El relato a continuación es algo que me sucedió hace algunos años, cuando yo tenía como 20 años, fue en un campamento de "boy scouts" con la persona menos esperada, pero fue tan fuerte que aún lo recuerdo como una de las experiencias más impactantes de mi vida.
Todo comenzó la primera tarde antes de llegar a nuestro destino, el cual era una comunidad rural dentro de uno de los pueblos de nuestro estado. Viajamos un grupo de unos 10 o 13 personas, todos entre los 17 y 23 años de edad, íbamos hacia una comunidad donde pudiéramos acampar. El viaje había sido largo y aún no llegábamos, estábamos en el pueblo principal descansando en la casa de una señora que nos dio asilo por esa tarde, una parte del grupo había ido a pasear al pueblo y los demás nos quedamos a "dormir" en una cama.
Ahí estábamos, descansando, platicando y jugando cuando Sofía, una niña de como 18 años me empezó a hacer cosquillas, después todos los que estábamos en la cama 2 hombres y 3 mujeres nos empezamos a molestar y a hacer cosquillas, fue algo divertido e inocente, hasta que Sofía, con toda la intención de coquetear empezó a sobar los huesos de mi cadera, lo cual hizo que yo empezara a sentir cosas de más y a en cierta parte detener el juego, pues dije, - no me toques ahí que son botones de placer.- nos reímos y lo dejó de hacer, pero Leonardo, el otro hombre que estaba en la cama me pregunto - ¿cómo que botones de placer? - a lo que yo le dije, - si, mira - y sin malicia, o ninguna intención sexual, empecé a masajear sus huesos de la cadera, Leoe se estremeció y se sorprendió, yo deje de hacerlo pero me di cuenta que en el acto nuestros cuerpos se habían rozado demasiado y cuando los dos nos dimos cuenta nuestras miradas se cruzaron y fue como si el tiempo se hubiera detenido por unos instantes. Sentí una fuerte energía y un nerviosismo el cual había dejado de sentir hace tiempo, era como si nunca hubiese tocado un cuerpo, como si fuera virgen de nuevo, fue muy fuerte y sorprendente.
Esa fue la primera y más pequeña de nuestras interacciones, por suerte las demás niñas no se dieron cuenta de lo que había pasado. Y así continuamos el viaje, llegando hasta la comunidad, un lugar de paisajes hermosos en plena sierra con clima tropical y una vegetación abundante, el terreno no nos permitió acampar por lo que todo el grupo nos quedamos a dormir en un tipo cuarto, que funcionaba como centro de reunión para la comunidad. Por las mañanas y el día teníamos nuestras actividades normales, pero por la noche sucedieron más interacciones que jamás olvidare.
La primer noche dormí entre Sofía y Leo, Sofía quería que pasara algo entre nosotros, pero ella no era de mi agrado, no es que Leo fuera el niño más hermoso del mundo, es más, era joven, de facciones algo irregulares, algo de grasita, como de restos del niño gordo que fue en su infancia, pero ahora la salir de la pubertad ya solo era una pequeña llantita, pero su forma de ser tan simpática, su buen sentido del humor y su inocencia me cautivaban. Esa noche dormíamos y de repente sentí que su pie rozaba con el mío, sentí demasiado nerviosismo, no sabía porque, pero era algo que no podía ignorar, pensé que no era intencional y que él sólo lo hacía por arruyarse, al fin conseguí dormir, pero no pude dejar de pensar en el en todo el día siguiente.
La segunda noche dormíamos otra vez juntos Leo y yo, cabe mencionar que los 13 estábamos en el mismo cuarto, la mayoría ya estaba dormida, pero Leo no podía dormir, pues el ruido exterior lo había asustado, yo me puse en mi papel de uno de los grandes del grupo e intente que no le diera miedo y pues lo que se me ocurrió hacer fue abrazarlo, y al tenerlo entre mis brazos me di cuenta que tal vez no había sido la mejor decisión, no sabía si a él le gustaban los hombres, si se enojaría, asustaría más o se molestara conmigo y dejara de hablarme, pero él se relajó se sintió protegido y pudo dormir, en cambio, yo no pude dormir, estaba nervioso, sorprendió y tocar su piel, y sentirlo seguro entre mis brazos era demasiado, era un placer diferente a todo lo que había vivido antes, y después me di cuenta que mi pene estaba lo mas erecto que podía, eso me sorprendió, pues no pensé que él me atrajera físicamente, pero pues mi pene pensaba lo contrario y mi piel se sentía atraída a él como un imán, era algo que no podía evitarlo, y pues como él estaba dormido yo deje que mi piel se juntara lo más posible a la suya, separando solamente mis caderas para que no sintiera el pedazo de carne dura latiendo por él. Así dormimos y su pie volvía a rozar mi pierna.
