I parte
http://www.poringa.net/posts/gay/2713519/Los-Camioneros.html
Marcelo me dejó en mi tercer destino que era otra estación de servicio que también tenía parador para viajeros, lugar que aproveché para almorzar algo (no sólo de leche vive el hombre). Me ubiqué en el salón comedor con un sándwich y una coca y pensé en las locuras que había hecho esa mañana. Por un momento pensé en parar la mano pero tanto lo había planificado y tan bien me estaba yendo que rápidamente borré eso de mi cabeza. Terminé de comer y salí porque en ese lugar no pasaba nada, alguna que otra familia o parejas pero de lo que buscaba nada. Anduve dando vueltas por el lugar algo así como una hora cuando ví a mi potencial compañero (lo había intentado antes con 3 pero ni valen la pena mencionarlos). Este muchacho se llamaba Norberto, de unos 30 a 35 años, flaco pero fibroso, ojos claro pero no era lindo, digamos que un sexto sentido me decía que era potable. Me acerqué a pedirle un cigarrillo y entablar conversación mientras él cargaba combustible (llenar el tanque de un camión dura lo suficiente para mi cometido). Le pregunté para donde iba sólo para decirle que mi ruta era esa (no me importaba para donde dijera) y si podía acompañarlo, me dijo que le encantaría tener una compañía como la mía pero que necesitaba descansar unas horas porque había viajado toda la noche, si no tenía problema en esperarlo que me llevaba, le dije que si, es más le pregunté si podía ir ahora con él porque no tenía nada que hacer y que me vendría bien un descanso. Terminó de cargar y me dijo que subiera. Salió enfilando para el pueblo pero no me decía una palabra, sólo me miraba se sonreía y volvía a mirar al frente, así un par de veces a lo que yo preguntaba con risita cómplice que le pasaba y volvía a lo mismo.
Un poco antes de entrar al pueblo enfiló para un telo (en esos lugares hay más telos que casas). Este era de medio pelo pero teniendo en cuenta que mis pretensiones de lugar cómodo para coger era a lo sumo el camarote del camión de Marcelo esto pasaba a ser un hotel 5 estrellas.
Entramos y nada de franeleo, Norberto agarró una revista que llevaba y se fue al baño, tan sólo me dijo:
-no empecés sin mí que vuelvo como en media hora.
Lo bueno del telo es que tenía separada la ducha del baño (los que conocen telos de bajas categorías saben que eso es un lujo), así que aproveché y me duché. Salí en bolas y me acosté en pelotas mientras con el control buscaba los canales porno. Norberto salió del baño se dio una ducha, bajó la luz y se vino hasta donde yo lo esperaba, de espaldas a él y boca abajo sin moverme ni decirle nada, simplemente sentí como sus dedos empezaron a masajear mis nalgas hasta que con ambas manos las abrió y su lengua buscó mi agujero. Empezó a chuparme el culo de una manera poco agradable, bien tosco y se podría decir que ni sabía lo que hacía, pero no dije nada porque no quería frustrar su iniciativa. Por suerte no se prolongó esto y pasó a lo nuestro, se acostó arriba mío, separó mis piernas con las suyas y con su mano guió su poronga a mi agujero.
Para aquellos que no estamos acostumbrados a tanta fiesta consecutiva los síntomas se hacen sentir, digo esto porque metió su poronga y el culo me empezó a arder, poco, pero ardía. La sensación de ardor duró nada para pasar a un goce genial, el cuerpo de Norberto rebotaba sobre el mío gracias a la fuerza de este chico y esos resortes salvadores que hacía que su poronga se entierre bien profundo en mi cuerpo. Lo mejor fue la duración, porque estuvo un rato muy largo dándome fuerte, me jalaba del pelo, metía sus dedos en mi boca para que se los chupe y no paró de decirme groserías sobre cómo me estaba rompiendo el orto. Acabó con mucha fuerza y se deslizó al lado mío con el corazón que parecía le iba a explotar.
Me acomodé a su lado y pasamos un rato viendo una porno en el momento justo que a una mina le estaban haciendo un anal, me dijo que ese culo era casi tan lindo como el mío (eso me lo dicen hasta las minas), a lo cual devolví el halago hablando maravillas de esa pija (y no mentía, estaba buenísima).
