Muchas noches pasé despierto, pero la de anoche tiene algo que me sorprendió. Quizás porque hacía mucho que no vivía algo así y volver al ruedo me gustó.
Todo empezó antenoche cuando el chico con el que "estaba" intentando algo me avisa que viajaba a Córdoba Capital y me pidió que lo acompañara. Yo también tenía que viajar por una reunión laborar y sin dudarlo le dije que sí. idas y vueltas, para no perder la costumbre ya que este último año fue siempre así (tiempo real desde que lo conozco), que yo iba más tarde y él se volvía más temprano, etc. etc. etc. LLegó la noche y nos encontramos ambos en Córdoba y decidimos viajar juntos.
Apenas nos vimos en la terminal nos peleamos, yo soy altamente irritable; y él es altamente irritante. Nos calmamos, llegó el micro, viajamos, comimos chocolates, nos besamos, nos reímos y llegamos. Ya en su casa lo abracé y le pregunté qué íbamos hacer de todo esto, que ya no podemos dar más vueltas. Lo que sentimos es verdadero pero tenemos algo que nos bloquea. Empezamos hablar, empezamos a opinar diferente, empezamos a discutir, empezamos a pelear, empecé a ponerme la campera y me fui... Empecé a caminar!
Caminé un par de cuadras puteando, otras agradeciendo por haberme dado cuenta que no podemos estar juntos y seguí caminando en una cuidad que no conozco su movimiento pero con mucho tiempo ya que eran las 2:30 de la madrugada y el micro que me llevaba a mi casa sale a las 7:30. Pensando qué podía hacer para no dormir en un banco de la terminal, qué podía hacer para que las horas pasen lo más rápido posible y para dejar de hacerme la cabeza, hasta que se detuvo una camioneta en el boulevard.
Los vidrios polarizados me impedía ver hacia adentro, entonces decidí acercarme. Mientras caminaba, él iba retirando una mochila del asiento de acompañantes, deduje que debía sentarme. Nos saludamos, me hizo la pregunta obligada: "¿Qué onda?" y yo respondiendo "la mejor" hizo que pusiera su mano en la palanca (de velocidad) y acelerara. Yo también puse mi mano en la palanca (no de velocidad) y empecé a frotarle la pija. Esas preguntas pelotudas... ¿Puedo? Y por dentro me respondía: Para eso me levantó en la calle. Su respuesta fue más amplia: Seguro! Y podes empezar a competir... A competir? Seguro que ganaba porque participaba sólo.
Le bajé la joggineta y estaba sin boxer. No sé como hacía para manejar, hacer los cambios, girar el volante conmigo mamándosela. Estaba feliz al pasear por las calles de la ciudad mientras yo lo peteaba. Me gustaba sentirlo disfrutar y le pedí que frenara por algún lugar para estar más cómodos. Mi boca no se despegaba de su verga y se ponía más dura y gemía cada vez más fuerte. Frenó y no apagó el motor de la camioneta. ¿Acá está bien? Si a vos te parece... Vos sos el local... Vos sos el que conoce, le dije.
Le pedí que vayamos al asiento de atrás pero sé negó porque era mucho movimiento. Me mira y dice: Qué queres? Yo respondí lo que creo que todos los que están leyendo responderían... Cojer!!! ¿No será mucho para un lunes? Él con la pija dura, yo con el culo mojado pidiéndome que me siente en esa verga jugosa, le dije: ¿Hay días para cojer? Me responde con otra pregunta: ¿Tenes forros? Respondo que sí y saqué uno de mi morral. En menos de una cuadra ya estaba el motor apagado e invitándome a bajarnos a la vereda en bolas a cojer.
¡Eso fue de lo más zarpado! Verlo bajarse con la pija dura que levantaba su joggineta con el elástico retorcido que se había subido para bajársela apenas tuviera mi boca en frente de su verga. Se la seguí chupando hasta que me pidío que le chupara el culo. Si antes gemía mientras la chupaba la pija, chuparle el culo intensificó sus gemidos. Le tirana para atrás la verga dura, le chupaba los huevos, le lamía el ojete y todo en la vereda. Lo hice sentar en el asiento de acompañantes con los pies en la calle para que no se cansara y yo arrodillado en el cordón de la vereda le mamaba la verga.
Te quiero cojer, me dijo. Ya era hora, pensé. Mientras se ponía el forro me mojé el ojete con saliva y me hizo meter medio cuerpo a la camioneta y me metió toda su pija hasta los huevos. Gemí, lo putié, lo mandé a la concha de su hermana pero él ni se daba por enterado, me seguía garchando. Cuando mi culo se dilató bien y se mojó, empecé a decirle que me diera más duro, que me rompa bien el orto y me seguía dando masa hasta que empezó acabar. Que rico estuvo eso! Se la seguí mamando y le rogué que me siga cojiendo, pero se tenía que ir. Me llevó hasta el boulevard y nos despedimos agradeciéndole por haberme cojido.
Ojalá sigan viniendo más chongos. Tengo hasta las 7:30 para que me cojan como quieren. Después de todo... El culo no se le niega a nadie!
