El pendejo subió al vagón de subte en constitución, la violenta subida de gente lo empujó contra mi, sus pantalones de gimnasia se pegaron a mis jeans, mi mano le rozo la pija indisimuladamente. El pibe levanto la mirada, mezcla de enojo y sorpresa. Yo no sabia donde meterme, no tenía lugar para maniobrar y la verdad es que me incomodaba un poco andar sobándole el bulto a un borrego que no pasaba de los 18 años, un lunes a la mañana en un subte lleno de gente.
La noche anterior me había quedado dormir en lo de mi primo Martín, que vive en Lanús. Había pasado todo el fin de semana en el sur pelotudeando con los amigos, habíamos ido a un par de boliches por allá el sábado a la noche y como es costumbre me quede hasta el lunes a la mañana para irme a laburar. Martín es más grande que yo, tiene 28 años, juega al futbol profesional en Talleres de Remedios de Escalada y anda siempre con una tropa de pendejas colgadas de la pija.
El pibe disfruta su condición de estrellita de medio-pelo y entra gratarola con sus amigos a todos lados, no falta el alcohol ni las sustancias divertidas. La verdad que pasar los findes con el Tincho me dejan la cabeza en coma y la verga durísima, rebosante de leche, no solo porque no me puedo tocar como me toco en casa, sino porque no se me queda quieta un instante entre tanto gatito barato que nos mueve el culo en todos los boliches y tanto pibe futbolero que entra y sale del departamento de mi primo.
Igual siempre encontramos un minuto de alivio, ya sea una paja rápida en la ducha o un buen petazo de alguna minita amiga y complaciente, que garpa mi primo con sonrisa de ganador. Sin embargo el fin de semana que me crucé por primera vez al pendejo no había hecho nada sexual por cuatro días. Tenia la verga en llamas, la cabeza boleada de la fiesta y mucho sueño atrasado.
Cuando arrancó el tren, el abdomen del pibito se clavaba en mi costado izquierdo, aprisionando mi mano, que se debatía mitad dentro del bolsillo (agarrando con fuerza el celular) y mitad sobre la tela de su pantalón. Creo que la pija se le entró a parar antes que pudiera contar hasta diez y calmarme. El pendejo media 1,66 masomenos, morocho flaquito, jetón, tenia un par de aritos en la cara. Lompas de gimnasia, camperita Nike, gorrita blanca, cara de dormido y un pedazo de verga que se le inflamaba justo sobre mi mano, que ni lenta ni perezosa aprovechó el movimiento del tren para acomodarse a su gusto sobre la entrepierna del pibe.
Estaba claro que a el no le molestaba, en la primer estación pudo haberse corrido hacia los costados y no lo hizo, se pego a mi y me obligó a rotar, por lo que mi verga caliente le quedo a la altura de su bolsillo derecho. Cuando volvimos a avanzar por el túnel, amparado por el disimulo, el pendejo se prendió a tantear mis casi 20 cm de pija que se desplegaban abiertamente por la pernera de mi pantalón. Me miró y lo miré, se clavaron sus pupilas en las mías como jugando una pulseada. Levante imperceptible la ceja derecha y mandé un impulso directo a mi pija, que corcoveó en su mano. Abrió un poco los ojos y sonrió de costado. El pacto entre caballeros estaba cerrado.
Tardamos 10 minutos en llegar a la estación diagonal norte. Bajaron todos, bajamos nosotros, disimulando lo muy al palo que seguíamos estando. Tomó por su lado, yo por el mío, sin embargo nos relojeabamos a lo lejos. Agarró para la línea B, lo seguí, miro para atrás, sonrió disimuladamente. Dimos vueltas, nos cruzamos en un pasillo, me saludó. Se llamaba Darío, tenia 19 recién cumplidos y vivía en glew.
Mientras cruzábamos la nueve de julio le propuse ir a un telo. Yo tenía la mañana libre, entraba a la facultad a las 2 de la tarde y tenia bastante guita. Me dijo que si, que no había problema, el tenia que haber ido a la escuela (estaba terminando el secundario en un instituto), pero que al mediodía tenía que pasar por el laburo de su viejo a buscar guita y a su hermanito.