Los días siguieron pasando como si nada, tan solo miradas y sonrisas, todo lo demás como si no pasará absolutamente nada. La tercera noche, "casualmente" volvía a dormir entre Sofía y Leo, pero Sofía había intensificado si idea de coquetearme, por lo que yo trataba de ignorarla y juntarme más con Leo, y en un movimiento mi mano se junto con la de Leo y nos tomamos y empezó a hacerme cariños en ella, por lo que Sofía desapareció de mi mente pues el solo roce de uno de sus dedos hacía que toda mi piel se tensara, mi respiración se incrementaba y el corazón latía rapidísimo. Así los cariños fueron subiendo de nivel y en unos minutos estaban en contacto nuestras piernas, nuestras manos y a veces nuestro pecho, la distancia era tan corta que oía su respiración, nos movíamos silenciosamente, tratando de no despertar a nadie y yo tratando de huir de Sofía que intentaba abrazarme cada que podía, pero obviamente yo estaba más interesado en el muchacho que en ella.
Así estábamos pasando la noche tocando nuestras extremidades de forma que pareciera inocente, frotándonos como dos amantes a los cuales se les ha prohibido tocarse. Hasta que su mano decidió explorar mi pecho tocándolo seductoramente, y por primera vez,para mi sus intenciones eran claras, sabía que quería lo mismo que yo, sabía que él estaba ansioso por besarme como yo estaba tan ansioso de besarle y tocarlo, así que decidí tocarlo, acariciar su cuerpo y meter mis manos dentro de su playera sintiendo esa piel suave. El comenzó a explorar más abajo, más abajo de lo que yo esperaba y empezó a tocar mis piernas, yo ahogaba mis suspiros para que nadie nos escuchara y gozaba como sus manos recorrían mi piel, era mágico, era erótico, me mareaba y me fascinaba. Sin palabras, dos cuerpos hablando, conquistándose, reconociéndose como si antes ya se hubieran tocado. El decidió explorar lo único que no nos habíamos tocado, la parte de cuerpo que cubría nuestra ropa interior, en mi caso, calzones ajustados y cortos, no el típico calzón de niño, un bóxer corto, ajustado, color negro, él unos bóxers de los sueltos y holgados, con estampado de cuadros, nada sensuales, pero imaginarme lo que había dentro me volvía loco. Así que le decidió dar otra vez uno de los primeros pasos y comenzó a acariciarme una pompi, de forma suave pasando de una a otra haciéndome sudar y suspirar de deseo, por lo que yo respondí a aventurarme metiendo la mano por uno de los hoyos de las piernas de su bóxer y tocar su pene, el cual estaba goteando lubricante y tocarlo fue algo realmente electrificante, pero fue algo que duro muy poco, a penas lo había tocado y había sentido es pedazo de carne caliente, él se detuvo y freno todo contacto alguno, su respiración se volvió agitada y ese calor se convirtió en miedo y angustia.
Yo estaba desconcertado, pensé que había ido muy lejos al tocar su virginal miembro, pensaba yo, por lo que le dije:
- ¿Estás bien?
- No.- Respondió él.
- ¿Quieres que salgamos a tomar aire fresco? - Lo dije sin ninguna intención de apartarnos del grupo y continuar afuera, si no de realmente tranquilizarlo, pensaba yo, que lo que había pasado había sido tan sólo un momento de confusión para él y que no le gustaban los hombres. Me dijo que si quería salir y así lo hicimos.
