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El novio de mi hermana (relato)

Así fue y así lo cuento. Aunque ya ha pasado mucho tiempo tengo grabada aquella tarde en mi mente como si hubiera ocurrido ayer. Fue mi primera experiencia de sexual con un pibe y eso no se olvida.

Nunca me había llevado bien con mi hermana. A sus 20 años era una estúpida insoportable. Siempre mandándome y metiéndose conmigo. Yo, varón y con sólo 17 tenía poco que hacer frente a ella.

Raúl, su novio, también de 20 años, era otra cosa. Era un chico simpático y divertido con el resultaba muy fácil entablar conversación. Se puede decir que conectábamos muy bien. Posteriormente pude comprobar que esa conexión iba a resultarme extraordinariamente placentera.

Yo tenía ciertos problemas con los estudios y Raúl, supongo que para ganarse la confianza de mis padres, se ofreció a echarme una mano. Empezó a venir todas las tardes a mi casa. Nos encerrábamos en la habitación y dábamos un repaso a las diferentes asignaturas.

A los 17 años aún no se tienen muy claros los sentimientos ni las orientaciones sexuales. Yo lo único que sabía es que me encontraba de maravilla con Raúl y que cada día estaba deseando que llegara la hora en que nos poníamos a estudiar.

Aquella tarde nos habíamos quedado los dos solos en la casa. Mi padre estaba de viaje y mi hermana y mi madre habían salido de compras. Ya se sabe lo que se demoran las minas cuando se van de compras.

En un determinado momento hicimos una pausa en el estudio y nos pusimos a charlar. Raúl y yo habíamos alcanzado bastante confianza, lo que nos permitía mantener conversaciones con cierta faceta íntima.

- Pues no sé cómo soportas a mi hermana. Es una boluda, le dije – Las mujeres son muy particulares. Ya aprenderás a conocerlas y a disfrutar de ellas. Tu hermana a veces es un poco rara, pero está buenísima – ¿Te la garchás? – No, no quiere, es virgen. Pero nos metemos mano y nos pajeamos de lo lindo. No te imaginas los petes que hace.

- – Me imaginaba mi hermana arrodillada frente a Raúl, chupándole la pija. La escena me producía sentimientos contradictorios. Por una parte me sentía excitado, por otra parte molesto. ¿Molesto por saber que mi hermana se comportaba como una puta? No, molesto porque me daba envidia.

- – Seguíamos con nuestra charla.

- – - Y vos, ¿salis también con chicas?, me preguntó – No, no se dio todavia – ¿Y no te gustaria? – Sí claro, me hago una paja todas las noches pensando en eso.

- – Raúl se movía nervioso en la silla mientras que se mordía los labios. Me fijé en su entrepierna y pude observar que lucía una erección de campeonato.

- – - Raúl, estoy preocupado – ¿Y eso? – Creo que la tengo muy pequeña – Bueno, a tu edad es normal. Ya te crecerá. ¿Quieres enseñármela para que te diga si es normal? – Dale

- – Me puse de pie y me bajé los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos. Mi pija estaba dura como una vela.

- – - Para tu edad no la tienes tan pequeña. Ya verás como te crece.

- – Mientras me decía esto me la había agarrado con la mano y me la observaba como si fuese un médico. Su tacto en esa parte tan íntima de mi anatomía me resultaba enormemente placentero. Mi corazón latía a 200 pulsaciones por minuto.

- – - ¿Quieres verme la mía para que veas como se te pondrá?, me dijo – Vale

- – Raúl se bajó los pantalones y me mostró su pija, erecta, grande, velluda y con el glande brillante asomándole por la punta del prepucio. Recuerdo que emanaba un olor absolutamente embriagador.

- – - Se la cogí y la apreté con mi mano notando su estructura firme.

- – Durante unos momentos nos quedamos los dos en esa situación. De pie, semidesnudos y cada uno agarrándole la pija al otro.

- – Raúl tomó la iniciativa.

