(...)
Cuando Nicolás regresó, traía consigo una bola de plástico color negro. Ingresó rápidamente a la habitación en la que Jorge y yo descansábamos desnudos después de una breve pero apasionada escena de sexo. Sin embargo, el desenfreno no acabó allí, pues Nicolás vació el contenido de la bolsa sobre la cama, cayendo sobre ella algunos maquillajes y un hermoso conjunto de lencería femenina: la parte superior de éste consistía en una especie de baby doll, hecho de tela translúcida en tonalidades negras, mientras que la parte inferior era una sencilla pero provocadora pantaleta negra con encajes.
Yo no sabía qué decir... En ese momento, Nicolás rompió el silencio diciendo: "Bien Jorge, ya sabes qué hacer". Casi automáticamente, Jorge tomó todas las cosas que su primo dejó sobre la cama, y se fue al baño con celeridad. Nicolás, por su parte, se sentó en la cama, se quitó la ropa y empezó a masturbarse mientras yo lo observaba. Yo, aún un poco estupefacto, me incorporé, me senté al lado de Nicolás y miré con deseo su pene semi-erecto. Cuando estaba a punto de decir algo, sonó la puerta del baño, y se oyeron pasos por el pasillo. Un segundo después, Jorge entró vestido con la ropa interior femenina que Nicolás había traído. Su apariencia, era espectacular: sus piernas se veían larguísimas y los pliegues de sus nalgas resaltaban con prestancia, al contrastar el claro tono de su piel con el negro de la pantaleta. Sin dejar de masturbarse, Nicolás le pidió que modelara un poco. Jorge obedeció de inmediato: su postura era completamente femenina, y sólo ese pequeño bulto en su entrepierna dejaba notar que detrás de su figura había un hombrecito. Jorge se paseó por la habitación y bailó con sensualidad, moviéndose y tocando su pecho por encima de la lencería translúcida. Un espectáculo aparte era su rostro: lo había maquillado de forma perfecta, sus hermosos y carnosos labios lucían de manera campante un color rojo intenso y sus ojos delineados hacían que la armonía de su cara tuviese una terminación aún más angelical.
Yo estaba boquiabierto, mirando como un idiota a Jorge travestido, que parecía una prostituta lista para ser penetrada por todos los agujeros de su cuerpo. En ese momento, Jorge me miró fijamente a los ojos y se acercó lentamente hacia mi. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, yo lo abracé por la cintura, mientras él cogía mis mejillas para besarme en la boca con sus deliciosos labios rojos. Fue un beso bastante largo, durante el cual deslicé mis manos hacia sus glúteos y bajé con cuidado su pantaleta, para tocar su ano con mis dedos. Mientras tanto, Nicolás se masturbaba con la escena.
Posteriormente, Jorge nos pidió que nos quitáramos de la cama. Inmediatamente, él se quitó la pantaleta y se posó sobre la cama en 4 patas. Con sus manos abrió sus nalgas para dejar ver su ano dilatado listo para ser penetrado. Después, sólo dijo en voz baja: "Adelante".
A esas alturas, mi pija estaba muy erecta, así que la tomé y me dispuse a penetrarlo. Extrañado, noté que Nicolás dio un paso atrás y me dejó continuar sin problemas. Sin dudarlo, introduje toda mi verga en Jorge, y él lanzó un fuerte gemido. Comencé a moverme rápido, haciendo que mis huevos chocaran con los suyos. Su ano estaba dilatado de manera formidable y la penetración era placentera para ambos.
De repente, Nicolás, sin emitir ningún sonido, mientras yo penetraba con alevosía a Jorge, cogió con ambas manos mis glúteos y enterró con fuerza su enorme pija en mi recto. Yo grité de dolor, pero no dejé de penetrar a Jorge con el mismo ritmo galopante del inicio. A diferencia del ano de Jorge, el mío estaba estrecho, y Nicolás, con su verga dura y alargada, me hacía sentir que podía tocar las estrellas. Además, su pene estaba ligeramente encorvado hacia abajo, lo que producía un roce fantástico en las paredes de mi recto. Al sentir con tanto placer el pene de Nicolás en mi culo, comencé a darle verga a Jorge de forma cada vez más bestial, moviéndome muy rápidamente de adelante hacia atrás, ya que cada vez que sacaba mi pene de Jorge, el de Nicolás entraba un poco más en mi cuerpo, como si estuviéramos sincronizados en una trilogía del placer anal. Jorge, en tanto, sudaba y gemía como una perra un celo y yo suspiraba de excitación. Nicolás, por su parte, garchaba mi culo como si el mundo se fuera a acabar, metiendo y sacando su enorme pija de mi cuerpo.
Al cabo de un rato, eyaculé al interior del recto de Jorge, y Nicolás hizo lo propio dentro de mí, sintiendo la tibieza de su esperma deslizándose en mi culo, como ya estaba tan acostumbrado.
Agotados, los tres nos lanzamos en la cama uno al lado del otro y miramos la hora en el reloj de la pared. Aún era temprano, así que tomamos una ducha y no fuimos de juerga.
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO. COMENTEN Y PUNTÚEN. MUY PRONTO, UN NUEVO RELATO TITULADO: "EL DÍA QUE NICOLÁS COMENZÓ A JUGAR A 2 BANDOS".
