Era hermoso. Lo agarré de la cintura bien marcada por el gimnasio y le dí carne sin parar, verga y verga. Mis huevos chocaban en sus nalgas que pedían más y más. Tía estaba descontrolada, gemía, chillaba, puteaba... era un descontrol absoluto de deseo y placer. Nos abrazabamos los tres, agarrándonos fuerte, siendo uno en tres... Era tanto el griterío y el escándalo que por la medianera se asomaron unos albañiles que estaban trabajando y después de alucinar con lo que estaban viendo, empezaron a reírse y a burlarse..
- Eh putitos..., mirá los putitos..jajaja! y mirá la hija de puta como goza... trola!
Entre excitado y enojado alcancé a gritarle:
- Porqué no vienen y me lo dicen acá cagones...!
Fue como encender la mecha, enojadísimos bajaron los dos al parque y se encaminaron directos a nosotros. Mientras seguíamos dandonos placer sin complejos.
Se pusieron uno a cada lado mío y siguieron burlándose...
Uno era bajito, morocho y muy musculado. El otro más viejo, gordo y pelado. Los dos estaban sudados y sucios.
- Y ahora por qué no nos decís a la cara lo que decias putito?- me increparon agarrándome uno de cada nalga...
- Cagones!- repetí sin dejar de darle maza a Ricki. Mientras Tía no paraba de mover su orto atrás y adelante...
-Ah cagones?- dijo el petiso mientras me metió el dedo corazón en el culo con fuerza...
-Tomá putito!- dijo riendo y bajándose el pantalón, dejando ver una chota descomunal, negra y venosa...
El viejo se puso en frente de la yegua de mi Tía y empezó a mearle la cara, mientras fumaba, era asqueroso y a la vez sensual. Ella se quedó mirándolo con los ojos fijos y la boca abierta, recibiendo la meada en su lengua, que caía sobre sus tetas.
Ricki estaba alucinado y seguí gimiendo cada vez más.
-Esto no te lo vas a olvidar trolito...- dijo el negrito, metiendo un dedo más en mi cola ávida de experiencias. Aprete sus dedos con mi orto y empecé a moverlo mientras lo miraba en silencio, haciéndome el enojado.
El viejo al terminar de mear, acercó sus bolas sudadas y meadas a la boca de mi Tía para que se las limpiara. Poco a poco, se las dejó relucientes, mientras le lamía las pelotas sucias, olfateaba con desesperación, como una perra.
Por mi parte, sentir esos dedos rústicos, asperos, culeandome a destajo, me estaban desesperando. Mi pija cada vez más hinchada violaba la cola de Ricki con desesperación.
El negro acercó su pija a mi boca y me la metió de un saque, hasta la garganta. me hacía el que no quería, pero estaba disfrutando como una nenita putona. Sentir ese trozo de carne sudado, ese olor a pija de macho me embriagaba. Me producía arcadas, y cada tanto me la sacaba para poder desagotar la baba en la espalda de Ricki, que poco a poco, quedó cubierta de líquido viscoso y tibio. El petiso me agarró de los pelos y me obligó a sentarme en la espalda del novio de mi Tía. Era hermoso sentir la baba caliente en mi cola y mis huevos, me refregaba y me volvía loco. Seguía obligándome a mascar nabo y yo accedía sin rechistar, mirándolo a los ojos.
El viejo gordo se puso de espalda y abriendo sus nalgas invitó a la puta madura a que le chupara bien el orto sudado. Ella entendía el mensaje sin dudarlo. comer orto era lo que más le gustaba. Gozaba como una perra, mientras seguí recibiendo pija de su amado.
Era alucinante lo que estábamos viviendo....
Mientras comía esa verga sucia y deliciosa, empecé a masajearle el culo al negro, que se dejaba hacer. En un momento, me la sacó de la boca y de una estocada se la puso a Ricki, mientras me pajeaba con desesperación, apretándome los huevos con violencia...
- Puto de mierda...- gritaba...
(continuará...bah, si comentan y puntúan, continuará 😉 )
- Eh putitos..., mirá los putitos..jajaja! y mirá la hija de puta como goza... trola!
Entre excitado y enojado alcancé a gritarle:
- Porqué no vienen y me lo dicen acá cagones...!
Fue como encender la mecha, enojadísimos bajaron los dos al parque y se encaminaron directos a nosotros. Mientras seguíamos dandonos placer sin complejos.
Se pusieron uno a cada lado mío y siguieron burlándose...
Uno era bajito, morocho y muy musculado. El otro más viejo, gordo y pelado. Los dos estaban sudados y sucios.
- Y ahora por qué no nos decís a la cara lo que decias putito?- me increparon agarrándome uno de cada nalga...
- Cagones!- repetí sin dejar de darle maza a Ricki. Mientras Tía no paraba de mover su orto atrás y adelante...
-Ah cagones?- dijo el petiso mientras me metió el dedo corazón en el culo con fuerza...
-Tomá putito!- dijo riendo y bajándose el pantalón, dejando ver una chota descomunal, negra y venosa...
El viejo se puso en frente de la yegua de mi Tía y empezó a mearle la cara, mientras fumaba, era asqueroso y a la vez sensual. Ella se quedó mirándolo con los ojos fijos y la boca abierta, recibiendo la meada en su lengua, que caía sobre sus tetas.
Ricki estaba alucinado y seguí gimiendo cada vez más.
-Esto no te lo vas a olvidar trolito...- dijo el negrito, metiendo un dedo más en mi cola ávida de experiencias. Aprete sus dedos con mi orto y empecé a moverlo mientras lo miraba en silencio, haciéndome el enojado.
El viejo al terminar de mear, acercó sus bolas sudadas y meadas a la boca de mi Tía para que se las limpiara. Poco a poco, se las dejó relucientes, mientras le lamía las pelotas sucias, olfateaba con desesperación, como una perra.
Por mi parte, sentir esos dedos rústicos, asperos, culeandome a destajo, me estaban desesperando. Mi pija cada vez más hinchada violaba la cola de Ricki con desesperación.
El negro acercó su pija a mi boca y me la metió de un saque, hasta la garganta. me hacía el que no quería, pero estaba disfrutando como una nenita putona. Sentir ese trozo de carne sudado, ese olor a pija de macho me embriagaba. Me producía arcadas, y cada tanto me la sacaba para poder desagotar la baba en la espalda de Ricki, que poco a poco, quedó cubierta de líquido viscoso y tibio. El petiso me agarró de los pelos y me obligó a sentarme en la espalda del novio de mi Tía. Era hermoso sentir la baba caliente en mi cola y mis huevos, me refregaba y me volvía loco. Seguía obligándome a mascar nabo y yo accedía sin rechistar, mirándolo a los ojos.
El viejo gordo se puso de espalda y abriendo sus nalgas invitó a la puta madura a que le chupara bien el orto sudado. Ella entendía el mensaje sin dudarlo. comer orto era lo que más le gustaba. Gozaba como una perra, mientras seguí recibiendo pija de su amado.
Era alucinante lo que estábamos viviendo....
Mientras comía esa verga sucia y deliciosa, empecé a masajearle el culo al negro, que se dejaba hacer. En un momento, me la sacó de la boca y de una estocada se la puso a Ricki, mientras me pajeaba con desesperación, apretándome los huevos con violencia...
- Puto de mierda...- gritaba...
(continuará...bah, si comentan y puntúan, continuará 😉 )
7 comentarios - El novio de mi Tía (Episodio 8 - Bisexual)
Felicitaciones escribís muy bien
si gustas leete alguno de los mios!