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Relato gay
(Solo para gente rosa y muy gay)
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Era una tarde de domingo aburrido, hacía frío y acababa de ver un blog de un tal Salvio que está lleno de dibujos a lápiz de gays dándose en todas las posiciones imaginables, me dejó medio aturdido así que decidí ir hasta la panadería del barrio por unos vigilantes para ingerirlos con una buena taza de chocolate caliente, de pasada por una esquina estaba don Anselmo un remisero a quien en el barrio le pusimos de sobrenombre sapo de alumbrado porque siempre se paraba en una esquina, se recostaba a uno de los postes del alumbrado y se quedaba hasta estirar cualquier cosa para la boca, obviamente que pagando porque el viejo daba lástima, era panzón, viejo, casi pelado y siempre andaba con barba de dos días y la ropa completamente desaliñada, cuando digo que comía cualquier cosa es cualquier cosa, vieja, gorda, flaca, bruja, pendejo, gordo, viejo, taxiboy, etc., etc., los de nuestra onda decíamos que la debía tener como de medio metro porque por más que te pague, el viejo tenía aspecto de puerco. Llevaba puesto un jean elastizado de eso que te levantan la cola y te forman las piernas, unas zapatillas deportivas y un abrigo corto, solo para ver lo que me decía al acercarme a él me amariconé más, ladee más mis caderas a mi paso ya rayando lo grotesco, al pasar junto a él babeando me ofreció las estrellas, de pasada volví la mirada hacia él de manera pícara y seguí mis pasos de maricón recién recibido. En la panadería ya repuesto compré lo que debía y de vuelta el viejo me encara y me muestra 300 pesos que me dijo serían míos si lo aceptaba tal cual era y me sometía a sus caprichos, observé los billetes que me ofrecía, pícaramente doblé sus manos sobre sus billetes y le dije, don Anselmo porque no consigue 1200 más y hablamos, total sabe donde vivo y le aseguro no se va arrepentir, le guiñé uno ojo y me fui, el viejo quedó aturdido sin decir una palabra, llegué hice lo mío y me puse a chatear para armar alguna cosa para la noche.
Se hizo de noche y no había caído nada interesante, hacía como 5 días que no ligaba y andaba algo tenso, debía tranquilizar mis nervios con alguna cosa y la cosa debía ser ya nomás, hice unas llamadas y no pasó nada, busqué alternativas y tampoco encontré nada, bueno la verdad hacía un frio que pelaba, era domingo y todo hacías suponer que en cualquier momento se largaría a llover, así fue a eso de las 8 y pico empezó una torrencial lluvia, aumenté la calefacción, me desnudé, tomé mi vibrador y me fui a la cama, esa noche el canal Venus sería mi compañía, el hijo del portero era un emo de veinte y pico con quien varias veces nos habíamos revolcado pero el asunto es que ambos siempre queríamos carne para saciar nuestros impulsos, si bien también la doy sin problemas, ese día necesitaba escarmiento en el culo, le tiré unos mensajes a Sergio (el hijo del casero) y en 20 minutos estaba en la cama desnudo conmigo nos chupábamos la pija y el culo, nos besábamos y nos fregábamos mutuamente, justo cuando terminaba de introducirme el vibrador en el culo y hacíamos un 69 glorioso, sonó el timbre, no hicimos caso pero no paraba de sonar, irritado me levanté y fui a ver quien carajo era el atrevido que venía a interrumpir mi sesión de tranquinal, Sergio me seguía detrás de mí pues había incrustado 3 dedos en mi culo y eso le calentaba muchísimo, casi muero al poner el ojo en la mirilla de la puerta y ver a don Anselmo mojado esperando y haciendo sonar sin parar el timbre, llevaba puesta una bata en tanto Sergio estaba completamente desnudo, la calefacción a full, entreabrí la puerta para sacarlo a puteadas pero al entreabrir se metió, me dijo agitado hola, llevó la mano a los bolsillos de los que extrajo 1500 pesos y los desparramó en la mesita del living, ya está –me dijo- ahora me tenés que dar el culo, Sergio observaba atento detrás de la puerta, apenas atiné a decirle que estaba acompañado y sería en otra oportunidad, le tomé de la mano a Sergio quien completamente desnudo y con la pija al palísimo se ubicó detrás de mí y me cepillaba la raja sin que su mirada se despegara de los ojos del viejo, tenía un rostro libidinoso que me recalentó, hinqué mi cola contra su pija y me dio cuatro o cinco empujones ante la atónita mirada del viejo, éste mientras intentaba balbucear algo.
