Mitad de semana, un colega enfermo, por lo cual debo cubrirlo haciendo la guardia. Hay partido de entrenamiento de la primera división.
No es mi función, pero siempre aprovecho para visitar los vestuarios, pregunto cómo andan, qué necesitan, etc. Un jugador, muy conocido, me comenta que le molesta un poco la rodilla izquierda. En los vestuarios se lo conoce como “Gota”, aunque en lo público tenga otro apelativo.
Le paso un poco de crema para darle calor a la zona y mientras le relojeo el bulto, tremendo por cierto. Se le nota una terrible pijota con unos huevos bien grandes. Me babeo un poco, pero no pasa de ahí.
Entretiempo. Viene otra vez “Gota” a verme, otro compañero le pegó sin querer una patada en la rodilla, ya no tiene sólo una molestia, ahora le duele y la tiene hinchada. Le reviso nuevamente la rodilla. Le comento que lo mejor será ir a la clínica y que le hagan una placa. Le recomiendo que no apoye sobre esa pierna. Me dice que llamemos a la mujer porque no va a poder manejar.
Me ofrezco a llevarlo en su auto, acepta y lo acompaño hasta el auto y lo ayudo a subirse. Aprovecho para tocarlo un poco, un cuerpo bien trabajado, siento sus tetillas planas y duras. Qué lástima que sea hétero, pienso.
Ya en la clínica, luego de la revisión, vemos que es solamente un golpe y que no tiene fisuras, pero le recomendamos que siga sin apoyar la pierna.
En eso llega la esposa, una modelito de pechos siliconados, rubia teñida y un culo espectacular. Pone cara de preocupación, me pide que los acompañe hasta su casa y que la ayude a moverlo. Acepto y vamos al auto nuevamente.
Cuando llegamos a la casa, zona norte, acompaño a “Gota” a la cama, lo ayudo a desvestirse, QUÉ BULTO!!! una enormidad, él nota que lo miro y me dice ¿Qué mirás pibe? Sin saber qué decir, le tiro ¡La rodilla! Quiero ver si sigue hinchada. Le pongo un ungüento con calmante y una rodillera.
Mientras, la esposa nos miraba atentamente. En un momento me pregunta ¿Tiene que hacer algún tratamiento especial? Le digo que no, que trate de no moverse mucho ni estar mucho tiempo parado o con la rodilla flexionada. Ella me mira picaronamente y me dice ¿Y tener relaciones se puede? Guiñándole un ojo les digo que sí, mientras que lo hagan en una posición en donde él permanezca abajo y ella arriba. Ella me dice ¿Así? Y se le sube al esposo. Me quedo frizzado!! Veo cómo ella se saca la remera, se sube la pollerita que traía puesta y entra a moverse sobre el bulto de “Gota”. No sé qué hacer, “Gota” me dice: Animate, pibe, se ve que tenés ganas. Ella se baja, se agacha sobre la cama, dejándome al descubierto su culo y su conchita. “Gota” se saca los bóxers, ahí comprendo por qué le dicen “Gota” (diminutivo de Vergota¡¡¡¡), tremenda verga emerge, nunca ví nada igual, venosa, gorda, enorme. Ella se la mete en la boca, sólo le entra la mitad, la guacha babea mal. Desde atrás le paso la lengua por la conchita, depiladita, pequeña, y le subo hasta el culo, se moja toda, me pide pija, pija le doy, si bien me baila dentro, siento la calentura que tiene. En un momento, se da vuelta, “Gota” gira en la cama quedando frente a mí, ella se le sube y le ofrece el culo, queda de frente a mí, veo con asombro cómo le entra por el culo esa vergota enorme, terrible pienso, eso debe doler! Cara a cara, me pide que me la garche de frente, ambos se la metemos, una sensación espectacular!, sentir el roce de mi pija con la poronga de “Gota” a través de los conductos, me pone a mil. Ella grita de placer y, creo que también de dolor. Siento la verga de “Gota” hincharse, es tal la pija que tiene que puedo sentir su uretra rozando la mía. Ella se mueve como una perra en celo, acaba repetidas veces, cuando estoy por acabar me pide que se la ponga entre las tetas y se las llene de leche, obvio, me la agarra con las manos y me pajea entre sus tetas. En ese momento escucho a “Gota” gemir, está acabando, pienso. Ella se la saca y del culo le chorrea la leche, una wascada tremenda, no para de salirle del culo.
Ella sale de la habitación, “Gota” me mira y me dice: estuviste bien, pibe.
Me despido, me quedo un poco con las ganas de probarle la vergota, aunque sé que no me iba a entrar. Prometo llamarlo para ver cómo va la rodilla.
