<<< Parte 1
De solo ver aquel hermoso culo redondo se me paraba la verga. Esos pantalones rojos que se pegaban a su trasero hacían que se viera más puto y incrementaban enormemente mis ganas de follármelo.
Esperé un rato para ver qué hacía. Lo estuve observando por algunos minutos. Estaba conversando con unos tipos que perecían ser sus amigos. Estuvieron tomando algunos tragos pero en un momento los dejó y se dirigió al baño. Salí inmediatamente detrás de él, pero dude en entrar.
Yo estaba afuera del baño, y a pesar de las ganas que tenía de de encontrármelo y hacerle todo lo que pasaba por mi mente cuando me hacía esas pajas en las que lo follaba sin piedad, tenía miedo y nervios de entrar y encontrarlo. Pero al fin me decidí y entre al baño golpeando aquella puerta.
Cuando entré él estaba en los urinarios de espaldas hacia el baño, pero con el sonido de la puerta dio vuelta y me vio fijamente a los ojos con una mirada primero asombrada y luego con una enorme sonrisa. Me acerqué decidido hacia él.
- Hola profe - lo saludé dándole palmadas en su hombro izquierdo - no sabía que frecuentabas estos lugares - le dije mientras me acomodaba en el urinario de su izquierda y sacaba mi verga para orinar.
- Tú sabes, vengo a buscar a alguien con quien pasar un buen rato - me dijo algo más atrevido de lo que era normalmente. Me guiñó el ojo y fue allí dónde noté que definitivamente el profe estaba arrecho.
- Yo podría solucionar eso - contesté. Mientras bajaba la mirada descaradamente por su parte posterior hasta llegar hasta esas redondeadas nalgas que había visto de tan cerca hace casi más de dos meses. Ese pantalón ajustado rojo marcaba de una manera tan sexy ese culo que de solo verlo sentí que mi verga empezaba a ponerse dura. Volví a subir mi mirada y cuando llegué a sus ojos quise decirle algo pero se aventó hacía mí y comenzó a besarme sin control. Ni él ni yo nos habíamos subido la bragueta aún, nuestras vergas estaban al descubierto. Él comenzó a concentrarse más en tocar mi verga con una arrechura que nunca me la había imaginado en mi profesor de matemática a la par yo empezaba a apoderarme de la situación. Empecé tomar control de nuestras bocas y de nuestros cuerpos. Mientras él exploraba mi verga y mis huevos con sus manos, yo ya había pasado las mías por su culo y tenía una de mis manos dentro de su pantalón exactamente en su rajita subiendo y bajando y de rato en rato hacía como si intentara meterle dedo en su rico y ahora mojado anito. El profesor solo atinaba a gemir muy despacio, movía su trasero tratando de armonizar con mi mano deslizándose por su culito. Decía algo entredientes pero no lograba entender bien lo que decía, solo atinaba a pasarle mi mano con mucha más fuerza y a decirle que tenía un culito muy rico, que me encantaba su culazo, que quería follármelo, pero en otro lugar.
Estuvimos en ese plan por un buen rato, pero yo no quería que hiciéramos algo en ese lugar. Así que lentamente empecé a alejarlo de mí, detuve sus traviesas manos tomando sus muñecas y lo di vuelta. Empuje su cuerpo hacia la pared de los urinarios y con mis manos le subí el bóxer y aquellos apretados pantalones. Mientras hacía esto, yo besaba su cuello por detrás. Él me entendió y se apretó el cinturón (correa). Yo hice lo mismo con mi pantalón. Pero en esa posición hice como si lo estuviera cogiendo con ropa.
- Quiero que me hagas más de lo que le hiciste a Franco - me dijo el profesor empujando su culo más fuerte hacia mi verga. Estuvimos unos cinco minutos así hasta que escuchamos la puerta. Entraron tres tipos menores que yo, bastante amanerados. Lo supé mientras salí de allí luego de darle una buena agarrada a la nalga del profesor por sobre su ropa.
Salí de allí, el me siguió. Salimos y me llevó a su carro. El empezó a manejar pero no nos aguantamos. Yo iba tocando su culo por encima de su pantalón y comencé a quitarle la correa (el cinturón del pantalón) y baje su pantalón rojo puto lentamente. Volví a meterle mano a ese hermoso culo y el se levantaba lentamente para que mi mano entrara hasta su huequito. En un momento vi hacía la carretera y me di cuenta de que no íbamos a su casa. Estábamos por una zona dónde cada vez había menos luz, se desvió de la carretera y fuimos a unos cuantos metros de lo que parecía un desierto.
Apagó el carro y me dijo: "cáchame pendejo"
Continuación...
