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Con mi Tia perdí mi virginidad

Siempre he sido una mujercita muy calentona, pero muy tímida al mismo tiempo, soy la única hija mujer de mi familia, hoy tengo 18 años, me llamo María Natalia, soy morenita, delgada, con unas tetitas medianas y firmes, un culito respingado que es mi orgullo, tengo 2 hermanos mayores que yo, uno de 23 y el otro de 27 casado ya. Me gustaba bañarme con mi madre, una mujer de 48 años bastante bien conservada, con unas tetas enormes y una concha muy peluda, obviamente una mujer muy conservadora en cuanto a la educación sexual, cuando le preguntaba algo me contestaba con evasivas. No se si por ignorancia o por vergüenza, además en mi ciudad (Santa Cruz – Bolivia) la gente aun conserva la educación de sus ancestros en cuanto al sexo.

Como soy la única hija mujer soy muy cuidada, tanto por mis padres como por mis hermanos, aun hasta la fecha de hoy tengo que dar explicaciones de donde voy y con quien, pero cuando estoy sola en mi cuarto doy desate a mis deseos satisfaciéndome con unas pajas fenomenales. Era una experta en acariciarme mi conchita con los dedos y correrme acariciándome el clítoris, empecé primero a meterme un dedo, como tengo las uñas bien cortas no tuve problema de lastimarme. Una vez en mis travesuras encontré unas revistas porno en el cuarto de mi hermano menor, quedé impresionada al ver esas vergas enormes entrando en las conchas de las chicas de la revista, me calenté tanto que ese mismo momento me masturbé en el cuarto de mi hermano, cada vez que podía me escapaba a su cuarto para ver las revistas, sabía que mi himen ya estaba roto porque llegué a meterme hasta tres dedos hasta donde podía en mi conejito.

Pero mi mayor experiencia fue con mi tía Carmen, hermana menor de mi padre, de 31 años, con un cuerpazo de infarto, siempre liberal y fresca como una lechuga, la verdad era mi idolatría estar con ella hasta el día de hoy, no es muy del agrado de mi madre porque dice que es una revolcona. Soltera, linda, consigue los hombres que quiere. Siempre que podíamos nos encerrábamos a charlar en mi cuarto para que no escuchen mis padres, le preguntaba un sinfín de cosas, ella me comentaba sus aventuras, yo me calentaba un montón de escucharla, me parece que se daba cuenta porque cuando se iba me decía: -Te dejo sola para que disfrutes mis historias – entonces yo quedaba a merced de mis dedos que hacían de mi concha un festín.

En una oportunidad me invitaron a una fiesta de cumpleaños de una amiga, yo tenía 17 años, mi madre quería que vaya con mi hermano, pero este se negó a acompañarme, mi tía se ofreció a llevarme aprovechando que la mamá de mi amiga era muy amiga suya, a regañadientes mi madre me dejó ir porque me iba a quedar a dormir en la casa de mi tía.

Me recogió de mi casa, estaba despampanante, con una mini matadora y una blusita pegada al cuerpo que hacía notar la dureza de sus pechos, ella me ayudó a escoger mi vestuario para esa noche, me puse una mini blanca con un top celeste y sin sostén, mi ropa interior era un bikini diminuto color blanco, no uso de otro color, que se metía entre mis nalgas, unos tacos un poco altos que con mis 1.69 mts. me hacían un mujerón, estaba radiante.

Llegamos a la fiesta y rápidamente me enrolé con mis amigos y amigas y comencé a bailar, modestia aparte soy muy buena bailarina, le verdad que no había ningún chico que me gustara o por lo menos me atrajera, así que bailaba con todos los que me invitaban, a eso de la 1:00 de la noche un poco cansada y con una sed bárbara me voy donde estaba mi tía con un grupo de amigos mayores, estaban tomando ron y me ofrece un poco pero no me gustó, quería algo más frío y me invitan cerveza, me interesó su charla así que me quedé con ellos y no volví a la pista de baile, seguí tomando cerveza y como no estoy acostumbrada al alcohol rápidamente me sentí mareada, mi tía lo notó y un poco más tarde me dijo que nos fuéramos porque yo ya estaba ebria, salimos y nos dirigimos a su carro, en toda mi borrachera jamás perdí la noción de lo que pasaba a mi alrededor…

