Una Bella Mariposa.
Continuación de mi historia (4ta parte), "El Momento de Decisión" (3era), "Mi Primer Día" (2da), "La Naturaleza me hizo mujer" (1era)
Por razones del destino cuando llegue a mis catorce años mis pechos comenzaron a crecer, mi doctor recomendó que probará por un año vivir como mujer y así darme cuenta de lo que yo quería. Mis padres me apoyaron, empecé en una nueva escuela completamente como mujer, tuve mi primer novio, ahora estaba lista a seguir adelante...
El año de prueba casi se cumplía, y yo ya estaba absolutamente segura de lo que quería. La naturaleza me jugó una gran sorpresa al de repente querer covertirme en mujer, pero tan solo tomaron unos meses para darme cuenta que para eso fui "escogida." Me sentía especial, aunque debo de confesar que a veces tenía mis dudas. Mas el amor que sentía por Michelle (mi novio) no me dejaba mentir a mi corazón, era tanto el amor que sentía por él, que pensé que no podía estar equivocada al decidir ser una mujer. Sin embargo, antes de que se cumpliera el año, el doctor con quién consulté me refierió con un especialista en estos casos. Ahí es donde tuve las grandes preguntas de la vida.
-"¿Cómo te ha ido en tu nueva identidad?" me preguntó el especialista. A lo cual yo respondí felizmente que una mujer era lo que estaba destinada a ser, que finalmente sentía mi verdadero yo, que era un ser humano libre con mi nueva vida, y que estaba sumamente contenta. Pero la sonrisa en mi cara no duró mucho tiempo.
-"Muy bien, es bueno que pienses todo eso, pero tienes que darte cuenta de las cosas más profundas que implican que tu hagas el salto final para ser mujer" agregó.
-"Sí, sí, ya lo sé, quiero dar el pasó final, quiero continuar, ¡estoy lista!" continué diciendo alegremente.
-"Aunque termines tu transformación, tanto con cirugías y tratamiento hormonal, tú sabes que jamás vas a ser una mujer completa" comentó seriamente el especialista.
-"¿Qué es lo que quiere decir eso?" cuestioné intrigada, recordando las palabras tan hirientes que mi madre dijo hacía algunos meses... "tú no eres una mujer de verdad"
-"Pues entre otras cosas, nunca vas a poder procrear, no tienes, ni tendrás matriz, si te descuidas tu cuerpo se verá descompensado hormonalmente, el costo de operaciones y cirugías es muy costoso, la vaginoplastia no es tan efectiva, y puede que no obtengas los resultados que quieres...." siguió hablando el doctor como trantando de desilusionarme, de robarme mi sueño, mas yo desconecté mi mente de la conversación en las primeras palabras que el pronunció. No quería aceptar el hecho de que no era una mujer, simplemente la posibilidad no cabía en mi cabeza, me negaba rotundamente a esa realidad.
-"Entiendes lo que te digo" me instigó el especialista.
-"Sí, sí, lo entiendo todo, estoy consciente de todo eso que dijo." Le respondí un poco apática por la conversación, y agregué algo que de repente saltó en mi mente: "¿Qué pasa si no quiero quitarme mi pene?"
-"Entonces verdaderamente no quieres ser mujer, y tu transición no estaría completa" respondió secamente. En ese momento no sabía que existían mujeres transgénero que mantenían sus partes masculinas, como toda la información que me daban era médica-psicológica, mantener mi pene no era una opción en mis conversaciones, o era todo o nada.
Nuestra conversación terminó después de tratar otros puntos, y finalmente regresé a mi casa pensando en lo que el especialista me había dicho, pero aún decidida a continuar.