Cuando Nicolás regresó, traía consigo una bola de plástico color negro. Ingresó rápidamente a la habitación en la que Jorge y yo descansábamos desnudos después de una breve pero apasionada escena de sexo. Sin embargo, el desenfreno no acabó allí, pues Nicolás vació el contenido de la bolsa sobre la cama, cayendo sobre ella algunos maquillajes y un hermoso conjunto de lencería femenina: la parte superior de éste consistía en una especie de baby doll, hecho de tela translúcida en tonalidades negras, mientras que la parte inferior era una sencilla pero provocadora pantaleta negra con encajes.
Yo no sabía qué decir... En ese momento, Nicolás rompió el silencio diciendo: "Bien Jorge, ya sabes qué hacer". Casi automáticamente, Jorge tomó todas las cosas que su primo dejó sobre la cama, y se fue al baño con celeridad. Nicolás, por su parte, se sentó en la cama, se quitó la ropa y empezó a masturbarse mientras yo lo observaba. Yo, aún un poco estupefacto, me incorporé, me senté al lado de Nicolás y miré con deseo su pene semi-erecto. Cuando estaba a punto de decir algo, sonó la puerta del baño, y se oyeron pasos por el pasillo. Un segundo después, Jorge entró vestido con la ropa interior femenina que Nicolás había traído. Su apariencia, era espectacular: sus piernas se veían larguísimas y los pliegues de sus nalgas resaltaban con prestancia, al contrastar el claro tono de su piel con el negro de la pantaleta. Sin dejar de masturbarse, Nicolás le pidió que modelara un poco. Jorge obedeció de inmediato: su postura era completamente femenina, y sólo ese pequeño bulto en su entrepierna dejaba notar que detrás de su figura había un hombrecito. Jorge se paseó por la habitación y bailó con sensualidad, moviéndose y tocando su pecho por encima de la lencería translúcida. Un espectáculo aparte era su rostro: lo había maquillado de forma perfecta, sus hermosos y carnosos labios lucían de manera campante un color rojo intenso y sus ojos delineados hacían que la armonía de su cara tuviese una terminación aún más angelical.
Yo estaba boquiabierto, mirando como un idiota a Jorge travestido, que parecía una prostituta lista para ser penetrada por todos los agujeros de su cuerpo. En ese momento, Jorge me miró fijamente a los ojos y se acercó lentamente hacia mi. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, yo lo abracé por la cintura, mientras él cogía mis mejillas para besarme en la boca con sus deliciosos labios rojos. Fue un beso bastante largo, durante el cual deslicé mis manos hacia sus glúteos y bajé con cuidado su pantaleta, para tocar su ano con mis dedos. Mientras tanto, Nicolás se masturbaba con la escena.
Posteriormente, Jorge nos pidió que nos quitáramos de la cama. Inmediatamente, él se quitó la pantaleta y se posó sobre la cama en 4 patas. Con sus manos abrió sus nalgas para dejar ver su ano dilatado listo para ser penetrado. Después, sólo dijo en voz baja: "Adelante".
A esas alturas, mi pija estaba muy erecta, así que la tomé y me dispuse a penetrarlo. Extrañado, noté que Nicolás dio un paso atrás y me dejó continuar sin problemas. Sin dudarlo, introduje toda mi verga en Jorge, y él lanzó un fuerte gemido. Comencé a moverme rápido, haciendo que mis huevos chocaran con los suyos. Su ano estaba dilatado de manera formidable y la penetración era placentera para ambos.
De repente, Nicolás, sin emitir ningún sonido, mientras yo penetraba con alevosía a Jorge, cogió con ambas manos mis glúteos y enterró con fuerza su enorme pija en mi recto. Yo grité de dolor, pero no dejé de penetrar a Jorge con el mismo ritmo galopante del inicio. A diferencia del ano de Jorge, el mío estaba estrecho, y Nicolás, con su verga dura y alargada, me hacía sentir que podía tocar las estrellas. Además, su pene estaba ligeramente encorvado hacia abajo, lo que producía un roce fantástico en las paredes de mi recto. Al sentir con tanto placer el pene de Nicolás en mi culo, comencé a darle verga a Jorge de forma cada vez más bestial, moviéndome muy rápidamente de adelante hacia atrás, ya que cada vez que sacaba mi pene de Jorge, el de Nicolás entraba un poco más en mi cuerpo, como si estuviéramos sincronizados en una trilogía del placer anal. Jorge, en tanto, sudaba y gemía como una perra un celo y yo suspiraba de excitación. Nicolás, por su parte, garchaba mi culo como si el mundo se fuera a acabar, metiendo y sacando su enorme pija de mi cuerpo.
Al cabo de un rato, eyaculé al interior del recto de Jorge, y Nicolás hizo lo propio dentro de mí, sintiendo la tibieza de su esperma deslizándose en mi culo, como ya estaba tan acostumbrado.
Agotados, los tres nos lanzamos en la cama uno al lado del otro y miramos la hora en el reloj de la pared. Aún era temprano, así que tomamos una ducha y no fuimos de juerga.
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO. COMENTEN Y PUNTÚEN. MUY PRONTO, UN NUEVO RELATO TITULADO: "EL DÍA QUE NICOLÁS COMENZÓ A JUGAR A 2 BANDOS".
3 comentarios - Placer homosexual 2da parte (relato gay)