Estando afuera se tranquilizó, yo quise empezar la plática, diciendo que lo que había hecho era completamente normal, que no lo hacía forzosamente gay, que le pasaba a cualquiera y que no se preocupará, que podíamos detenerlo en ese momento y nadie se enteraría. Pero mi sorpresa fue que me miro y soltando una leve risa me dijo:
- Soy gay, de hecho tengo novio. - No supe que pensar, me bloquee por un momento sintiéndome un simple amante y un golfo.
- Yo también soy gay, - dije - pero nunca he tenido novio. - No había tenido novio formal, pero si experiencias esporádicas.
- Bueno no sé si tengo novio o no. - Volvió a reír. - Últimamente nos peleamos mucho y se podría decir que estamos en un "break".
Platicamos como 10 minutos sobre nuestras experiencias y decidimos dejar lo sucedido como algo que no debió de haber pasado y olvidarlo. Yo no quería seguir pues no quería ser el motivo para que peleara con su pareja, pero no me arrepentía de lo que había pasado, pues aunque no pasó mucho fue demasiado erótico. Regresamos al cuarto a dormir con el grupo.
Ya estábamos acostados, decididos a volver dormir cuando volteo y me dijo suavemente al oído.
- No puedo dormir, quiero seguir haciendo lo que estábamos haciendo, ¿Qué onda? - Yo debí de haber dicho que no, pero no podía resistirme a esas manos, no podía evitar el calor de su cuerpo y dije:
- Esta bien. Y sin pensarlo lo primero que hicimos fue besarnos, después de tanto manoseo, nuestros labios por fin se juntaron, no fue el mejor beso de mi vida, de hecho fue uno de los peores, pero su aliento era hipnotizante, suavemente empecé a besarlo y a mostrarle como me gustaba que me basarán y aprendió rápido, nuestras manos recorrieron todos nuestros cuerpos y me aventuré a volver a meter una mano por sus bóxers, pero ahora no hubo resistencia, solo placer, nuestros penes estaban completamente erectos, mojados de la punta y calientes, nos seguíamos besando y tocando, todo en absoluto silencio, para que nadie se diera cuenta. El calor que producíamos calentó todo el cuarto. Y así estuvimos como dos amantes a los que se les había prohibido tocarse pero ahora podían hasta besarse, nada más, solo besos y caricias, pues había más personas a nuestros lados. Nos quedamos dormidos abrazados fue tan bello, fue mágico, fue como mi primera vez, después de 4 años sin virginidad, la perdí a los dieciséis con un amigo.
Al día siguiente, ya no había otra noche, las noches de placer se habían acabado, regresaríamos a la ciudad esa noche. Yo no sé si él lo buscaba o no, pero yo lo miraba cada que podía, sus ojos me tenían hechizado, su voz era la única que escuchaba, pero él no mostraba interés alguno, pues de día todo era siempre muy discreto. Pensé en dejarlo hasta ahí y no insistir más, al fin y al cabo él tenía asuntos que resolver con su pareja y lo menos que quería era ser un golfo o un baja novios.
Caminaba yo por un sendero en la comunidad a mis lados solo había arboles y montaña, pensando en todo el viaje, en las actividades que habíamos hecho, los concursos, en que mi equipo había quedado en último lugar, cuando de entre la maleza y el follaje se asoma su rostro y me ve con una mirada seductora, que ni siquiera él sabía que poseía, pero yo caí de nuevo en su juego y entre con él a la selva, dejando atrás el sendero iluminado. Ahí, entre arboles de plátano, papaya y muchas plantas más, nos perdimos en un beso, un beso que hizo que mi cuerpo reaccionara inmediatamente y recuperara lo que habíamos hecho la noche anterior, mi pene se erecto inmediatamente al igual que el suyo, ahora lo podía sentir debajo de la tela de sus ropas, pero junto al mío masajeando mi ingle, nos abrazamos y recorrí mis manos a través de su espalda, el me tomo con una mano del cabello, e inclinando mi cabeza comenzó a besarme el cuello, yo baje mis manos hasta acariciar sus nalgas y espalda, dedicando tiempo a la parte donde no es ni espalda ni pompis esa curva pronunciada que me volvía loco, entonces el me dijo que quería hacer algo más, que si yo estaba dispuesto, a lo que le dije que era obvio que sí, de otra forma no estaría con él en medio de la selva.
