Antes que todo, agradezco a quienes han seguido esta historia hasta hoy, que llega a su fin. Gracias por sus comentarios y puntos, los cuales me han motivado a escribir esta experiencia. Y no se preocupen, luego de este epílogo, vienen más relatos candentes.
Iba a cumplirse casi un año desde que Nicolás había decidido establecer una doble vida, teniendo una relación conmigo y con Daniela, su novia. Todo tenía un equilibrio perfecto, pues la chica ni sospechaba acerca de los escabrosos y sucios deseos de su pareja, y yo gozaba de la desenfrenada acción de Nicolás en la cama, quien se sentía aún más excitado por el temor a ser descubierto y por el carácter prohibido que había tomado la relación, la cual, pasó de ser una apasionada serie de encuentros carnales a transformarse en algo más, pues respaldaba una serie de mentiras y engaños.
Yo, sin embargo, lo disfrutaba bastante, no había semana que Nicolás no me rompiera el orto con su gran verga, haciéndome soltar gritos desgarradores de placer. Tampoco se perdía la ocasión de llenar mi garganta con su semen burbujeante, el cual yo tomaba como un néctar de los dioses, cada vez que él me lo ofrecía. Me encantaba lamer su pene, y sentir su curvado tronco rozar mi paladar, mientras mordía con delicadeza cada centímetro de su majestuoso miembro. Lo dejaba hacerme de todo, desde rebalsar mi recto con su leche, hasta orinarme encima, cuando le dio por hacer las conocidas "lluvias doradas". Para mí, cada parte de su ser era dulce, yo amaba cada parte de él, no me importaba nada, yo era suyo y estaba completamente entregado a su voluntad.
Un día, mientras yo lo esperaba en su apartamento, él llegó bastante mal, con cara de preocupación. Sin decir nada, me besó con ternura, y me abrazó. Eso me pareció raro, su beso no era de pasión carnal, sino que traía consigo amor filial, era un beso de pareja, un gesto de amor hacia la otra persona...
Posteriormente, tomó mis manos y me miró a los ojos. Me dijo: "Vamos a la cama"
En cuanto entramos en la habitación, me cogió por la espalda, bajo mis pantalones y enterró su pija en mi ano sin dilatar. Ahí mismo, en medio del cuarto, él me penetraba de pie, mientras acariciaba cariñosamente mi pene, que se ponía cada vez más duro, y palpitaba al ritmo acelerado de mi corazón.
Nicolás me estaba penetrando con mucho cuidado, con una oscilación lenta y larga, de manera que sacaba su pene hasta dejar su glande casi en la salida de mi recto, para luego meter por completo su enorme pija nuevamente dentro de mí, haciéndome gemir como una puta. Yo me retorcía entero de placer, sobre todo cuando acariciaba mi glande con las yemas de sus dedos, haciéndome soltar una cantidad sorprendente de semen sobre la alfombra. Cuando ello ocurrió, me hizo ponerme en 4 patas y metió su pija bien adentro de mi recto, estimulando mi próstata, lo cual me llenaba de sudor y me hacía gritar mordiendo la almohada.
Al cabo de un rato, se vino dentro de mí, y yo experimenté una sensación exquisita, ya que con Nicolás nunca había monotonía, y cada vez que teníamos sexo era diferente, y se podían sentir también cosas diferentes.
Luego de eso, fumamos recostados en la cama. Él me miro y me dijo:
-¿Te gustó?
-Sí, ha sido de lo mejor- contesté.
-Pues que bueno, ya que ésta ha sido nuestra última vez- replicó.
"¡¿Queeeeeeeeeeee?!" pregunté gritando, "¿Cómo que la última vez?"
-Sí, la última- dijo Nicolás.
-Pero, pero... ¿por qué? ¿acaso ya no te gustó? ¿no lo pasas bien conmigo?- pregunté indignado.
-No, no, al contrario- contestó.
-¿Entonces?
-Mira -me dijo- han sido unos meses hermosos, en verdad, lo hemos pasado excelente y ya me cansé de esta doble vida, quiero gritarle al mundo que soy gay y me gusta tener sexo con hombres, que me gusta tener sexo contigo... que tú me gustas...
-Ya... Y, entonces, ¿por qué es la última vez que estaremos juntos?- pregunté sin entender absolutamente nada.
-Bueno, pues, verás, decidí confesarle todo a Daniela y terminar con ella de la forma más caballerosa posible. Para ello, la cité a un lugar público, donde no pudiera hacer una escena y le dije que tenía que decirle algo importante. Cuando llegó, luego de saludarme, me dijo que ella también tenía algo importante que decirme: está embarazada.
