Nunca en mi vida había visto a un hombre ser tan puta, pero ese día todo cambió. Yo salí de trabajar a las 8 de la noche a las 9, él vendría a mi casa. Llegué a mi casa y prendí mi laptop para ver una porno mientras venía. Siempre me ha gustado ver porno daddy, donde hay uno muy joven y otro hombre mayor. Pero el más excitante para mí siempre ha sido dónde el más joven hace de activo y el mayor de pasivo, pues hace al pasivo que se vea mucho más puto que un menor. Sobretodo esos maduros que tienen buen cuerpo t un buen culo. Me encanta ver tipos varoniles siendo penetrados cual putas. Pero si me hablan de una relación formal, mi ideal siempre han sido chicos de mi edad o algo menores y si son blanquitos y un poquito amanerados; mejor para mí.
Franco era de ese tipo de chicos que desde el momento que hablabas con él te dabas cuenta de que era gay. A pesar de que era demasiado amanerado para mi gusto, tuve que optar por afanárlo (coquetearle) para obtener ciertos beneficios. Franco me contó al siguiente día de conocerlo en la clase de dibujo técnico que había ingresado a la universidad con media beca y que estaba trabajando en su promedio para conseguir una integral. No se me hacían mal las matemáticas, pero por mi trabajo no tenía mucho tiempo para resolver las constantes prácticas que dejaba el profesor de matemática. Precisamente fue luego de una clase de matemática, cuando me dio la primera mamada.
Siempre me sentaba al final de la clase y Franco buscaba la forma de sentarse a mi costado o delante de mí. Yo ya le había insinuado que tenía un buen físico y le molestaba diciéndole que tenía mejor culo que el de las chicas de la clase. Él solo atinaba a reírse y a callarme con una señal amanerada. Pero ese día se sentó delante de mí. Antes de venir a la clase había estado viendo una porno de asiáticos pero no pude terminar de pajearme por que ya me hacía tarde. Cuando llegue a clase estaba tan arrecho que en cuando Franco llegó, no pude evitar tocar su culo con mi rodilla. Lo pensé más de 15 minutos pero al fin me decidí. Pensé que me diría algo, pero no hizo nada. Retiré mi rodilla y volví a pasársela por el culo, dibujándole círculos. Miraba a los costados disimuladamente para cerciorarme de que nadie nos viera. Por suerte ese día el profesor tenía un viaje y solo estuvo 1 hora. Luego de dejarnos tarea, se fue. Todos se empezaron a parar, yo volví a tocar el culo a Franco pero esta vez con mi mano, recogí mis cosas y me agache a su oreja para decirle: "Ven". No miré atrás y empecé a caminar.
Seguí caminando y pasé por algunas escaleras, hasta llegar al baño que sabía que casi nadie utilizaba. Entré y a los 10 segundos Franco entró. Me miró un poco nervioso o avergonzado, no lo sé. Inmediatamente lo jalé hacía mí, dejé mis cosas a un costado y junté mi cara con la suya. Empecé a tocarle el culo descaradamente, él intentó besarme pero moví mi cabeza hacia la derecha esquivándolo y besé su cuello. Puse mi cara delante de la suya, lo giré hacia donde yo estaba y empecé a empujarle hasta el último baño. Abrí la puerta y lo metí allí adentro. Me paré a un costado y lo agaché poniendo su cara en mi entre pierna. Cambió su cara completamente, ya no parecía nervioso, en su cara se notaba la lujuria. Mi verga ya estaba completamente erecta. Me bajé el pantalón y saqué mi verga al descubierto. Se la restregué por la cara, por sus labios, por su nariz. El líquido preseminal empezó a humedecer su rostro y su boca buscaba atrapar mi falo. Estuve haciéndole querer mi verga por poco tiempo, pero ya sentía su cara de desesperación. Entonces, puse mis manos detrás de su cabeza y acerqué mi verga a sus labios. Dejé que me lo probara por un momento, pero no aguante más y empecé a follarle la boca. "Eres una perrita" le decía mientras , le follaba la boca. Por un momento pensé que se ahogaría con mi verga, pero no me importó me gustaba ver su cara de sumisión de aceptación a ser follado por la boca como toda un perra. Hizo el intento de sacarse mi verga de la boca, y le dejé. Le agarre de sus cabeza y lo levanté, le di la vuelta y le baje el pantalón. Levanté su culo, abrí sus nalgas con mis manos y le empecé rozar la verga por el culo. Quiso que se la metiera, pero como castigo por sacarse mi verga de su boca, empecé a masturbarme en su culo y le regué mi leche en su ano. Esparcí mi leche con mi mano por su culo y le metí mi mano en la cara, pasándole la leche hasta por sus pelos. Le di un nalgazo, me subí el pantalón, cogí mis cosas, me lavé las manos y me fui.