Entonces él comenzó a besar con más fuerza mi cuello. Y fue dándome un cálido beso que recorrió desde mi cuello hasta la cadera, metiendo sus manos por debajo de mi playera, tocando mi pecho, y mis pezones, yo sentía que mis poros se transformaban cada que el pasaba su mano por alguna parte de mi cuerpo, levante su playera para poder estar en contacto piel con piel, mi cuerpo lo pedía a gritos, no resistía el no ser tocado por él.
Entonces llegó hasta donde esperaba que llegará, su boca estaba masajeando los huesos de mi cadera y con su mano tocaba mi pene y mis testículos por encima de mi pantalón, verlo arrodillado frente a mí, con sus labios tan cerca de mi pene, me ponía muy caliente, tanto que sentía contracciones en los músculos de mi espalda. Por fin con sus manos desabrocho mis pantalones y los bajó hasta mis tobillos, en mis bóxers se notaba el bulto de mi crecido miembro y las gotas de humedad que habían salido gracias a la excitación. Clavando sus ojos en los míos con una cara que denotaba una sensualidad inocente, como si fuera algo que nunca hubiera hecho, pero que sabía exactamente cómo hacerlo, yo supuse que él obviamente tenía experiencia haciendo esas cosas, pero aún así la torpeza de sus movimientos y su sensualidad tan pura me hacían subir al cielo del placer y de lo erótico. Con sus manos bajó mis bóxers y mi pene se liberó de aquél cautiverio, quedando totalmente erecto frente a su rostro, el lo vio y gentilmente lo toco con las yemas de sus dedos, acerco su rostro a él y después de suspirar de placer comenzó a respirar tan cerca de mi pene que podía sentir el aire caliente recorrer todo el tronco de mi pene, rígido como una piedra. Sacó su lengua y comenzó a lamer de arriba hacia abajo mi pene, esporádicamente jugaba con su lengua en mi glande, olía mi vello púbico, no muy abundante, pues siempre he sido lampiño, después dejó de lamer mi pene para besar mis caderas, dando lengüetazos comenzó a viajar por mi pierna, mi muslo, acercándose cada vez más a la zona genital de nuevo, aquello me volvía loco, cada parte que recorría con su saliva se derretía ante sus encantos, de esa manera llego hasta mi testículo y cuando su lengua tocó mis huevos por primera vez, el escroto se contrajo provocándome una sensación de placer diferente a cualquier cosa que haya sentido antes, y si me habían lamido los testículos antes, pero esa lengua era diferente, sabía la velocidad y la intensidad adecuada para mi piel, tenía la temperatura ideal, no sé que tenía, sólo sé que fue irreal, fue in desborde de emociones, fueron todas las terminaciones nerviosas en unión sintiendo cada poro de su piel, en cada célula de mi piel había una gran celebración, era lo más rico que había sentido, era sensual, era prohibido, era él, y con eso me bastaba.
Lo que viví en esos momentos fue increíble, toda esa adrenalina de estar escondido, lo inesperado, toda la sensualidad de nuestros cuerpos con la ropa a medio quitar, fue una experiencia única, lo gocé como nunca había hecho. Decidí devolver el favor oral que había recibido, después de un rato de disfrutar el interior de su boca con mi pene tome de las mejillas y lo dirigí hacia mí, para probar el nuevo sabor de su boca, fue un beso delicioso, fue apasionado y tierno.
Después de besarlo recorrí su pecho a besos y llegue hasta su pene, lo tome y comencé a masturbarlo después di lengüetazos en su glande cubierto por el prepucio el cual deslice hacia atrás, su cabecita estaba totalmente lubricada, tenía un sabor muy fuerte y delicioso. Después de chupársela por un rato me levante y nos besamos de nuevo. Me puse a su lado y comencé a masturbarlo él hizo lo mismo hasta que termino viniéndose en mi mano, sentir su semen caliente fue delicioso.
Cuando él termino se hinco delante de mí, y comenzó a mamármela de nuevo, mientras con la mano me acariciaba los huevos y las piernas eso me prendió mucho así que decidí a terminar, tome mi pene y comencé a masturbarme mientras él chupaba la cabecita de mi pito, me corrí y tuve un orgasmo increíble.
Terminaré ahí mi relato pues fue algo largo, obviamente la historia no termina ahí, si les interesa la puedo contar en otro post.
