Siempre me calentaron mucho los relatos, y nunca me anime a escribir uno. Creo que es hora, al igual que una buena forma para iniciarme en Poringa!
Desde muy chico supe que me gustaban los hombres. Luego de nadar trataba de ducharme rápido e irme a casa porque me quedaba embobado con los cuerpos de mis compañeros, con esas pijas colgando y esos huevos marcados... me volvían muy loco.
En ese tiempo de secundaria, yo vivía en un barrio donde siempre nos juntábamos una numerosa barra de amigos, principalmente varones. De todos los que eramos, nadie me calentaba más que Mateo.
Mateo era el más alto de todos, con la cara ángulos y un cuerpo marcado por el deporte. Era uno de esos machitos típicos de barrio, con una mezcla de chongo y pibe bonachón. Tenía ojos marrones oscuros y el pelo siempre corto. No recuerdo haberlo visto con remera en todo el verano.
Con Mateo teníamos la misma edad e íbamos al mismo colegio.
Una noche de verano, entre todos los del barrio decidimos jugar a la mancha escondida. Mientras Cristian contaba, todos corrimos a diferentes lugares. Mateo y yo fuimos al mismo escondite, una palmera que estaba en un rincón de una plaza. El juego comenzó y había que hacer silencio. Cristian se acerca a unos metros de donde estábamos nosotros y yo doy un paso hacia atrás. Cristian se detiene mirando a todos lados y yo me quedo inmóvil, pegado al cuerpo de Mateo. Yo de espaldas a Mateo y el quieto. Sentía su respiración lenta en mi oído y el calor de su cuerpo en mi espalda. Yo estaba aturdido por la excitación y apreté mi culo contra su paquete. Mateo no se movió.
Desde otro lugar, Nicolás corre hacia la pared del "pica" y Cristian sale disparado a su encuentro. Con Mateo nos quedamos en la misma posición. Ninguno de los dos se movía, hasta que yo, como despertando me hice hacia adelante.
- Ya se fué - Le susurré a Mateo.
- Sí, ¿pero estas seguro?... fijate - Me respondió
Me agaché para mirar la situación por entre las plantas y de repente siento algo duro que me apoyaba por detrás. Entendía todo, ya sabía que era. Estaba en la gloria. Me incorporé sin despegar mi cola de su paquete. Sentía su respiración agitada en mi nuca. Nunca sentí esa excitación.
Lentamente comencé a deslizar mi mano hacia atrás, a la búsqueda de su paquete. Muy despacio, mezcla de nervios y ansiedad. Llegué a su mano que estaba puesta en mi cintura. La acaricié despacio. El tomó mi mano y la llevó hacia su paquete. Yo no podía respirar.
Cuando toqué su paquete no podía diferenciar su pija, ya que era una piedra aprisionada por su slip. Sin cambia de posición, deslice mi mano hacia adentro de su pantalón y allí encontré la gloria. Mateo tenía una pija gruesa y hermosa, tendría unos 20 cm. con una cabeza bien marcada y mojada por la excitación.
Desde mi inexperiencia, liberé su pija y me bajé el pantalón dejando al aire mi cola. Mateo me agarró por la cintura y presionó su hermosa verga contra mi cola.
-¿Querés que la meta? - Me susurró al oido.
Yo no podía hablar, así que solo asentí con la cabeza. Colocó la punta de su pija en mi culito virgen y...
- Pica para todos los compas!!! - Gritó Ignacio.
Ese grito nos volvió a la realidad y no hizo subirnos los pantalones de un tirón. Yo giré y lo miré. Mateo me dió un beso y me dijo:
- Mañana vení a la tarde a mi casa que te espero.
Y salió corriendo. Atrás corrí yo.
Bueno, espero que les haya gustado. Quizás sea un bajón que haya terminado ahí, pero después les cuento como siguió... por mucho tiempo...
Saludos!!!
