya estaba más gomosa, le ordené que se meta y me di cuenta que eran órdenes y no opciones. Así que ya debajo de la ducha le dije que se enjabonara y me dijo que le gustaba como había quedado que me daba las gracias y que me pedía disculpas.
- Nada de disculpas campeón (le estiro la mano como para cerrar el trato y me da un tirón)
- Metase abajo del agua caliente, le va a hacer bien
- Trateme la crema anaranjada esta en la mesita de luz.
Me senté en la bañera con las piernas abiertas (todavía no estaba duro) desabroché la toalla, y me incliné en las rodillas. Entró y le dije que estaba muy molesto.
- ¿Por favor me pasas fuerte en el hombro para dar calor?
- Si (se puso crema en las manos) y empezó frotar.
El parado yo sentado inclinado y la situación de masaje fuerte me empezó a poner al palo. Me hice el boludo apoyando de a poco la cara en la panza-pija muy leve y muy cuidadoso.
- Esperá que me baño antes que se acabe el agua.
- Hay agua, pero póngase caliente le va a hacer bien.
Me paré con la pija al mango sin decir nada. Él miró sorprendido pero no dijo nada.
- Ayudame, poneme shampoo en la mano.
- (sin decir nada accedió)
- (más ordenes) pásame un poco de jabón en la espalda asi salgo.
- (Sin decir nada lo hizo)
- (Giro en la ducha, me saco el jabón de los ojos y se la miró estaba poniéndose recta, Se la agarro y le pregunto) ¿Te jabonaste bien?
- (me dijo que si con la cabeza, sin siquiera hablar)
- (como no me sacó la mano se la agarre y la puse más en el agua) Se te está poniendo dura campeón.
- (Seguía sin decir ni hacer nada)
- (Empecé a agitársela muy despacito, nunca ví una pija tan dura en mi vida. Me levante la pija, apreté las piernas me puse la verga de él entre las piernas, le pase la mano por la espalda y lo apreté contra mi) Dale bombeá.
Sentía como la pija iba y venía entre mis piernas que cada vez apretaba más. Él rígido. Me agaché, me la trague y explotó en mi boca. Pensando que iba a salir corriendo, una vez más me sorpredió, sin hablar se agachó y me la chupó, estaba tan caliente que se la mandaba hasta el fondo, hacia arcadas y yo seguía, saque la verga, le tire de los pelo para atrás y le llena la cara de leche. Nos enjuagamos.
- Gracias por la ropa.
- ¿Te vas?
- Si, mañana lo espero temprano.
Se fue y dormí sin miedo y sin dolor estuvo con monosílabos hasta que me fui. En un mes vuelvo.