Todo comenzó la primera tarde antes de llegar a nuestro destino, el cual era una comunidad rural dentro de uno de los pueblos de nuestro estado. Viajamos un grupo de unos 10 o 13 personas, todos entre los 17 y 23 años de edad, íbamos hacia una comunidad donde pudiéramos acampar. El viaje había sido largo y aún no llegábamos, estábamos en el pueblo principal descansando en la casa de una señora que nos dio asilo por esa tarde, una parte del grupo había ido a pasear al pueblo y los demás nos quedamos a "dormir" en una cama.
Ahí estábamos, descansando, platicando y jugando cuando Sofía, una niña de como 18 años me empezó a hacer cosquillas, después todos los que estábamos en la cama 2 hombres y 3 mujeres nos empezamos a molestar y a hacer cosquillas, fue algo divertido e inocente, hasta que Sofía, con toda la intención de coquetear empezó a sobar los huesos de mi cadera, lo cual hizo que yo empezara a sentir cosas de más y a en cierta parte detener el juego, pues dije, - no me toques ahí que son botones de placer.- nos reímos y lo dejó de hacer, pero Leonardo, el otro hombre que estaba en la cama me pregunto - ¿cómo que botones de placer? - a lo que yo le dije, - si, mira - y sin malicia, o ninguna intención sexual, empecé a masajear sus huesos de la cadera, Leoe se estremeció y se sorprendió, yo deje de hacerlo pero me di cuenta que en el acto nuestros cuerpos se habían rozado demasiado y cuando los dos nos dimos cuenta nuestras miradas se cruzaron y fue como si el tiempo se hubiera detenido por unos instantes. Sentí una fuerte energía y un nerviosismo el cual había dejado de sentir hace tiempo, era como si nunca hubiese tocado un cuerpo, como si fuera virgen de nuevo, fue muy fuerte y sorprendente.
Esa fue la primera y más pequeña de nuestras interacciones, por suerte las demás niñas no se dieron cuenta de lo que había pasado. Y así continuamos el viaje, llegando hasta la comunidad, un lugar de paisajes hermosos en plena sierra con clima tropical y una vegetación abundante, el terreno no nos permitió acampar por lo que todo el grupo nos quedamos a dormir en un tipo cuarto, que funcionaba como centro de reunión para la comunidad. Por las mañanas y el día teníamos nuestras actividades normales, pero por la noche sucedieron más interacciones que jamás olvidare.
La primer noche dormí entre Sofía y Leo, Sofía quería que pasara algo entre nosotros, pero ella no era de mi agrado, no es que Leo fuera el niño más hermoso del mundo, es más, era joven, de facciones algo irregulares, algo de grasita, como de restos del niño gordo que fue en su infancia, pero ahora la salir de la pubertad ya solo era una pequeña llantita, pero su forma de ser tan simpática, su buen sentido del humor y su inocencia me cautivaban. Esa noche dormíamos y de repente sentí que su pie rozaba con el mío, sentí demasiado nerviosismo, no sabía porque, pero era algo que no podía ignorar, pensé que no era intencional y que él sólo lo hacía por arruyarse, al fin conseguí dormir, pero no pude dejar de pensar en el en todo el día siguiente.
La segunda noche dormíamos otra vez juntos Leo y yo, cabe mencionar que los 13 estábamos en el mismo cuarto, la mayoría ya estaba dormida, pero Leo no podía dormir, pues el ruido exterior lo había asustado, yo me puse en mi papel de uno de los grandes del grupo e intente que no le diera miedo y pues lo que se me ocurrió hacer fue abrazarlo, y al tenerlo entre mis brazos me di cuenta que tal vez no había sido la mejor decisión, no sabía si a él le gustaban los hombres, si se enojaría, asustaría más o se molestara conmigo y dejara de hablarme, pero él se relajó se sintió protegido y pudo dormir, en cambio, yo no pude dormir, estaba nervioso, sorprendió y tocar su piel, y sentirlo seguro entre mis brazos era demasiado, era un placer diferente a todo lo que había vivido antes, y después me di cuenta que mi pene estaba lo mas erecto que podía, eso me sorprendió, pues no pensé que él me atrajera físicamente, pero pues mi pene pensaba lo contrario y mi piel se sentía atraída a él como un imán, era algo que no podía evitarlo, y pues como él estaba dormido yo deje que mi piel se juntara lo más posible a la suya, separando solamente mis caderas para que no sintiera el pedazo de carne dura latiendo por él. Así dormimos y su pie volvía a rozar mi pierna.
