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Mi primera vez - Nuevo Relato (GAY)

Gracias a todos los que comentaron mi primer post... y se quedaron con ganas de más...

http://www.poringa.net/posts/gay/2549142/Mi-primer-relato-y-post.html

Aquí les va la continuación...






Eran las dos de la tarde y mis papás todavía no llegaban del trabajo. Yo estaba en mi habitación pajeandome, pensando en esa verga hermosa que había tenido en mis manos el día anterior. Mientras tenía mi pija en la mano y en un vaivén infinito de placer, escucho el inconfundible sonido de la puerta de calle de mi vecino.

Automáticamente frené mi paja y me asomé a la ventana. Ahí estaba Mateo, mirando a todos lados y sentándose en el frente de su casa. Sin pensarlo y llevado por una calentura que no se puede explicar con palabras salí a la puerta.

Temblando de excitación, lo saludé con un movimiento de cabeza. Mateo sonrió y se puso de pie. Me miró fijamente, se aseguró de que la calle estuviera vacía, y sonriendo se agarró el paquete y movió su cabeza indicándome que fuera. Yo no podía creer que estuviera pasando, que ese morocho pijón me estuviera invitando a entrar a su casa, claramente para tener mi primera vez.

Yo crucé la calle y él abrió la reja de su casa. Avanzando antes que yo, mi excitación me hacía seguirlo donde sea. Abrió la puerta de su casa y desde dentro, con un gesto con la mano, me invitó a entrar. Todo era muy secreto y muy prohibido.

- Hola!
- Hola! - respondí sonriendo.
- ¿Todo bien?
- Sí, ¿Qué hacías?
- Acá, cagado de calor.

Era difícil creerle, ya que estaba en cuero y con un short futbolero que marcaba su enorme paquete. Su torso, finamente marcado por el deporte no tenía un solo pelo. Sus pectorales estaban adornados por dos tetillas muy oscuras que de solo recordarlas no puedo contener mi erección.

Ambos mirábamos al piso, como con vergüenza de lo que sabíamos, era inevitable. De repente se oyó que un auto llegaba. Ambos nos abalanzamos sobre la ventana para descubrir que se trataba de una vecina que llegaba de algún lado. Ahí, en la ventana, como si volviéramos a estar escondidos como la noche anterior, quedamos uno detrás del otro. Mateo detrás mio. Yo me petrifiqué y mi respiración comenzó a entrecortarse. Mateo apoyó su paquete en mi cola delicadamente, como con temor. Yo, en un movimiento suave, comencé a hacer presión contra su cuerpo y ahí quedamos.

Mientras sentía como su pija crecía, Mateo empezó a moverse como si me penetrara pero de forma muy suave. Yo estaba tan excitado que creía que iba a acabar en ese momento. Sin dejar de mirar al exterior, fui con mi mano en busca de su pija.

Debajo de ese short negro, Mateo no tenía nada que detuviera su erección. Con movimientos suaves, acaricié su pija sobre la prenda y me detuve en su cabeza. Comencé a acariciarla de forma circular, haciendo una leve presión con mis dedos. Mateo emitió un gemido suave en mi cuello que me hizo girar y quedar frente a él.

Nos miramos mientras yo le acariciaba la cabeza de su pija, y sin perder el contacto visual, dejé caer se short al piso, liberando ese hermoso mástil de carne.

- Boludo, es muy grande - Susurré.
- ¿Me la chupas? - Preguntó con la mayor de las inocencias, luego de sonreír.

Hipnotizado por sus profundos ojos negros, me arrodillé y quedé frente a esa escultura. Era una pija morena de unos 20 cm. de largo, con un ancho de unos 5 o 6 cm. Estaba completamente parada y latiendo como si tuviera vida propia. La cabeza era de un rosado intenso, con toda la forma que una pija debe tener. De la punta brotaba una gota de liquido transparente que amenazaba con caer en cualquier segundo.

Tomé su pija con mi mano derecha, abrí mi boca, y me la metí lo más que pude, imitando a las películas porno con las que tantas veces había acabado. Mateo inclinó su cabeza para atrás y dejó salir de su cuerpo un largo gemido de placer.

Yo seguía chupando frenéticamente, mientras él me acariciaba el rostro y miraba como su enorme verga desaparecía en mi boca. Yo lo miraba desde abajo, suplicándole con la mirada que me desvirgue, que me haga suyo.

