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Cumpliendo Fantasías - Gay - Prólogo

Noche de guardia en el sanatorio, hoy particularmente un embole, la madrugada se hace larga. Compartimos unos mates con algunos colegas, mientras casi todos se van yendo a dormir, el colorado se queda y nos hacemos compañía mutuamente. El “colo” es un colega cardiólogo, si bien hemos hablado antes, no nos conocemos tanto. Tiene pinta de hétero, barba, pecas, y debajo del ambo blanco se le nota el pecho lleno de pelos. No me gusta particularmente, pero tampoco se ha tirado nunca un lance. Cuando nos quedamos solos comenzamos a hablar de boludeces varias, me entero que es soltero, que vive solo y cerca del sanatorio, que viene del interior y que no tiene conocidos en Buenos Aires. La charla va tomando color cuando me pregunta cómo viene la noche sexual en Baires, le contesto que depende de qué esté buscando, si minas, trabas, tipos, o algo más raro.
Nos reímos un rato de las ocurrencias, y de repente me pregunta si soy gay, le cuento que no me gusta definirme, en realidad me gustan los tipos y las minas, aprovecho para preguntarle a él que le gusta, me contesta que las minas “especiales” aunque también se siente atraído por los hombres “especiales”. Y ¿cuáles son las minas especiales y los hombres especiales? Le pregunto. Entonces me cuenta que tiene una fantasía sexual por cumplir.
Me pregunta si yo tengo alguna, claro le digo, ¿me la contás? Y se la cuento. Cuando termino de contarle, se caga de risa y me dice que es re loca.
Las fantasías son eso, le digo, no todas están para ser cumplidas, sino para tener la ilusión de algún día cumplirlas. Entonces me ofrece ayudarnos mutuamente a cumplir nuestras fantasías. Primero me cago de risa, pero veo que él se lo ha tomado muy en serio.
Le explico que tanto la suya como la mía, si bien no son cosa de otro mundo, tampoco son tan fáciles de organizar. Por eso es que quiero que nos ayudemos a ponerlas en marcha, me dice.
Acepto la propuesta, tiramos una moneda, gana él, su fantasía será la primera que organicemos, en su casa. Yo lo ayudaré en lo que me pida. Me pone un poco nervioso participar en su fantasía, pero ya nos comprometimos.
Esa noche quedamos en que dentro de unos días la llevamos a cabo, mañana es el turno.
Si quieren conocer qué pasó, lean el próximo relato.
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