Los días siguieron pasando como si nada, tan solo miradas y sonrisas, todo lo demás como si no pasará absolutamente nada. La tercera noche, "casualmente" volvía a dormir entre Sofía y Leo, pero Sofía había intensificado si idea de coquetearme, por lo que yo trataba de ignorarla y juntarme más con Leo, y en un movimiento mi mano se junto con la de Leo y nos tomamos y empezó a hacerme cariños en ella, por lo que Sofía desapareció de mi mente pues el solo roce de uno de sus dedos hacía que toda mi piel se tensara, mi respiración se incrementaba y el corazón latía rapidísimo. Así los cariños fueron subiendo de nivel y en unos minutos estaban en contacto nuestras piernas, nuestras manos y a veces nuestro pecho, la distancia era tan corta que oía su respiración, nos movíamos silenciosamente, tratando de no despertar a nadie y yo tratando de huir de Sofía que intentaba abrazarme cada que podía, pero obviamente yo estaba más interesado en el muchacho que en ella.
Así estábamos pasando la noche tocando nuestras extremidades de forma que pareciera inocente, frotándonos como dos amantes a los cuales se les ha prohibido tocarse. Hasta que su mano decidió explorar mi pecho tocándolo seductoramente, y por primera vez,para mi sus intenciones eran claras, sabía que quería lo mismo que yo, sabía que él estaba ansioso por besarme como yo estaba tan ansioso de besarle y tocarlo, así que decidí tocarlo, acariciar su cuerpo y meter mis manos dentro de su playera sintiendo esa piel suave. El comenzó a explorar más abajo, más abajo de lo que yo esperaba y empezó a tocar mis piernas, yo ahogaba mis suspiros para que nadie nos escuchara y gozaba como sus manos recorrían mi piel, era mágico, era erótico, me mareaba y me fascinaba. Sin palabras, dos cuerpos hablando, conquistándose, reconociéndose como si antes ya se hubieran tocado. El decidió explorar lo único que no nos habíamos tocado, la parte de cuerpo que cubría nuestra ropa interior, en mi caso, calzones ajustados y cortos, no el típico calzón de niño, un bóxer corto, ajustado, color negro, él unos bóxers de los sueltos y holgados, con estampado de cuadros, nada sensuales, pero imaginarme lo que había dentro me volvía loco. Así que le decidió dar otra vez uno de los primeros pasos y comenzó a acariciarme una pompi, de forma suave pasando de una a otra haciéndome sudar y suspirar de deseo, por lo que yo respondí a aventurarme metiendo la mano por uno de los hoyos de las piernas de su bóxer y tocar su pene, el cual estaba goteando lubricante y tocarlo fue algo realmente electrificante, pero fue algo que duro muy poco, a penas lo había tocado y había sentido es pedazo de carne caliente, él se detuvo y freno todo contacto alguno, su respiración se volvió agitada y ese calor se convirtió en miedo y angustia.
Yo estaba desconcertado, pensé que había ido muy lejos al tocar su virginal miembro, pensaba yo, por lo que le dije:
- ¿Estás bien?
- No.- Respondió él.
- ¿Quieres que salgamos a tomar aire fresco? - Lo dije sin ninguna intención de apartarnos del grupo y continuar afuera, si no de realmente tranquilizarlo, pensaba yo, que lo que había pasado había sido tan sólo un momento de confusión para él y que no le gustaban los hombres. Me dijo que si quería salir y así lo hicimos.
Estando afuera se tranquilizó, yo quise empezar la plática, diciendo que lo que había hecho era completamente normal, que no lo hacía forzosamente gay, que le pasaba a cualquiera y que no se preocupará, que podíamos detenerlo en ese momento y nadie se enteraría. Pero mi sorpresa fue que me miro y soltando una leve risa me dijo:
- Soy gay, de hecho tengo novio. - No supe que pensar, me bloquee por un momento sintiéndome un simple amante y un golfo.