Curiosa por la simple idea de poder mantener mi pene en su lugar, comencé a investigar en internet sobre el asunto. En aquel tiempo el internet se contrataba por horas, en mi casa acabábamos de comprar una computadora con solamente 10 horas de acceso a internet por mes, no la había usado hasta ese momento porque estaba ocupada en otras cosas más interesantes (en Michelle, ¡claro es!), mas dadas las circunstancias decidí ver si podría hallar información al respecto. Para mi propio asombro hallé más de lo que esperaba. ¿Por qué no había pensado en investigar eso antes? Me pregunté en reclamo. No solamente encontré información acerca de la reasignación de sexo, hormonas, testimonios de mujeres transgénero, y todo eso, pero también hallé las fotos de las bellas mujeres que había visto en mi vida, con las cuales yo tenía algo en común: ellas también fueron hombres y aún mantenían sus partes masculinas. ¡Qué fantástico descubrimiento! La idea de que podía continuar mi transformación sin tanta complicación, me regresó la alegría. Es cierto, no podía tener hijos dentro de mí, o nunca iba a mestruar, ni nada de eso, pero iba a poder continuar con mi identidad como mujer, mas con algo extra entre las piernas.... eso me consoló mucho de las decepcionantes palabras del especialista.
Antes de que se acabaran mis horas de internet, imprimí algunas fotos de algunas chicas transgénero, y fui con mis padres para hacerles un juego.
-"¿Qué opinan de estas chicas?" les pregunté mostrándoles las fotos mientras comíamos juntos. Ambos estuvieron de acuerdo que eran todas hermosas.
-"¿Qué pensarían ustedes si les dijera que todas ellas eran hombres y que además tienen pene?" Los dos se quedaron viendo el uno al otro, como pensando que era una broma. -"¿Qué es lo que dices?" me preguntó mi papá.
-"Sí, todas estas eran hombres y ahora son bellas mujeres y yo quiero ser como ellas," agregué.
-"¿Cómo es esto posible? No creo que sea verdad," comentó mi mamá.
-"Pues sí lo es," y tomando la foto de Vaniity les mostré, añadiendo: "y yo quiero ser como ella."
Parece que mi argumento terminó de convencer a mis padres, especialmente a mi papá, que aunque ya me aceptaba como hija, tenía sus dudas acerca de cómo me iría en el futuro. El ver esas fotos, consolaron a mi papá en pensar que yo podría convertirme en una bella chica como cualquier otra, o en otras palabras, finalmente tuvo la confianza de que podría transformarme en una bella mariposa. En ese tiempo estabamos a unas semanas de completar el año de mi nueva vida como mujer, y también de tener que tomar una decisión final. Por supuesto que necesitaba el permiso y apoyo de mis padres para seguir adelante.
Algo realmente inesperado es que la actitud de mi papá cambió repentinamente. Él ahora se veía más entusiasmado que mi mamá para que yo diera mi última decisión. Me brindó su apoyo incondicional y también dijo que me ayudaría en todo lo que fuera aún imposible. Creo que el lazo padre-hija finalmente brotó en él, ya no era más su chico con quien pocas veces hablaba o jugaba, ahora era su niña, su hija, y parecía que él cambió favoreció mucho a nuestra relación.
Un mes antes de terminar la escuela y a unas dos semanas de cumplirse el plazo del año de prueba, mi papás me sorprendieron:
-"¡Te vamos a hacer una quinceañera!" me dijeron ellos inesperadamente.
-"¿¡Qué cosa!?" les respondí sin nada mejor que decir por la repentina noticia.
A lo que mis papás agregaron felizmente:
-"Sabemos que ya eres toda una señorita, y que ese es el camino que has decido tomar en tu vida, por lo que hemos platicado bien y hemos decidido hacerte una gran fiesta, con tus amigos, familia y todo eso."
Al principio me pusé algo nerviosa, "¡Todos van a estar ahí!" pensé preocupada, siendo que muchos en mi familia no sabían nada de mi transformación.
-"¿Qué mejor manera que una fiesta de quince años para presentarte al mundo como una mujer?" continuó diciendo mi papá con una gran sonrisa.
Debo de confesar que aunque al principio su idea me pareció muy loca, su entusiasmo y felicidad me terminaron convenciendo, después de todo como dicen: "Si lo sabe Dios que lo sepa todo el mundo."