-¿Cómo que embarazada? ¿acaso no tomaba pastilla la maldita zorra bastarda? Eso ha sido una artimaña para tomarte entre sus garras.
-Eso mismo pensé. Pero traía consigo sus exámenes médicos, y ya tiene 3 meses de embarazo.
-¿Y qué demonios piensas hacer?
-Bueno, pues, luego de la "noticia", ella me preguntó que era eso tan importante que quería decirle, y como no atreví a decirle la verdad, debido al impacto de la situación, yo el muy imbécil le pedí matrimonio.
-¿Y ella que hizo?
-Aceptó.
"¡Mierda!" Exclamé. "Lo sabía, lo sabía, maldita puta"...
-Entonces -Nicolás continuó luego de una pausa-, por eso, ésta será la última vez que nos veremos en la vida, y nuestro secreto debe quedar guardado para siempre.
-O sea, ¿este es el adiós?- pregunté con pena.
-Sí- Nicolás respondió secamente.
Luego de eso, mientras una lágrima corría por mi mejilla, me levanté de la cama y, sin mirar a Nicolás a la cara, me vestí, tomé mis cosas y salí del apartamento sin despedirme. Al llegar a mi casa, borré a Nicolás de todos los contactos, y al día siguiente fui a la compañía telefónica a cambiar mi número de celular. Aún así, dos semanas después, recibí por e-mail una invitación para el matrimonio de Nicolás y Daniela, la cual eliminé con rabia. No sabía qué hacer, hasta pensé en suicidarme, pues no podía concebir mi vida sin él, sin sus besos, sin sus caricias y sin su pasión.
No obstante, recibí una visita inesperada que me hizo darme cuenta que no necesito que nadie me dé valor, pues yo soy el que debe valorarse primero, y reconocerme a mí mismo, como Nicolás nunca pudo hacerlo a cabalidad, y salir al mundo tal como soy. Lo paradójico, sin embargo, es que la persona que me hizo darme cuenta de esto fue Jorge, el propio primo de Nicolás, quien fue a verme a mi apartamento para darme una importante noticia, que resultó ser una agradable sorpresa...
¿Fin?
Para conocer lo que pasó con Jorge, espera mi próximo relato.
AGRADEZCO DE ANTEMANO PUNTOS Y COMENTARIOS. ESPERO DISFRUTEN MI HISTORIA
Iba a cumplirse casi un año desde que Nicolás había decidido establecer una doble vida, teniendo una relación conmigo y con Daniela, su novia. Todo tenía un equilibrio perfecto, pues la chica ni sospechaba acerca de los escabrosos y sucios deseos de su pareja, y yo gozaba de la desenfrenada acción de Nicolás en la cama, quien se sentía aún más excitado por el temor a ser descubierto y por el carácter prohibido que había tomado la relación, la cual, pasó de ser una apasionada serie de encuentros carnales a transformarse en algo más, pues respaldaba una serie de mentiras y engaños.
Yo, sin embargo, lo disfrutaba bastante, no había semana que Nicolás no me rompiera el orto con su gran verga, haciéndome soltar gritos desgarradores de placer. Tampoco se perdía la ocasión de llenar mi garganta con su semen burbujeante, el cual yo tomaba como un néctar de los dioses, cada vez que él me lo ofrecía. Me encantaba lamer su pene, y sentir su curvado tronco rozar mi paladar, mientras mordía con delicadeza cada centímetro de su majestuoso miembro. Lo dejaba hacerme de todo, desde rebalsar mi recto con su leche, hasta orinarme encima, cuando le dio por hacer las conocidas "lluvias doradas". Para mí, cada parte de su ser era dulce, yo amaba cada parte de él, no me importaba nada, yo era suyo y estaba completamente entregado a su voluntad.
Un día, mientras yo lo esperaba en su apartamento, él llegó bastante mal, con cara de preocupación. Sin decir nada, me besó con ternura, y me abrazó. Eso me pareció raro, su beso no era de pasión carnal, sino que traía consigo amor filial, era un beso de pareja, un gesto de amor hacia la otra persona...
Posteriormente, tomó mis manos y me miró a los ojos. Me dijo: "Vamos a la cama"
En cuanto entramos en la habitación, me cogió por la espalda, bajo mis pantalones y enterró su pija en mi ano sin dilatar. Ahí mismo, en medio del cuarto, él me penetraba de pie, mientras acariciaba cariñosamente mi pene, que se ponía cada vez más duro, y palpitaba al ritmo acelerado de mi corazón.
