Esto me sucedió en las vacaciones pasadas
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Era una noche de martes de vacaciones, paseando sin prisa por el micro centro de Canasvieiras, br, noche llena de argentinos que iban hacia cualquier parte geladinha en mano, me tope con uno, Gonzalo quien me preguntó sin rodeos sin era gay y si estaba solo, sorprendido le dije que sí ambas cosas, era un flaco rosarino encarador de unos 30 años, rubio pelo largo y por cierto muy bien plantado, nos pasamos la mano y casi muero al darme cuenta de la manaza que tenía (como dice el dicho mano grande seguro pija monstruosa) de dio cuenta y me dijo: no te sorprendas: por cierto algunos me aplauden pero no es para campeonato, en plena calle se colocó detrás de mí y la puso contra mi cola como para que la sintiera, yo totalmente llevado por su atrevimiento y con el pudor en el mar, me refregué contra suyo para sentirla mejor: era verdaderamente descomunal, confieso que la idea de volver a ser desvirgado esta vez por una pija de burro me enloqueció.
Sin mucho parlamento nos dirigimos hacia la playa solo alumbrada difusamente, el ambiente era muy caliente pues al caminar unos pasos nos dimos cuenta que al menos 20 parejas estaban en lo mismo, nos ubicamos cerca del mar que allí es bastante calmo y como a 10 metros de una pareja y a otro tanto de otra las que, por cierto ni siquiera se percataron de nuestra presencia, sin vueltas nos desvestimos y nos dedicamos a prodigarnos placer mutuo, besos ardientes y decididos como solo entre hombre lo sabemos hacer, manos a los huevos, a la cola y a la pija, habíamos llevado unas cuantas latas de cerveza que primeramente las bebíamos de boca a boca pero luego la cosa se volvió más fuerte, Gonzalo cargaba su boca y entera me la escupía en la cara, al principio no me pareció pero la calentura hizo que a su vez yo la repitiera con él también, seguidamente a los duchazos bucales los besos se hacían más encendidos y nuestras lenguas no paraban, así cargué mi boca y se la escupí en su pija y pelotas, luego las limpié a pura lengua y empecé a chuparle su súper pija, me la tragué cuanto pude cuando chocó con mi garganta y empecé a ahogarme casi muero al darme cuenta que apenas había cabido la tercera parte de ella, me la quitó, me dio la vuelta y escupió abundante cerveza en mi culo, lo sentí frio pero estaba demasiado caliente como para no dejarlo hacer lo que se le antojara conmigo, introdujo toda su lengua y no pude contener un grito de placer, me dio la vuelta y nuevamente nos besamos.
Luego bajé a sus entrepiernas y nuevamente traté de devorarla lo más que podía, sin avisos y en plena faena empezó a orinarme copiosamente, sujetándome de la cabeza para que no retirara, al principio me dio arcadas pero para no ahogarme tragué cuanto pude, el resto escapaba por mis comisuras y bañaba mi cuerpo, me incorporó y me beso buscando en mi boca restos de su propio orín, seguidamente se acostó en la arena y me pidió que me sentara hasta que los huevos se encuentren con mi cola, me dijo: quiero que lo hagas mirándome a los ojos: obedientemente hice y empecé a recorrer su pija que a cada milímetro me iba partiendo en dos, la sensación dolorosa, gritaba pero seguía sin pausa, casi muero al sentir sus huevos contra mis nalgas, me acomodé y lentamente empecé los movimientos, el dolor empezaba a ceder y su lugar empezó a invadir un placer indescriptible, al cabo de un rato le cabalgaba como bestia, sentía mi culo totalmente dilatado así que no tuve problemas para casi sacarla por completo y de un saque introducírmela de nuevo de una brusca sentada, la entrada siempre venía con algo de aire y eso estimulaba mi próstata totalmente hinchada seguimos así como 10 minutos hasta que incremento de volumen de la pija de Gonzalo y la expresión de su cara anunciaba su eyaculación, tal fue la fuerza de las embestidas que casi al mismo tiempo y sin que me pajeará me vine encima de su pecho y panza abundantemente, mientras los pulsos se hacían más pausado pero con su pija todavía plantada en mi culo perdí momentáneamente la erección y sin poder contener empecé a orinar sobre su pecho, cara y panza, no dijo nada, apenas me tomó del cuello, me llevó hacia él, resbalaron nuestros cuerpos en mis líquidos y nos besamos largamente, a ratos le lamía los pezones impregnados de mis jugo y nos volvíamos a besar nuevamente.
Quedé postrado donde estaba y el fue al mar a refrescarse, todavía seguía muy caliente, cerca de mí estaba un moreno que abiertamente me miraba mientras se hacía una paja, la mina con quien había tenido sexo también había ido al mar; de pronto se incorporó y vino directamente, me saludó y me preguntó en portugués si mi compañero no era celoso, al decirle que no, abrió sus piernas e introdujo mi cabeza en medio de ellas, yo estaba sentado y el moreno parado, las pelotas le colgaban toro y su negra pija erecta debía medir más de 25 cm. Me ofreció su culo, el cual ya nuevamente excitado se lo comí con la lengua, así mismo me comí cada uno de sus huevos y jugué con mi lengua en los pliegues de su saco escrotal, era totalmente depilado, me puso de cuatro, escupió copiosamente en mi culo e introdujo sin problemas todo su miembro de un solo envión, como lo tenía completamente dilatada, instantáneamente experimenté oleadas de placer que me hicieron gozar como loco, empecé a empujarle mi culo en contra suya en tanto le gritaba que debía cogerme más fuerte, me embestía como animal mientras me mordía la espalda, las orejas y me decía todo tipo de groserías, me cogió brutamente como cinco minutos, yo ya había vuelto a acabar pues esta vez disfrutaba de sus embestidas haciéndome una paja descomunal mientras que él me estiraba de los huevos, de pronto retiró su morcilla, se quitó el forro y empezó una frenética paja cerca de mi cara mientras yo le chupaba los huevos y el culo, se vino en mi boca y cara, luego nos besamos con pasión mientras que con su lengua recorría el semen de mi rostro y boca y se los tragaba, como gratitud le volví a chupar los huevos y le limpié la pija con mi saliva, sin decir mucho se incorporó y se perdió en la oscuridad.
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Gonzalo había presenciado todo, al rato se recostaba al lado mío con la pija erecta, me puse de costado para que me pincelara la pija por el culo, estaba agotado pero seguía caliente, sin erección, volví a calentarme cuando empezó desde atrás a introducir la cabeza de su pija en mi culo, me daba mordiscos en el cuello posterior e introducía su lengua en mi oreja y boca, al rato la volvía a tener enteramente dentro y yo empujaba mu cola contra su pelvis para que la penetración fuera más profunda y me excitara aún más, esa cogida duró como media hora pues todo lo hicimos lento y rico, disfrutando a pleno hasta la brisa que venía del mar; cuando acabamos el grupo de parejas había aumentado considerablemente y ya se gestaban dos o tres partuzas grupales, eran los días de precarnaval donde en esas tierra todo es sexo y lujuría. Ente Gonzalo y yo no hay sentimientos pero seguimos cogiendo como animales las veces que voy o él viene a la capital, para conmigo o paro en su dpto. y nos revolcamos varias veces por día durante al menos cuatro o cinco días, ya participamos de varias fiestas grupales pero eso les cuento en otra ocasión.
Si les gustó, háganmelo saber, bsos.
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1 comentarios - Crónicas de ciudad IV