-"Ok papá me parece bien, pero quiero que antes de hacer el quinceaños, este ya todo formalizado con respecto a mi transformación, que ya no haya vuelta atrás, que ya haya empezado con tratamiento hormonal, y que me prometas que a los 18 años me vas a regalar una cirugía plástica..." le demandé a él, ahora con una gran sonrisa en mi boca.
-"¿Cirugía? ¿Para qué?" me preguntó algo consternado.
-"Para mejorar mis pechos, aumentar mi cadera, afeminar más mi rostro, hacer un completo tratamiento para el vello del cuerpo, y para..." (claro que no mencioné nada de quitarme el pene... jeje)
-"¡Ok, ok!" me interrumpió cuando apenas estaba a mitad de mi lista. "Ahorrarré todo lo que pueda y de aquí a tus 18 años veremos que se puede hacer..."
Salté de felicidad, y dándole un beso a él y a mi mamá, me sentí muy entusiasmada y corrí a mi cuarto para hablarle a Michelle y a algunas amistades. Ese día sentí que todas las cosas en mi vida iban a mejorar, porque vi que finalmente iba a ser una mujer, y que iba a ser feliz. Todo lo que me había dicho el especialista se borró de mi mente al tener la confianza y apoyo de mis padres. Sí, era ya muy feliz.
Ya en mi cuarto le conté por teléfono a Michelle de mi fiesta y le pedí que fuera mi chambelán (pareja de baile en el quinceaños), a lo que por supuesto dijo que sí, pero me pidió que fuera a su casa para pedírselo en persona, advirtiéndome que si no iba a verlo no lo haría. Así que le pedí a mi papá que me llevara a casa de Michelle, no era muy tarde ya que estaba apenas atardeciendo, así que me llevó.
¡Michelle era un gran romántico! Al llegar a la puerta encontré una nota que decía, "por favor entra," y al entrar a la casa me di cuenta de un hermoso regalo: Velas encendidas, rosas en el piso, una botella de vino, unas flores, música suave, un perfume en el ambiente, "¡Qué bello!" pensé, mientras que me di cuenta que los papás de Michelle no estaban en casa (típico en ellos, y en Michelle para invitarme a su casa). El camino de flores me llevó hasta la sala donde encontré otra nota en el sofá-sillón (de tres asientos) que decía, "¡Feliz aniversario!" (upps, con tantas emociones se me olvidó completamente), y además la nota decía, "ponte ésta venda en los ojos." Así fue que me la pusé, me quedé sentadita y de repente unos labios me empezaron a besar el cuello...
-"¡Hola mi amor!" dije yo, a lo que murmurando a mi oído Michelle respondió:
-"Shhh, quedate calladita, y disfruta" en voz baja me ordenó, mientras que también ató mis manos por detrás con una suave cuerda.
Mientras disfrutaba de sus labios en mi cuello y hombros pensé "me hubiera puesto algo mejor para la ocasión, sólo traía una blusa de manga corta y unos jeans a la cadera, aunque eso sí me pusé unas zapatillas de tacón alto, y me maquillé un poco, pero me hubiera vestido mucho mejor...." mientras seguía castigándome en mi interior, Michelle subió la intensidad de sus besos, y comenzó a acariciarme, primero los hombros, luego de inmediato bajo a mis pechos...
Cuando una es adolescente estos momentos parecen eternos, cuando en realidad creo que solo fueron algunos minutos entre lo que me beso y comenzó a subirme la blusa, pero aún así lo disfruté mucho.
Después de que me subió la blusa y luego mi brassier (no me los podía quitar porque estaba atada de manos), Michelle me hizo recostar boca arriba en el sofá, y comenzó a besarme mis pechos y a acariciarlos con más y más intensidad. Yo todavía cubierta de mis ojos, solamente disfrutaba del momento, y me daba mucho placer saber que a Michelle le gustaba mi cuerpo. De repente, Michelle se detuvo, me hizo sentarme y me desató las manos, me quitó la blusa y el brassier. Aún con los ojos cubiertos me dio un suave beso y me dijo: "te compré un chocolate blanco, de los que te gustan" e inesperadamente sentí algo tocar mis labios, medio húmedo, al momento de mover mis manos para agarrarlo, sentí el cuerpo de Michelle (estaba completamente desnudo y ¡con su pene frente a mi boca!).
