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Gusto por los hombres

Verde. Pasto verde. Pasto verde fino. Recuerdo que jugaba a la lucha con mi papá en verano en el pasto. Y mis manos tocaron los pelos de su pecho, finos como el pasto verde. Y me gustó la sensación. Tirados en el pasto, en calzoncillos, no importaba porque era muy chico. Jugando, riendo, mi papá, el primer hombre que me gustó.
Y fui creciendo, me compró helados, juguetes, me enseñó a leer, rió conmigo. Estoy enamorado de mi papá. Y no me importa lo que piensen los demás.
Gusto por los hombresCulo
Lo ví en calzoncillos muchas veces. Cuando se iba a duchar lo veía desvestirse, como al descuido, hasta que quedaba en calzoncillos y me retiraba. Cuando íbamos a la pileta en verano era el hombre más lindo del lugar. Me enseñaba a nadar y me tocaba con esos brazos tan fuertes, su pecho mojado y su boca eran una provocación para mi cuerpo de púber.
pija
Pero jamás iba a pasar nada entre él y yo. Era sólo una fantasía. Todo el mundo las tiene.
Cumplí los 21 años y tuvimos una fiesta sencilla. Uno de mis amigos me regaló la revista Imperio para que endulce mis ojitos con los chongos que aparecen ahí. Así que al otro día me fuí al baño con la revista y mientras miraba al modelo de tapa en varias poses mostrando su tremenda poronga saliendo de su boxer yo me sentaba en el inodoro y me masajeaba la pija. Cuando la tenía lo suficientemente húmeda empecé a darle bien fuerte y con los ojos cerrados no me dí cuenta de que alguien abría la puerta. Era mi viejo. Me sacó la revista y me quedé pálido con la paja a medio hacer. Se me iba bajando la excitación, mi viejo no decía nada, pero miraba la revista con atención. Estaba en pijama y noté que su bulto crecía.
-Está buena la revista Germán.
Me dijo. Se tocó la verga y mi excitación volvió a subir, pero seguía avergonzado. Me tocó el cabello y me acercó su bulto a la cara. Olí el pantalón de cerca y había olor a semen. Mi naríz tocó el tronco endurecido y mis labios vibraban por morderlo. Se acercó más y se sacó la remera y el pantalón. Estaba en slip, como lo había visto muchas veces, pero nunca nunca hubiera hecho lo que hice.
-Germán, hacelo.
Con mis dedos fui bajando de a poco el slip, descubriendo primero los negros pelos enrulados, después la base de su pija. Temblaban mis manos. Lo bajé de golpe y su poronga al palo apuntaba a mi boca. La besé, la mojé con mi lengua y de a poco la chupé toda. Empezó a moverse en mi boca y yo continué con mi paja que se había convertido en una fantástica paja. Me levantó del asiento y se puso detrás mío. No podía verlo pero sentía sus dedos abriendo mi culo, los humedeció con saliva y los puso de nuevo. Yo estaba quieto, esperando. Entonces me agarró con fuerza y sentí su verga muy dura y recta entrando en mi agugerito, caliente. De repente sentí que mi culo se aflojaba del todo y él se acomodó de nuevo y entró de una. Con su pija adentro me sentí inmovilizado totalmente hasta que empezó a moverse una y otra vez, ahí empecé a suspirar y jadear, mi cuerpo temblaba pero seguía de pie. Sentía la pija de mi viejo rompiéndome el orto y yo seguía jadeando, con los ojos cerrados. Las manos de mi viejo me tocaban por todos lados, su pija iba y venía, sentía que estaba por acabar. Me agarré la pija y me pajeé sintiendo que la de él me frotaba la próstata. Acabé primero, pero él se salió. Mis manos se llenaron de guasca a borbotones. Me hizo arrodillar y saboreé su pija a punto de estallar con gusto a culo y semen. Sostuvo mi cabeza y me llenó la boca de leche.
-Haaaaaaa…
Le dí unas chupadas más para sacarle bien la lechita. Me devolvió la revista y me dijo que tuviera más cuidado con pajearme en el baño.
Me fui a mi habitación y mi cabeza daba vueltas. ¡Qué hago ahora! Mis piernas temblaban. Me toqué la cola, estaba ardiendo.
Me encerré y no salí en toda la tarde. Entonces mi viejo toca a la puerta.
-Germán, ¿estás bien? ¿No querés que te haga la lechita?- bromeó.
