La luz se encontraba apagada, pero la luna daba la iluminación justa para lo que él buscaba. Como yo duermo con mi oreja izquierda sobre la almohada, me encontraba dándole la espalda a su cama, pero enfrentando a su ventana. Fue entonces que sentí que sus pasos lo llevaron a tapar la luz que entraba por la ventana, y posicionarse entre esta y yo mismo. La curiosidad invadía cada milímetro de mi cerebro, preguntándome que maldad estaría planeando. Ya habíamos pasado la edad en la cual es gracioso pintar caras, o poner yerba o pasta de dientes en la boca; algo estaba por hacer, y yo no sabía qué.
Nuevamente empezó a mover mi cuerpo, pero ahora a todo o nada. Agarraba mi mano y la levantaba, la movía, la soltaba. Yo fingía molestia, y movimientos, como creo que haría si estuviera dormido. Mi idea era asustarlo apenas empezara su maldad, y que no pudiera salirse con la suya. Lo que pasó después, nunca lo imaginé.
Nuevamente jugando con mi mano, la levantó de la posición en la que se encontraba. Sin embargo, esta vez tardó más en actuar. Estaba temblando, y respirando fuerte, murmurando palabras ininteligibles para sí. Intentaba dilucidar qué pasaba hasta que sentí algo en mi mano. Quedé totalmente inmóvil al darme cuenta de lo que se trataba. Cuando reaccioné, cambié mi posición, quedando mi espalda de su lado, y escondí mi mano, que sentía sucia, usada. Respiré profundamente, largando un ronquido fingido para justificar mi movimiento; él no desistió.
¿Qué le estaba pasando por la cabeza? Quería salir corriendo, no por sentirme asqueado, sino por miedo a lo que estaba sucediendo; mi cuerpo estaba respondiendo al suyo, como horas antes había respondido al de su hermana, nada tenía sentido. Pero siguió. Agarró esta vez mi otra mano, y la forzó a que agarrara lo que él quería. Yo trataba de forzarla, simulando estar siendo molestado, pero él tenía todas las de ganar. Estaba haciendo que yo jugara con su miembro totalmente fuera de mi voluntad; mi mano estaba siendo violada y no había nada que pudiera hacer, o nada que quisiera hacer, hasta que de repente paró.
La locura debía estar afectándolo, porque eso era recién el comienzo. Inmediatamente me desterró de toda señal de sábanas que estuvieran entre su vista y mi cuerpo. Tomó el pantalón que yo estaba usando, quedando mi cuerpo al desnudo total, y su voluntad absoluta. No hubo nada que yo pudiera hacer para fingir mi erección, pero tampoco hubo nada que yo quisiera hacer para lograrlo. Tímidamente comenzó a tocar todo, como si fuera de su propiedad, realizando movimientos que solo me hacían confundir más. No fue hasta que comenzó a usar su boca que me di cuenta que todo estaba perdido.
En mi cabeza pasaba la idea de mostrarle que no estaba dormido, de hacerle notar que estaba sintiendo un enorme placer con lo que me hacía, pero tenía mucho miedo por como pudiera llegar a reaccionar. Su lengua parecía experta, y sus labios provocaban un éxtasis como ningún otro. Luego de unos minutos de su juego, pareció aburrirse, dejándome tan necesitado de acabar con aquella situación, que más hubiera querido tirarme arriba suyo allí mismo, y hacer algo de lo que nunca me perdonaría, pero que necesitaba; me contuve.
Sin embargo, él no había terminado. Dejando mi cuerpo usado, era tiempo de que él disfrutara nuevamente. Empecé a sentir que tocaba mi cara, como buscando mis labios, pero el olor lo delató. Claramente quería que yo, dormido yo, hiciera lo que él mismo había hecho segundos atrás. No estaba para nada dispuesto a hacerlo, pero algo me ganó en mi interior. Ayudado por sus manos, abrió mi boca, mientras yo hacia mi parte, y dejó que mi lengua lamiera todo lo largo de su miembro. La sensación fue horrible, pero el calor corporal pudo más. Luego de no mucho su cuerpo empezó a estremecerse y se fue corriendo al baño, o al menos eso me pareció.