Estaba yo ya muy excitada, de inmediato lo probé dándole una mordida a ese gran pedazo de carne, me di cuenta que sabía a chocolate pues estaba todo cubierto, a lo que Michelle solo gimio de placer, aunque me pidió: "dale más suave para que no me lastimes, disfrútalo como si fuera un mango jugoso," así fue que poco a poco me lo metí en la boca, saboreándolo centímetro a centímetro, me terminé todo el chocolate en unos segundos, pero seguí metiéndolo una y otra vez en mi boca, aunque de repente de me hizo muy grande así que no me lo metí todo, pero seguí rozándolo suavemente con mis dientes, y usando mi lengua para jugar con él.
Seguía yo sentada y él de pie frente a mí cuando con mi manos poco a poco comencé a acariciar su vientre, y luego sus testículos, luego lo agarré de sus caderas para empujarlo más a mí y así comenzar a meterlo y a sacarlo más rápido de mi boca, esto excitó mucho a Michelle, lo cual me excitó mucho a mi también, con mis pechos desnudos moviéndose a la vez que me lo metía y sacaba de la boca, Michelle comenzó a calentarse mucho hasta que no pudo más y explotó dentro de mi boca. Mientras se disparaba toda esa leche caliente y espumosa, Michelle se detuvo gimiendo de placer, yo mientras me tragaba disparó a disparó toda su carga. Yo ya estaba a mil por hora, y no pudé ocultar mi erección cual era muy notoria con esos jeans apretados que traía puestos, pero como no veía nada, no supé si Michelle me vió o no.
Michelle me hizo acostarme en el sofá, solamente con mis jeans y zapatillas puestas, pero aún sin nada arriba. Él se acostó a mi lado, de tal forma que su pene daba a mi cadera, o mis espaldas a él, y mi pene dada al respaldo del sofá-sillón. Me abrazó por la cintura, y me besó en el cuello diciéndome, "gracias por mi regalo amor, me encantó." A lo que yo moví mi brazo y tomándolo por la nuca nos acercamos para darnos un dulce beso en los labios, y le dije, "me da gusto que te gustara mi cielo, gracias por la sopresa también..." (le dije con aliento a semen, jeje)
En segundos, la erección de Michelle bajó, y la mía poco a poco comenzó a ceder, (aunque me moría de ganas de llegar a un orgasmo, pero creo que esto le pasa a todas las mujeres, así que mejor pensé en irme acostumbrando.) Michelle se quedó dormido, yo me levanté sin despertarlo, me cambié, me pusé a recoger las flores del piso, y a limpiar lo demás. Lo arropé con una sábana que encontré en su cuarto, y esperé a mi papá a que viniera por mí. Le di un beso de despedida y me fui. Michelle no despertó en todo el tiempo que estuve allí, y tampoco quise despertarlo.
-"¿Cómo te fue hija?" me preguntó mi papá al subirme al carro.
-"Muy bien," le contesté de inmediato, "convencí a Michelle de que fuera mi chambelán," continué con una sonrisa traviesa.
-"Que bueno, ¿y comiste algo o quieres que compremos algo?" me sugirió ya en el camino a casa.
-"Solamente tomé algo de leche, pero no sé porque tengo mucha hambre" le dije tratando de hablar lo más seria posible, pero aún con mi sonrisa traviesa.
-"Ok, vamos a ver que comemos" me aclaró terminando la conversación, y sin sospechar nada....
"¿Cuándo le diré a Michelle mi secreto?...." se quedó en mi pensamiento toda la noche....
No olvides comentar o escribirme, y también leer mis otros relatos...
