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Ciudad de Putos (Relato gay) Parte 3

Parte tres : "Saldando cuentas"

Se incorporó y se abrochó todos los botones de la camisa. Seguía con la verga al palo, pero nada podía hacer. Se miró en el espejo para acomodarse un poco el pelo amotinado y lavarse la cara con agua. Acomodó su poronga para que no se notara y salió del baño. Todavía no podía creer lo que le había pasado. No hubiese esperado eso de Guille. Sus palabras todavía le resonaban en la cabeza. “Vos sabías que te quería. Vos sabés.” Pero el pibe estaba en pedo, no había otra respuesta.

En el salón todos tenían copas en la mano levantadas. Cruz lo vio salir del baño y fue corriendo hacia él con dos copas para darle una. Ya era el brindis de Lucía.

-Tomá Fede, te había perdido ya jajaja – El rubio seguía mamado. Ni se acordaba que le había dicho que iba al baño. El encuentro con Guillermo lo dejó desconcertado pero tuvo que forzar una sonrisa y sostener la copa.

Mientras Lucía daba su discurso y agradecía a la gente que la había apoyada y todo eso, Federico miraba al resto de las personas, buscaba al chico de cresta entre tantas caras pero no podía encontrarlo. Manu estaba sonriendo, pegado en un rincón a la mano de una minita tetona. “Se la debe haber dado hasta por la oreja. Que levante que tiene el hdp, lo que le haría si fuera puto.” Se deleitaba para sus adentros. Terminó Lucía su discurso con aplausos y besos, y todos se acercaron a saludarla. Después siguió la joda.

- Viste a Guille, Cruz?- Le preguntó Fede a su amigo.
- Ahhh, eso era porque tenías esa cara.- No le iba a contar todavía nada de lo que había pasado con él. Cruz estaba en pedo, Guille de novio, y no quería meter la pata.
- No boludo, para saludarlo!

Manu se acercó a los dos y tomó a Fede del hombro.

- Qué pasa?
- Vos seguime pá. Hay una minita que está buena que te tiene ganas.

No estaba de humor ya para nada, no tenía ganas de saber de pibas ni chongos, pero aún así Manu le terminó haciendo gancho con esta chica. Se llamaba Laura y era amiga de la piba que se había garchado Manu. Había quedado en la fiesta al pedo, porque no conocía a nadie. Al final Fede terminó hablando con ella para hacerle también la segunda a Manu. La chica no le disgustó, era muy linda, muy simpática y terminaron dándose los números antes de despedirse. Manu y Fede conversaban mientras volvían en el auto.

- Viste que es re linda boludo - Manu sonaba con aires de triunfo porque hace un rato la había puesto.
- Si, me cagué de risa con la minita.
- Te fichó de que llegamos me dijo. Fijate que onda si te cabe boludo, a mi me pareció re buena piba también.
- Se, tengo el número acá. Viste que estaba Guille, que locura, no?
- Ah, si? Ni lo vi a ese pelotudo.
- Estaba por ahí con la novia – Guille no tenía muy buena reputación con sus excompañeros. – Hablamos un toque de la vida.

Siguieron así comentando anécdotas de la joda hasta llegar a casa. Manu estacionó cerca del portón para que Fede bajase. Las ganas del de pelo largo de intentar robarle un beso siempre que se despedían así. Si hacía eso, conociéndolo a Manu que no tenía un pelo de puto, no le hablaría más.

- Nos vemos pá. – Le dijo Manu.
- Descansá trolín. – Se dieron un beso de amigos. – Tenemos que arreglar como hacer para ir allá, me acompañás vos entonces?
- De una, tenemos un mes igual todavía.
- Si, ya están reservados los pasajes, todo igual. Mi viejo arregló bien.
- Bueno hablamos entonces, andá a dormir.