- Yo también soy gay, - dije - pero nunca he tenido novio. - No había tenido novio formal, pero si experiencias esporádicas.
- Bueno no sé si tengo novio o no. - Volvió a reír. - Últimamente nos peleamos mucho y se podría decir que estamos en un "break".
Platicamos como 10 minutos sobre nuestras experiencias y decidimos dejar lo sucedido como algo que no debió de haber pasado y olvidarlo. Yo no quería seguir pues no quería ser el motivo para que peleara con su pareja, pero no me arrepentía de lo que había pasado, pues aunque no pasó mucho fue demasiado erótico. Regresamos al cuarto a dormir con el grupo.
Ya estábamos acostados, decididos a volver dormir cuando volteo y me dijo suavemente al oído.
- No puedo dormir, quiero seguir haciendo lo que estábamos haciendo, ¿Qué onda? - Yo debí de haber dicho que no, pero no podía resistirme a esas manos, no podía evitar el calor de su cuerpo y dije:
- Esta bien. Y sin pensarlo lo primero que hicimos fue besarnos, después de tanto manoseo, nuestros labios por fin se juntaron, no fue el mejor beso de mi vida, de hecho fue uno de los peores, pero su aliento era hipnotizante, suavemente empecé a besarlo y a mostrarle como me gustaba que me basarán y aprendió rápido, nuestras manos recorrieron todos nuestros cuerpos y me aventuré a volver a meter una mano por sus bóxers, pero ahora no hubo resistencia, solo placer, nuestros penes estaban completamente erectos, mojados de la punta y calientes, nos seguíamos besando y tocando, todo en absoluto silencio, para que nadie se diera cuenta. El calor que producíamos calentó todo el cuarto. Y así estuvimos como dos amantes a los que se les había prohibido tocarse pero ahora podían hasta besarse, nada más, solo besos y caricias, pues había más personas a nuestros lados. Nos quedamos dormidos abrazados fue tan bello, fue mágico, fue como mi primera vez, después de 4 años sin virginidad, la perdí a los dieciséis con un amigo.
Al día siguiente, ya no había otra noche, las noches de placer se habían acabado, regresaríamos a la ciudad esa noche. Yo no sé si él lo buscaba o no, pero yo lo miraba cada que podía, sus ojos me tenían hechizado, su voz era la única que escuchaba, pero él no mostraba interés alguno, pues de día todo era siempre muy discreto. Pensé en dejarlo hasta ahí y no insistir más, al fin y al cabo él tenía asuntos que resolver con su pareja y lo menos que quería era ser un golfo o un baja novios.
Caminaba yo por un sendero en la comunidad a mis lados solo había arboles y montaña, pensando en todo el viaje, en las actividades que habíamos hecho, los concursos, en que mi equipo había quedado en último lugar, cuando de entre la maleza y el follaje se asoma su rostro y me ve con una mirada seductora, que ni siquiera él sabía que poseía, pero yo caí de nuevo en su juego y entre con él a la selva, dejando atrás el sendero iluminado. Ahí, entre arboles de plátano, papaya y muchas plantas más, nos perdimos en un beso, un beso que hizo que mi cuerpo reaccionara inmediatamente y recuperara lo que habíamos hecho la noche anterior, mi pene se erecto inmediatamente al igual que el suyo, ahora lo podía sentir debajo de la tela de sus ropas, pero junto al mío masajeando mi ingle, nos abrazamos y recorrí mis manos a través de su espalda, el me tomo con una mano del cabello, e inclinando mi cabeza comenzó a besarme el cuello, yo baje mis manos hasta acariciar sus nalgas y espalda, dedicando tiempo a la parte donde no es ni espalda ni pompis esa curva pronunciada que me volvía loco, entonces el me dijo que quería hacer algo más, que si yo estaba dispuesto, a lo que le dije que era obvio que sí, de otra forma no estaría con él en medio de la selva.
Entonces él comenzó a besar con más fuerza mi cuello. Y fue dándome un cálido beso que recorrió desde mi cuello hasta la cadera, metiendo sus manos por debajo de mi playera, tocando mi pecho, y mis pezones, yo sentía que mis poros se transformaban cada que el pasaba su mano por alguna parte de mi cuerpo, levante su playera para poder estar en contacto piel con piel, mi cuerpo lo pedía a gritos, no resistía el no ser tocado por él.