Besos,
Cary
Continuación de mi historia (4ta parte), "El Momento de Decisión" (3era), "Mi Primer Día" (2da), "La Naturaleza me hizo mujer" (1era)
Por razones del destino cuando llegue a mis catorce años mis pechos comenzaron a crecer, mi doctor recomendó que probará por un año vivir como mujer y así darme cuenta de lo que yo quería. Mis padres me apoyaron, empecé en una nueva escuela completamente como mujer, tuve mi primer novio, ahora estaba lista a seguir adelante...
El año de prueba casi se cumplía, y yo ya estaba absolutamente segura de lo que quería. La naturaleza me jugó una gran sorpresa al de repente querer covertirme en mujer, pero tan solo tomaron unos meses para darme cuenta que para eso fui "escogida." Me sentía especial, aunque debo de confesar que a veces tenía mis dudas. Mas el amor que sentía por Michelle (mi novio) no me dejaba mentir a mi corazón, era tanto el amor que sentía por él, que pensé que no podía estar equivocada al decidir ser una mujer. Sin embargo, antes de que se cumpliera el año, el doctor con quién consulté me refierió con un especialista en estos casos. Ahí es donde tuve las grandes preguntas de la vida.
-"¿Cómo te ha ido en tu nueva identidad?" me preguntó el especialista. A lo cual yo respondí felizmente que una mujer era lo que estaba destinada a ser, que finalmente sentía mi verdadero yo, que era un ser humano libre con mi nueva vida, y que estaba sumamente contenta. Pero la sonrisa en mi cara no duró mucho tiempo.
-"Muy bien, es bueno que pienses todo eso, pero tienes que darte cuenta de las cosas más profundas que implican que tu hagas el salto final para ser mujer" agregó.
-"Sí, sí, ya lo sé, quiero dar el pasó final, quiero continuar, ¡estoy lista!" continué diciendo alegremente.
-"Aunque termines tu transformación, tanto con cirugías y tratamiento hormonal, tú sabes que jamás vas a ser una mujer completa" comentó seriamente el especialista.
-"¿Qué es lo que quiere decir eso?" cuestioné intrigada, recordando las palabras tan hirientes que mi madre dijo hacía algunos meses... "tú no eres una mujer de verdad"
-"Pues entre otras cosas, nunca vas a poder procrear, no tienes, ni tendrás matriz, si te descuidas tu cuerpo se verá descompensado hormonalmente, el costo de operaciones y cirugías es muy costoso, la vaginoplastia no es tan efectiva, y puede que no obtengas los resultados que quieres...." siguió hablando el doctor como trantando de desilusionarme, de robarme mi sueño, mas yo desconecté mi mente de la conversación en las primeras palabras que el pronunció. No quería aceptar el hecho de que no era una mujer, simplemente la posibilidad no cabía en mi cabeza, me negaba rotundamente a esa realidad.
-"Entiendes lo que te digo" me instigó el especialista.
-"Sí, sí, lo entiendo todo, estoy consciente de todo eso que dijo." Le respondí un poco apática por la conversación, y agregué algo que de repente saltó en mi mente: "¿Qué pasa si no quiero quitarme mi pene?"
-"Entonces verdaderamente no quieres ser mujer, y tu transición no estaría completa" respondió secamente. En ese momento no sabía que existían mujeres transgénero que mantenían sus partes masculinas, como toda la información que me daban era médica-psicológica, mantener mi pene no era una opción en mis conversaciones, o era todo o nada.
Nuestra conversación terminó después de tratar otros puntos, y finalmente regresé a mi casa pensando en lo que el especialista me había dicho, pero aún decidida a continuar.