Desde muy chico supe que me gustaban los hombres. Luego de nadar trataba de ducharme rápido e irme a casa porque me quedaba embobado con los cuerpos de mis compañeros, con esas pijas colgando y esos huevos marcados... me volvían muy loco.
En ese tiempo de secundaria, yo vivía en un barrio donde siempre nos juntábamos una numerosa barra de amigos, principalmente varones. De todos los que eramos, nadie me calentaba más que Mateo.
Mateo era el más alto de todos, con la cara ángulos y un cuerpo marcado por el deporte. Era uno de esos machitos típicos de barrio, con una mezcla de chongo y pibe bonachón. Tenía ojos marrones oscuros y el pelo siempre corto. No recuerdo haberlo visto con remera en todo el verano.
Con Mateo teníamos la misma edad e íbamos al mismo colegio.
Una noche de verano, entre todos los del barrio decidimos jugar a la mancha escondida. Mientras Cristian contaba, todos corrimos a diferentes lugares. Mateo y yo fuimos al mismo escondite, una palmera que estaba en un rincón de una plaza. El juego comenzó y había que hacer silencio. Cristian se acerca a unos metros de donde estábamos nosotros y yo doy un paso hacia atrás. Cristian se detiene mirando a todos lados y yo me quedo inmóvil, pegado al cuerpo de Mateo. Yo de espaldas a Mateo y el quieto. Sentía su respiración lenta en mi oído y el calor de su cuerpo en mi espalda. Yo estaba aturdido por la excitación y apreté mi culo contra su paquete. Mateo no se movió.
Desde otro lugar, Nicolás corre hacia la pared del "pica" y Cristian sale disparado a su encuentro. Con Mateo nos quedamos en la misma posición. Ninguno de los dos se movía, hasta que yo, como despertando me hice hacia adelante.
- Ya se fué - Le susurré a Mateo.
- Sí, ¿pero estas seguro?... fijate - Me respondió
Me agaché para mirar la situación por entre las plantas y de repente siento algo duro que me apoyaba por detrás. Entendía todo, ya sabía que era. Estaba en la gloria. Me incorporé sin despegar mi cola de su paquete. Sentía su respiración agitada en mi nuca. Nunca sentí esa excitación.
Lentamente comencé a deslizar mi mano hacia atrás, a la búsqueda de su paquete. Muy despacio, mezcla de nervios y ansiedad. Llegué a su mano que estaba puesta en mi cintura. La acaricié despacio. El tomó mi mano y la llevó hacia su paquete. Yo no podía respirar.
Cuando toqué su paquete no podía diferenciar su pija, ya que era una piedra aprisionada por su slip. Sin cambia de posición, deslice mi mano hacia adentro de su pantalón y allí encontré la gloria. Mateo tenía una pija gruesa y hermosa, tendría unos 20 cm. con una cabeza bien marcada y mojada por la excitación.
Desde mi inexperiencia, liberé su pija y me bajé el pantalón dejando al aire mi cola. Mateo me agarró por la cintura y presionó su hermosa verga contra mi cola.
-¿Querés que la meta? - Me susurró al oido.
Yo no podía hablar, así que solo asentí con la cabeza. Colocó la punta de su pija en mi culito virgen y...
- Pica para todos los compas!!! - Gritó Ignacio.
Ese grito nos volvió a la realidad y no hizo subirnos los pantalones de un tirón. Yo giré y lo miré. Mateo me dió un beso y me dijo:
- Mañana vení a la tarde a mi casa que te espero.
Y salió corriendo. Atrás corrí yo.
Bueno, espero que les haya gustado. Quizás sea un bajón que haya terminado ahí, pero después les cuento como siguió... por mucho tiempo...
Saludos!!!
28 comentarios - Mi primer relato y post
: 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
F
Van puntos
te dejo 3pts.
http://www.poringa.net/posts/gay/2563561/Mi-primera-vez---Nuevo-Relato-GAY.html