-No, gracias.
Eso que hice es pecado. Estuvo mal. Tenía que sacármelo de la cabeza. Voy a salir esta noche y voy a conocer una chica o juntarme con amigos para olvidar todo esto.
Me fui a duchar, el agua tibia calmó mis nervios. En eso entró mi viejo a la ducha, también en bolas. Me asusté.
-Vamos, Germán. No hay nadie en casa, no te pongas mal.
-Estoy bien.
-¿En serio? Estás grande ahora que te veo bien. Te vas poniendo lindo como tu viejo, ¿no? Qué lindo culito.
Entonces me empezó a manosear y yo me iba calentando. Empecé a tocarle las bolas, el pelo de su pecho. Nuestras pijas chocaron entre sí y su mano iba abriendo mi culo de nuevo. Empecé a respirar agitado y a suspirar. Mis manos sujetaban su pija dura. Me volteó y me la apoyó en el orto. Lo esquivé y me sujetó con más fuerza.
-No seas tontito, papá te va a cuidar, la vamos a pasar bien y vos no vas a decir nada.
Tomó un pote de crema humectante y me empezó a franelear el culo con los dedos bien fuerte. Y bueno, pasó.
-¡Me duele
-¡Aguantá Germán, aguantá!
Me la puso profunda y se entró a mover. Me dolió tanto pero me gustó mucho más. Y mientras más pecado y más prohibido me parecía más lo gozaba.
-Viste que entraba toda.
Estuve a punto de acabar, pero la culpa me sacudió el cuerpo. En ese instante mi papá, que quiero tanto, me llenó el culo de guasca. Me puse de rodillas y me prendí a su pija a saborear lo que tanto me gustaba. Parecía un ternerito prendido a la ubre, pero era la pija de un toro lo que estaba mamando, y no me podía desprender ni la culpa más grande ni los diez mandamientos de mierda.
-Germán, voy a tu cuarto cuando no haya nadie, ¿sabés? Lo único importante es que no se lo digas a nadie y quedate tranqui, podés confiar en papito.
Esa noche no fui a bailar, me quedé en mi cuarto, con la luz apagada. Cuando todos dormían la puerta de mi habitación se abrió y se volvió a cerrar. Yo levanté las sábanas para que entrara a mi cama. Sus manos rudas, sus músculos en tensión, su apariencia rígida contrastaban con su suave pijama. Y debajo de las sábanas su ruda y potente pija encontraba mi suave e indefenso culito para apoderarse de él, abrirlo, romperlo, penetrarlo profundamente. Me llenaba de placer, de cosquillas y de guasca caliente, al mismo tiempo que me llenaba de besos y caricias.gay
Daddycalzoncillo
El lunes llegó del trabajo y mamá estaba en el supermercado. Lo hicimos en la cocina, recostados sobre el mármol de la pileta, mirando por la ventana si venía alguien. Mientras me cogía me pajeaba con rudeza. Su lengua se paseaba por mi oído y mi cuello. Mi acabada se quedó rigurosamente en su mano, para no manchar el piso. Su guasca quedó en mi culo.
El martes tuvimos que esperar a la hora de acostarnos. Cuando fui al baño nos cruzamos y nos manoseamos en el pasillo. Pero recién cuando todos estaban dormidos él vino a mi cuarto. Me levantó las piernas para penetrarme. Era la primera vez que podía verle la cara a mi viejo mientras me ! gozaba cogiéndome. Me calentó tanto que casi empiezo a gritar de placer, tuvo que ponerme una mano en la boca. Eso me calentó más y a él creo que también porque aceleró su verga en mi culo por no aguantar más la acabada.
El miércoles tuvimos que inventar algo, fuimos al super juntos y entramos al baño, a un cuartito. Se la chupaba y miraba por la cerradura. Un tipo notó algo raro y se quedó mucho rato. Pero no le dije a papá. Cuando tuvo la verga bien humedecida y parada me la clavó contra la pared. Con tanta fuerza me cogió que su pija me levantó del piso cada vez que empujaba con todo. Mi culo ya estaba rubricado, me puse cremita antes de salir de casa. Llegamos cansados a casa, con las bolsas llenas. Yo con el orto contento.
El jueves no pudimos coger. Y a la noche no vino tampoco, tuve miedo de que mamá sospechara algo.