Curiosa por la simple idea de poder mantener mi pene en su lugar, comencé a investigar en internet sobre el asunto. En aquel tiempo el internet se contrataba por horas, en mi casa acabábamos de comprar una computadora con solamente 10 horas de acceso a internet por mes, no la había usado hasta ese momento porque estaba ocupada en otras cosas más interesantes (en Michelle, ¡claro es!), mas dadas las circunstancias decidí ver si podría hallar información al respecto. Para mi propio asombro hallé más de lo que esperaba. ¿Por qué no había pensado en investigar eso antes? Me pregunté en reclamo. No solamente encontré información acerca de la reasignación de sexo, hormonas, testimonios de mujeres transgénero, y todo eso, pero también hallé las fotos de las bellas mujeres que había visto en mi vida, con las cuales yo tenía algo en común: ellas también fueron hombres y aún mantenían sus partes masculinas. ¡Qué fantástico descubrimiento! La idea de que podía continuar mi transformación sin tanta complicación, me regresó la alegría. Es cierto, no podía tener hijos dentro de mí, o nunca iba a mestruar, ni nada de eso, pero iba a poder continuar con mi identidad como mujer, mas con algo extra entre las piernas.... eso me consoló mucho de las decepcionantes palabras del especialista.
Antes de que se acabaran mis horas de internet, imprimí algunas fotos de algunas chicas transgénero, y fui con mis padres para hacerles un juego.
-"¿Qué opinan de estas chicas?" les pregunté mostrándoles las fotos mientras comíamos juntos. Ambos estuvieron de acuerdo que eran todas hermosas.
-"¿Qué pensarían ustedes si les dijera que todas ellas eran hombres y que además tienen pene?" Los dos se quedaron viendo el uno al otro, como pensando que era una broma. -"¿Qué es lo que dices?" me preguntó mi papá.
-"Sí, todas estas eran hombres y ahora son bellas mujeres y yo quiero ser como ellas," agregué.
-"¿Cómo es esto posible? No creo que sea verdad," comentó mi mamá.
-"Pues sí lo es," y tomando la foto de Vaniity les mostré, añadiendo: "y yo quiero ser como ella."
Parece que mi argumento terminó de convencer a mis padres, especialmente a mi papá, que aunque ya me aceptaba como hija, tenía sus dudas acerca de cómo me iría en el futuro. El ver esas fotos, consolaron a mi papá en pensar que yo podría convertirme en una bella chica como cualquier otra, o en otras palabras, finalmente tuvo la confianza de que podría transformarme en una bella mariposa. En ese tiempo estabamos a unas semanas de completar el año de mi nueva vida como mujer, y también de tener que tomar una decisión final. Por supuesto que necesitaba el permiso y apoyo de mis padres para seguir adelante.
Algo realmente inesperado es que la actitud de mi papá cambió repentinamente. Él ahora se veía más entusiasmado que mi mamá para que yo diera mi última decisión. Me brindó su apoyo incondicional y también dijo que me ayudaría en todo lo que fuera aún imposible. Creo que el lazo padre-hija finalmente brotó en él, ya no era más su chico con quien pocas veces hablaba o jugaba, ahora era su niña, su hija, y parecía que él cambió favoreció mucho a nuestra relación.
Un mes antes de terminar la escuela y a unas dos semanas de cumplirse el plazo del año de prueba, mi papás me sorprendieron:
-"¡Te vamos a hacer una quinceañera!" me dijeron ellos inesperadamente.
-"¿¡Qué cosa!?" les respondí sin nada mejor que decir por la repentina noticia.
A lo que mis papás agregaron felizmente:
-"Sabemos que ya eres toda una señorita, y que ese es el camino que has decido tomar en tu vida, por lo que hemos platicado bien y hemos decidido hacerte una gran fiesta, con tus amigos, familia y todo eso."
Al principio me pusé algo nerviosa, "¡Todos van a estar ahí!" pensé preocupada, siendo que muchos en mi familia no sabían nada de mi transformación.
-"¿Qué mejor manera que una fiesta de quince años para presentarte al mundo como una mujer?" continuó diciendo mi papá con una gran sonrisa.
Debo de confesar que aunque al principio su idea me pareció muy loca, su entusiasmo y felicidad me terminaron convenciendo, después de todo como dicen: "Si lo sabe Dios que lo sepa todo el mundo."