Entonces llegó hasta donde esperaba que llegará, su boca estaba masajeando los huesos de mi cadera y con su mano tocaba mi pene y mis testículos por encima de mi pantalón, verlo arrodillado frente a mí, con sus labios tan cerca de mi pene, me ponía muy caliente, tanto que sentía contracciones en los músculos de mi espalda. Por fin con sus manos desabrocho mis pantalones y los bajó hasta mis tobillos, en mis bóxers se notaba el bulto de mi crecido miembro y las gotas de humedad que habían salido gracias a la excitación. Clavando sus ojos en los míos con una cara que denotaba una sensualidad inocente, como si fuera algo que nunca hubiera hecho, pero que sabía exactamente cómo hacerlo, yo supuse que él obviamente tenía experiencia haciendo esas cosas, pero aún así la torpeza de sus movimientos y su sensualidad tan pura me hacían subir al cielo del placer y de lo erótico. Con sus manos bajó mis bóxers y mi pene se liberó de aquél cautiverio, quedando totalmente erecto frente a su rostro, el lo vio y gentilmente lo toco con las yemas de sus dedos, acerco su rostro a él y después de suspirar de placer comenzó a respirar tan cerca de mi pene que podía sentir el aire caliente recorrer todo el tronco de mi pene, rígido como una piedra. Sacó su lengua y comenzó a lamer de arriba hacia abajo mi pene, esporádicamente jugaba con su lengua en mi glande, olía mi vello púbico, no muy abundante, pues siempre he sido lampiño, después dejó de lamer mi pene para besar mis caderas, dando lengüetazos comenzó a viajar por mi pierna, mi muslo, acercándose cada vez más a la zona genital de nuevo, aquello me volvía loco, cada parte que recorría con su saliva se derretía ante sus encantos, de esa manera llego hasta mi testículo y cuando su lengua tocó mis huevos por primera vez, el escroto se contrajo provocándome una sensación de placer diferente a cualquier cosa que haya sentido antes, y si me habían lamido los testículos antes, pero esa lengua era diferente, sabía la velocidad y la intensidad adecuada para mi piel, tenía la temperatura ideal, no sé que tenía, sólo sé que fue irreal, fue in desborde de emociones, fueron todas las terminaciones nerviosas en unión sintiendo cada poro de su piel, en cada célula de mi piel había una gran celebración, era lo más rico que había sentido, era sensual, era prohibido, era él, y con eso me bastaba.
Lo que viví en esos momentos fue increíble, toda esa adrenalina de estar escondido, lo inesperado, toda la sensualidad de nuestros cuerpos con la ropa a medio quitar, fue una experiencia única, lo gocé como nunca había hecho. Decidí devolver el favor oral que había recibido, después de un rato de disfrutar el interior de su boca con mi pene tome de las mejillas y lo dirigí hacia mí, para probar el nuevo sabor de su boca, fue un beso delicioso, fue apasionado y tierno.
Después de besarlo recorrí su pecho a besos y llegue hasta su pene, lo tome y comencé a masturbarlo después di lengüetazos en su glande cubierto por el prepucio el cual deslice hacia atrás, su cabecita estaba totalmente lubricada, tenía un sabor muy fuerte y delicioso. Después de chupársela por un rato me levante y nos besamos de nuevo. Me puse a su lado y comencé a masturbarlo él hizo lo mismo hasta que termino viniéndose en mi mano, sentir su semen caliente fue delicioso.
Cuando él termino se hinco delante de mí, y comenzó a mamármela de nuevo, mientras con la mano me acariciaba los huevos y las piernas eso me prendió mucho así que decidí a terminar, tome mi pene y comencé a masturbarme mientras él chupaba la cabecita de mi pito, me corrí y tuve un orgasmo increíble.
Terminaré ahí mi relato pues fue algo largo, obviamente la historia no termina ahí, si les interesa la puedo contar en otro post.
17 comentarios - relato gay - boy scout
espero que te haya gustado... lo leiste completo?
que bueno que te gusto, luego subire más!!!
Que linda experiencia que tubiste<3
Quiero la 2da parte<3