Sergio le dijo, danos 500 más y nos coges a los dos y te dejamos hacer lo que se te antoje, don Anselmo quitó de su billetera lo que Sergio le pidió, los puso junto con los demás billetes y se sentó, aseguramos la puerta, nos empezamos a besar y acariciar delante de don Anselmo, Sergio a ratos me chupaba las bolas y el culo y yo a ratos de devolvía la atención, el viejo se había puesto en bolas, la tenía enorme pero medio muerta, me pidió algo de agua, quitó de su bolsillo una pastilla de viagra, se sentó en el sillón y se la empezó a jalar, mientras nosotros seguíamos con el show a sus narices, cada tanto le pasábamos el culo y la pija por la cara y nos sentábamos y refregábamos nuestro culos por su pija medio muerta, no daba señales de vida, de pronto dijo: quiero que se cojan cerca de mí para que no me pierda ningún detalle ni olor, parados nosotros, él sentado quité mi cola hacia atrás y Sergio me la metió de un saque, la tenía normal tipo 28 o 20 cm me la metía y la sacaba toda, al tenerla fuera se la ofrecía al viejo, al tercer ofrecimiento la acarició y allá por décimo ya se la tragaba entera y enterraba su cara en mi culo, no sé si el viagra hizo efecto o los humores recogidos le calentaron al viejo quien se armó como iraquí desenfrenado, el trabuco se hizo inmenso como el obelisco, el viejo dijo quiero que me la chupen ambos y me laven con la lengua toda la entrepierna y el culo, su entrepierna despedía un fuerte olor, no asqueroso sino a macho con entrepierna sudada, la pija era inmensa y sus huevos aún mayores, el culo lo tenía muy peludo y despedía una mezcla de aromas y sabores fuertes que me pusieron a mil, Sergio también se había vuelto loco, ambos os estirábamos de sus huevos con la boca,
mientras uno le escupía el ojete el otro introducía su lengua, así fuimos por un buen rato, uno chupaba la cabeza y el otro mordisqueaba el tronco y aún quedaba lugar para una boca más, mientras se la chupábamos a rato nos poníamos junto a su cara y nos besábamos mientras le estirábamos el saco escrotal, sin que me lo pidiera me senté y me lo metí de un saque, casi pierdo el conocimiento por el impacto, fue alucinante, empecé a cabalgarlo en tanto Sergio le daba mordiscos a sus tetillas y me besaba, luego se bajó para lamerle los huevos y meterle unos dedos en el culo, a ratos quitaba la pija del viejo, la chupaba, me daba besos en mi culo abierto, escupía en la cabeza y me la volvía a meter al fondo, cuando Sergio introdujo el tercer dedo en el culo del viejo, le apretaba levemente uno de los huevo en tanto se comía el otro, el viejo se vino como animal gritando cosas inentendibles, por efecto de la pastilla el viejo no daba más pero todavía parecía el obelisco, le cabalgué un minuto más y me vine llenándole los pelos del pecho de leche, le incorporé a Sergio que estaba todavía entretenido chupándome a mí ahora los huevos y se la empecé a chupar, me dio como medio litro de leche que la compartimos luego entre besos calientes, luego, y para finalizar le lamimos el pecho a Don Anselmo hasta hacernos de la última gota de mi leche.
Nos quedamos abrazados y besándonos con Sergio mientras el viejo se vestía, se mostraba como borracho, pasos dudosos y medio tonto, ya vestido se dirigió hacia la puerta sin decir una palabra, al abrir la puerta se dio la vuelta, esta semana voy a laburar como animal para juntar otros 2000, espérenme el otro domingo, son un par de tarados putos de mierda y agregó: pero nadie como ustedes hasta hoy me dio tanto placer y conste que ha pasado mucha agua bajo este puente. Le tiramos dos besos, a coro le dijimos: te esperamos cuando quieras, cerró la puerta y se marchó, así como estábamos fuimos a la cama y nos dormimos abrazados con Sergio. Al día siguiente desayunamos, nos acariciamos y nos despedimos cada quien con 1000$ en el bolsillo, era la primera vez que cobrábamos y el hecho de prostituirnos nos encendió mucho más.
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4 comentarios - Crónicas de ciudad V