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Yendo con los primos II

Vamos a la capital


Es pues que los festejos no se hacen esperar, es como el santo grial de la iglesia, cuando hay vacaciones los pueblos se convierten en cierta forma en Sodoma y Gomorra, llenos de apuestas y fiestas en las que todo puede suceder.

Pero como ya estamos creciditos, la ropa ya está muy gastada y además por las buenas calificaciones es momento de adquirir trapos nuevos que nos combinen, recordad que uno es quien hace la vestimenta y el puesto, no al revés…. (suficiente psicología).

Ya pues listos, almorzados (y bien hartos de leche de vaca… y becerro) los mayores dan la orden, cuando acabemos de almorzar todos y todas, vamos a comprarle ropa a los desobligados callejeros (nos dicen así porque aún nos mantienen…. Jaja debemos cambiar eso 😢 ). Vamos todos en los vehículos de la familia, si cabes, te metes y vas ahí, es como el tetris, tienes que quedarte quieto arriba o abajo. Los lepes con lepes y las niñas con las mujeres y los ‘pa`s’. Solo nos vamos universitarios y preparatorianos juntos para enseñarles a los pubertos como “se hacen las cosas”.

Lo que no es de mi gusto es que hay casi pura ropa vaquera/rancho por lo que no me compro mucha solo interior, así que me toca llevar a los niños y pagar las cuentas. En uno de estos sitios me di cuenta de que no soy el único pecador con mis primos de edad, los chamacos también pulen los cuernos y las colas…

En una de las tiendas que para mí son todas iguales por la ropa que venden, llega el turno de uno de los más peques de prepa comprarse pantalones. Mientras busca algo que le guste, me dirijo a la sección de interiores y busco mis favoritos boxers, mientras busco colores, tallas o largo de la manga, noto que un chavito (de prepa aproximadamente) que es dependiente se me queda viendo el trasero, disimuladamente busco algo más al centro del exhibidor, para excusar la inclinada o casi acostada y éste chaval se pone un poco rojo, pero no deja de mirar (sin saber que veo su cara lujuriosa desde uno de los espejos de la tienda en frente de mi 😃 ).

En una búsqueda implacable por la verdad y una cogida en la “capital” me convierto en presa para que me siga hacia un lugar estrecho y verlo que hace; llega el momento en el que se ve que quiere tocar o ser tocado pero eso no lo decide él, sino yo. Pues volteo a verlo y disimuladamente haciendo sus “otros quehaceres” me ofrece su ayuda, le digo que si me puede mostrar boxers negros con abertura en frente, me pide paso y me hago lo que puedo para atrás, pero como es un lugar estrecho al palo que me endurecí antes y tiene que haber contacto, pasa pues y en cuanto su trasero encuentra mi verga abultada, de forma sutil se detiene y hace para atrás y sentir más, cosa que le dejé hacer cuanto quisiera, pero además se inclinó hacia el centro (que la verdad lo que buscaba en ropa si estaba muy en el centro abajo) del exhibidor y eso se sintió tan rico dentro de mi ropa y me dio la oportunidad de percatarme que debajo del overall de uniforme que tenía puesto, además de la camiseta que dejaba ver sus pectorales de niño de pueblo, no traía nada más pero no era su culpa, sino de su madre, propietaria de la tienda y por dios mamacita lechera (era viuda y también vendía leche de su establo en la “capital”) con ganas de ser un recién y mamar esas tetas todo el día.

La cosa es que andaba buscando a su chaval y de una manera rápida me quité el lívido, las ganar y la dureza de mi ser. Hablóle al chaval pues y casi le regañaba hasta que por el favor que me hiso sentir le pregunté en complicidad “¿Entonces dices que no había más ropa así por aquí?”, a lo que su jefa (en todos los sentidos) cambió de rostro y dijo “pensé que andabas de vago. Si joven en esta parte se estila más la ropa, como podrá ver, de pueblo y rancho que de ciudad, anda hijo ve a buscar más, llévalo contigo a buscar en la trastienda”.

Sin olvidar a la prole con quién venía le dije a la mamacita que yo pagaría lo de ellos (puro pantalón pegado a sus cuerpecitos en crecimiento). Me llevó el chaval pues a buscar en el inventario, pero en cuento entramos con voz un poco temblorosa: “siento haberme pegado a usted pero….”, mientras dejaba de hablar, se desabrochaba el overall y dejaba ver lo que no cubría lo que no traía:

Un traserito limpio si vello alguno, aún y cuando era pelirrojito, su piel se miraba más como de rubio. Continua: “sentí algo que no había sentido antes, y quisiera poder tocarle la panocha con mis manos” (ojo que para algunos lugares y tiempos, panocha significa pene, verga, palo… y para otros lugares significa vagina, chocha, alcancía; en este caso se toma la primera definición) “, mi hermana mayor siempre que nos bañamos, me la agarra y frota hasta que se pone dura y grande, pero me suelta luego”.