Entró a casa, subió sin hacer ruido y se metió en su habitación. Era hijo único así que estaba como quería en su cuarto. Se sacó la ropa hasta quedar completamente en bolas. No dejaba de pensar en Guillermo. En ese beso, en esas palabras. No quería dormir, así que se tiró en la cama a soñar un poco despierto. Pensaba en como lo habían sorprendido en el baño de la fiesta. En como lo habían rozado de a poco. Recordaba el tacto de las manos de Guille sobre él, como jugaban con su espalda, con su cintura. Como lo sentía pegado y recibía su calor, su olor a macho. Cerraba los ojos y lo veía sobre él. Volvía a estar en ese baño, con el chico de cresta enfrente de él que lo tocaba sin miedo, torpemente, brutalmente. Bajaba por su espalda y le agarraba las nalgas, las apretaba y jugaba con ellas. Formaba círculos en el agujero de su culo y lo arañaba. Guillermo estaba en su cabeza y encendía todos sus sentidos. En la habitación, la mano de Fede desnudo comenzaba a bajar despacio por su cuerpo y empezaba a acariciarse su pecho con pelos, sus pezones. Lo sentía a Guille sobre él, el sabor de sus besos, de esos finos labios. Su barba le raspaba el cuello. Se mojó los dedos con saliva y acarició su tronco que ya estaba erecto. Apretaba sus pezones con otra mano. Pero no eran sus manos, eran las manos de Guillermo las que sentía que se movían sobre él. Con la punta del dedo hacía movimientos circulares sobre su frenillo, cosa que lo hacía exaltarse de placer. Guille seguía dentro de él, lo besaba, lo sentía. Quería saldar lo que había empezado esa noche en el baño. Lo tomó de la cintura borracho, y con bronca lo llevó contra una pared del servicio público. Bruscamente arrancó su cinturón y bajó sus lompas hasta los tobillos. Fede sentía la presión que este ejercía contra su cuerpo, como lo dominaba. Guillermo lo abrazó de espaldas mientras le chupaba el cuello con ganas, mordía el lóbulo de su oreja, le respiraba en la nuca. El culo de Fede gracias a estos movimientos del de cresta, pedía a gritos que lo reventaran a pijazos, que se lo culearan como a nadie. El bruto que estaba atrás se arrancó el pantalón dejando al descubierto una poronga mojada totalmente al palo. Se agachó como pudo y comenzó a lamer el culito desesperado de Federico, succionando su ano con ganas, a lo que este devolvía gemidos de placer.

Mientras en su cama el de pelo largo no había aguantado, y llenándose de saliva la mano se había introducido dos dedos en el culo y se refregaba la chota con la otra mano. Evocaba a su amigo y sentía como le daba puntazos con la lengua en el agujero del orto, hasta que luego de terminar el juego del beso negro se paró y apunto su verga a ese culo sediento. Fede le pedía a gritos que se lo coja. Lo rodeó con los brazos, y como un animal Guillermo trataba de ensartarlo de un solo movimiento. Lo logró fácilmente. La chota del moreno se iba abriendo camino en el culo blanco y dilatado de Federico. Este podía sentir sus gemidos. Su glande entró adentro suyo de un golpe, lo que le provocó expulsar un grito que tenía guardado. Su tronco después del primer movimiento se iba abriendo paso explorando el cuerpo del de pelo largo, conociendo esta nueva sensación de empomarse a un hombre.Se dio cuenta que había entrado todo su pedazo cuando los pelos de la garcha de Guille lo estaban tocando por atrás. Respiraban profundo y se lo cojía con ganas, pero a la vez con cuidado. Le chupaba el cuello y le acariciaba la chota con una de sus manos. Lo hacía suyo al cien por cien, y Fede no quería ser de nadie más. Desde su cama, el flaco con los ojos cerrados estaba a punto de llegar al clímax. Sentía como su amante lo manipulaba por cada rincón de su cuerpo. Su carne encastrada en su cola, el roze de sus ingles que golpeaban contra sus nalgas, su olor a hombre. La fantasía se estaba convirtiendo en su mundo. Federico gemía solo en su casa de placer. Masajeaba su orto con bronca, apretaba su verga y la movía hacia arriba y abajo, Estiraba su piel con fuerza en descenso. Frotaba sus pies contra las sábanas. Estaba a punto de acabar, pero antes de eso decidió hacer una última cosa. Con la verga chorreando sus fluidos y el cuerpo mojado se sentó en el escritorio de su computadora para buscar el perfil en facebook de su amante y poder verle la cara antes de acabar. Ahí estaba él, mirando a la cámara sonriente. Los dedos de Fede hacían clicks a full pasando sus fotos mientras su mano izquierda refregaba su pene a mil por hora. Tenía que saciar sus incontrolables ansias. De golpe sintió como desde lo más profundo de su cuerpo llegaba. “Si!” Guille quien lo controlaba en ese momento lo había hecho llegar al éxtasis en una última sacudida, convirtiendo su fantasía en un charco de leche espesa que terminó en su pecho. Complacido miró el monitor para ver la cara sonriente del muchacho que lo volvía loco. Cerró los ojos para despedirse y pudo sentir como volvía al baño, donde Guillermo exhausto, con un último empujón eyaculaba su néctar dentro de sus entrañas que lo quemaban y sonreía con la misma cara de la foto de perfil. Luego volteaba a Fede dejando sus vergas flácidas chocarse y le zarpaba un dulce y profundo beso. Al terminar con esa ficción, Federico se lavó y se metió en la cama. Sabía que tarde o temprano iba a tener que hablar con el chico que en ese momento dominaba su cabeza. “El tren pasa solo una vez, no pienso perderlo”.

3 comentarios - Ciudad de Putos (Relato gay) Parte 3

alexitohot +1
segui! Me encantan tus relatos!
AlanSouto
pienso terminar la serie hoy asi q t dejo 2 puntines x relato! excelentes todos se merecen mas de 10