Sentada en el asiento del acompañante mi falda se subió mostrando mi tanguita, no me importó en lo más mínimo, total estaba con mi tía, ella se dio cuenta de aquello y noté que no me sacaba los ojos de encima, me empezó a preguntar si tenía novio, acá le decimos cortejo, si ya había tenido relaciones sexuales, a todo yo le respondía que no, a ella también se le notaba el efecto de los tragos que había tomado, conducía muy despacio por temor a un accidente, entonces me dijo que tenía unas piernas lindas, lentamente me rozaba con sus dedos, me comenzó a acariciar la cabeza que estaba inclinada hacia su lado, luego su mano bajó un tanto hasta mis hombros, eso me comenzó a gustar, me acariciaba mi mejilla, después su mano bajó hasta la palanca de cambio de velocidades y su mano se posó en mi pierna y me comenzó a acariciar, instintivamente abrí un poco mis piernas dándole señal que me gustaban sus caricias, ella pregunta:

- ¿Te molesta? – Mmmmm no tía.

Su mano se metió entre mis piernas y llegó fácilmente a mi calzoncito que ya empezaba a emanar sus primeros jugos, ella sintió esto y pone una cara como de alegría al saber que yo correspondía a sus caricias, metió un dedo por debajo del elástico de mi calzón y se topó con mis pelitos, apartó a un lado mi calzón y quedó mi concha libre y a su disposición, al sentir sus dedos en mi concha yo arqueé mi cuerpo hacia delante, encontró mi clítoris y me lo masajeó suavemente, abrí mis ojos y pude ver que su falda también se había subido por sus muslos, dejando ver unos bikinis negros que contrastaban con su piel blanca. ¿Quieres tocarme? Me pregunta.

Sin responder a su pregunta alargué mi mano hasta su entrepierna y le acaricié su concha por encima del calzón, ella retira su mano de mi conejito y presiona la mía contra su concha dejando escapar un suspiro de placer, se acerca a mi y me besa en la boca yo respondo s su beso abriendo la mía y dejando que su lengua se entrelacé con mi lengua, eran sensaciones extrañas la mujer que desde hace mucho tiempo me excitaba con sus historias ahora me estaba besando, y lo más excitante yo era (soy) su sobrina. Apuró la marcha del coche para llegar más rápido a su casa donde no me imaginaba lo que me esperaba.

Llegamos a su casa y al entrar al jardín me agarra por la cintura y me acerca a su cuerpo, me besa nuevamente con una pasión desenfrenada, nadie me había besado así, quería comerse mis labios, yo le respondí de la misma manera, empieza a acariciarme el culo por encima de la falda, la sube y mete su mano, como mi bikini era solamente un hilo que entraba entre mis nalgas, no tuvo problemas para encontrar mi ano rápidamente, nos metemos a la casa y en la sala nos tumbamos en un sillón grande, me sigue besando la boca, luego el cuello, me comienza a sacar mi top y mis pechos firmes quedan frente a ella, empieza a besarlos, a chuparlos, a pellizcarlos con sus labios, me estaba poniendo a mil, ella me susurra suavemente.

- Sos tan linda bebé, siempre tuve ganas de hacer esto contigo. – Yo también tía, me volvés loca. – Que tetitas lindas tiene mi bebé…- Son todas tuyas tía…

Seguía chupando mis tetas, me sentía en la gloria, mientras me masajeaba las tetas con los labios con sus manos me sacó la falda quedándome solo con mi tanguita blanca.

- Tenés un cuerpo de diosa – me dijo…

Sus labios empezaron a bajar por mi vientre y llegaron hasta mi tanguita, me la guitó de un solo jalón, antes que llegue a mi conchita yo tuve mi primer orgasmo de la noche, era la primera vez que alguien ajeno a mi exploraba mi cuerpo.

- ¡Huy! Estás recaliente bebé.

Me encantó que me dijera bebé, siguió hurgando con sus labios mis pelitos y llegó al lugar que buscaba, se retiró un momento y observó mi concha abriendo mis labios vaginales con sus dedos.

- Y esta conchita virgen, ¿es para mi? – preguntó. – Siiiiiiii tía es toda tuya, podes hacer con ella lo que quieras.