- Gonzales, ven un monento.
- ¿Que pasó profe?
- Necesito hablar contigo, ven a mi oficina.
Lo seguí hasta su oficina. Cuando llegamos no había nadie. Me miró a los ojos y comentó que debería de dejar de faltar tanto a sus clases. Me mostró su lista en la que figuraban mis notas y me comentó que necesitaba esforzarme o desaprobaría el curso. Empezó a comentar y hablar de los buenos trabajos que había presentado, pero de alguna forma me distraje con su camisa blanca que tenía abierto los dos primeros botones y dejaban ver un pecho blanco y lampiño. En ese momento empecé a apreciar lo sexy que era el profesor de matemáticas. Empecé a fijarme en su barba, en sus ojos y en lo sexy que le quedaba ese corte (peinado). Pero disimulaba asintiendo con cara de seriedad todo lo que me decía.
- Tengo algo que podría ayudarte, me comentó mientras se levanto de la silla dónde estaba y buscaba algo en el estante que estaba tras su escritorio. Comenzó a buscar en la parte de arriba, pero parecía que no lo encontraba y comenzó a bajar hasta la última fila, dándome una vista privilegiada del precioso culo que tenía ese desgraciado. Me excitó tanto ver su redondo y follable culo, que sentí como mi verga volvía a crecer debajo de mi pantalón. Para evitar pasar una vergüenza, puse mi mochila sobre mis piernas y esperé a que se sentara otra vez.
- Bueno, no lo encuentro, pero cuando lo tenga te lo hago saber.
- ¿Qué profe?, pregunté algo
- Es un libro de matemáticas que quería que leas, pero no está. En cuanto lo encuentre te lo doy- me dijo.-Ese libro te ayudará a tener una idea de las clases, para que no te atraces mucho.
- Aya, bacán profe, gracias- le dije.
- Eso es todo Matías- me dijo- otro día hablamos
- Gracias profe, le prometo que me esforzaré más- le jure mientras le estrechaba la mano para despedirme
- De nada- me dijo guiñándome el ojo
- Gracias- repliqué sonriendole al guiño.
Cuando salí me sentí confundido, ese guiño me hacía creer que el profesor querría algo más, a lo mejor se había dado cuenta de lo que hice con Franco en clase, pero me pareció una idea tonta así que no le di importancia.
Ese ciclo me ascendieron en el trabajo y mi horario de trabajo coincidía con matemática, dibujo técnico y lengua así que no volví a ver ni a Franco ni al profesor de mate.
Pasaron como 2 meses en los que estaba lleno de trabajos de los pocos cursos que llevaba y los miles de deberes en el trabajo, casi no salía a la calle y mucho menos tuve tiempo para sexear con alguno de los tipitos que me encontraba en la web. Cuando al fin tuve tiempo para salir, me propuse a encontrar un maduro pasivo para hacer realidad mis fantasías. Buscaba policías o militares que les gustara hacer de pasivos, pero solo encontré varoniles que eran muy menores y algunos maduros que no tenían ni buena cara ni buen culo. Me resigné a la idea de conseguir solo un pasivo de mi edad, hasta que Jimmy, uno de mis buenos amigos y antiguos agarres (bueno, esa es otra historia) me invitó a ir a una conocida disco gay en la ciudad. Estuve un rato esperándolo pero se demoró en llegar. Estuve esperándolo 10 minutos y me molesté. Saqué mi teléfono móvil y marqué su número dispuesto a reclamarle por dejarme allí como un estúpido y a decirle que no quería volverlo a ver, que era un imbécil y todas esas cosas hirientes que me gusta decir cuando alguien es impuntual; pero todo cambió cuando lo vi pasar. Creo que Jimmy respondió la llamada, no estoy seguro; pero mi mirada se perdió en aquel hombre. Tenía la idea de que algún día lo volvería a ver, pero nunca en ese lugar y mucho menos tan rápido. Tenía puesto un pantalón muy apretado, se notaba que había venido dispuesto a encontrarse con alguien que le partiera el culo, y yo estaba dispuesto a ser ese alguien... (continuará)
Segunda parte >>>
Franco era de ese tipo de chicos que desde el momento que hablabas con él te dabas cuenta de que era gay. A pesar de que era demasiado amanerado para mi gusto, tuve que optar por afanárlo (coquetearle) para obtener ciertos beneficios. Franco me contó al siguiente día de conocerlo en la clase de dibujo técnico que había ingresado a la universidad con media beca y que estaba trabajando en su promedio para conseguir una integral. No se me hacían mal las matemáticas, pero por mi trabajo no tenía mucho tiempo para resolver las constantes prácticas que dejaba el profesor de matemática. Precisamente fue luego de una clase de matemática, cuando me dio la primera mamada.
