A pesar de haber vivido y vuelto a vivir en una zona de la provincia de Buenos Aires que es cero levante, tuve mis rebusques.
Esta historia corría por el año 83/84.
Sinceramente no recuerdo exactamente como nos encontramos, lo que si tengo bien presente, era que el tipo iba con su camioneta Ford, manejaba algo despacio y cuando pasa a mi lado, nos miramos.
Yo no lo reconocí debido a que me iba muy temprano y volvía a mi casa por la noche, por ende cualquier cosa referida a compras de morfi no era de mi incunvencia.
Me saluda y yo respetuoso devuelvo el saludo con una sonrisa, me invita a dar una vuelta cosa que acepto porque en esa época no existía tantos problemas de afanos y esas mierdas. Aparte vivía caliente las 24 horas y cualquier colectivo me dejaba bien.
Debo admitir que sigo con el mismo pensamiento, uno nunca sabe cuando le va a faltar el garche, así que si hay onda meta palo y a la bolsa.
Volviendo a la historia, debo admitir que este no era el caso, ya que el tipo era un buen ejemplar de macho, buena jeta, fornido, manos grandes y una cara de degenerado que no podía ser. Tenía absolutamente todo lo necesario para una buena encamada.
Dije encamada?
No, nunca nos encamamos literalmente.
El primer encuentro fue en la misma camioneta, estacionó en una calle que se cortaba por el viaducto del Roca, y ahí nos pajeamos a ful y nos chupamos la verga hasta acabar, si, a pesar de ser bien macho, también le gustaba la pija mas que el dulce de leche.
Pasó...
Unos días mas tarde, o casualidad nos cruzamos nuevamente, al menos es lo que me dijo, sigo pensando que estaba esperando que pasara, pero bueno no es el tema.
Me acerco a la ventanilla y me dice, preparate porque hoy vamos a estar mas cómodos, jajaja ya dio por hecho que íbamos a coger, será que me conocía?
Le digo, dame unos minutos que llego a casa y vuelvo (quería lavarme un poco, esa era la realidad).
Me da el ok, y a los 10 minutos nos encontramos; subo a la camioneta y en este caso, estaciona en la calle que está al lado del mercado, en ese entonces ese tramo era de tierra, y los puesteros tenían una puerta que daba a esa calle para la carga y descarga de mercadería.
Me dice que lo espere, y al rato veo que abre esa puerta precisamente diciéndome que baje.
El mercado aún existe y está a menos de dos cuadras de mi casa.
Cuando entro al puesto, me dice que hablemos despacio porque había un cuidador, así que medio de cayetano le pregunto que vendía, me dice "achuras" jajaja Me sentí como la Coca Sarli en la película carne, solo que a mi me tocó la parte de adentro de la vaca.
Bien, salvando esta nota de color que le pongo, la situación era muy caliente, ya que en primer lugar estaríamos mas cómodos y aparte podríamos ser descubiertos!
El fué el culpable de mi adicción: Chupar culos.
Nada lo calentaba mas que se lo hagan y hacerlo, ya que hasta el momento no habíamos tenido la oportunidad por los lugares que íbamos.
Cuando me chupa el culo a mi, casi me lo saca para afuera, me decía, ponete bien flojito y hacé fuerza para afuera como si fueras a cagar, así se abre mas y puedo meter mas la lengua...
No les puedo contar lo que sentí, de hecho lo repito, me hizo adicto no solo a chupar culos, sinó a hacerlo de una manera que pocos saben.
Hoy sigo con la práctica solo que mejorada y con algunos tips que aprendí con los años.
Cada vez que le chupaba el orto como me enseño, me decía, sos mi mejor alumno, por eso tenés el premio de ponérmela, obvio que todo lo que decía para mi era palabra santa.
Así fueron muchos años, hasta que un día fui al mercado con mi vieja y resultó que era el puesto dónde ella compraba y se nota que se cagó temiendo que lo bardee o andá a saber, la cosa que no quiso saber mas nada pero no por haberme dicho algo, sinó porque no me esperó más. Yo tampoco le dije mas nada.
Hoy de vez en cuando lo veo, pero ya no es la persona que conocí, tampoco sabe que gracias a él hoy soy experto en mamar culos.