Eran las 9 de la mañana cuando paré un taxi, le di la dirección del telo que más me gusta, uno cerquita de la facu de medicina. Nos comimos la boca ni bien llegamos a la habitación, empezó a desvestirme con violencia y calentura. Campera, remera, pantalón, llaves, todo por el piso. Me dejo en pelotas y me tiró en la cama.
Yo estaba desnudo y recaliente, la verga me tocaba el ombligo y el pendejo se sacaba despacio las medias, los pantalones y la remera. Se quedó solo con los slips blancos y salto a la cama, se arrodillo delante de mí dejando su verga a centímetros de mi cara y acomodó su trasero justo sobre mi miembro.
Lo miraba embobado, tenía un cuerpo armónico. Pecho definido, pezones chiquitos puntiagudos, de un intenso color bordó, abdomen liso, no marcado pero si muy recto. Caderas huesudas, pelvis prominente. Muy pocos pelos le nacían debajo de la ingle, casi en medio de la pierna. Me volvió loco el color de su piel, era de un dorado uniforme que brillaba con las luces fuertes que prendimos por toda la habitación. Los espejos, muy bien colocados, me permitían verlo desde 3 o 4 ángulos distintos, mi pija se revolucionaba cada vez más cuando me quedaba boludo admirándolo en detalle.
Dijimos poco, palabras cortadas por la calentura. Se tiró encima mío y me comió la boca. Empezamos un franeleo incesante, un movimiento pélvico constante, me manchaba la panza con su lubricante, acomodaba mi verga en medio de sus glúteos, yo deslicé mi mano por su espalda y tiré de su calzón hacia arriba, para que se meta bien adentro de la raya del orto. El espejo del techo me mostro las nalgas entangadas, redondas, perfectas y sin pelo.
De la nada volvió a ponerse de rodillas frente a mí, se saco el slip muy hábilmente. Tenia la pija morocha como el, cabezona y finita. Le rezumaba líquido pre seminal por la cabeza. Me tomo la mano lo paso por todo el glande, llenándome los dedos de esa esencia viscosa. Me agarró la mano y se la llevó a la boca, degustando su propia esencia. Ahí nomas perdí el control, le tome la cabeza y lo impulsé hacia abajo.
-dejate de juegos gatito, comela toda eh- le dije mientras le metía mis 20 cm de la nada en la boca. Se adapto al tamaño y con cara de relajo empezó a mamar. Estaba en la gloria, le cojia la boca con ganas, con fuerza, mientras lo pajeaba y le tocaba los huevos. En una de esas el borrego se saco mi verga y entre jadeos casi grito:
-para animal me estas ahogando. Quiero que te la comas vos hijodeputa. Dale, chupamela.
Me rendí a sus deseos. Cambiamos posiciones y me deje dominar por este machito caliente y su pija, que encontró refugio en mi paladar. Le faltaba experiencia, era atolondrado, me bombeaba demasiado rápido y perdía el ritmo. Tuve que tener mucho cuidado con los dientes para no lastimarlo en su afán por cojerme la boca, pero pudimos disfrutar bastante. Cuando me dejó respirar y en medio de jodas fui deslizando la cara, boca y lenguas hacia atrás, lamiéndole los huevos y la zona cercana al culo, llenando de saliva el nacimiento de sus cachetes. Estábamos en una posición de 69 forzada, por lo que poco a poco me fui deslizando hacia atrás y enterrando mi lengua caliente y mojada en la raya de su orto.
Con este pibe me tome mi tiempo, lo empapé, escupí saliva como un condenado, lo dilate a lengüetazo puro, deje que el sudor de su piel se mezcle con mi saliva y se caliente, fui jugando con los dedos hasta que su apertura anal fue optima.
-sabes que te quiero cojer no?
-para boludo, no me cabe...
-que no te cabe chabon? tenes dos dedos mios adentro y estas gimiendo como perra en celo, flaco, dejame de joder...
-si, tenes razon, me estas haciendo sentir una puta, no se si quiero eso tambien
-tranca man, sos mi machito calenton y solo voy a hacer lo que tengas ganas, sos de mi mismo palo y te respeto gil. Decime la posta, ¿no queres que te garche?
