Relato - Con el encargado del edificio

Cómo va?

Les tengo que contar algo que me pasó esta mañana. Todavía no salgo de mi asombro y del éxtasis.

Primero contextualizo un poco. Hace 10 años que vivo en el mismo edificio. Es un edificio nuevo y, como suele pasar, el encargado es uno de los obreros que laburó en la construcción.
El flaco es del interior y la verdad que está muy lindo. Es chiquitito, bien fibroso, tiene una boca hermosa, morocho, lampiño y muy copado. Es hetero, siempre viene algún gatito a visitarlo.

Desde siempre le tuve unas ganas tremendas, pero la verdad que nunca me animé a tirarle onda justamente porque siempre lo vi con minas y pensé que no daba ni ahí. Además soy bastante nabo para estas cosas y, si no me tiran onda explícitamente, no hago nada.

Con este flaco siempre hacemos algún chiste, yo lo jodo, el me gasta, pero nunca fue nada con tono sexual. Pero hace un tiempo que empecé a ir al gimnasio y él me gasta porque sabe que me gusta la birra y tengo mi pancita cervecera. Creo que él me tiene confianza porque yo soy muy masculino, nunca hice ningún show en el edificio y siempre fui muy ubicado.
Un día me gastaba y me decía que me había ido a tomar birra en vez de ir al gimnasio y me decía "A ver, mostrame los brazos", mientras me los apretaba.
Y la semana pasada me puse unos joggins que son achupinados. Yo tengo gambas grosas, bien marcadas y soy culón. Así que me gastaba con eso. Me decía que andaba mostrando el culo por la calle, que los flacos se iban a confundir. Al día siguiente salí con jean y me preguntó si no me ponía más el jogging ajustado. Eso ya, además de causarme gracia, me empezaba a calentar un poco.

Vamos al grano.

Esta mañana salí a comprar y, a propósito, me puse el famoso jogging. Javier (así se llama el encargado) me dice "Ya salis a mostrar el culo de nuevo. Te va a salir caro...". Yo me reí y salí.
Cuando volví me comenta que ya le habían dejado las llaves de un depto que yo quería mirar para mudarme. Así que me lo mostró.
Mientras estábamos viendo el depto me pregunta " Y qué se te dio por ponerte esos pantalones?"
Le respondo "Epa! Qué obsesión que tenés con mis pantalones...". "Es que son muy ajustados. Te marcan todo", me responde. Y en joda le digo "Ojo que cualquiera que te escucha diría que me estás mirando el culo, Javi". Y en ese momento, para mi sorpresa me responde "Y... se lo ve bien rico. Lindo budín".
Sinceramente en ese momento me puse muy nervioso, no la seguí y terminé la recorrida por el depto sin decirle nada más. Me fui a mi casa.
Al rato, esto ya era cerca del mediodía, me tocan el timbre. Era Javier.

- Che... (hablaba nervioso) Sabés que me agarró un habre bárbaro y no tengo nada. Me gustaría probar de ese budín tan rico que tenés.

Me quedé helado. No sabía qué hacer ni qué decir. Así que pasó lo que tenía que pasar. Javier dio un paso hacia adelante y ahí entendí que tenía que acceder a que pasara.
Ni bien entró me comió la boca con un beso que no terminaba más. Me mandó la lengua hasta la garganta mientras me apretaba el culo con sus manos como si estuviera amasando.

No lo podía creer!!! Javier, el encargado de mi edificio me estaba transando!

Cuando frenó un toque me dice "quiero ese budín". Ahí pensé que se complicaba porque yo soy preferentemente activo y muy rara vez entrego. Pero, les confieso algo. Cuando sentí la presión del cuerpo de Javier contra el mío, me di cuenta de que portaba algo importante. No me equivoqué.
No me dejó responder que enseguida se abrió el pantalón y dejó salir una cosa tremenda. Sé que suena de película, pero no. Es un pibe flaco, como les dije, bien fibroso y, ahora también puedo agregar que tiene una verga grande. No se la medí, pero a los 20cm llega. Es bien gruesa y, lo mejor de todo, se le pone dura como una roca.

Cuando se bajó los pantalones bajé a comerle esa cosa sin dudarlo. Las cartas estaban echadas sobre la mesa. No hacía falta que se dijera nada más. Se la comí un buen rato.
Después Javier me hizo dar vuelta, inclinarme apoyado contra el respaldo del sillón y empezó a comerme el culo como los dioses. Sinceramente en ese momento empecé a pensar que no era la primera vez que este pibe se comía un culo y se lo pregunté. Me aseguró que para él era como comerse una concha.
Estuvo un rato muy largo. Yo ya me estaba relajando y, sinceramente, cada vez tenía más ganas de que me metiera ese trozo. No daba más. Lo quería.
En un momento frenó y me apoyó la cabeza de la pija en el culo. Empezó a empujar y yo ahí me cerré de nuevo. Le dije "pará, el forro". "No dale, entre hombres. Dale".
Ahí nomás le dije que esperara y me fui a buscar un forro. Soy calentón, muy pajero, pero tengo mis límites.
Se lo puso.
Volvió a comerme el culo y la verdad que yo no sabía ya qué quería, si que siguiera, o que me diera pija. Estaba explotando de placer. Así que en un momento se me escapó:

- Por favor, cogeme...