SmegmaSeeker.
Esta historia corría por el año 83/84.
Sinceramente no recuerdo exactamente como nos encontramos, lo que si tengo bien presente, era que el tipo iba con su camioneta Ford, manejaba algo despacio y cuando pasa a mi lado, nos miramos.
Yo no lo reconocí debido a que me iba muy temprano y volvía a mi casa por la noche, por ende cualquier cosa referida a compras de morfi no era de mi incunvencia.
Me saluda y yo respetuoso devuelvo el saludo con una sonrisa, me invita a dar una vuelta cosa que acepto porque en esa época no existía tantos problemas de afanos y esas mierdas. Aparte vivía caliente las 24 horas y cualquier colectivo me dejaba bien.
Debo admitir que sigo con el mismo pensamiento, uno nunca sabe cuando le va a faltar el garche, así que si hay onda meta palo y a la bolsa.
Volviendo a la historia, debo admitir que este no era el caso, ya que el tipo era un buen ejemplar de macho, buena jeta, fornido, manos grandes y una cara de degenerado que no podía ser. Tenía absolutamente todo lo necesario para una buena encamada.
Dije encamada?
No, nunca nos encamamos literalmente.
El primer encuentro fue en la misma camioneta, estacionó en una calle que se cortaba por el viaducto del Roca, y ahí nos pajeamos a ful y nos chupamos la verga hasta acabar, si, a pesar de ser bien macho, también le gustaba la pija mas que el dulce de leche.
Pasó...
Unos días mas tarde, o casualidad nos cruzamos nuevamente, al menos es lo que me dijo, sigo pensando que estaba esperando que pasara, pero bueno no es el tema.
Me acerco a la ventanilla y me dice, preparate porque hoy vamos a estar mas cómodos, jajaja ya dio por hecho que íbamos a coger, será que me conocía?
Le digo, dame unos minutos que llego a casa y vuelvo (quería lavarme un poco, esa era la realidad).
Me da el ok, y a los 10 minutos nos encontramos; subo a la camioneta y en este caso, estaciona en la calle que está al lado del mercado, en ese entonces ese tramo era de tierra, y los puesteros tenían una puerta que daba a esa calle para la carga y descarga de mercadería.
Me dice que lo espere, y al rato veo que abre esa puerta precisamente diciéndome que baje.
El mercado aún existe y está a menos de dos cuadras de mi casa.
Cuando entro al puesto, me dice que hablemos despacio porque había un cuidador, así que medio de cayetano le pregunto que vendía, me dice "achuras" jajaja Me sentí como la Coca Sarli en la película carne, solo que a mi me tocó la parte de adentro de la vaca.
Bien, salvando esta nota de color que le pongo, la situación era muy caliente, ya que en primer lugar estaríamos mas cómodos y aparte podríamos ser descubiertos!
El fué el culpable de mi adicción: Chupar culos.
Nada lo calentaba mas que se lo hagan y hacerlo, ya que hasta el momento no habíamos tenido la oportunidad por los lugares que íbamos.
Cuando me chupa el culo a mi, casi me lo saca para afuera, me decía, ponete bien flojito y hacé fuerza para afuera como si fueras a cagar, así se abre mas y puedo meter mas la lengua...
No les puedo contar lo que sentí, de hecho lo repito, me hizo adicto no solo a chupar culos, sinó a hacerlo de una manera que pocos saben.
Hoy sigo con la práctica solo que mejorada y con algunos tips que aprendí con los años.
Cada vez que le chupaba el orto como me enseño, me decía, sos mi mejor alumno, por eso tenés el premio de ponérmela, obvio que todo lo que decía para mi era palabra santa.
Así fueron muchos años, hasta que un día fui al mercado con mi vieja y resultó que era el puesto dónde ella compraba y se nota que se cagó temiendo que lo bardee o andá a saber, la cosa que no quiso saber mas nada pero no por haberme dicho algo, sinó porque no me esperó más. Yo tampoco le dije mas nada.
Hoy de vez en cuando lo veo, pero ya no es la persona que conocí, tampoco sabe que gracias a él hoy soy experto en mamar culos.
SmegmaSeeker.
5 comentarios - En el puesto del mercado (gay)
buen relato che