- Pará... estoy muy caliente - Dijo
- ¿No te gusta?
- Sí, la chupas re bien. Pero te quiero... - y sonrió picaramente.

Su silencio fue la invitación que necesitaba. Me puse de pié, lo tomé de la mano, y lo llevé a su habitación, donde tantas veces habíamos estudiado.

No tardamos en llegar. Yo me senté en la cama y el se quedó parado frente a mí, mirándome. Me saqué las zapatillas, la remera y el pantalón. Con mi slip totalmente mojado me tiré en la cama y Mateo vino a acompañarme.

Casi por inercia y sin saber lo que estábamos haciendo, nos empezamos a besar, mientras nuestras manos exploraban nuestros cuerpos. Yo no podía de dejar de tocar esa pija... era tan hermosa...

En un solo movimiento Mateo me sacó el slip y su short, quedando los dos totalmente desnudos. Sin dejar de besarnos nos acostamos y Mateo quedó sobre mi. Estábamos los dos a mil. Como animales en celo nos frotábamos los cuerpos en movimientos brutales y a la vez temerosos.

- ¿Cómo hacemos? - Preguntó.

No le respondí. No sabía que responderle. Simplemente no sabía.

Haciendo una rápida revisión mental de todas las películas porno que había visto, le dije:

-Vos acostate...

Mateo se tumbó boca arriba en la cama. En ese momento alguna entidad se apoderó de mi y ya no era el niño virgen que no sabía que hacer. De repente muchas imágenes llegaron a mi cabeza y mi unico objetivo, a partir de ese momento, sería hacerlo gozar.

Me subí a mi potro y comencé a besarlo, ya no con ternura, sino con una pasión desenfrenada. Moví mi mano detrás de su cabeza, tomé a mi presa por los pelos y ajusté mi mano con un leve tirón. Con su cuello despejado, me dediqué a chuparle el cuello y a darle pequeños mordiscos. Con cada movimiento sentía sus gemidos y eso me encendía aun más.

Solo con la punta de mi lengua comencé a recorrer su pecho, en busca de mi tesoro... sus tetillas. Las lamí, las succioné, las mordí. Cuando sentía que algún acto lo hacía gemir más fuerte, agotaba el recurso hasta volverlo loco.

Seguí bajando con besos, recorriendo su abdomen marcado por el fútbol, hasta llegar a su mastil. Tenía la pija completamente mojada y a punto de estallar. No me importó. Le empecé a chupar la pija hasta que sentía arcadas. Mateo se retorcia de placer cuanto más profundo llegaba en mi garganta.

- Me vas a hacer acabar.- dijo.

Para mi fue una orden de alto. No estaba dispuesto a que esa aventura terminara ahí, en ese momento.

Volví a su cuello, y acomodé mi cola frente a su pija. Sentía como su palo de carne latía entre mis piernas. Quería, necesitaba tenerlo adentro.

- ¿Freno acá? - Le dije casi en tono de cargada.
- Te mato. -Dijo sonriendo.
- Bueno, pero despacio porque la tenes muy grande.

Mateo soltó una carcajada.

- Sí, ya sé. Probemos.- Mientras retomaba el climax volviendo a los besos.

Con la lógica que dictaba mi cuerpo, y la calentura que teníamos, puse su pija en la puerta de mi cola. Hice un primer intento, pero sentí un frio que recorrió toda mi espalda y terminó en mi pene haciendolo bajar.

-No, boludo, me duele mucho.
-Pará... - Dijo mientras buscaba en su cajón de la mesa de noche algo.

Sacó un gel íntimo que compartían con su hermano en sesiones de soledad adolescente.

- Ponete esto.- Ordenó. Yo obedecí.

Unte mi agujerito virgen con el gel, y embadurné si pija también. Mateo se sobresaltó.

-Está frío. - Confesó sonriendo.

Volvimos al punto cero. Su pija apuntado directamente al centro de mi cola. Nos miramos fijo. Los dos sabíamos lo que estaba a punto de pasar. Será por eso que temblabamos como si tuvieramos frío en pleno verano. Tratando de ser constante y casi sin respirar comencé mi labor.

Con el gel simplificando el acceso, el primer movimiento fue profundamente doloroso, para los dos. Dudamos y nos quedamos petrificados. Esa sensación duró poco menos de un segundo. El quería estar adentro mio, y yo quería que lo esté. De un solo movimiento, como quien se tira al mar a sabiendas de la temperatura del agua, me senté en la pija de Mateo. Los dos gemimos de dolor y placer al mismo tiempo, al unísono. Nos miramos y comenzó el movimiento.

