El pendejo del laburo...(Relato)

En el edificio en que laburo (en la zona de Puerto Madero) entró a trabajar hace unos seis meses un pendejo de unos 20/22 años. Nunca había hablado con él hasta hace unos días, pero siempre me lo cruzaba en el comedor. A simple vista era un pendejo cheto nomás (petiso, pelo corto, ojos claros, siempre bien afeitado y bastante bonito/fachero), pero cuando lo escuché hablar por primera vez me di cuenta de que era gay.

Siempre me pareció fachero y también me calentó un poco pensar que podía cogerme a ese chiquito, pero no había pasado de ahí hasta el día en que hablé. Un día me lo crucé calentando la comida y, como estábamos solos, y se me dió por ponerme a charlar con él sobre bouldeces (típica charla de microondas, bah!). Me pareció bastante simpático, y no tuve mejor idea que acercarme y decirle en voz baja:

- Sabés una cosa? Me gustaría verte desnudo y darte una buena cogida.

Sin esperar respuesta, agarré mi comida y me fui a sentar con mis amigos.

Un día después recibí un e-mail de Jonathan y ahí descubrí cuál era su nombre (evidentemente él había averiguado el mío). El asunto decía "Cuando quieras" y dentro del mail no había más nada escrito. No tardé más de un par de horas en responderle otro mail con un asunto que decía "Jueves, 13hs, Bouchard y Corrientes". Y allí nos encontramos.

Cuando llegó le pregunté si quería ir a un hotel de la zona directamente, o si prefería que ese día fuéramos a almorzar juntos y charlar para conocernos. No lo dudó y me dijo que prefería lo primero, asi que caminamos un par de cuadras y nos adentramos en el telo.

Cuando entramos cerramos la puerta y automáticamente empezó a sacarme la ropa. Estaba recontra caliente el pendejo, y yo no estaba mejor, así que me apuré a sacarme la camisa y lo ayudé a él a quitarse toda su ropa. Tenía buen lomo (algo de gym había ahí) y ni un pelo en el pecho lo cual dejaba ver sus pectorales marcados. Lo desnudé completamente y descubrí que no tenía tampoco vello púbico, aunque ese se notaba depilado. Tenía una linda pija, casi como todo él, de tamaño normal. Terminé de desnudarme y me recosté a su lado. El pendejo me tomó de la verga y empezó a pasarle la lengua, metiéndosela luego toda en la boca. Yo no tardé mucho en darme vuelta y empezar a chuparle también su verga. Era suave, deliciosa y yo estaba muy caliente.

Un par de minutos después le pedí que se recostara boca abajo, le lubriqué el ano (era rosado y eso me gustaba) y empecé a jugar con mis dedos en su culo. Primero un dedo, después dos, siempre jugando lentamente, lo cual le gustaba mucho (o al menos eso parecía por sus gemidos). No tardó mucho en pedirme que lo penetrara, así que me subí encima suyo y me calcé el preservativo. Después acomodé la punta de mi verga en su culo y empecé a penetrarlo lentamente. Él empezó a gemir más fuerte y a morder la almohada, lo cual me calentó bastante así que tomé mi verga de la base presionándola para que se llenara bien de sangre y se pusiera lo más dura posible, y lo penetré a fondo para que la sintiera completa. Eso lo hizo agitarse y gemir con fuerza varias veces, hasta que me pidió que saliera, para cambiar de posición.

Me pidió que me sentara en un sillón de la habitación y se sentó sobre mi pija dura, dándome la espalda. Pronto empezó a subir y bajar con ganas, bien a fondo y cada vez más rápido. Yo pasé mi mano por delante de su cadera y lo tomé de la verga para masturbarlo. Su pija estaba a medio endurecer, pero mis caricias la hicieron endurecerse totalmente. Uno o dos minutos después empezó a gemir más fuerte diciéndome que estaba por acabar. Yo no tuve mucha más opción porque estaba sintiendo lo mismo. Tiré mi cabeza para atrás y dejé que él siguiera subiendo y bajando a full contra mi verga hasta que acabé con un par de fuertes gemidos (casi gritos diría). Solté su verga y lo tomé de la cadera para que mi verga entrara lo más posible en su culo, mientras apoyaba mi boca sobre su espalda y lo besaba.

Unos segundos después Jonathan se tiró para adelante y se levantó. Empezó a masturbarse para acabar y se tiró de espaldas en la cama. Yo no tardé ni un segundo en unirme a él para masturbarlo directamente. Empecé a pajearlo mientras con la otra mano le acariciaba el ano y le metía un par de dedos para que su masturbación fuera total. No tardaron mucho aparecer los espasmos de su verga previos a la eyaculación, así que aceleré el ritmo, haciendo más presión lo cual lo hizo acabar con todo, haciendo que los primeros chorros de su semen llegaran hasta su propia cara, al tiempo que siguió gimiendo hasta que saqué su última gota.

Nos quedamos así unos 5 minutos y luego fuimos a ducharnos para volver a laburar. No quedaba mucho tiempo de la hora de almuerzo...

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