Relato Gay - Conociendo a alguien conocido

Es un poco largo, pero 100% real.

El sábado pasado pintaba aburrido, mis hermanos salían con sus amigos y mis amigos estaban de vacaciones. Como no me da salir solo, pensé quedarme en casa mirando una peli. Mis viejos me “invitaron” (léase me obligaron) a acompañarlos a una cena de un matrimonio amigo que cumplía 25 años de casados. Cero ganas de ir, conozco a ese matrimonio, son asiduos en casa, pero de ahí a salir a cenar con ellos me embolaba terriblemente.
La cuestión es que fuimos. Este matrimonio tiene un hijo único de aproximadamente mi edad (es un año mayor) con el que jugábamos de chiquitos, hacía más de 15 años que no lo veía. Enorme fue mi sorpresa cuando lo volví a ver, crecidito el nene. Castaño, de rulos, unos labios perfectos. De inmediato pegamos buena onda, como si el tiempo no hubiese transcurrido y nos hubiésemos visto hace unos días. La cena fue en un restorán. Como éramos seis, nos dieron una mesa redonda, David se sentó a mi lado. Inmediatamente de sentarnos, él apoyó su rodilla contra la mía, pero ni siquiera me miró, naturalmente, como si nada. Para comprobar que no fuese sólo mi percepción, corrí la pierna un poco, al instante él también la corrió y me la apoyó otra vez.
La cena transcurrió en forma normal. Yo sentía la tibieza de su pierna contra la mía. En un momento pido permiso para ir al baño. Lo miro, pero no parece notar la invitación. Ya en el baño, mientras meo, entra, va a un cubículo detrás de mí. Escucho su mear, un chorro fuerte. Imagino su chota y me caliento un poco. Él sale del cubículo y se va a lavar las manos, mientras yo sigo meando. Al salir del baño me pega una palmada en el culo diciéndome “Cuántas ganas de mear, flaco”
De vuelta a la mesa, ya estaban pidiendo el postre. Como yo no tenía ganas dije que no iba a pedir nada. David, con una sonrisa pícara, me dice “¿No te gusta comer postre?, le dije que a veces sí, pero que no tenía ganas de los postres que estaban en la carta. Terminada la cena nos despedimos y él me dijo que no nos perdiéramos y me pidió el número de celular para seguir en contacto. Al llegar a mi casa, una media hora después me llega un Whatsapp, era David, sólo para que también tuviera sus datos.
Hoy miércoles a eso de las 9 de la mañana me llega un mensaje “¿No tenés ganas de comerte el postre que el sábado no te comiste? Primero no supe cómo tomarlo, evidentemente David me insinuaba otra cosa. No supe si llamarlo, si mandarle msj. Opté por mensajear, le puse que estaba por desayunar y que andaba algo hambriento. Pasan 30 segundos y me llama, me dice que sus padres se fueron a trabajar, que él está de vacaciones en la facu y que si tengo ganas de que nos veamos en su casa. Dame media hora, le dije. Me duché, me puse unos suspensores re sexies, jean, remera, zapatillas y salí. Su casa no queda lejos de la mía.