Y ahí Javier no se hizo esperar. Me apoyó de nuevo la cabeza de su verga y empezó a empujar. Esta vez mi culo ya no se cerraba. Estaba bien abierto, esperando ese pedazo de carne. Pensé que iba a doler muchísimo, pero me la mandó despacio y la verdad que entró de una. Me la puso con una calidad envidiable. Jamás pensé que con tan buena preparación me podía dilatar así.

- Por favor no la muevas, Javi, dejala adentro, bien quietita, la quiero sentir.

-Toda tuya, puto.

Qué placer que me estaba haciendo sentir este chabón, por favor! No lo podía creer! Cuántas pajas me había clavado pensando en este momento!!!
Esa pija me abría el orto cada vez más. Sentía su calor y, en un momento, pude empezar a sentir cómo latía adentro mío. Momento maravilloso.

-Cogeme.
-Lo que me pidas...

Y sin más, Javier empezó a bombearme el culo con una calidad admirable. Cada entrada y salida de esa verga era un estallido de placer. En un momento bajo la cabeza y me miro la pija. Tenía un hilo de presemen que ya estaba llegando al piso. Me estaba calentando tremendamente.
La verdad, no duró mucho el momento. Yo estaba tan caliente que empecé a sentir ganas de acabar.

-Me vas a hacer acabar, hijo de puta.
- Ah. Sí? A ver?

Yo no me estaba pajeando porque no quería acabar tan rápido. Pero fue inútil. No lo pude evitar. Fue la segunda vez en mi vida que me hicieron acabar sin tocarme. La leche me brotó con furia y las piernas se me aflojaron cuando ese orgasmo llegó. Javier me sostuvo agarrándome por el abdomen, cosa que me sumó pólvora a la explosión. Me sentí una puta bien cogida.

Ahí nomás Javier empezó a bombearme rapidísimo como un conejo. Pensé que me iba a destrozar el orto. Enseguida la verga le explotó adentro mío. Sentí cómo la fuerza de esa leche latía adentro de ese forro en mi culo. Me volvió loco imaginarme que me estaba llenando el culo con su leche bien caliente.

Se quedó abrazado a mi, con la pija adentro, hasta que se le empezó a bajar. Yo seguía al palo. Siempre me pasa. Tarda bastante en bajarse. Para mi sorpresa Javier me agarró la pija, me la empezó a amasar y me decía:

- Cuánta leche que largaste... Y sigue dura... Parece que no te gustó.
- No, boludo, siempre me pasa. Tarda en bajarse. me gustó mucho. No suelo entregar. Me pegaste una cogida tremenda.
- Che... es cierto que no se te baja. Y eso que enchastraste todo. Te queda más?
- Jaja. Siempre queda más.
- Me das?
- Querés que te de pija?
- La quiero probar. Entrame despacio.

Así fue que empezábamos de nuevo. Esta vez me tocaba a mí devolverle la atención.
Yo también empecé por comerle el culo. Qué rico culo que tiene. Chiquito, pero la verdad que estaba caliente de nuevo. Era Javier, el encargado! Y me lo estaba garchando!!!
Me dijo:

- Dale, cogeme rapidito que tengo que volver a los pasillos. Si no, las viejas joden.

Así que me calcé el forro, le mandé una escupida y se la empecé a poner. Costó bastante. Javier tenía el culo más cerrado que el de una muñeca. Me estaba poniendo nervioso por no estar logrando lo que él había hecho conmigo. Me había mandado ese peceto sin esfuerzo y yo no le estaba pudiendo meter mis humildes 17cm.
Cuando entró empecé a darle despacio, pero Javier me pidió que le diera más rápido. Así que ahí pensé "listo, ya estás entregado, ahora vamos a garchar como a papi le gusta".
lo puse en cuatro y empecé a darle pija. Javier gemía como loco. Le rodee el cuello con mi brazo mientras le chupaba el lóbulo de la oreja.
Como es bien flaquito y petiso, es muy fácil de manipular. Así que sin sacársela lo puse acostado, boca arriba en el sillón y empecé a darle transándomelo.
Sentir el sabor de su saliva y el calor de su culo me hicieron explotar la pija por segunda vez. Javier empezó a pajearse y me pedía que no deje de cogerlo. Cumplí su deseo.
Enseguida un segundo chorro de leche salió de esa verga animal. Qué cosa tan hermosa.
Me tiré arriba de él un toque, pero no duró mucho.

Inmediatamente Javier se levantó y empezó a vestirse. Me dijo que tenía que irse rápido. Pasó al baño y se fue.

Yo me quedé en pelotas en mi casa, sin poder creer lo que había pasado.
Y así pasó el día. Casi sin que pudiera salir del estado de shock y con el morbo que me dejó. A mil.

En un rato tengo que salir para ir al laburo. Me lo voy a cruzar seguro. No sé cómo vamos a volver a mirarnos a los ojos de nuevo. No sé cómo va a seguir esta historia.

Gracias por leerme.