El novio de mi Tía (Episodio 4)

Hola trolis... lean las anteriores entregas de este calenturiento relato:

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El cornudo no hacía nada, seguía disimulando una siesta y hasta hacía ruidos de ronquidos.

Mamó y mamó hasta que los borbotones de leche espesa y caliente llenaron sus cachetes, recogiendo hasta la última gota. En ese momento de locura, se levantó para acomodarse en la reposera de Ricki y depositarle todo el semen recién acabado en su cola firme, y luego empezó a masajearlo....

- A vos también amor te hace falta bronceador...

La cola morena y firme de Ricki, embadurnada de mi leche caliente mezclada con la baba de mi Tía era un espectáculo alucinante, me tumbé en la reposera, encendí un cigarrillo y me dediqué a observar como la trola masajeaba ese orto maravilloso, mientras dejaba caer hilos de baba espesa en su agujero que comenzaba a abrirse, disimuladamente.

Al poco rato mi pija se había inyectado de sangre y estaba hinchada nuevamente como si nada...

Ricki levantaba su cola, acercándola más a la boca sedienta de la putona madura, que con su lengua en punta había empezado a culearlo a destajo, sin escrúpulos, por debajo se veía la chota maravillosa del macho que estaba como un fierro venoso. Gemía como una putita en celo.

Tía en cuatro patas comiendo el culo de su macho joven, yo a su lado fumando desnudo con la verga durísima, fumando. Era un cuadro soñado. Me incorporé y decidí comerle el orto a la trola de mierda, escupiéndolo regularmente. Su sabor era embriagador y estaba blandito, ya que a lo largo de su vida había recibido muchas dosis de pija. Enseguida estaba preparado para una buena embestida. Por su parte Ricki también había hecho lo posible por relajar su anillo y la lengua de mi Tía le entraba entera, entraba y salía rítmicamente. Podíamos estar horas así, en silencio, sólo con gemidos ahogados, como si fuera una situación normal...

Esas dos colas iban a ser mías, todo iba a ser mío, lo quería, lo deseaba.

Me incorporé un poco y de una estocada le clavé la chota hasta el fondo a la hija de mil puta, mientras me sumé a comerle la cola carnosa a su novio. Nuestras lenguas se peleaban por entrar, por llegar más y más profundo... Disfrutábamos sin cesar, mientras Ricki gritaba de placer...

- Ahhh, ahhh...-

La culeada a mi Tía era suave y profunda, iba desde la punta de la pija, hasta los huevos, lentamente, para que sintiera cada centímetro de carne, al llegar nuevamente a la punta, la sacaba para que sintiera un pooc de dolor al entrarle nuevamente...En cada embestida, se abría un poco más y empujaba pidiendo más nabo...Siempre me sorprendía. Cuando llegaba hasta los huevos, me quedaba un rato y aprovechaba para comer culo de macho... Me estaba volviendo loco.

Sin pensarlo, saqué la chota bruscamente y me lo afirmé a ricki, de una estocada brutal. Chilló como un cerdo y eso me calentó aún más...bombeé carne venosa sin detenerme, como un animal, como un caballo...

Tía se retiró y encendió un cigarrillo...Observaba todo, no se perdía ningún detalle...

(Continuará, bah... si comentan y puntúan, continuará 😉 )