El muy turro me recibe en short de fútbol blanco y remera. Se notaba que debajo del short no llevaba nada. En ese momento mismo se me empezó a endurecer la pija. Me hizo pasar y sin mediar palabra me agarró el bulto. Nos besamos como animales ahí mismo, mi excitación iba creciendo, nos sacamos la remera y nos chupamos los cuellos como desaforados, le mordí las tetillas, las orejas, el pecho, los hombros, realmente estaba súper caliente y él también. Mientras nos comíamos las bocas, mis manos fueron directo a su culo, él trataba de desabrocharme el pantalón, lo ayudé un poco y me lo bajó de un tirón. Me agarró la verga y la apretaba con fuerza, yo le pellizcaba el culo y al parecer eso lo excitaba más. Fui bajando con la boca, mordiéndole con ímpetu desde las tetillas hacia abajo. Me detuve en el ombligo, de ahí empezaban a nacer unos pelos rubios que bajaban hacia el pubis. Le fui bajando el short despacito, besando cada parte de su bajo abdomen. Al llegar a su chota, el short se trabó un poco, de un tirón se lo bajé todo y ante mi ojos apareció su pija, dura, erecta. No tiene una pija enorme, pero al verla tan de cerca me pareció grandísima. Le chupé los huevos y las ingles, tenía todavía la humedad de haberse duchado recientemente y olorcito a jabón. Fui subiendo por el tronco y al llegar a la cabeza de su chota se la chupé como a un chupetín de bolita, con los dientes apretados y solamente con los labios, el sabor de unas gotas de presemen me excitó tremendamente. Me agarró la cara y me hizo subir, nos besamos nuevamente. Todavía parados, lo día vuelta y me agaché para lamerle el culo, él también se agachó y me lo ofreció abierto. No tiene un culo redondo ni pulposo, es más bien chatito, pero sabrosamente lampiño. Al pasarle la lengua dio un gemido profundo. Cojeme con la lengua, me pidió. La punta de mi lengua se metía en el hoyo de su culo, lo llené de saliva y podía sentir su respiración agitada. Ahora me toca a mí, me dijo. Empezó a chuparme la pija, se la metió entera en la boca que le chorreaba saliva por los costados. Una de sus manos me agarraba los testículos y la otra me pellizcaba las tetillas. Fue a buscar un forro y me lo puso. Me dio la espalda, apoyó las manos en la pared y ahí nomás lo clavé furiosamente. Para ese momento los dos estábamos súper calientes. Él se movía y me pedía que le dijera guarradas. Le pedí que me dijera: que era mi putito, que le calentaba mi pija en el culo, que quería que le rompiera el orto, y cosas de ese calibre. Desde atrás le agarro la verga, la tenía re caliente y a punto de estallar, no pasaron ni dos minutos que acabó en mi mano, sentir su leche caliente, escuchar sus gemidos, me hizo acabar como un caballo. Se la saqué despacio y los lavamos un poco en el baño.
Fuimos a su habitación. Prendió dos cigarrillos y me puso uno en los labios. Yo me acosté boca arriba y él a mi lado. Apenas le pegamos dos pitadas que ya tenía la verga dura otra vez, él se me subió encima y me apoyaba el culo contra la pija. Tenía ganas de garchar otra vez. Se llevó la mano por la boca, juntó saliva y se la pasó por el culo. No hizo mucha fuerza, mi pija le entró instantáneamente. Sus movimientos circulares me excitaron terriblemente, él gemía y tiraba la cabeza hacia atrás. Tomé su chota entre mis manos y lo empecé a pajear. Ahora se movía arriba y abajo, pero no con ímpetu, sino despacio, gozando cuando entraba y salía, disfrutando cada movimiento. Se mordía los labios y por más que quise atraerlo, se resistía a agacharse. Su mirada, su respiración, sus jadeos, todo me excitaba. Por debajo de sus testículos pasé una mano, con el dedo índice busqué su ano, le rocé el orto con mi pija dentro, eso lo volvió loco, le metí el dedo junto con mi pija y sus gemidos se hicieron más intensos. Al punto de acabar le dije ¿dónde querés que te acabe? Entre jadeos me dijo que le llene el culo y así fue, sentí cómo me apretaba la chota con las contracciones de su ano. Se la saqué despacio y me recosté a su lado. Él fue al baño. Cuando volvió me encontró boca abajo, ahora yo tenía ganas de que me claven. Me llenó el culo de saliva y me la puso de un solo empellón. Recordé que él no había acabado todavía, así que me propuse hacerlo gozar, me puse en cuatro y me abrí los glúteos con ambas manos. Sentí toda su pija dentro, él se movía despacio, cada tanto la sacaba toda y me la volvía a enterrar. Apoyaba una de sus manos en mi espalda, pude sentir la presión y me agaché más, subiendo el culo y arqueando la espalda. Sus jadeos se hicieron más intensos, yo la estaba disfrutando enormemente, no quería que acabase. Me día vuelta y le puse las piernas en sus hombros. Él continuó cojiéndome pero ahora más furiosamente. Le pedí que no me acabara dentro, la sacó y con un suspiro súper profundo me acabó sobre el abdomen.
Nos duchamos juntos, apretamos bajo el agua y nos seguimos besando un poco más todavía.
Me vestí y al despedirme le pregunté cuándo nos veíamos otra vez. Pronto, me dijo.