-no se
-ok hacemos algo, probamos a ver como va, si te jode mucho salgo y lo intentas vos... yo tambien estoy caliente y con el culo abierto- el pendejo se había dedicado a meterme dedo a mi lo suficiente como para que mi culo estuviera pidiendo pija, no tanto como el de el que estaba mas dilatado que lo que pensé pero si bastante como para bancarme los 16 cm del pibito.
-además vos sabes que esto es vuelta y vuelta man. Si te dejas me dejo.
-ok dale, pero... ¿puedo ir arriba?
-con una condición-dije mientras le mostraba el forro y el lubricante, aunque parecía innecesario.
-¿cual?
-en realidad dos cosas quiero: uno, que seas todo lo puta que te salga ser. Grita, putea, insulta, pedí pija lo que quieras. Y dos, que mientras te sientes arriba de mi verga me llenes la boca con la tuya. ¿queres?
Me impresiona siempre cuando me cruzo con alguien que conoce su cuerpo y sabe exactamente como hacer que una pija se deslice sin problemas hasta el fondo del orto. El pendejo la tenia clara y por eso pidió ir arriba. Primero se relajo mirando al techo, después se acomodo entre mis piernas y apunto la cabeza de mi verga directa a su culo, se arrodillo y con calma fue apoyando cada vez más. Hasta que entró toda.
Hubo un minuto de inmovilidad. Una risa nerviosa, unos comentarios tontos, un poco de paja y después, señoras y señores que me leen, les juro fue la mejor jineteada que esta poronga tuvo en su vida. El pibe era de plástico, una bandita elástica. Se movió hacia adelante y atrás y les juro fue como si entrara y saliera toda la verga de su culo momento a momento. Saltaba, gemía, gritaba, pedía mas...
-huy cordobes hijodeputa me estas partiendo que buena chota tenes la puta madre dame mas verga hijodeputa cojeme si, mira como me muevo te calienta que sea tu gata? eh? te gusta? sii sabia, dale cordobes dejame que el que te esta cojiendo aca soy yo.
-dale comete toda la verga con esa cola de nena gata que tenes si yo por tu cola me dejo cojer pendejo de mierda dale negrito saltame bien sobre la verga sabes, sentila toda adentro..
Yo me estiraba el cuello, quería chuparle la pija no aguantaba mas, me calentaba mucho esta situación-
-voy a acabar- dije
-para boludo- el pibe se bajo de la pija y me miro- me toca a mi cojerte ahora, dale, ponete en cuatro y acabas mientras te bombeo
-ok pero no te zarpes
Apenas me di vuelta sentí un dedo frio y chorreante de lubricante que me entraba violentamente. A los dos minutos entro el forro, duro, lleno de verga hasta el fondo. Empezó a bombear con timidez, casi con miedo
-si queres que acabe bien cojeme como hombre. Sino salí y acabo con paja
Esas palabras lo transformaron en el macho que yo quería. Había tenido a la putita saltándome en la verga y ahora quería un hombre que me rompa el culo como es debido, la justicia y el equilibrio me dan mucho morbo. Empezó a bombear desaforado, roja la cara, dura la verga entraba y salía, me pajeaba con una mano y con la otra me hundía la cara en la almohada
-¿la sentís no negro puto? viste lo gatita que era y como te garcho ahora no? que lindo que rico culo tenes cordobés que bueno estas chabón
-metela hasta el fondo y acabo
-dale yo también
-si te gusta gritá
Fue algo que me arrepentí de decir, porque el grito que pego el pendejo cuando acabo me dejo medio sordo. Se unió en sincronía con mi descarga gigante de wasca, que cayo en la cama y llegó hasta casi la cabecera. El pendejo bombeó tres veces mas, la enterró hasta el fondo y cuando sintió que mi leche se escapaba de mi verga y fluía por su mano pegó un grito de guerra y me lleno el fondo del orto de leche tibia, que pude sentir aun encerrada en el forro.