No es mi función, pero siempre aprovecho para visitar los vestuarios, pregunto cómo andan, qué necesitan, etc. Un jugador, muy conocido, me comenta que le molesta un poco la rodilla izquierda. En los vestuarios se lo conoce como “Gota”, aunque en lo público tenga otro apelativo.
Le paso un poco de crema para darle calor a la zona y mientras le relojeo el bulto, tremendo por cierto. Se le nota una terrible pijota con unos huevos bien grandes. Me babeo un poco, pero no pasa de ahí.
Entretiempo. Viene otra vez “Gota” a verme, otro compañero le pegó sin querer una patada en la rodilla, ya no tiene sólo una molestia, ahora le duele y la tiene hinchada. Le reviso nuevamente la rodilla. Le comento que lo mejor será ir a la clínica y que le hagan una placa. Le recomiendo que no apoye sobre esa pierna. Me dice que llamemos a la mujer porque no va a poder manejar.
Me ofrezco a llevarlo en su auto, acepta y lo acompaño hasta el auto y lo ayudo a subirse. Aprovecho para tocarlo un poco, un cuerpo bien trabajado, siento sus tetillas planas y duras. Qué lástima que sea hétero, pienso.
Ya en la clínica, luego de la revisión, vemos que es solamente un golpe y que no tiene fisuras, pero le recomendamos que siga sin apoyar la pierna.
En eso llega la esposa, una modelito de pechos siliconados, rubia teñida y un culo espectacular. Pone cara de preocupación, me pide que los acompañe hasta su casa y que la ayude a moverlo. Acepto y vamos al auto nuevamente.
Cuando llegamos a la casa, zona norte, acompaño a “Gota” a la cama, lo ayudo a desvestirse, QUÉ BULTO!!! una enormidad, él nota que lo miro y me dice ¿Qué mirás pibe? Sin saber qué decir, le tiro ¡La rodilla! Quiero ver si sigue hinchada. Le pongo un ungüento con calmante y una rodillera.
Mientras, la esposa nos miraba atentamente. En un momento me pregunta ¿Tiene que hacer algún tratamiento especial? Le digo que no, que trate de no moverse mucho ni estar mucho tiempo parado o con la rodilla flexionada. Ella me mira picaronamente y me dice ¿Y tener relaciones se puede? Guiñándole un ojo les digo que sí, mientras que lo hagan en una posición en donde él permanezca abajo y ella arriba. Ella me dice ¿Así? Y se le sube al esposo. Me quedo frizzado!! Veo cómo ella se saca la remera, se sube la pollerita que traía puesta y entra a moverse sobre el bulto de “Gota”. No sé qué hacer, “Gota” me dice: Animate, pibe, se ve que tenés ganas. Ella se baja, se agacha sobre la cama, dejándome al descubierto su culo y su conchita. “Gota” se saca los bóxers, ahí comprendo por qué le dicen “Gota” (diminutivo de Vergota¡¡¡¡), tremenda verga emerge, nunca ví nada igual, venosa, gorda, enorme. Ella se la mete en la boca, sólo le entra la mitad, la guacha babea mal. Desde atrás le paso la lengua por la conchita, depiladita, pequeña, y le subo hasta el culo, se moja toda, me pide pija, pija le doy, si bien me baila dentro, siento la calentura que tiene. En un momento, se da vuelta, “Gota” gira en la cama quedando frente a mí, ella se le sube y le ofrece el culo, queda de frente a mí, veo con asombro cómo le entra por el culo esa vergota enorme, terrible pienso, eso debe doler! Cara a cara, me pide que me la garche de frente, ambos se la metemos, una sensación espectacular!, sentir el roce de mi pija con la poronga de “Gota” a través de los conductos, me pone a mil. Ella grita de placer y, creo que también de dolor. Siento la verga de “Gota” hincharse, es tal la pija que tiene que puedo sentir su uretra rozando la mía. Ella se mueve como una perra en celo, acaba repetidas veces, cuando estoy por acabar me pide que se la ponga entre las tetas y se las llene de leche, obvio, me la agarra con las manos y me pajea entre sus tetas. En ese momento escucho a “Gota” gemir, está acabando, pienso. Ella se la saca y del culo le chorrea la leche, una wascada tremenda, no para de salirle del culo.
Ella sale de la habitación, “Gota” me mira y me dice: estuviste bien, pibe.
Me despido, me quedo un poco con las ganas de probarle la vergota, aunque sé que no me iba a entrar. Prometo llamarlo para ver cómo va la rodilla.
3 comentarios - Relato Bisex
Mañana vuelvo con puntines jaja!