-"Ok papá me parece bien, pero quiero que antes de hacer el quinceaños, este ya todo formalizado con respecto a mi transformación, que ya no haya vuelta atrás, que ya haya empezado con tratamiento hormonal, y que me prometas que a los 18 años me vas a regalar una cirugía plástica..." le demandé a él, ahora con una gran sonrisa en mi boca.
-"¿Cirugía? ¿Para qué?" me preguntó algo consternado.
-"Para mejorar mis pechos, aumentar mi cadera, afeminar más mi rostro, hacer un completo tratamiento para el vello del cuerpo, y para..." (claro que no mencioné nada de quitarme el pene... jeje)
-"¡Ok, ok!" me interrumpió cuando apenas estaba a mitad de mi lista. "Ahorrarré todo lo que pueda y de aquí a tus 18 años veremos que se puede hacer..."
Salté de felicidad, y dándole un beso a él y a mi mamá, me sentí muy entusiasmada y corrí a mi cuarto para hablarle a Michelle y a algunas amistades. Ese día sentí que todas las cosas en mi vida iban a mejorar, porque vi que finalmente iba a ser una mujer, y que iba a ser feliz. Todo lo que me había dicho el especialista se borró de mi mente al tener la confianza y apoyo de mis padres. Sí, era ya muy feliz.
Ya en mi cuarto le conté por teléfono a Michelle de mi fiesta y le pedí que fuera mi chambelán (pareja de baile en el quinceaños), a lo que por supuesto dijo que sí, pero me pidió que fuera a su casa para pedírselo en persona, advirtiéndome que si no iba a verlo no lo haría. Así que le pedí a mi papá que me llevara a casa de Michelle, no era muy tarde ya que estaba apenas atardeciendo, así que me llevó.
¡Michelle era un gran romántico! Al llegar a la puerta encontré una nota que decía, "por favor entra," y al entrar a la casa me di cuenta de un hermoso regalo: Velas encendidas, rosas en el piso, una botella de vino, unas flores, música suave, un perfume en el ambiente, "¡Qué bello!" pensé, mientras que me di cuenta que los papás de Michelle no estaban en casa (típico en ellos, y en Michelle para invitarme a su casa). El camino de flores me llevó hasta la sala donde encontré otra nota en el sofá-sillón (de tres asientos) que decía, "¡Feliz aniversario!" (upps, con tantas emociones se me olvidó completamente), y además la nota decía, "ponte ésta venda en los ojos." Así fue que me la pusé, me quedé sentadita y de repente unos labios me empezaron a besar el cuello...
-"¡Hola mi amor!" dije yo, a lo que murmurando a mi oído Michelle respondió:
-"Shhh, quedate calladita, y disfruta" en voz baja me ordenó, mientras que también ató mis manos por detrás con una suave cuerda.
Mientras disfrutaba de sus labios en mi cuello y hombros pensé "me hubiera puesto algo mejor para la ocasión, sólo traía una blusa de manga corta y unos jeans a la cadera, aunque eso sí me pusé unas zapatillas de tacón alto, y me maquillé un poco, pero me hubiera vestido mucho mejor...." mientras seguía castigándome en mi interior, Michelle subió la intensidad de sus besos, y comenzó a acariciarme, primero los hombros, luego de inmediato bajo a mis pechos...
Cuando una es adolescente estos momentos parecen eternos, cuando en realidad creo que solo fueron algunos minutos entre lo que me beso y comenzó a subirme la blusa, pero aún así lo disfruté mucho.
Después de que me subió la blusa y luego mi brassier (no me los podía quitar porque estaba atada de manos), Michelle me hizo recostar boca arriba en el sofá, y comenzó a besarme mis pechos y a acariciarlos con más y más intensidad. Yo todavía cubierta de mis ojos, solamente disfrutaba del momento, y me daba mucho placer saber que a Michelle le gustaba mi cuerpo. De repente, Michelle se detuvo, me hizo sentarme y me desató las manos, me quitó la blusa y el brassier. Aún con los ojos cubiertos me dio un suave beso y me dijo: "te compré un chocolate blanco, de los que te gustan" e inesperadamente sentí algo tocar mis labios, medio húmedo, al momento de mover mis manos para agarrarlo, sentí el cuerpo de Michelle (estaba completamente desnudo y ¡con su pene frente a mi boca!).