Cuando sentí de nuevo su lengua en mi concha me sentí morir, eran oleadas de placer que me tenían más borracha que el alcohol que había ingerido, me chupaba los labios vaginales y subió hasta mi clítoris que estaba hinchadísimo de tanto placer que estaba recibiendo, me comenzó a meter un dedo, sus dedos eran largos, más largos que los míos, mientras su lengua jugaba con mi clítoris su dedo entraba y salía de mi concha, le agarré la mano y guíe dentro de mi concha dos dedos más, ahora eran 3 dedos que entraban y salían y su lengua en mi clítoris tuve un segundo orgasmo más fuerte que el primero.

Se levantó y pensé que había terminado todo, pero me equivoqué, se desnudó, realmente su cuerpo era infartante, sus tetas eran perfectas, dejó su tanguita negra para lo último, se la quitó lentamente como haciéndome un streep tease, me dio la espalda y se agachó dejándome ver su culo y su concha, esto era un espectáculo fuera de serie.

- Ahora te toca a vos – me dijo Se recostó en el sofá y me atrajo hacia ella, empezamos a besarnos y me comenzó a empujar despacito hacia sus tetas, llegue hasta ese para de pechos me me enloquecía y comencé a chuparlos primero despacio y luego con más fuerza, la mordía, la besaba, la chupaba, tenia unos pezones duros rodeados por una aureola rosada que los hacían más hermosos, al ratp comenzó a gemir.

- Mmmmmm, que rico mi amor, seguí así bebé, que rico amor, así bebé chúpale las tetas a tu tía.

Me siguió empujando para abajo hasta que llegué a su concha, antes de posar mis labios en ella le metí un dedo, estaba recontra mojada, mi dedo entró como si nada y luego otro, así me acerque y comencé a chupar su concha, tenía un olor fuerte pero agradable, más fuerte que la mía, subí con mis labios y encontré su botoncito hinchado, lo chupé despacio, era un clítoris grande como un pene pequeño, me empujaba la cabeza contra su concha, en ratos me faltaba la respiración, sus gemidos se convirtieron en gritos, – Aaaaahhhhhhh, así bebé, más fuerte amor. Sus convulsiones eran impresionantes, le vinieron una serie de orgasmos continuos fuertísimos que me calentaron aún más.
El haber hecho terminar a mi tía me dejó a mil, con mi concha que echaba fuego de caliente, subí hasta su boca y la hice probar sus propios jugos.

- Mmmmm mi bebé quiere más guerra, ven vamos a mi cuarto te tengo una sorpresa para vos – me dice.

Llegamos a su dormitorio, tenía una cama amplia, me recuesto en la misma, estaba arrechísima, comienzo a acariciarme y a meterme mis dedos, mi tía va hacia su guarda ropa y saca un pequeño maletín, no entendía que era, saca dos penes de goma y me los enseña, quedo con la boca abierta, no sabía que ella usaba aquello. Uno era más o menos pequeño, de unos 15 cm. El otro era enorme de unos 22 cm. y grueso y estaba pegado a un calzón de cuerina.

- Son para mis noches solitarias, ¿Querés probar? – ¿No me van a lastimar? – No mi bebé, lo voy a hacer con mucho cariño con este más pequeño, si querés te enseño como es. Me lo meto yo primero para que veas que no lastima.

En el estado que yo estaba aceptaba cualquier cosa. Sacó del mismo maletín una pomada, era lubricante vaginal. Me comenzó nuevamente a chupar mis tetas hasta que me dolían de tanta chupada, bajó hasta mi concha y me chupó nuevamente mi clítoris, volví a tener otro orgasmo, agarró el consolador más pequeño y lo untó con lubricante, lo colocó en la entrada de mi concha y comenzó a empujarlo dentro de mi, fue entrando despacio, lo sacaba y volvía a empujar cada vez más dentro, me sentía morir, una verga artificial me estaba rompiendo, me estaba desvirgando, no me dolía para nada, agarré su mano para sentir hasta donde había entrado y deduje que faltaba muy poco, le presioné la mano y me lo metí todo de un empujón, comencé a gemir como nunca, ella empezó a meter y sacar, primero despacio, después con fuerza, ya no gemía sino gritaba y aullaba como poseída, era lo máximo, nunca antes había sentido tanto placer, en el extremo posterior del aparato tenía un botón rojo que al girarlo comenzó a vibrar dentro de mi, sentía corrientes dentro de mi concha, me hizo agarrarlo con la mano y yo misma lo metía y lo sacaba, me estaba cogiendo yo misma, tuve otro orgasmo más, se acercó de nuevo y me lo retiró de mi concha.