Con un inicio muy torpe de ambos, nuestros cuerpos se empezaron a reconocer y danzaron. Yo sentía como su pija, su gran pija, dejaba un espacio vacío en mi cola, que necesitaba se llene inmediatamente. Estabamos en trance mirandonos. Yo sentía como su pija latía, mientras él me tomaba fuertemente por la cintura para imprimir más fuerza en cada estocada.

-¿Estas bien?- Susurró, entre gemidos, con un tono inocente.
-Si.
-¿Te gusta?
-Si, me encanta.- Dije mirando hacia arriba con un estado de extasis total.

La velocidad aumentaba y yo sentía que mi pija respondía a lo que estaba pasando. Sentía que iba a acabar. Sentía como se acercaba mi orgasmo sin tocarme, solo sintiendo a Mateo dentro mio.

- Creo que voy a acabar... - advertí casi en el mismo momento en el que encontraba el orgasmo.

Mi cola se contrajo con cada chorro de leche que disparaba contra el pecho de Mateo. Casi al mismo momento las expresiones de mi compañero empezaron a cambiar y entrecortado dijo:

- Yo tambieeee.... AHHHHHHHHHHHH!!!!

Los dos emitiamos casi al unisono esa maravilloso canto que provoca el orgasmo masculino. Mateo sentía mi leche en su pecho y yo sentía como me llenaba de la suya. Su pija latía dentro mio. Mi cola se contraía en respuesta.

Con un movimiento igual de violento que su pija me penetró, la saqué de mi y caí rendido a su lado.

Entre gemidos mezclados con la regularización de la respiración, ahí estabamos los dos. Uno al lado del otro, mirando al techo con una gran sonrisa en nuestras bocas y sabiendonos felices por lo que acababa de pasar.

Como chicos que eramos nos miramos y automaticamente nos empezamos a reir. Eramos complices en esa travesura. Esa maravillosa y celestial travesura.

- Te quiero. - Dijo. Yo sonreí sonrojado y lo besé.
- Yo...

Un auto estaciona en la puerta. La magia terminó con la velocidad de un rayo.

- Mi vieja... - Dijo y eso fue suficiente como para saltar de la cama y vestirnos en un santiamen.

Con el corazón a mil nos vestimos. Yo corrí al living y prendí la tele mientras me sentaba en el sillón. Mateo corrió al baño, se higienizó como pudo y fue a la cocina. La puerta de entrada se abrió.

- Ay! Hola Francisco, ¿Qué haces acá?¿Y Mateo? - Preguntó Mónica.

Antes de que pudiera responder, Mateo apareció en escena con dos vasos de gaseosa.

- Hola má! - Se escuchó de Mateo y con eso se terminaron las dudas.

Miramos tele un rato. Empezó a oscurecer.

Mateo y yo nos miramos y sabíamos lo que eso significaba. Era la hora de jugar a las escondidas... y a partir de ese día era el juego que más nos gustaba.


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Bueno, espero que les guste!...

Si les gustó, COMENTEN... si no, también... jejeje

La verdad que es muy lindo leer sus comentarios!!!

Besos a todos!!!

14 comentarios - Mi primera vez - Nuevo Relato (GAY)

seba_33 +1
Buen post y ahora como siguen? Se ven?
fackcan
Solo cada tanto, cuando voy de visita a la casa de mis padres... él está casado y tiene un hijo... ya no tenemos encuentros sexuales...
EnTrampa2 +1
Mmmm que exitante ¿pasaste por mis relatos?
AxelPassaro +1
Buenísimo ami me paso algo similar tengo el relato en mis post
Van puntos
josedubal +1
muy buen post! te dejo 3
Santuu02 +1
Uff!! Qe gran relato!
PochiiGAY
Faaaaaaaaaaa... le dedicare un pajaaa... Me encantooooooo... 🤤 🤤 🤤 👏 👏 👏 👏 👏
andreitamonica
super exitante!! yo viví algo parecido cuando tenía apenas 8 años! también soy casado y también frecuento a mi vecinito actualmente, pero de eso no se habla, como si nunca hubiese pasado. Muy bueno tu relato, me encantó. Ser pasivo de un macho es por lejos lo mas exitante que me pasó sexualemente hablando.