Entones me cae en cuenta que este chaval no ha tenido placer alguno y piensa que es normal pero quiere saber ¿qué se siente? Primero lo volteo y ese abdomen marcadito junto a ese pecho y pectorales no grandes pero si visibles me hacen decirle que lo voy a dejar que haga lo que quiera, pero a cambio, a mí me dejará hacerle lo mismo, para pronto me empieza a saludar de mano (me estruja la verga de frente como si fuera mi brazo) suavemente y nota que se empieza a poner dura como a él en los baños, pero además empieza a ver venas y se engruesa, cosa que no le sucedía a él según me contaba.

No deja de jugar (pensé que haría algo más interesante) hasta que ve que mis pezones se paran y mi piel se enchina, los huevos (testículos, bolas, nueces…) se meten al cuerpo, y es momento de que venga mi alegría, me corro en su mano hasta su brazo y en la segunda ordeñada le mancho el abdomen, él no sabía que era lo que solté, y se sonrojó más y me preguntó todo lo que pasaba, tras darle una explicada breve, me enlechó con todo lo mío y me empezó a lamer donde me ensució, su lengua por el contrario tenía una gran experiencia empezó desde abajo hasta los pezones poco a poco de manera como si le gustara lo que saboreaba, cuando llegó a los pezones, el muy maldito lo quería morder pero a la vez solo los tocaba con los dientes, sus manos me rodeaban y tocaban por todas partes, pero me encantó más que me tocaran el orto y como al parecer fue su parte favorita, no dejaba de pasar sus dedos y queriendo y no los empezó a meter, sobre todo los dedos medios uno y uno, cosa que me calentaba más pues me sacaba reservas extras de leche cada vez que me metía el dedo más adentro, empujaba más la leche a su salida.

Cuando notó este efecto y que la verga estaba bañada (hago una aclaración, mi verga en ocasiones mira al cielo y en ocasiones apunta al frente) pues miraba hacia arriba sacó sus dedos y me empezó a mamar la verga, parecía como si aún mamara las tetas de su jefa pues eso si ere mamar, es decir, chupaba con las ganas de sacar más en cada ocasión y lo lograba, lo que me gustó y a él le calentaba es que se la tomaba toda y no dejaba rastro de mi leche en su boca, pues fue así un buen rato hasta que me dejó seco, él tomo la iniciativa y con su saliva me mojó la verga hasta que me la lavó y dejó reluciente lista para otra ronda.

Él se rindió porque estaba asimilando todo lo que su hermana le y no le hacía y comprendió como pasaban solo las cosas arriba del iceberg. Me dijo que era mi turno y que no le importaba lo que hiciera, pues me agradecía que le dijera como estaban las cosas; ni tardo ni perezoso, me dediqué en primera forma a mamarle la verga que tenía, digo es un rancho y todos toman leche, ¿por qué yo no? Para calmar mi entusiasmo y ganas les he de decir que este chaval temblaba con cada chupada que le daba, a tal grado que 10 veces y se corrió su verga en mi boca, cosa que me calentó pues era leche recién salida y calientita, justo como me gusta.

Después de eso, sin dejar nada, seguí mamando de esa ubre para sacar toda la reserva, justo como él me trató a mí, mientras tanto mi sexta extremidad se recuperaba del trato amateur que le dio mi vendedor de ropa. Con lo que me divertía con él, empezaba a gritar y gemir de dolor y al parecer de placer pues sus pezones parecían botones de pánico, cada vez más visibles y duros al tacto, escupí algo de lo que me tragué y con mi mano los empecé a sobar, así resbalaban más y mejor, dando una textura tibia y amigable.