Nicolás me estaba penetrando con mucho cuidado, con una oscilación lenta y larga, de manera que sacaba su pene hasta dejar su glande casi en la salida de mi recto, para luego meter por completo su enorme pija nuevamente dentro de mí, haciéndome gemir como una puta. Yo me retorcía entero de placer, sobre todo cuando acariciaba mi glande con las yemas de sus dedos, haciéndome soltar una cantidad sorprendente de semen sobre la alfombra. Cuando ello ocurrió, me hizo ponerme en 4 patas y metió su pija bien adentro de mi recto, estimulando mi próstata, lo cual me llenaba de sudor y me hacía gritar mordiendo la almohada.
Al cabo de un rato, se vino dentro de mí, y yo experimenté una sensación exquisita, ya que con Nicolás nunca había monotonía, y cada vez que teníamos sexo era diferente, y se podían sentir también cosas diferentes.
Luego de eso, fumamos recostados en la cama. Él me miro y me dijo:
-¿Te gustó?
-Sí, ha sido de lo mejor- contesté.
-Pues que bueno, ya que ésta ha sido nuestra última vez- replicó.
"¡¿Queeeeeeeeeeee?!" pregunté gritando, "¿Cómo que la última vez?"
-Sí, la última- dijo Nicolás.
-Pero, pero... ¿por qué? ¿acaso ya no te gustó? ¿no lo pasas bien conmigo?- pregunté indignado.
-No, no, al contrario- contestó.
-¿Entonces?
-Mira -me dijo- han sido unos meses hermosos, en verdad, lo hemos pasado excelente y ya me cansé de esta doble vida, quiero gritarle al mundo que soy gay y me gusta tener sexo con hombres, que me gusta tener sexo contigo... que tú me gustas...
-Ya... Y, entonces, ¿por qué es la última vez que estaremos juntos?- pregunté sin entender absolutamente nada.
-Bueno, pues, verás, decidí confesarle todo a Daniela y terminar con ella de la forma más caballerosa posible. Para ello, la cité a un lugar público, donde no pudiera hacer una escena y le dije que tenía que decirle algo importante. Cuando llegó, luego de saludarme, me dijo que ella también tenía algo importante que decirme: está embarazada.
-¿Cómo que embarazada? ¿acaso no tomaba pastilla la maldita zorra bastarda? Eso ha sido una artimaña para tomarte entre sus garras.
-Eso mismo pensé. Pero traía consigo sus exámenes médicos, y ya tiene 3 meses de embarazo.
-¿Y qué demonios piensas hacer?
-Bueno, pues, luego de la "noticia", ella me preguntó que era eso tan importante que quería decirle, y como no atreví a decirle la verdad, debido al impacto de la situación, yo el muy imbécil le pedí matrimonio.
-¿Y ella que hizo?
-Aceptó.
"¡Mierda!" Exclamé. "Lo sabía, lo sabía, maldita puta"...
-Entonces -Nicolás continuó luego de una pausa-, por eso, ésta será la última vez que nos veremos en la vida, y nuestro secreto debe quedar guardado para siempre.
-O sea, ¿este es el adiós?- pregunté con pena.
-Sí- Nicolás respondió secamente.
Luego de eso, mientras una lágrima corría por mi mejilla, me levanté de la cama y, sin mirar a Nicolás a la cara, me vestí, tomé mis cosas y salí del apartamento sin despedirme. Al llegar a mi casa, borré a Nicolás de todos los contactos, y al día siguiente fui a la compañía telefónica a cambiar mi número de celular. Aún así, dos semanas después, recibí por e-mail una invitación para el matrimonio de Nicolás y Daniela, la cual eliminé con rabia. No sabía qué hacer, hasta pensé en suicidarme, pues no podía concebir mi vida sin él, sin sus besos, sin sus caricias y sin su pasión.
No obstante, recibí una visita inesperada que me hizo darme cuenta que no necesito que nadie me dé valor, pues yo soy el que debe valorarse primero, y reconocerme a mí mismo, como Nicolás nunca pudo hacerlo a cabalidad, y salir al mundo tal como soy. Lo paradójico, sin embargo, es que la persona que me hizo darme cuenta de esto fue Jorge, el propio primo de Nicolás, quien fue a verme a mi apartamento para darme una importante noticia, que resultó ser una agradable sorpresa...
¿Fin?
Para conocer lo que pasó con Jorge, espera mi próximo relato.
AGRADEZCO DE ANTEMANO PUNTOS Y COMENTARIOS. ESPERO DISFRUTEN MI HISTORIA
6 comentarios - El fin de la doble vida de Nicolás (relato gay)