La noche anterior me había quedado dormir en lo de mi primo Martín, que vive en Lanús. Había pasado todo el fin de semana en el sur pelotudeando con los amigos, habíamos ido a un par de boliches por allá el sábado a la noche y como es costumbre me quede hasta el lunes a la mañana para irme a laburar. Martín es más grande que yo, tiene 28 años, juega al futbol profesional en Talleres de Remedios de Escalada y anda siempre con una tropa de pendejas colgadas de la pija.
El pibe disfruta su condición de estrellita de medio-pelo y entra gratarola con sus amigos a todos lados, no falta el alcohol ni las sustancias divertidas. La verdad que pasar los findes con el Tincho me dejan la cabeza en coma y la verga durísima, rebosante de leche, no solo porque no me puedo tocar como me toco en casa, sino porque no se me queda quieta un instante entre tanto gatito barato que nos mueve el culo en todos los boliches y tanto pibe futbolero que entra y sale del departamento de mi primo.
Igual siempre encontramos un minuto de alivio, ya sea una paja rápida en la ducha o un buen petazo de alguna minita amiga y complaciente, que garpa mi primo con sonrisa de ganador. Sin embargo el fin de semana que me crucé por primera vez al pendejo no había hecho nada sexual por cuatro días. Tenia la verga en llamas, la cabeza boleada de la fiesta y mucho sueño atrasado.
Cuando arrancó el tren, el abdomen del pibito se clavaba en mi costado izquierdo, aprisionando mi mano, que se debatía mitad dentro del bolsillo (agarrando con fuerza el celular) y mitad sobre la tela de su pantalón. Creo que la pija se le entró a parar antes que pudiera contar hasta diez y calmarme. El pendejo media 1,66 masomenos, morocho flaquito, jetón, tenia un par de aritos en la cara. Lompas de gimnasia, camperita Nike, gorrita blanca, cara de dormido y un pedazo de verga que se le inflamaba justo sobre mi mano, que ni lenta ni perezosa aprovechó el movimiento del tren para acomodarse a su gusto sobre la entrepierna del pibe.
Estaba claro que a el no le molestaba, en la primer estación pudo haberse corrido hacia los costados y no lo hizo, se pego a mi y me obligó a rotar, por lo que mi verga caliente le quedo a la altura de su bolsillo derecho. Cuando volvimos a avanzar por el túnel, amparado por el disimulo, el pendejo se prendió a tantear mis casi 20 cm de pija que se desplegaban abiertamente por la pernera de mi pantalón. Me miró y lo miré, se clavaron sus pupilas en las mías como jugando una pulseada. Levante imperceptible la ceja derecha y mandé un impulso directo a mi pija, que corcoveó en su mano. Abrió un poco los ojos y sonrió de costado. El pacto entre caballeros estaba cerrado.
Tardamos 10 minutos en llegar a la estación diagonal norte. Bajaron todos, bajamos nosotros, disimulando lo muy al palo que seguíamos estando. Tomó por su lado, yo por el mío, sin embargo nos relojeabamos a lo lejos. Agarró para la línea B, lo seguí, miro para atrás, sonrió disimuladamente. Dimos vueltas, nos cruzamos en un pasillo, me saludó. Se llamaba Darío, tenia 19 recién cumplidos y vivía en glew.
Mientras cruzábamos la nueve de julio le propuse ir a un telo. Yo tenía la mañana libre, entraba a la facultad a las 2 de la tarde y tenia bastante guita. Me dijo que si, que no había problema, el tenia que haber ido a la escuela (estaba terminando el secundario en un instituto), pero que al mediodía tenía que pasar por el laburo de su viejo a buscar guita y a su hermanito.
Eran las 9 de la mañana cuando paré un taxi, le di la dirección del telo que más me gusta, uno cerquita de la facu de medicina. Nos comimos la boca ni bien llegamos a la habitación, empezó a desvestirme con violencia y calentura. Campera, remera, pantalón, llaves, todo por el piso. Me dejo en pelotas y me tiró en la cama.
Yo estaba desnudo y recaliente, la verga me tocaba el ombligo y el pendejo se sacaba despacio las medias, los pantalones y la remera. Se quedó solo con los slips blancos y salto a la cama, se arrodillo delante de mí dejando su verga a centímetros de mi cara y acomodó su trasero justo sobre mi miembro.