Siempre me sentaba al final de la clase y Franco buscaba la forma de sentarse a mi costado o delante de mí. Yo ya le había insinuado que tenía un buen físico y le molestaba diciéndole que tenía mejor culo que el de las chicas de la clase. Él solo atinaba a reírse y a callarme con una señal amanerada. Pero ese día se sentó delante de mí. Antes de venir a la clase había estado viendo una porno de asiáticos pero no pude terminar de pajearme por que ya me hacía tarde. Cuando llegue a clase estaba tan arrecho que en cuando Franco llegó, no pude evitar tocar su culo con mi rodilla. Lo pensé más de 15 minutos pero al fin me decidí. Pensé que me diría algo, pero no hizo nada. Retiré mi rodilla y volví a pasársela por el culo, dibujándole círculos. Miraba a los costados disimuladamente para cerciorarme de que nadie nos viera. Por suerte ese día el profesor tenía un viaje y solo estuvo 1 hora. Luego de dejarnos tarea, se fue. Todos se empezaron a parar, yo volví a tocar el culo a Franco pero esta vez con mi mano, recogí mis cosas y me agache a su oreja para decirle: "Ven". No miré atrás y empecé a caminar.
Seguí caminando y pasé por algunas escaleras, hasta llegar al baño que sabía que casi nadie utilizaba. Entré y a los 10 segundos Franco entró. Me miró un poco nervioso o avergonzado, no lo sé. Inmediatamente lo jalé hacía mí, dejé mis cosas a un costado y junté mi cara con la suya. Empecé a tocarle el culo descaradamente, él intentó besarme pero moví mi cabeza hacia la derecha esquivándolo y besé su cuello. Puse mi cara delante de la suya, lo giré hacia donde yo estaba y empecé a empujarle hasta el último baño. Abrí la puerta y lo metí allí adentro. Me paré a un costado y lo agaché poniendo su cara en mi entre pierna. Cambió su cara completamente, ya no parecía nervioso, en su cara se notaba la lujuria. Mi verga ya estaba completamente erecta. Me bajé el pantalón y saqué mi verga al descubierto. Se la restregué por la cara, por sus labios, por su nariz. El líquido preseminal empezó a humedecer su rostro y su boca buscaba atrapar mi falo. Estuve haciéndole querer mi verga por poco tiempo, pero ya sentía su cara de desesperación. Entonces, puse mis manos detrás de su cabeza y acerqué mi verga a sus labios. Dejé que me lo probara por un momento, pero no aguante más y empecé a follarle la boca. "Eres una perrita" le decía mientras , le follaba la boca. Por un momento pensé que se ahogaría con mi verga, pero no me importó me gustaba ver su cara de sumisión de aceptación a ser follado por la boca como toda un perra. Hizo el intento de sacarse mi verga de la boca, y le dejé. Le agarre de sus cabeza y lo levanté, le di la vuelta y le baje el pantalón. Levanté su culo, abrí sus nalgas con mis manos y le empecé rozar la verga por el culo. Quiso que se la metiera, pero como castigo por sacarse mi verga de su boca, empecé a masturbarme en su culo y le regué mi leche en su ano. Esparcí mi leche con mi mano por su culo y le metí mi mano en la cara, pasándole la leche hasta por sus pelos. Le di un nalgazo, me subí el pantalón, cogí mis cosas, me lavé las manos y me fui.