Era la hora de mi gusto, el chaval ya no podía estarse en pie por la experiencia (no profesional) que le brindaba un desconocido, para su suerte con esta perdida de conciencia, se retiró de mi boca y casi cayéndose, lo agarré por detrás a la altura de la cintura, y lo atraje a mí, de tal modo que mi verga quedaba entre sus piernas y justo debajo de la suya, como diciendo ”no te caigas que yo te cojo”; no lo pensó dos veces y empezó a buscar a “los gemelos” y los estrujaba juntos, como ambos agotamos nuestras energías se sentía rico el jugar sin despertar, pero yo soy de sueño ligero y poco a poco con sus juegos, saltos y violencia manual, empecé a no ceder ante el arriba y abajo, adentro y afuera, de forma súbita, lo hice hacia adelante y empecé a embarrarme a su espalda y orto para que sintiera lo que se avecinaba, cada vez que topaba, mi verga se descubría desde su trasero hasta su espalda.
Con lo cual empezó a tomar el hilo de que era hora de que se abirera lo más que pudiera porque el tren se avecinaba y las puertas no debía estar cerradas. Al momento su espalda empezó a sudar de forma sutil para dejarlo cual durazno, terso, húmero y firme, pero a la vez, comible. Lo primero que me atreví fue meterle toda la verga de un solo jalón y dejarla dentro sin hacer el afán de sacarla, esto con el fin de que se acostumbrar a mi ser dentro del suyo; luego se un rato empecé a moverme tratándolo como una brocheta o como lo que era realmente, un ser humano empalado por abajo.

Eso los descontroló de una forma sutil que se apretó poco a poco más de lo que se vaía, su vientre presentó espasmos, sus pezones no dejaban de vibrar y su cadera se empezó a mover en contra de su voluntad, para mí era la maravilla; estaba a punto de sacar y meter cuando por otra parte, despacio y en silencio nos percatamos de que su madre, se mete a esta zona con y macho como de 2 mts, nalgón, de un pecho marcado y una verga que se notaba en el pantalón con ganas de cogerse a esta vieja; se veía jugosa lista para ser ordeñada y montada. La mujer caliente se quitó la ropa y entre lo que gemia de ganas nos dio tiempo de escabullirnos sin que nos notaran. Al momento de estar ella desnuda no perrita y yo con mi verga dentro estábamos viéndolos desde un fardo de ropa y cortinas.

Sin dejar nuestro estado, este chico empezó a quejarse de que mi verga empezaba a engrosarse y temblar dentro, y era cierto, la faena me calentó más y el tiempo que duramos era más de mi record normal. Al ver que era el turno de desvestir al macho negro, primero ella se le acercó y dejó que la violara todavía él con su copa, al hacer eso, no pude más y rellené al niño con mi leche, éste quiso gritar pero de inmediato le metí algo de mi ropa a su boca para que no gritara nada. Cuando regresamos a ver, a él solo le faltaba que le quitaran el pantalón y la ropa interior, pero pasa que (y esto me hace siempre pensar en cosas sucias) no traía ropa interior; así es, este macho no anda con nada debajo y al pasar esto parece que veo a mi Zeus o hércules del campo, todo el cuerpo bien marcado, alto, negro totalmente, largo, pelo donde debe de haber pelo pero no en exageración en su zona, el resto lampiño.

Al verlo imité a una máquina de coser y no dejaba de joder al niño que solo cooperaba porque quería más, le gustaba y al parecer lo puso cachondo ver a su madre hacerlo con un extraño, ya no me quedaba leche, así que proseguí con lo que seguía, le aventé mi orina adentro, pero ya estaba lleno que se empezó a desbordar y salir, mi verga se barnizaba con una mezcla doble mía y todo su cuerpo bajo también, cuando acabé y pudo sacarse la verga, inmediato voltea y se mama todo lo que podía, como con morbo y deseo de no desperdiciar, diciendo “es fruto de mi trabajo y es solo para mí y nadie más, ni siquiera tú”, mientras me limpiaba, yo veía a su madre y él se restregaba su carne con una mano y con la otra se pellizcaba los pezones en turno, al empezar a correrse, se levantó, me disparó y cuando acabó ahora con más valor, me puso su verga en mi mano y me la empezó a violar (lo saludaba de mano en contra de mi iniciativa) mientras me embarraba todo el dorso con nuestros jugos, pero no me dejaba limpiarme, cuando se cansó de mi mano, regresó a mamarme todo el cuerpo sucio que tenía yo, cuando acabó de bañarme con su lengua, agarramos ropajos, nos limpiamos y salimos lo más rápido porque su madre gemía diciendo voy a empezar a montarme a este macho así que no molesten, sin saber que hubiera alguien que los viese.

3 comentarios - Yendo con los primos II

GloryHolenqn
uffff muy buen relato amigo!! q experiencia unica!!
TonyMalvadisco
más relatos porfa!!!!!!!!!!!!!!
usuariohack_99
deja que me desquicie de la vida, mire a un poli, un compañero de escuela, o a un chaval saliendo del gimnasio todo sudado, o a los trabajadores de la finca qque andan sin playera a ciertas horas por el calor y actualizo la tercer parte, pasáte por la primera parte para ver si te gusta
usuariohack_99
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