Lo miraba embobado, tenía un cuerpo armónico. Pecho definido, pezones chiquitos puntiagudos, de un intenso color bordó, abdomen liso, no marcado pero si muy recto. Caderas huesudas, pelvis prominente. Muy pocos pelos le nacían debajo de la ingle, casi en medio de la pierna. Me volvió loco el color de su piel, era de un dorado uniforme que brillaba con las luces fuertes que prendimos por toda la habitación. Los espejos, muy bien colocados, me permitían verlo desde 3 o 4 ángulos distintos, mi pija se revolucionaba cada vez más cuando me quedaba boludo admirándolo en detalle.
Dijimos poco, palabras cortadas por la calentura. Se tiró encima mío y me comió la boca. Empezamos un franeleo incesante, un movimiento pélvico constante, me manchaba la panza con su lubricante, acomodaba mi verga en medio de sus glúteos, yo deslicé mi mano por su espalda y tiré de su calzón hacia arriba, para que se meta bien adentro de la raya del orto. El espejo del techo me mostro las nalgas entangadas, redondas, perfectas y sin pelo.
De la nada volvió a ponerse de rodillas frente a mí, se saco el slip muy hábilmente. Tenia la pija morocha como el, cabezona y finita. Le rezumaba líquido pre seminal por la cabeza. Me tomo la mano lo paso por todo el glande, llenándome los dedos de esa esencia viscosa. Me agarró la mano y se la llevó a la boca, degustando su propia esencia. Ahí nomas perdí el control, le tome la cabeza y lo impulsé hacia abajo.
-dejate de juegos gatito, comela toda eh- le dije mientras le metía mis 20 cm de la nada en la boca. Se adapto al tamaño y con cara de relajo empezó a mamar. Estaba en la gloria, le cojia la boca con ganas, con fuerza, mientras lo pajeaba y le tocaba los huevos. En una de esas el borrego se saco mi verga y entre jadeos casi grito:
-para animal me estas ahogando. Quiero que te la comas vos hijodeputa. Dale, chupamela.
Me rendí a sus deseos. Cambiamos posiciones y me deje dominar por este machito caliente y su pija, que encontró refugio en mi paladar. Le faltaba experiencia, era atolondrado, me bombeaba demasiado rápido y perdía el ritmo. Tuve que tener mucho cuidado con los dientes para no lastimarlo en su afán por cojerme la boca, pero pudimos disfrutar bastante. Cuando me dejó respirar y en medio de jodas fui deslizando la cara, boca y lenguas hacia atrás, lamiéndole los huevos y la zona cercana al culo, llenando de saliva el nacimiento de sus cachetes. Estábamos en una posición de 69 forzada, por lo que poco a poco me fui deslizando hacia atrás y enterrando mi lengua caliente y mojada en la raya de su orto.
Con este pibe me tome mi tiempo, lo empapé, escupí saliva como un condenado, lo dilate a lengüetazo puro, deje que el sudor de su piel se mezcle con mi saliva y se caliente, fui jugando con los dedos hasta que su apertura anal fue optima.
-sabes que te quiero cojer no?
-para boludo, no me cabe...
-que no te cabe chabon? tenes dos dedos mios adentro y estas gimiendo como perra en celo, flaco, dejame de joder...
-si, tenes razon, me estas haciendo sentir una puta, no se si quiero eso tambien
-tranca man, sos mi machito calenton y solo voy a hacer lo que tengas ganas, sos de mi mismo palo y te respeto gil. Decime la posta, ¿no queres que te garche?
-no se
-ok hacemos algo, probamos a ver como va, si te jode mucho salgo y lo intentas vos... yo tambien estoy caliente y con el culo abierto- el pendejo se había dedicado a meterme dedo a mi lo suficiente como para que mi culo estuviera pidiendo pija, no tanto como el de el que estaba mas dilatado que lo que pensé pero si bastante como para bancarme los 16 cm del pibito.
-además vos sabes que esto es vuelta y vuelta man. Si te dejas me dejo.
-ok dale, pero... ¿puedo ir arriba?
-con una condición-dije mientras le mostraba el forro y el lubricante, aunque parecía innecesario.
