Este relato es bien fresquito. Tiene apenas unos dias. Hace un par de semanas atras estuve a punto de concretar mi primer encuentro gracias a una pagina de internet en la que estoy registrada cuando descubri que incluso en las paginas de encuentros tambien existen los idiotas. Poco mas de una hora esperando en un bar por Belgrano lo confirmo: me habian plantado. Nunca pude entender a la gente que le da para adelante a un encuentro para despues desaparecer. Camine hasta la estacion Jose Hernadez del subte, no era tarde y pense en ir al Alto Palermo a mirar vidrieras. Tenia ganas de hacer pis y si bien podia esperar hasta el shoping aproveche el baño de la estacion. Al entrar me di cuenta que estaba poblado de hombres raros. El primero, medianamente maduro, estaba parado frente al lavamanos en una actitud extraña mientras otro se mantenia frente a uno de los menjitorios. Al principio pense que eran ladrones o algo por el estilo pero al ver como vestian me parecieron oficinistas. Continue mi camino hasta el mejitorio desocupado. Al pasar por enfrente del cuarto privado pude ver que habia un tercero dentro con su pene en la mano mirando hacia afuera. Llegue al final y me puse a hacer pis, poco antes de terminar observe que el caballero a mi lado se estaba masturbando. Comence a mirarlo con otros ojos, comence a mirarlo mejor. Parecia algo maduro, con canas, tenia un traje bastante prolijo y su pene se veia atractivo. Clave mi mirada en su pija semi erecta, al parecer le agrado que lo haya hecho ya que no tardo en ponerse dura; pero no se decidia a hacer algo al respecto. Afloje mi pantalon y, aprovechando que llevaba una bombacha colaless roja con encajes puesta, deje caerlo levemente descubriendo mi cola.
Mi accion tuvo la aprovacion en la mirada del tipo que alejandose levemente de la pared me ofrecio su verga tiesa y venosa. Antes de que pueda agarrarla con mis manos volvio a su posicion original.
No entendia que estaba pasando, no sabia si me estaba histeriqueando o no se animaba a que le agarre la verga, cuando senti que alguien me acariciaba la cola. Se trataba del tipo del lavamanos. Sus caricias eran firmes, bien de macho. Estaba algo sorprendido, el tipo solo se pajeaba mientras me miraba como el otro me manoseaba la cola.
-Mira la bombachita de putita que tiene puesta, esta para comerle la cola.- Dijo el de atras.
-Mira como se deja.- Dijo el que se masturbaba mientras se sumaba a las caricias.
Con mucha desicion me llevaron dentro del abitaculo privado donde estaba el otro tipo con su verga en la mano.
-¿Te sumas? No sabes la colita que tiene, tiene puesta una bombachita.- Dijo uno.
Entramos los cuatro, cerraron la puerta y me hiciero agachar mientras me ofrecian sus vergas.
Estaban desesperados, tan desesperados que no me dejaban degustar bien sus pijas, ni bien comenzaba a chupar una en seguida me hacian chupar otra.
-Disculpen, pero yo me lo tengo que coger.- Dijo uno.
Dos se quedaron parados contra la pared del fondo mientras que el tercero se puso contra la puerta. Yo era como un puente que erguia en medio. Senti pasar su lengua por mi ano y luego comenzo a cogerme.
Asi estuvimos unos minutos hasta que escuche como su respiracion se agitaba y trataba de contener sus gemidos. Salio de mi y pude ver como se deshacia del preservativo lleno de leche.
-Dale putita, hacenos a acabar a nosotros.- Dijo el dueño de la pija que me estaba comiendo.
El tipo que me acababa de coger salio del abitaculo y su lugar fue tomado por el aparentemente mas joven de los dos que quedaban. Mi ano estaba bastante dilatado y no le costo nada metermela. Su polvo fue rapido.
-Dale por el orto, tiene una cola hermosa.- Le dijo al que se la estaba chupando antes de salir.
El que quedaba me beso en la boca y me hizo girar. Comenzo a cogerme contra la puerta cuando me dijo al oido:
-Vivo cerca y mi esposa no llega hasta las diez. En una cama vamos a coger mas comodos, ¿te venis? Puedo prestarte ropa de mi mujer.
Lo pense unos segundos y le dije que si.
Si quieren lo que paso en ese departamento se los cuento otro dia.
Mi accion tuvo la aprovacion en la mirada del tipo que alejandose levemente de la pared me ofrecio su verga tiesa y venosa. Antes de que pueda agarrarla con mis manos volvio a su posicion original.
No entendia que estaba pasando, no sabia si me estaba histeriqueando o no se animaba a que le agarre la verga, cuando senti que alguien me acariciaba la cola. Se trataba del tipo del lavamanos. Sus caricias eran firmes, bien de macho. Estaba algo sorprendido, el tipo solo se pajeaba mientras me miraba como el otro me manoseaba la cola.
-Mira la bombachita de putita que tiene puesta, esta para comerle la cola.- Dijo el de atras.
-Mira como se deja.- Dijo el que se masturbaba mientras se sumaba a las caricias.
Con mucha desicion me llevaron dentro del abitaculo privado donde estaba el otro tipo con su verga en la mano.
-¿Te sumas? No sabes la colita que tiene, tiene puesta una bombachita.- Dijo uno.
Entramos los cuatro, cerraron la puerta y me hiciero agachar mientras me ofrecian sus vergas.
Estaban desesperados, tan desesperados que no me dejaban degustar bien sus pijas, ni bien comenzaba a chupar una en seguida me hacian chupar otra.
-Disculpen, pero yo me lo tengo que coger.- Dijo uno.
Dos se quedaron parados contra la pared del fondo mientras que el tercero se puso contra la puerta. Yo era como un puente que erguia en medio. Senti pasar su lengua por mi ano y luego comenzo a cogerme.
Asi estuvimos unos minutos hasta que escuche como su respiracion se agitaba y trataba de contener sus gemidos. Salio de mi y pude ver como se deshacia del preservativo lleno de leche.
-Dale putita, hacenos a acabar a nosotros.- Dijo el dueño de la pija que me estaba comiendo.
El tipo que me acababa de coger salio del abitaculo y su lugar fue tomado por el aparentemente mas joven de los dos que quedaban. Mi ano estaba bastante dilatado y no le costo nada metermela. Su polvo fue rapido.
-Dale por el orto, tiene una cola hermosa.- Le dijo al que se la estaba chupando antes de salir.
El que quedaba me beso en la boca y me hizo girar. Comenzo a cogerme contra la puerta cuando me dijo al oido:
-Vivo cerca y mi esposa no llega hasta las diez. En una cama vamos a coger mas comodos, ¿te venis? Puedo prestarte ropa de mi mujer.
Lo pense unos segundos y le dije que si.
Si quieren lo que paso en ese departamento se los cuento otro dia.
2 comentarios - Sex Underground.