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Crónicas de ciudad XVI

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Estuve como asesor en una producción fotográfica para una campaña publicitaria orientada hacia el público femenino, así la agencia había contratado a cuatro modelos colombianos de tez muy oscura, cuerpo esculpido a mano y rostro hermoso, lo resaltante aparte de la figura perfecta, en todos, era sus labios carnosos y sensuales. En la sesión de imagen corporal tuvimos la oportunidad de apreciarlos sólo con un pequeñísimo tapa rabo y mucho aceite en la piel, en esa sesión asistió toda la plana mayor de la productora, entre ellos el gerente general, un tipo de unos cuarenta, gay a juzgar por la atención que le ponía a su apariencia donde nada desentonaba, su asistente Max, un chico de no más de 22, afeminado y con demasiados ademanes femeninos que no hacían sino confirmar la sospecha que su charme sugería,

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lo cierto es que durante la sesión lo observé y pude apreciar muy bien la erección bajo el pantalón que le generó las poses y los cuerpos que generosamente se mostraban ante nosotros. Terminado todo fui convocado al despacho del gerente para acordar los detalles finales del trabajo que iniciaría a temprana hora del día siguiente, el gerente estaba ocupado me dijo Max mientras me observaba de pies a cabeza y pintaba en su rostro una sonrisa muy lasciva por cierto, me hice del burro, me sentó en un sillón junto a su escritorio y simulé una llamada de un amigo de cama, con quien supuestamente recordábamos los detalles de la alcoba compartida la noche anterior, Max escuchaba con disimulo al principio y mordiéndose los labios luego de tanta bobería que salía de mis labios, hice como que me despedí, guarde el móvil y dirigiéndome a él con una sonrisa, le pregunté si el gerente demoraría un tanto más, no me supo responder, le dije que iría al sanitario y por cualquier cosa allí estaría,

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detrás de mí también entro entró Max completamente alterado y sudoroso, me dirigí a un orinal, él se bajó los pantalones y también se puso junto a mí sin poder simular la espectacular erección que llevaba, no pudo arrancar ni una sola gota, en tanto yo sin problemas descargaba, lo miré le guiñé un ojo y le dije casi al oído, no te tortures más, dale, meté la mano y sentilo, no acababa de tirar la últimas gotas ni de pronunciar las últimas palabras y Max ya estaba sobándome los huevos y la pija, lo dejé hacer, pronto se puso de rodillas y con la cabeza junto al orinal empezó a chuparme los huevos con fuerza y destreza única que si bien debía soportar el ímpetu casi doloroso de sus chupadas que al mismo tiempo generaban en mi oleadas de placer que me hacían delirar, lo alentaba diciéndole: uy que goloso el Sr., y que tal si dejás que también explore la tuya, no me dejaba hacerlo sin embargo empezó a hacerme un espectacular garganta profunda que hace que me venga por completo dentro de su boca y garganta, no deja escapar nada, la paladea y se la traga, lo incorporo y le agradezco con un apasionado beso de lengua con la que recorro también todo su cuello, tetillas, abdomen marcado y pija, apena me da tiempo de meterla dos veces en la boca cuando dispara dentro cuatro o cinco chorros de sabroso semen con sabor fuerte a mentol y naranja, lo paladeo y se lo paso en medio de besos.

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Nos vestimos y volvemos a la antesala del despacho del gerente quien estaba con la puerta entreabierta y poniéndose la camisa bajo los pantalones, uno de los modelos colombianos se estaba poniendo los jeans, evidente fue el motivo de la espera, al rato salió el modelo, no saludó amablemente, luego del apretón de manos pude percibir que de ellas emanaban un fuerte aroma a pija y leche, ya en la oficina del gerente y luego de los saludos de rigor pude percibir en él esos mismos aromas que venía de la mano del colombiano, trabajamos discutimos enfoques e ideas y luego dimos por terminada la reunión, me invitó a cenar en el Italiano, hacia allá fuimos, en medio del aperitivo, se atrevió y me preguntó: y vos… qué onda? Me limité a responder escuetamente pero decididamente: la vos propongas, fue suficiente para invitarme a acabar la noche en su departamento, luego de la cena nos dirigimos hacia allá, lo que allí sucedió y quienes nos acompañaron, se los cuento en el siguiente relato.

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Soy Ariel Deborn

2 comentarios - Crónicas de ciudad XVI

barbarojaar +1
Me recalentaste, me dejante al palo a full
tontin031 +1
me gustan ver las shemale pero es bueno