-¿cual?
-en realidad dos cosas quiero: uno, que seas todo lo puta que te salga ser. Grita, putea, insulta, pedí pija lo que quieras. Y dos, que mientras te sientes arriba de mi verga me llenes la boca con la tuya. ¿queres?
Me impresiona siempre cuando me cruzo con alguien que conoce su cuerpo y sabe exactamente como hacer que una pija se deslice sin problemas hasta el fondo del orto. El pendejo la tenia clara y por eso pidió ir arriba. Primero se relajo mirando al techo, después se acomodo entre mis piernas y apunto la cabeza de mi verga directa a su culo, se arrodillo y con calma fue apoyando cada vez más. Hasta que entró toda.
Hubo un minuto de inmovilidad. Una risa nerviosa, unos comentarios tontos, un poco de paja y después, señoras y señores que me leen, les juro fue la mejor jineteada que esta poronga tuvo en su vida. El pibe era de plástico, una bandita elástica. Se movió hacia adelante y atrás y les juro fue como si entrara y saliera toda la verga de su culo momento a momento. Saltaba, gemía, gritaba, pedía mas...
-huy cordobes hijodeputa me estas partiendo que buena chota tenes la puta madre dame mas verga hijodeputa cojeme si, mira como me muevo te calienta que sea tu gata? eh? te gusta? sii sabia, dale cordobes dejame que el que te esta cojiendo aca soy yo.
-dale comete toda la verga con esa cola de nena gata que tenes si yo por tu cola me dejo cojer pendejo de mierda dale negrito saltame bien sobre la verga sabes, sentila toda adentro..
Yo me estiraba el cuello, quería chuparle la pija no aguantaba mas, me calentaba mucho esta situación-
-voy a acabar- dije
-para boludo- el pibe se bajo de la pija y me miro- me toca a mi cojerte ahora, dale, ponete en cuatro y acabas mientras te bombeo
-ok pero no te zarpes
Apenas me di vuelta sentí un dedo frio y chorreante de lubricante que me entraba violentamente. A los dos minutos entro el forro, duro, lleno de verga hasta el fondo. Empezó a bombear con timidez, casi con miedo
-si queres que acabe bien cojeme como hombre. Sino salí y acabo con paja
Esas palabras lo transformaron en el macho que yo quería. Había tenido a la putita saltándome en la verga y ahora quería un hombre que me rompa el culo como es debido, la justicia y el equilibrio me dan mucho morbo. Empezó a bombear desaforado, roja la cara, dura la verga entraba y salía, me pajeaba con una mano y con la otra me hundía la cara en la almohada
-¿la sentís no negro puto? viste lo gatita que era y como te garcho ahora no? que lindo que rico culo tenes cordobés que bueno estas chabón
-metela hasta el fondo y acabo
-dale yo también
-si te gusta gritá
Fue algo que me arrepentí de decir, porque el grito que pego el pendejo cuando acabo me dejo medio sordo. Se unió en sincronía con mi descarga gigante de wasca, que cayo en la cama y llegó hasta casi la cabecera. El pendejo bombeó tres veces mas, la enterró hasta el fondo y cuando sintió que mi leche se escapaba de mi verga y fluía por su mano pegó un grito de guerra y me lleno el fondo del orto de leche tibia, que pude sentir aun encerrada en el forro.
21 comentarios - Los Cuentos del Cordobés II: el pendejo (relato gay)
Qué buen relato chabón! Te felicito! Te daría (puntos) pero aún soy novato.
Me encanta como se montaron como perros alzados.
Lo voy a tener en cuenta cuando viaje en subte.
Date la vuelta... por mis post! 😀 😀
Y como dijo el amigo poringuero de más arriba.. acabé de leer este y acabé!!!
Me encantaron TODOS...
Pero ahora quiero saber como está la relación con Nacho... 😉
Saludos
saludos pibe y espero el proximo con muchas ganas.
COnstestame y pasamos msn por privaado si qres.
Excelente, por suerte lo descubrí 🔥
😉 🤤 🤤
ME ECE UNO PENSANDO EN VOS Y EL PENDEJO
ABRAZO
RAFALE