- Gonzales, ven un monento.
- ¿Que pasó profe?
- Necesito hablar contigo, ven a mi oficina.
Lo seguí hasta su oficina. Cuando llegamos no había nadie. Me miró a los ojos y comentó que debería de dejar de faltar tanto a sus clases. Me mostró su lista en la que figuraban mis notas y me comentó que necesitaba esforzarme o desaprobaría el curso. Empezó a comentar y hablar de los buenos trabajos que había presentado, pero de alguna forma me distraje con su camisa blanca que tenía abierto los dos primeros botones y dejaban ver un pecho blanco y lampiño. En ese momento empecé a apreciar lo sexy que era el profesor de matemáticas. Empecé a fijarme en su barba, en sus ojos y en lo sexy que le quedaba ese corte (peinado). Pero disimulaba asintiendo con cara de seriedad todo lo que me decía.
- Tengo algo que podría ayudarte, me comentó mientras se levanto de la silla dónde estaba y buscaba algo en el estante que estaba tras su escritorio. Comenzó a buscar en la parte de arriba, pero parecía que no lo encontraba y comenzó a bajar hasta la última fila, dándome una vista privilegiada del precioso culo que tenía ese desgraciado. Me excitó tanto ver su redondo y follable culo, que sentí como mi verga volvía a crecer debajo de mi pantalón. Para evitar pasar una vergüenza, puse mi mochila sobre mis piernas y esperé a que se sentara otra vez.
- Bueno, no lo encuentro, pero cuando lo tenga te lo hago saber.
- ¿Qué profe?, pregunté algo
- Es un libro de matemáticas que quería que leas, pero no está. En cuanto lo encuentre te lo doy- me dijo.-Ese libro te ayudará a tener una idea de las clases, para que no te atraces mucho.
- Aya, bacán profe, gracias- le dije.
- Eso es todo Matías- me dijo- otro día hablamos
- Gracias profe, le prometo que me esforzaré más- le jure mientras le estrechaba la mano para despedirme
- De nada- me dijo guiñándome el ojo
- Gracias- repliqué sonriendole al guiño.
Cuando salí me sentí confundido, ese guiño me hacía creer que el profesor querría algo más, a lo mejor se había dado cuenta de lo que hice con Franco en clase, pero me pareció una idea tonta así que no le di importancia.
Ese ciclo me ascendieron en el trabajo y mi horario de trabajo coincidía con matemática, dibujo técnico y lengua así que no volví a ver ni a Franco ni al profesor de mate.
Pasaron como 2 meses en los que estaba lleno de trabajos de los pocos cursos que llevaba y los miles de deberes en el trabajo, casi no salía a la calle y mucho menos tuve tiempo para sexear con alguno de los tipitos que me encontraba en la web. Cuando al fin tuve tiempo para salir, me propuse a encontrar un maduro pasivo para hacer realidad mis fantasías. Buscaba policías o militares que les gustara hacer de pasivos, pero solo encontré varoniles que eran muy menores y algunos maduros que no tenían ni buena cara ni buen culo. Me resigné a la idea de conseguir solo un pasivo de mi edad, hasta que Jimmy, uno de mis buenos amigos y antiguos agarres (bueno, esa es otra historia) me invitó a ir a una conocida disco gay en la ciudad. Estuve un rato esperándolo pero se demoró en llegar. Estuve esperándolo 10 minutos y me molesté. Saqué mi teléfono móvil y marqué su número dispuesto a reclamarle por dejarme allí como un estúpido y a decirle que no quería volverlo a ver, que era un imbécil y todas esas cosas hirientes que me gusta decir cuando alguien es impuntual; pero todo cambió cuando lo vi pasar. Creo que Jimmy respondió la llamada, no estoy seguro; pero mi mirada se perdió en aquel hombre. Tenía la idea de que algún día lo volvería a ver, pero nunca en ese lugar y mucho menos tan rápido. Tenía puesto un pantalón muy apretado, se notaba que había venido dispuesto a encontrarse con alguien que le partiera el culo, y yo estaba dispuesto a ser ese alguien... (continuará)
Segunda parte >>>
3 comentarios - Matías F. (01): Introducción al morbo
Buen principio, lástima que nadie dejara comentarios pero te habrás dado cuenta que pedirlos provoca no hacerlos.
Gracias por compartir 👍