Estaba yo ya muy excitada, de inmediato lo probé dándole una mordida a ese gran pedazo de carne, me di cuenta que sabía a chocolate pues estaba todo cubierto, a lo que Michelle solo gimio de placer, aunque me pidió: "dale más suave para que no me lastimes, disfrútalo como si fuera un mango jugoso," así fue que poco a poco me lo metí en la boca, saboreándolo centímetro a centímetro, me terminé todo el chocolate en unos segundos, pero seguí metiéndolo una y otra vez en mi boca, aunque de repente de me hizo muy grande así que no me lo metí todo, pero seguí rozándolo suavemente con mis dientes, y usando mi lengua para jugar con él.
Seguía yo sentada y él de pie frente a mí cuando con mi manos poco a poco comencé a acariciar su vientre, y luego sus testículos, luego lo agarré de sus caderas para empujarlo más a mí y así comenzar a meterlo y a sacarlo más rápido de mi boca, esto excitó mucho a Michelle, lo cual me excitó mucho a mi también, con mis pechos desnudos moviéndose a la vez que me lo metía y sacaba de la boca, Michelle comenzó a calentarse mucho hasta que no pudo más y explotó dentro de mi boca. Mientras se disparaba toda esa leche caliente y espumosa, Michelle se detuvo gimiendo de placer, yo mientras me tragaba disparó a disparó toda su carga. Yo ya estaba a mil por hora, y no pudé ocultar mi erección cual era muy notoria con esos jeans apretados que traía puestos, pero como no veía nada, no supé si Michelle me vió o no.
Michelle me hizo acostarme en el sofá, solamente con mis jeans y zapatillas puestas, pero aún sin nada arriba. Él se acostó a mi lado, de tal forma que su pene daba a mi cadera, o mis espaldas a él, y mi pene dada al respaldo del sofá-sillón. Me abrazó por la cintura, y me besó en el cuello diciéndome, "gracias por mi regalo amor, me encantó." A lo que yo moví mi brazo y tomándolo por la nuca nos acercamos para darnos un dulce beso en los labios, y le dije, "me da gusto que te gustara mi cielo, gracias por la sopresa también..." (le dije con aliento a semen, jeje)
En segundos, la erección de Michelle bajó, y la mía poco a poco comenzó a ceder, (aunque me moría de ganas de llegar a un orgasmo, pero creo que esto le pasa a todas las mujeres, así que mejor pensé en irme acostumbrando.) Michelle se quedó dormido, yo me levanté sin despertarlo, me cambié, me pusé a recoger las flores del piso, y a limpiar lo demás. Lo arropé con una sábana que encontré en su cuarto, y esperé a mi papá a que viniera por mí. Le di un beso de despedida y me fui. Michelle no despertó en todo el tiempo que estuve allí, y tampoco quise despertarlo.
-"¿Cómo te fue hija?" me preguntó mi papá al subirme al carro.
-"Muy bien," le contesté de inmediato, "convencí a Michelle de que fuera mi chambelán," continué con una sonrisa traviesa.
-"Que bueno, ¿y comiste algo o quieres que compremos algo?" me sugirió ya en el camino a casa.
-"Solamente tomé algo de leche, pero no sé porque tengo mucha hambre" le dije tratando de hablar lo más seria posible, pero aún con mi sonrisa traviesa.
-"Ok, vamos a ver que comemos" me aclaró terminando la conversación, y sin sospechar nada....
"¿Cuándo le diré a Michelle mi secreto?...." se quedó en mi pensamiento toda la noche....
No olvides comentar o escribirme, y también leer mis otros relatos...
Besos,
Cary
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