Con estos comentarios la cosa se volvió a calentar y le empecé a besar el pecho y a masturbarlo suavemente. Le pedí que no dejara de ver la película porque le iba a hacer un regalo especial. Empecé a bajar por su cuerpo sin dejar de besarlo, llegué a su pija y continué con besitos suaves primero por su cabeza y después bajando por el tronco hasta sus bolas. Le pedí que así acostado como estaba (boca arriba) se acercara hasta el borde de la cama dejando su culito hacia afuera. Me tiré al piso y mis besitos pasaron a sus nalgas mientras con una mano empezaba a masturbarlo lentamente. En esa posición con los pies recogidos su agujero quedó a mi total disposición y con la lengua totalmente relajada empecé a lamerle. A la segunda pasada cerró sus ojos y empezó a gemir fuerte, entonces le pedí que los abriera y no dejara de ver como cogían en la tele. Me hiso caso y ví como se agarraba con fuerzas de las sábanas. Continué con mis lamidas, a su agujero lo recorría con toda la lengua y jugueteaba con la punta de esta apenas rosándo lo que lo hacía estremecer cada vez más. Después continué como si estuviera lamiendo un helado entre su culo y las bolas, pero sin dejarlo de masturbar. Metía sus pelotas completas en mi boca y las masajeaba con la lengua sin sacarla y nuevamente recorría el camino hacia su culo. Pude ver como este se empezaba a dilatar y quise meter un dedo pero ni bien llegó a la primera falange me pidió que lo sacara pues le estaba doliendo. Así lo hice y continué con mi trabajo lengua-paja. Le hice la mejor chupada de culo de su vida, algo que según me dijo no se iba a olvidar nunca. Claramente sentí en mi mano cuando estaba por eyacular, me paré y metí esa pija en mi boca y sentí como me llenaban esos chorros, parecía que nunca había acabado antes por la cantidad y la fuerza con la que salió, le saqué hasta la última gota y Norberto empezó a balbucear algún tipo de agradecimiento…o algo.
No acomodamos un rato y nos dormimos unos minutos. Cuando nos despertamos me pidió que nos bañáramos para irnos, pero juntos. Entramos a la ducha y me dijo que él me iba a pasar el jabón. Se puso detrás de mío pero ni llegó a tocarme con el jabón que este voló, me tomó del cuello, me hiso agachar y me la volvió a meter. Yo tenía mi cara y mis manos pegadas al acrílico de la ducha y el agua tibia caía por mi espalada, todo esto mientras era felizmente culiado por este tipazo con el aguante de un toro.
Nos fuimos del telo y ya las piernas como que daban indicio de cansancio. Subimos al camión y nos fuimos a un rumbo desconocido para mí.
Llegamos a la tarde noche a un parador de camiones y Norberto me dijo que ahí nos íbamos a quedar esa noche, que había mucha joda con los otros camioneros. En un principio pensé en irme pero la ecuación “camionero-joda” era demasiada tentación.
Continuará…mañana
http://www.poringa.net/posts/gay/2713519/Los-Camioneros.html
Marcelo me dejó en mi tercer destino que era otra estación de servicio que también tenía parador para viajeros, lugar que aproveché para almorzar algo (no sólo de leche vive el hombre). Me ubiqué en el salón comedor con un sándwich y una coca y pensé en las locuras que había hecho esa mañana. Por un momento pensé en parar la mano pero tanto lo había planificado y tan bien me estaba yendo que rápidamente borré eso de mi cabeza. Terminé de comer y salí porque en ese lugar no pasaba nada, alguna que otra familia o parejas pero de lo que buscaba nada. Anduve dando vueltas por el lugar algo así como una hora cuando ví a mi potencial compañero (lo había intentado antes con 3 pero ni valen la pena mencionarlos). Este muchacho se llamaba Norberto, de unos 30 a 35 años, flaco pero fibroso, ojos claro pero no era lindo, digamos que un sexto sentido me decía que era potable. Me acerqué a pedirle un cigarrillo y entablar conversación mientras él cargaba combustible (llenar el tanque de un camión dura lo suficiente para mi cometido). Le pregunté para donde iba sólo para decirle que mi ruta era esa (no me importaba para donde dijera) y si podía acompañarlo, me dijo que le encantaría tener una compañía como la mía pero que necesitaba descansar unas horas porque había viajado toda la noche, si no tenía problema en esperarlo que me llevaba, le dije que si, es más le pregunté si podía ir ahora con él porque no tenía nada que hacer y que me vendría bien un descanso. Terminó de cargar y me dijo que subiera. Salió enfilando para el pueblo pero no me decía una palabra, sólo me miraba se sonreía y volvía a mirar al frente, así un par de veces a lo que yo preguntaba con risita cómplice que le pasaba y volvía a lo mismo.
Un poco antes de entrar al pueblo enfiló para un telo (en esos lugares hay más telos que casas). Este era de medio pelo pero teniendo en cuenta que mis pretensiones de lugar cómodo para coger era a lo sumo el camarote del camión de Marcelo esto pasaba a ser un hotel 5 estrellas.
Entramos y nada de franeleo, Norberto agarró una revista que llevaba y se fue al baño, tan sólo me dijo:
-no empecés sin mí que vuelvo como en media hora.