El viernes noté que todo estaba normal con mamá, y era el cumpleaños de mi tía, así que salió temprano. Cuando llegó papá lo esperé detrás de la puerta, en calzoncillos. Apenas entró le salté encima. Se volvió loco tocándome el culo con los calzoncillos puestos, me pasó la lengua por toda la tela. Se desvistió y lo hicimos sobre la alfombra. Me puso la pija en el culo e hicimos caballito como hace años. Mi acabada le cubrió el pecho musculoso.
El sábado salí a bailar. Tocaba una banda en vivo. La estaba pasando bien.
Entonces después de tanta cerveza tuve que ir al baño a mear. Todos los mingitorios estaban llenos así que me metí en un cuartito. Cuando abrí la puerta de uno que parecía vacío me encontré con un chabón que se estaba pajeando. Se puso rojo cuando me vió.
Yo me quería divertir, cansado de mis amigos héteros.
-Todo bien, no te hagas drama- le dije, para que no se asustara, pero no me fui, me quedé a ver cómo la terminaba.
Entonces siguió, medio tímido, y entonces se animó a decirme:
-Yo solo no puedo.
Nos reímos y cerramos la puerta. Nos manoteamos las pijas y arrinconamos los cuerpos contra la pared en un revolcón vertical. Afuera la música fuerte y los tipos orinando. Adentro agitábamos las bolas y las vergas hasta que brotó la guasca y cayó en cualquier lado menos en el retrete.
Cuando salgo del baño nos separamos, no es un boliche de gays, no queremos que nos confundan. Pero a la salida me encuentra y me lleva en el auto hasta mi casa. Antes de llegar, Nicolás, así se llama, se detiene. En su mirada noto que desea algo pero no se anima a expresarlo. Estamos en mi barrio y los vecinos son unos chusmas. Seguimos mirándonos sin hablar, se muerde el labio inferior, grueso y masculino. Sus ojos negros brillan. Sus dedos delgados se mueven cerca de su bulto, rozan mi pierna y vuelven a la suya. Me acerco para despedirme con un beso en la mejilla, pero es una confusión y empezamos a besarnos. Mi mano va a su bulto y sus dos manos agarran mi culo y lo manosean todo. A los dos minutos estamos con los pantalones por el piso con las pijas en alto y mi hoyito palpitando. Se pone a besarlo y su lengua moja toda mi raya y entra todo lo profundo que puede. Sus dedos me abren en dos y preparan una buena cogida. Lo siento atrás mío y me la pone despacio, milímetro a milímetro. Sus cuerpo delgado se aferra al mío y entra a moverse adentro y afuera. Pienso en mi viejo con su cara de malo, sus brazos y piernas fuertes, su pecho peludo. Y lo comparo con Nicolás, con cara de bueno, flaquito y lampiño. Amo a mi viejo, desde siempre y para siempre, pero mi cabeza es un lío.
-Haaaa, haaa, Germán, es el mejor culo que probé en mi vida.
-Seguí, seguí, haaa! ¡Cómo me cogés! No pares nunca.
Y me dio con alma y vida. Me dejó el culo lleno de guasca y quedamos en vernos al día siguiente.
Cuando llego a casa mi viejo estaba en la puerta, esperándome en slip.
-¿Y ese quién es?
-Es un amigo, se llama Nicolás.
-¿Y coge bien ese Nicolás?
Le muestro el calzoncillo lleno de leche, el tema de los calzoncillos siempre fue la perdición para mi viejo, que a mi también me gustan tanto.
-¿Y ese puto Nicolás que calzoncillos usa?
-Slips Calvin Klein.
Gusto por los hombresCulo
Mi viejo se cagó de risa y me dijo:
-No ves Germán, Nicolás es casi tan puto como vos pero a vos te gustan los machos como yo.
Ahora tengo a mi viejo celoso y caliente, mi culo hecho trizas y un “amigo” que si se entera de todo a lo mejor le daría asco. No sé cuál es la solución a este dilema. ¿Podré confiar en alguien algún día, que no sea mi viejo? A vos te pregunto.

9 comentarios - Gusto por los hombres

hot_arab78
Sarpadisimo, pero calienta mal.... gracias!
Deloren
quiero fotos de tu viejo 😃
chelup
xfa fotos de tu viejo y tuyas si?
josegroso
buenisimo... 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
EnTrampa2
Muy buenoo!!! ¿pasaste por mis post?