- Ahora te voy a coger mi amor, vas a ver como tu tía te parte en dos con su enorme pija.

Se había colocado el calzón con el consolador enorme y estaba dispuesta a metérmelo, me abrió las piernas, las abrí lo más que pude para facilitarle la entrada, comenzó a empujar mientras me besaba en la boca, el cuello, sentí como esa vergota de goma fue entrando abriéndose camino por mis virginales labios vaginales que se estiraron al máximo, parecían que se iban a romper, sentí un dolor muy fuerte que me hizo gritar, pero ella siguió empujando, palpé con mi mano y comprobé que recién había entrado la mitad.

- Ya no más tía, me duele.

Ella no hizo caso, es más, dio un empujón más fuerte que me la metió hasta el fondo, mi vista se nublo por un instante, grité, sentía que estaba partiendo en dos, ella se quedó quieta, sin moverse, besándome el cuello, poco a poco mi conchita se fue acostumbrando a aquel monstruo de goma y el dolor fue despareciendo, le devolví los besos y comencé a mover mis caderas, ella comenzó a moverse lentamente metiendo y sacando y me decía:

- ¿Te gusta bebé? Tu tía te esta cogiendo como a una putita, ¿te gusta mi pija? – Siiiii tía, me encanta. – Sabía que te iba a gustar arrechita de mierda, ya vas a tener una pija de verdad, pero de esta no te vas a olvidar nunca. – Si tiiiiaa… Me estaba cogiendo con fuerza, en esa posición me tuvo durante unos 15 min. Colocó mis piernas en sus hombros, sentía esa vergota que entraba hasta mi ombligo.

Me la sacó y me puso de 4 patas como a una perrita, yo pensé que me la iba a meter por el culo, a esas alturas yo no oponía resistencia a nada, me la metió por la concha y con una mano masajeaba mi culito, me metió un dedo y luego otro, yo chillaba como loca, mi culo era el único lugar que yo no había tocado ni metida nada, con sus dedos me lo estaba inaugurando, metía y sacaba los dedos de el culo al compás que me cogía por mi concha, agarró el otro consolador y lo enfiló en mi dilatado agujerito trasero, empezó a introducírmelo, sentí un pequeño dolor como un desgarre leve, no lo costó mucho trabajo enterrármelo hasta dentro, tenía dos vergas de goma dentro de mi cuerpo, uno enorme dentro de mi concha y otro más pequeño en el culo, empecé a tener una serie de orgasmo fuertísimos que me dejaron muerta.

Se quitó el calzón con el consolador y me ordenó que me lo pusiera yo, que no la podía dejar así, me enseñó para que se lo metiera y me guió entre sus piernas, al principio mis movimientos eran torpes, pero pronto agarré ritmo y empecé a moverme más coordinadamente, no tardó mucho en correrse como loca, me tumbó de espaldas y se montó a horcajadas sobre mi, se tragó la verga hasta el fondo, subía y bajaba hasta que tuvo otra serie de orgasmos más, eran las 5 de la mañana y mi tía gritaba como si la estuvieran degollando, se bajó de mi y quedamos tendidas en la cama. Se acerca a mí y me dice:

- Mañana no vas a regresar a tu casa, vamos a tirar todo el día, de tus padres yo me encargo, te tengo otra sorpresa. – Si mi amor, lo que vos desees.

Ahora ella era mi amor, mi sueño se había hecho realidad de la manera menos esperada, la tía que tanto admiraba me había cogido, me rompió, ahora no era solamente mi tía era mi amante. Lo del otro día es otra historia igual o más placentera que esta que les acabo de contar. Esta historia es verdadera, los nombres no son ficticios, mi tía me enseño de este lugar para contarla y me ayudó a escribirla, es escritora en un diario local.

Autora: María Natalia
Fuente: Marquesse

7 comentarios - Con mi Tia perdí mi virginidad

maf80
quiero la segunda parte me dajesta con la pija dura como una mastil lista para romoperte la colita
betolopi
maf80 dijo:quiero la segunda parte me dajesta con la pija dura como una mastil lista para romoperte la colita

no se si lo notaste, pero es un hombre el que escribio este post.....
sergiotonym
que rico relato me excita me gusta cuando dos mujeres tienen sexo, soy de santa cruz tambien