Todo empezó antenoche cuando el chico con el que "estaba" intentando algo me avisa que viajaba a Córdoba Capital y me pidió que lo acompañara. Yo también tenía que viajar por una reunión laborar y sin dudarlo le dije que sí. idas y vueltas, para no perder la costumbre ya que este último año fue siempre así (tiempo real desde que lo conozco), que yo iba más tarde y él se volvía más temprano, etc. etc. etc. LLegó la noche y nos encontramos ambos en Córdoba y decidimos viajar juntos.
Apenas nos vimos en la terminal nos peleamos, yo soy altamente irritable; y él es altamente irritante. Nos calmamos, llegó el micro, viajamos, comimos chocolates, nos besamos, nos reímos y llegamos. Ya en su casa lo abracé y le pregunté qué íbamos hacer de todo esto, que ya no podemos dar más vueltas. Lo que sentimos es verdadero pero tenemos algo que nos bloquea. Empezamos hablar, empezamos a opinar diferente, empezamos a discutir, empezamos a pelear, empecé a ponerme la campera y me fui... Empecé a caminar!
Caminé un par de cuadras puteando, otras agradeciendo por haberme dado cuenta que no podemos estar juntos y seguí caminando en una cuidad que no conozco su movimiento pero con mucho tiempo ya que eran las 2:30 de la madrugada y el micro que me llevaba a mi casa sale a las 7:30. Pensando qué podía hacer para no dormir en un banco de la terminal, qué podía hacer para que las horas pasen lo más rápido posible y para dejar de hacerme la cabeza, hasta que se detuvo una camioneta en el boulevard.
Los vidrios polarizados me impedía ver hacia adentro, entonces decidí acercarme. Mientras caminaba, él iba retirando una mochila del asiento de acompañantes, deduje que debía sentarme. Nos saludamos, me hizo la pregunta obligada: "¿Qué onda?" y yo respondiendo "la mejor" hizo que pusiera su mano en la palanca (de velocidad) y acelerara. Yo también puse mi mano en la palanca (no de velocidad) y empecé a frotarle la pija. Esas preguntas pelotudas... ¿Puedo? Y por dentro me respondía: Para eso me levantó en la calle. Su respuesta fue más amplia: Seguro! Y podes empezar a competir... A competir? Seguro que ganaba porque participaba sólo.
Le bajé la joggineta y estaba sin boxer. No sé como hacía para manejar, hacer los cambios, girar el volante conmigo mamándosela. Estaba feliz al pasear por las calles de la ciudad mientras yo lo peteaba. Me gustaba sentirlo disfrutar y le pedí que frenara por algún lugar para estar más cómodos. Mi boca no se despegaba de su verga y se ponía más dura y gemía cada vez más fuerte. Frenó y no apagó el motor de la camioneta. ¿Acá está bien? Si a vos te parece... Vos sos el local... Vos sos el que conoce, le dije.
Le pedí que vayamos al asiento de atrás pero sé negó porque era mucho movimiento. Me mira y dice: Qué queres? Yo respondí lo que creo que todos los que están leyendo responderían... Cojer!!! ¿No será mucho para un lunes? Él con la pija dura, yo con el culo mojado pidiéndome que me siente en esa verga jugosa, le dije: ¿Hay días para cojer? Me responde con otra pregunta: ¿Tenes forros? Respondo que sí y saqué uno de mi morral. En menos de una cuadra ya estaba el motor apagado e invitándome a bajarnos a la vereda en bolas a cojer.
¡Eso fue de lo más zarpado! Verlo bajarse con la pija dura que levantaba su joggineta con el elástico retorcido que se había subido para bajársela apenas tuviera mi boca en frente de su verga. Se la seguí chupando hasta que me pidío que le chupara el culo. Si antes gemía mientras la chupaba la pija, chuparle el culo intensificó sus gemidos. Le tirana para atrás la verga dura, le chupaba los huevos, le lamía el ojete y todo en la vereda. Lo hice sentar en el asiento de acompañantes con los pies en la calle para que no se cansara y yo arrodillado en el cordón de la vereda le mamaba la verga.
Te quiero cojer, me dijo. Ya era hora, pensé. Mientras se ponía el forro me mojé el ojete con saliva y me hizo meter medio cuerpo a la camioneta y me metió toda su pija hasta los huevos. Gemí, lo putié, lo mandé a la concha de su hermana pero él ni se daba por enterado, me seguía garchando. Cuando mi culo se dilató bien y se mojó, empecé a decirle que me diera más duro, que me rompa bien el orto y me seguía dando masa hasta que empezó acabar. Que rico estuvo eso! Se la seguí mamando y le rogué que me siga cojiendo, pero se tenía que ir. Me llevó hasta el boulevard y nos despedimos agradeciéndole por haberme cojido.
Ojalá sigan viniendo más chongos. Tengo hasta las 7:30 para que me cojan como quieren. Después de todo... El culo no se le niega a nadie!
10 comentarios - La camioneta del boulevard
Muy buena historia, directo y a los bifes, histéric@s sobran.
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...