Lo bueno del telo es que tenía separada la ducha del baño (los que conocen telos de bajas categorías saben que eso es un lujo), así que aproveché y me duché. Salí en bolas y me acosté en pelotas mientras con el control buscaba los canales porno. Norberto salió del baño se dio una ducha, bajó la luz y se vino hasta donde yo lo esperaba, de espaldas a él y boca abajo sin moverme ni decirle nada, simplemente sentí como sus dedos empezaron a masajear mis nalgas hasta que con ambas manos las abrió y su lengua buscó mi agujero. Empezó a chuparme el culo de una manera poco agradable, bien tosco y se podría decir que ni sabía lo que hacía, pero no dije nada porque no quería frustrar su iniciativa. Por suerte no se prolongó esto y pasó a lo nuestro, se acostó arriba mío, separó mis piernas con las suyas y con su mano guió su poronga a mi agujero.
Para aquellos que no estamos acostumbrados a tanta fiesta consecutiva los síntomas se hacen sentir, digo esto porque metió su poronga y el culo me empezó a arder, poco, pero ardía. La sensación de ardor duró nada para pasar a un goce genial, el cuerpo de Norberto rebotaba sobre el mío gracias a la fuerza de este chico y esos resortes salvadores que hacía que su poronga se entierre bien profundo en mi cuerpo. Lo mejor fue la duración, porque estuvo un rato muy largo dándome fuerte, me jalaba del pelo, metía sus dedos en mi boca para que se los chupe y no paró de decirme groserías sobre cómo me estaba rompiendo el orto. Acabó con mucha fuerza y se deslizó al lado mío con el corazón que parecía le iba a explotar.
Me acomodé a su lado y pasamos un rato viendo una porno en el momento justo que a una mina le estaban haciendo un anal, me dijo que ese culo era casi tan lindo como el mío (eso me lo dicen hasta las minas), a lo cual devolví el halago hablando maravillas de esa pija (y no mentía, estaba buenísima).
Con estos comentarios la cosa se volvió a calentar y le empecé a besar el pecho y a masturbarlo suavemente. Le pedí que no dejara de ver la película porque le iba a hacer un regalo especial. Empecé a bajar por su cuerpo sin dejar de besarlo, llegué a su pija y continué con besitos suaves primero por su cabeza y después bajando por el tronco hasta sus bolas. Le pedí que así acostado como estaba (boca arriba) se acercara hasta el borde de la cama dejando su culito hacia afuera. Me tiré al piso y mis besitos pasaron a sus nalgas mientras con una mano empezaba a masturbarlo lentamente. En esa posición con los pies recogidos su agujero quedó a mi total disposición y con la lengua totalmente relajada empecé a lamerle. A la segunda pasada cerró sus ojos y empezó a gemir fuerte, entonces le pedí que los abriera y no dejara de ver como cogían en la tele. Me hiso caso y ví como se agarraba con fuerzas de las sábanas. Continué con mis lamidas, a su agujero lo recorría con toda la lengua y jugueteaba con la punta de esta apenas rosándo lo que lo hacía estremecer cada vez más. Después continué como si estuviera lamiendo un helado entre su culo y las bolas, pero sin dejarlo de masturbar. Metía sus pelotas completas en mi boca y las masajeaba con la lengua sin sacarla y nuevamente recorría el camino hacia su culo. Pude ver como este se empezaba a dilatar y quise meter un dedo pero ni bien llegó a la primera falange me pidió que lo sacara pues le estaba doliendo. Así lo hice y continué con mi trabajo lengua-paja. Le hice la mejor chupada de culo de su vida, algo que según me dijo no se iba a olvidar nunca. Claramente sentí en mi mano cuando estaba por eyacular, me paré y metí esa pija en mi boca y sentí como me llenaban esos chorros, parecía que nunca había acabado antes por la cantidad y la fuerza con la que salió, le saqué hasta la última gota y Norberto empezó a balbucear algún tipo de agradecimiento…o algo.
No acomodamos un rato y nos dormimos unos minutos. Cuando nos despertamos me pidió que nos bañáramos para irnos, pero juntos. Entramos a la ducha y me dijo que él me iba a pasar el jabón. Se puso detrás de mío pero ni llegó a tocarme con el jabón que este voló, me tomó del cuello, me hiso agachar y me la volvió a meter. Yo tenía mi cara y mis manos pegadas al acrílico de la ducha y el agua tibia caía por mi espalada, todo esto mientras era felizmente culiado por este tipazo con el aguante de un toro.
Nos fuimos del telo y ya las piernas como que daban indicio de cansancio. Subimos al camión y nos fuimos a un rumbo desconocido para mí.
Llegamos a la tarde noche a un parador de camiones y Norberto me dijo que ahí nos íbamos a quedar esa noche, que había mucha joda con los otros camioneros. En un principio pensé en irme pero la ecuación “camionero-joda” era demasiada tentación.
Continuará…mañana
20 comentarios - Los Camioneros - II Parte
Me calentó tu relato y se me cae la baba de pensar en un camionero cachondo mm! mmm!
dale conta la tercera parte!
es también mi fantasía.........
esperando la continuación
Espectacular continuación, está muy buena la historia, ya espero con ansias la próxima !!!
Gracias por compartir 👍
http://www.poringa.net/posts/gay/2717057/Los-Camioneros---III-Parte.html