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El chico de las vias. (Relato erotico)

El chico de las vias. (Relato erotico)



El estar arrodillado, apoyando mis manos en las vías del tren, sintiendo el frio en mi cuerpo y a la vez el calor de su miembro en mi boca… esa imagen jamás saldrá de mi mente, no se su nombre, ni donde vive, solo sé que esa tarde que me permitió saborear su dulce semen, no la olvidare jamás.

Dicen mis amigos que cuando un chico y un “maduro” como es mi caso tienen algún tipo de relación es por interés, tu sabes, por dinero, pero cuando disfrutaba una exposición en el museo de arte de la ciudad y vi a ese chico y vi su forma en que me miraba, sentí, sentí que en verdad podía atraer a un jovencito, no solo con mi cartera, eso ya lo había experimentado muchas veces, hablo de despertar lujuria, poner caliente a alguien tan perfecto, tan joven, que podría tener a el hombre que quisiera y sin embargo, que se pusiera duro al ver a alguien como yo, imperfecto, canoso, con marcas en la piel producto del despiadado paso del tiempo.

No es que sea promiscuo pero tampoco soy un santo, me sé con experiencia en el arte de ligar, se hablar y lanzar miradas a las presas en cuanto las veo, pero esto era diferente, aquí no estaba yo lanzando esa mirada, yo era la presa y eso me ponía nervioso, sentía como me veía, y a la vez metía su mano a la bolsa del pantalón, tomando su miembro erecto entre su mano y apretándolo, como tratando de mitigar esa erección que ya se dejaba ver entre su ropa.

Como autentico primerizo quede hechizado por lo que veía, su cara de deseo, el sudor que resbalaba por sus mejillas olía solo a una cosa SEXO. Por fortuna me saco del trance en el que me encontraba solo con una simple señal quería que lo siguiera, así lo hice, camine tras del 7 cuadras, el veneno que había depositado en mi perdía efecto y pensaba que quizá me dirigía a un engaño solo para asaltarme, pero cuando mi mirada bajaba y veía sus nalgas enfundadas en esos apretados jeans, mi cabeza, la de arriba por lo menos dejaba de funcionar y solo seguía el rastro a placer que dejaba a su camino.

Cuando ya pensaba en dejar de seguirlo y regresar se detiene se voltea y me mira fijamente, no supe que hacer, ¿que pasaría? ¿Me daría un golpe? Caray estaba tan vulnerable. Sonrió un poco, bajo la mirada lentamente para luego levantarla de nuevo y lanzarse sobre mí, me beso, sostenía mi cabeza con las dos manos como para no dejarme ir y seguía besando mis labios, mi cuello, mi barbilla con tanta pasión!, Mi cuerpo rígido por la incertidumbre empezó a entrar en calor rápidamente y lo abrace fuertemente nuestras manos recorrieran nuestras espaldas y nalgas, las apretaban y no paso mucho tiempo cuando decidió desabrocharme el pantalón, lo bajo y mi pene erecto era bastante visible a través de mi ropa interior él se bajo y lo empezó a morder y lamer sobre de ella, bajo mis bóxer y empezó a olerme la entrepierna, pasaba su cara por mis testículos, de igual manera que su nariz por mi pene, al momento que empezó a meter mi miembro en su boca y acariciar con sus labios repetida y fogosamente mi glande empezó a sacar su pene por el cierre de su pantalón y a masturbarse salivaba tanto que escurría por entre mis piernas pero eso no importaba era tanta la calentura, no sabía que disfrutaba mas si la mano que tenia apretándome las nalgas, o la manera que lamia mi pene o el ver su otra mano masturbarse con tanta desesperación, no aguante esa escena, se me hacia agua la boca ver su hermosa verga y casi casi avente su cara hacia atrás y lo levante a la fuerza para ahora ser yo el que saboreara su virilidad, me hinque y fue entonces que me di cuenta que estábamos parados en unas vías del tren, tome su pene entre mis manos, era blanco y a pesar de que el chico era delgado su pene era gordo apenas cabía en mi boca, pero ese no fue problema para introducírmelo todo hasta el fondo de mi garganta, los movimientos que hacia él me excitaban tanto, jalaba mi cabeza hacia él y movía la cadera en forma circular, literalmente me estaba cogiendo la boca, las sensaciones eran demasiadas, expresiones del rostro, las manos inquietas de ambos, el sabor de su pene, su “humor” dulce mezcla de sudor, piel y hormonas, estaba todo tan sincronizado, apenas sentí como mi cuerpo se llenaba de sensaciones estallando mi pene en placer cuando sentí en mi boca el espeso y caliente semen que salía del, fue un momento mágico ese instante cuando sentimos una luz intensa y escuchamos un sonido que iba in crescendo, era el tren que se acercaba presuroso hacia nosotros, en un segundo como si hubiésemos estado en pausa regresamos a la realidad, yo solo pude tirarme hacia atrás y el aventarse al otro lado de las vías para dar paso a la impertinente locomotora, me puse de pie presuroso y me subí los pantalones y arregle mi ropa, levante la cabeza buscando a aquel ángel y no logre encontrarlo, termino de pasar el tren y el chico había desaparecido, dejando en mi el agridulce sabor de su semen escurriendo todavía por las comisuras de mis labios.

2 comentarios - El chico de las vias. (Relato erotico)

KaluraCD

Excelente, me encantó y me sentí muy identificado con el personaje (el maduro, obvio)

La mejor forma de agradecer es comentando a quien te comenta.

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