Fingí sentir frío para tener una excusa para taparme con la sábana. Sin embargo, al volver, me volvió a poner el pantalón como pudo, y me dio un beso en la boca. Tenía que irme de esa casa cuanto antes. Nada bueno podía llegar a salir de todo esto.
Nuevamente empezó a mover mi cuerpo, pero ahora a todo o nada. Agarraba mi mano y la levantaba, la movía, la soltaba. Yo fingía molestia, y movimientos, como creo que haría si estuviera dormido. Mi idea era asustarlo apenas empezara su maldad, y que no pudiera salirse con la suya. Lo que pasó después, nunca lo imaginé.
Nuevamente jugando con mi mano, la levantó de la posición en la que se encontraba. Sin embargo, esta vez tardó más en actuar. Estaba temblando, y respirando fuerte, murmurando palabras ininteligibles para sí. Intentaba dilucidar qué pasaba hasta que sentí algo en mi mano. Quedé totalmente inmóvil al darme cuenta de lo que se trataba. Cuando reaccioné, cambié mi posición, quedando mi espalda de su lado, y escondí mi mano, que sentía sucia, usada. Respiré profundamente, largando un ronquido fingido para justificar mi movimiento; él no desistió.
¿Qué le estaba pasando por la cabeza? Quería salir corriendo, no por sentirme asqueado, sino por miedo a lo que estaba sucediendo; mi cuerpo estaba respondiendo al suyo, como horas antes había respondido al de su hermana, nada tenía sentido. Pero siguió. Agarró esta vez mi otra mano, y la forzó a que agarrara lo que él quería. Yo trataba de forzarla, simulando estar siendo molestado, pero él tenía todas las de ganar. Estaba haciendo que yo jugara con su miembro totalmente fuera de mi voluntad; mi mano estaba siendo violada y no había nada que pudiera hacer, o nada que quisiera hacer, hasta que de repente paró.
La locura debía estar afectándolo, porque eso era recién el comienzo. Inmediatamente me desterró de toda señal de sábanas que estuvieran entre su vista y mi cuerpo. Tomó el pantalón que yo estaba usando, quedando mi cuerpo al desnudo total, y su voluntad absoluta. No hubo nada que yo pudiera hacer para fingir mi erección, pero tampoco hubo nada que yo quisiera hacer para lograrlo. Tímidamente comenzó a tocar todo, como si fuera de su propiedad, realizando movimientos que solo me hacían confundir más. No fue hasta que comenzó a usar su boca que me di cuenta que todo estaba perdido.
En mi cabeza pasaba la idea de mostrarle que no estaba dormido, de hacerle notar que estaba sintiendo un enorme placer con lo que me hacía, pero tenía mucho miedo por como pudiera llegar a reaccionar. Su lengua parecía experta, y sus labios provocaban un éxtasis como ningún otro. Luego de unos minutos de su juego, pareció aburrirse, dejándome tan necesitado de acabar con aquella situación, que más hubiera querido tirarme arriba suyo allí mismo, y hacer algo de lo que nunca me perdonaría, pero que necesitaba; me contuve.
Sin embargo, él no había terminado. Dejando mi cuerpo usado, era tiempo de que él disfrutara nuevamente. Empecé a sentir que tocaba mi cara, como buscando mis labios, pero el olor lo delató. Claramente quería que yo, dormido yo, hiciera lo que él mismo había hecho segundos atrás. No estaba para nada dispuesto a hacerlo, pero algo me ganó en mi interior. Ayudado por sus manos, abrió mi boca, mientras yo hacia mi parte, y dejó que mi lengua lamiera todo lo largo de su miembro. La sensación fue horrible, pero el calor corporal pudo más. Luego de no mucho su cuerpo empezó a estremecerse y se fue corriendo al baño, o al menos eso me pareció.
Fingí sentir frío para tener una excusa para taparme con la sábana. Sin embargo, al volver, me volvió a poner el pantalón como pudo, y me dio un beso en la boca. Tenía que irme de esa casa cuanto antes. Nada bueno podía llegar a salir de todo esto.
3 comentarios - Mi mejor amigo lo hizo