De solo ver aquel hermoso culo redondo se me paraba la verga. Esos pantalones rojos que se pegaban a su trasero hacían que se viera más puto y incrementaban enormemente mis ganas de follármelo.
Esperé un rato para ver qué hacía. Lo estuve observando por algunos minutos. Estaba conversando con unos tipos que perecían ser sus amigos. Estuvieron tomando algunos tragos pero en un momento los dejó y se dirigió al baño. Salí inmediatamente detrás de él, pero dude en entrar.
Yo estaba afuera del baño, y a pesar de las ganas que tenía de de encontrármelo y hacerle todo lo que pasaba por mi mente cuando me hacía esas pajas en las que lo follaba sin piedad, tenía miedo y nervios de entrar y encontrarlo. Pero al fin me decidí y entre al baño golpeando aquella puerta.
Cuando entré él estaba en los urinarios de espaldas hacia el baño, pero con el sonido de la puerta dio vuelta y me vio fijamente a los ojos con una mirada primero asombrada y luego con una enorme sonrisa. Me acerqué decidido hacia él.
- Hola profe - lo saludé dándole palmadas en su hombro izquierdo - no sabía que frecuentabas estos lugares - le dije mientras me acomodaba en el urinario de su izquierda y sacaba mi verga para orinar.
- Tú sabes, vengo a buscar a alguien con quien pasar un buen rato - me dijo algo más atrevido de lo que era normalmente. Me guiñó el ojo y fue allí dónde noté que definitivamente el profe estaba arrecho.
- Yo podría solucionar eso - contesté. Mientras bajaba la mirada descaradamente por su parte posterior hasta llegar hasta esas redondeadas nalgas que había visto de tan cerca hace casi más de dos meses. Ese pantalón ajustado rojo marcaba de una manera tan sexy ese culo que de solo verlo sentí que mi verga empezaba a ponerse dura. Volví a subir mi mirada y cuando llegué a sus ojos quise decirle algo pero se aventó hacía mí y comenzó a besarme sin control. Ni él ni yo nos habíamos subido la bragueta aún, nuestras vergas estaban al descubierto. Él comenzó a concentrarse más en tocar mi verga con una arrechura que nunca me la había imaginado en mi profesor de matemática a la par yo empezaba a apoderarme de la situación. Empecé tomar control de nuestras bocas y de nuestros cuerpos. Mientras él exploraba mi verga y mis huevos con sus manos, yo ya había pasado las mías por su culo y tenía una de mis manos dentro de su pantalón exactamente en su rajita subiendo y bajando y de rato en rato hacía como si intentara meterle dedo en su rico y ahora mojado anito. El profesor solo atinaba a gemir muy despacio, movía su trasero tratando de armonizar con mi mano deslizándose por su culito. Decía algo entredientes pero no lograba entender bien lo que decía, solo atinaba a pasarle mi mano con mucha más fuerza y a decirle que tenía un culito muy rico, que me encantaba su culazo, que quería follármelo, pero en otro lugar.
Estuvimos en ese plan por un buen rato, pero yo no quería que hiciéramos algo en ese lugar. Así que lentamente empecé a alejarlo de mí, detuve sus traviesas manos tomando sus muñecas y lo di vuelta. Empuje su cuerpo hacia la pared de los urinarios y con mis manos le subí el bóxer y aquellos apretados pantalones. Mientras hacía esto, yo besaba su cuello por detrás. Él me entendió y se apretó el cinturón (correa). Yo hice lo mismo con mi pantalón. Pero en esa posición hice como si lo estuviera cogiendo con ropa.
- Quiero que me hagas más de lo que le hiciste a Franco - me dijo el profesor empujando su culo más fuerte hacia mi verga. Estuvimos unos cinco minutos así hasta que escuchamos la puerta. Entraron tres tipos menores que yo, bastante amanerados. Lo supé mientras salí de allí luego de darle una buena agarrada a la nalga del profesor por sobre su ropa.
Salí de allí, el me siguió. Salimos y me llevó a su carro. El empezó a manejar pero no nos aguantamos. Yo iba tocando su culo por encima de su pantalón y comencé a quitarle la correa (el cinturón del pantalón) y baje su pantalón rojo puto lentamente. Volví a meterle mano a ese hermoso culo y el se levantaba lentamente para que mi mano entrara hasta su huequito. En un momento vi hacía la carretera y me di cuenta de que no íbamos a su casa. Estábamos por una zona dónde cada vez había menos luz, se desvió de la carretera y fuimos a unos cuantos metros de lo que parecía un desierto.
Apagó el carro y me dijo: "cáchame pendejo"
Continuación...
2 comentarios - Matías F. (parte 2): Pantalones rojo
Buena continuación, me has dejado bien caliente 🔥
Gracias por compartir 👍