- – - ¿Quieres que te la chupe para que veas lo que se siente? – Vale

- – Se arrodilló frente a mí y comenzó a hacerme una mamada. Casi pierdo el sentido. El intenso placer que estaba

experimentando era para mí una sensación absolutamente novedosa. La boca cálida de Raúl envolviendo mi pito, su lengua acariciando mi glande.

- – No tardé mucho en llegar al orgasmo. Él no paró de mamar ni un momento, por lo que acabé totalmente en su boca. Raúl entonces se retiró y yo me senté para asimilar lo que me acababa de ocurrir.

- – De nuevo mis sentimientos eran contradictorios. Por una parte me sentía muy a gusto con la descarga de adrenalina que acababa de experimentar. Por la otra me encontraba un poco cohibido y con sensación de vergüenza.

- – Raúl, que tenía los ojos rojos de excitación, siguió llevando la voz cantante.

- – - ¿Me lo haces ahora vos a mí?

- – La verdad es que no me apetecía mucho. Ya no estaba caliente y no me agradaba meterme aquella cosa húmeda en la boca. No obstante me sentí obligado a corresponderle y accedí.

- – Raúl, dirigió toda la operación. Se sentó en un sillón, se recostó contra el respaldo y puso sus muslos en los apoyabrazos dejando los pies colgando por fuera. Me hizo arrodillarme sobre un cojín entre sus piernas. Antes de que yo empezara me cogió el dedo índice de mi mano izquierda y se lo metió en la boca. Me lo estuvo chupando un rato. Después me dijo:

- – - Ahora méteme el dedo en el culo, hasta el fondo

- – Esto era nuevo para mí. Esa tarde iba a aprender nuevas técnicas para disfrutar del cuerpo.

- – Así lo hice. Puse mi dedo sobre su ano y lo fui introduciendo lentamente hasta llegar a los nudillos. Raúl gemía de gusto.

- – - Empieza a chupármela ahora

Con mi mano libre tomé su verga y me la metí en boca. La verdad es que me daba un poco de asco, pero no me atreví a decirle que no.

- – Al rato de chupársela me di cuenta de que me había empalmado otra vez. El contacto de su glande con mi lengua fue pasando de resultarme desagradable a ser extraordinariamente placentero. Según aumentaba mi excitación disfrutaba más con la mamada que le estaba haciendo.

- – Ahora ya mi boca recorría su falo con ansia. Con mi lengua saboreaba su glande como si fuera un caramelo. Con mi dedo bombeaba en su culo cogiendoselo y con mi mano libre se la meneaba, tal y como yo hacía cada noche con mi propia pija.

- – Raúl gimió profundamente y empezó a correrse. Sus trallazos de semen inundaban mi boca. Aunque trataba de tragármelo me resultaba imposible, por lo que los chorretones rebosaban por la comisura de mis labios.

- – En ese momento oímos que se abría la puerta de la casa. A gran velocidad nos subimos los pantalones y me limpié la cara, para hacer desaparecer todo rastro de lo ocurrido. Raúl abrió la ventana para ventilar la habitación.

- – Cuando mi hermana entró por la puerta de la habitación Raúl y yo estábamos sentados en la mesa de estudio trabajando en los ejercicios.

- – - Raúl, dejá ya al pesadito de mi hermano y vámos a dar una vuelta.

- – No sé si mi hermana tendría planeado que el paseo incluyera una merienda con la leche de la pija de su novio. Si fuera así, iba a apreciar que el rendimiento lechero de su amado iba a ser más escaso que de habitual.

9 comentarios - El novio de mi hermana (relato)

JoeBlack89
Buen relato muy exitante 🤤 🤤 🤤 🤤
eroticsex69
Es tan excitante que es imposible no tocarse, +10 😛 😛 🤤
imichux_1
+6, aunq sea hombre, es bueno dejar pts a algunos
sedesama
que bueno... me quede al palo
fuko99
mmmm recalentastte
hotmen85
excelente 👏 👏 👏